15ª semana del Tiempo Ordinario, martes

Años impares

Ex 2, 1-15: Cuando creció fue a donde estaban sus hermanos. Manifestación de la protección providencial de Dios con respecto a Moisés y a su pueblo elegido. El futuro liberador del pueblo ha sido él mismo un " liberado "; el verdadero conductor del pueblo es el que ha vivido lo que propone a los demás. Dios tiene compasión de su pueblo elegido. Comenta Orígenes:

" No se ha de pensar acerca de Dios según criterios humanos, pues no tenemos una naturaleza tal que, por sus propias fuerzas, pueda elevarse al conocimiento de las cosas celestiales. De Dios mismo se ha de aprender lo que se ha de entender acerca de Dios, pues no se le conoce sino cuando Él mismo se ha dado a conocer. Aunque alguno tenga una instrucción completa en la ciencia secular y lleve una vida honesta, estas cosas serán de provecho para satisfacción interior. Pero no pueden alcanzar el conocimiento de Dios.

" Moisés había sido adoptado como hijo de la reina (Ex 1, 10) e instruido en todas las ciencias de los egipcios... Y cuando había dejado Egipto y era pastor en la tierra de Madián, mientras miraba el fuego que ardía en la zarza sin que ésta se consumiera, oyó a Dios, le preguntó su nombre y conoció su naturaleza: pues todas estas cosas acerca de Dios no hubieran podido ser conocidas más que por su medio mismo. Por tanto, no se debe hablar de modo distinto de como Él mismo ha hablado de Sí, para que nosotros le entendiéramos " (Sobre el Éxodo, 3).

– Con el Salmo 68 proclamamos: Humildes, buscad al Señor y revivirá vuestro corazón. Estamos ante una súplica impresionante para que Dios socorra al que se encuentra abandonado, y salve del borde de la muerte al que es objeto de persecución mortal, como en la lectura anterior lo estuvo Moisés. El justo no deja de confiar en el Señor, aun en situaciones extremas, sino que espera confiadamente verse libre de sus perseguidores. En el Nuevo Testamento se aplica este Salmo a Cristo (Jn 2, 17;Jn 15, 23-25; Jn 19, 28-30)... Por esos numerosos testimonios los Santos Padres fueron unánimes en considerar mesiánico este Salmo. Siete veces aparece citado por San Agustín en sus sermones. En uno de ellos dice:

" Antes de su pasión, cuando, con referencia a la misma, da ejemplo de humildad según la carne. Se enardecieron contra Él las olas del mar y a ellas cedió de grado por nosotros. Para que se cumpliera la profecía, dijo: "Llegué a la profundidad del mar, y la tempestad me sumergió" (Sal 68, 3). No repudió los testigos falsos, ni el clamor tumultuoso de los que gritaban: "Sea crucificado". No reprimió con su poder, sino que toleró con su paciencia los corazones rabiosos y las bocas de los furiosos. Le hicieron cuanto quisieron, pues se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Mas, cuando resucitó de entre los muertos tenía que orar a solas por los discípulos recogidos en la Iglesia, como en una barquilla, sostenidos por la fe en su cruz como en un madero, sacudidos por las tentaciones de este siglo como por el oleaje del mar. Y entonces comenzó a ser honrado su nombre también en este siglo, en el que fue despreciado, acusado y asesinado ".

Este salmo nos muestra la angustia de Cristo en la pasión y su confianza en el Padre: " Me estoy hundiendo en un cieno profundo, y no puedo hacer pie; he entrado en la hondura del agua, me arrastra la corriente... Pero el Señor escucha a los pobres, no desprecia a sus cautivos ".

Años pares

Is 7, 1-9: Si no creéis no subsistiréis. El Señor tranquiliza a Ajab, rey de Judá, cuyo reino se ve atacado por los pueblos circundantes. Se invita al rey a un acto de fe en la existencia divina. Dios está presente, incluso en medio de las catástrofes y de los conflictos sociales. Es necesario tener fe, no obstante las contradicciones, las pruebas, los fracasos. Con esa fe participamos en la misma vida de Dios y encontramos en Él apoyo y aliento.

Multitud de veces han tratado de este pasaje bíblico los Santos Padres. Traemos aquí un texto de San Ireneo:

" También, para no sufrir nada semejante, debemos conservar intacta la regla de fe, cumplir los mandamientos, creyendo en Dios, temiéndole porque es Señor y amándole porque es Padre. Ahora bien, el cumplimiento de los mandamientos es una adquisición de la fe, porque si no creéis -dice Isaías- no subsistiréis (Is 7, 9), y la verdad lleva a la fe, que tiene por objeto las cosas que realmente existen (Hb 11, 1), de manera que creamos en los seres que existen y, creyendo en ellos tal como son, guardemos siempre nuestra convicción con respecto a ellos.

" Y como la fe está íntimamente ligada a nuestra salvación, hay que tener mucho cuidado, a fin de tener una verdadera inteligencia de estos seres. Ahora bien: la fe es la que nos la proporciona, tal como los presbíteros, discípulos de los apóstoles, nos la han transmitido por tradición " (Demostración de la predicación apostólica, 3).

– Es impresionante la seguridad que ofrece el Salmo 47, tomado como responsorio: " Dios ha fundado su ciudad para siempre. Grande es el Señor, y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios. Su monte Santo, una altura hermosa, alegría de toda la tierra. El monte Sión, vértice del cielo, ciudad del gran Rey. Entre sus palacios, Dios descuella como un alcázar. Mirad: los reyes se aliaron para atacarla juntos; pero, al verla, quedaron aterrados y huyeron despavoridos. Y allí los agarró el temblor y dolores como de parto; como un viento del desierto que destroza las naves de Tarsis ".

Evangelio

Mt 11, 20-24: El día del juicio será más llevadero a Tiro y Sidón y a Sodoma que a vosotros. Comienza un período crítico en el ministerio de Jesucristo, pues muchos lo abandonan. Las maldiciones dirigidas contra las ciudades que han rehusado seguir su llamada a la penitencia hacen resaltar la gravedad del aviso divino: un día el juicio divino caerá inexorablemente sobre aquellos que hayan rechazado a su enviado. San Juan Crisóstomo dice:

" Entonces, cuando la sabiduría quedó justificada, cuando les hubo mostrado que todo se había cumplido, púsose el Señor a reprender a las ciudades. Ya que no las pudo convencer, las declara malhadadas, que es más que infundirles miedo. A la verdad, ya les había dado su enseñanza, ya había en ellas realizado milagros. Mas ya que se obstinaban en su incredulidad, ya no le queda sino maldecirlas.. Y no sin razón les pone el ejemplo de Sodoma, pues quiere con él encarecer su culpa. Prueba, en efecto, máxima de maldad es que, por lo visto, aquellos habitantes de Cafarnaún no sólo eran peores que los que entonces vivían, sino más malvados que cuantos malvados habían jamás existido.

" Por modo semejante, establece el Señor otra vez comparación y condena a los judíos con el ejemplo de los ninivitas y de la reina del Sur. Sólo que allí se trata de quienes obraron bien; aquí, empero, la comparación es con quienes pecaron, lo que aumenta la gravedad... Así por todos lados, trata de atraérselos; lo mismo por sus ayes de maldición que por el miedo que les infunde. Escuchemos también nosotros estas palabras del Señor. Porque no sólo contra los incrédulos, contra nosotros mismos, señaló el Señor castigo más duro que el de los habitantes de Sodoma si no acogemos a los huéspedes que acuden a nosotros, pues Él les mandó que sacudieran hasta el polvo de sus pies " (Homilía 37, 4-5, sobre San Mateo).