7ª semana del Tiempo Ordinario, jueves

Años impares

Si 5, 1-10: No tardes en volver al Señor. No hay que fiarse de las riquezas ni de las apariencias exteriores. Es necesario por encima de todo dar de lado a los razonamientos engañosos sobre las consecuencias del pecado.Hay dos formas de presunción: la confianza arrogante del hombre en las riquezas y el poder que acumula, y la presunción de apoyarse en la misericordia de Dios para seguir pecando. Es algo increíble, pero hasta ahí llega la miseria del hombre. Comenta San Agustín:" No queráis ahogar con las codicias y cuidados seculares la buena semilla que nuestro ministerio va sembrando en vosotros. Sed tierra buena... Hoy me dirijo a la cizaña; también hay ovejas que son cizaña. ¡Oh, cristianos malos! Con vuestro número y mala vida oprimís a la Iglesia. Corregíos antes de que llegue la siega. "No digáis: pequé, ¿y qué me ha sucedido?" (Si 5, 4). Dios no ha perdido su potencia, pero exige de ti la penitencia. Esto lo digo a los malos, aunque son cristianos " (Sermón 73, 3).-El Salmo 1 nos ofrece una meditación adecuada a la lectura anterior: " Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos, sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. Será como un árbol plantado al borde que la acequia; da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal ".

Años pares

St 5, 1-6: El jornal defraudado a los obreros está clamando contra vosotros ante el Señor. El apóstol advierte a los ricos sobre lo precario de sus bienes materiales, y les pide que recuerden el juicio de Dios, ante el que han de dar cuenta. San León Magno dice:" Amar la justicia no es otra cosa sino amar a Dios. Y como este amor de Dios va siempre unido al amor que se interesa por el bien del prójimo, el hambre de justicia se ve acompañada de la virtud de la misericordia " (Sermón 95).Y San Gregorio Magno: " Si queréis, dejáis lo que tenéis, aun reteniéndolo, siempre que administréis lo temporal aspirando con toda vuestra alma hacia lo eterno " (Homilías sobre los Evangelios 36).- Las apariencias engañan. Los que parece que lo poseen todo y de todo disfrutan, están muchas veces pobres, miserables y orientados a la propia destrucción. Es lo que medita el Salmo 48, exhortando a no poner la confianza en el dinero: " Éste es el camino de los confiados, el destino de los hombres satisfechos: son un rebaño para el abismo; se desvanece su figura, y el abismo es su casa. Pero, a mí Dios me salva, me saca de las garras del abismo y me lleva consigo. No te preocupes si se enriquece un hombre y aumenta el fasto de su casa; cuando muera no se llevará nada, su fasto bajará con él. Aunque en vida se felicitaba: "ponderan lo bien que lo pasas", irá a reunirse con sus antepasados, que no volverán nunca a la luz ".Oigamos a San Basilio:" Se ven gentes que arrojan sus fortunas a los luchadores, a los comediantes, a repugnantes gladiadores, en los teatros, por la gloria de un momento y por ruidoso aplauso del pueblo. Y a ti ¿te preocuparán unos gastos con los que puedes ganar una gloria tan grande? Será Dios el que te aplaudirá, serán los ángeles los que te aclamarán, serán todos los hombres que han existido desde la creación los que celebrarán tu dicha: recibirás una gloria imperecedera, una corona de justicia: el Reino de los cielos, tal será el premio que tú recibirás por haber administrado bien tus bienes perecederos " (Homilía sobre la caridad).

Evangelio

Mc 9, 40-49: Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al abismo. Cristo hace resaltar la gravedad del escándalo, que el discípulo debe evitar cueste lo que cueste. Estar con Cristo supone estar con todos los hombres. Su amor lleva siempre a una solidaridad humana. Todo amor al Señor y al prójimo se han de traducir en un espíritu de servicio a todos. Hay que sacrificar todo al Amor divino. Hay que hacer un sacrificio agradable a Dios. El discípulo de Cristo y candidato al Reino ha de ser despiadado consigo mismo, si advierte que existe en él un obstáculo que impide el fin para el que ha sido llamado por Dios desde toda la eternidad. San Basilio hablaba así a los jóvenes: " No hay que buscar lo superfluo, ni se debe mimar al cuerpo más de lo necesario, para que sirva al alma... Si un cuidado excesivo del cuerpo es nocivo y perjudicial para el alma, es una locura manifiesta servirle y mostrarse sumiso a él " (Discurso a los jóvenes).