16ª semana del Tiempo Ordinario, jueves

Años impares

Ex 19, 1-2.9-11.16-20: El Señor bajará al monte Sinaí a la vista de todos. La teofanía del Sinaí fue impresionante: nube, tormenta, relámpagos. Todo para revelar Dios su mensaje a Moisés, mediador entre Dios y su pueblo. Trascendencia de Dios. Comenta San Agustín:

" Allí el pueblo se mantuvo en pie a distancia; existe el temor, aún no el amor. En efecto, a tanto llegó su temor que dijeron a Moisés:"háblanos tú, y no el Señor, no sea que muramos". Descendió, pues, según está escrito, Dios al monte Sinaí en el fuego, pero atemorizando al pueblo, que se mantenía a pie a distancia, y escribiendo con su dedo en la piedra, no en el corazón. En cambio, cuando vino el Espíritu Santo, los fieles estaban congregados en unidad; no sólo no los aterrorizó en el monte, sino que entró en la casa. En efecto, de repente se produjo un estruendo procedente del cielo, como de un viento fuerte; a pesar del estruendo nadie se asustó. Escuchaste el estruendo ya, ve ahora el fuego y el ruido, pero allí había también humo, mientras que aquí se trataba de un fuego sereno " (Sermón 105, 6).

– Como salmo responsorial se ha escogido algunos versos del cántico de los tres jóvenes del libro de Daniel, 3: " Bendito eres, Señor, Dios de nuestros Padres... Bendito tu nombre santo y glorioso. Bendito en el templo de tu santa gloria... sobre el trono de tu reino..., sentado sobre querubines... "

Composición bellísima. Empieza a alabar al Dios de los Padres que con ellos ha hecho la alianza y que se ha manifestado glorioso en su nombre en la historia prodigiosa de Israel. A pesar de esas manifestaciones Él sigue siendo Altísimo y trascendente, sentado sobre querubines y penetrando con su mirada lo más profundo de los abismos. Desde el cielo asiste majestuoso, desplegando su providencia sobre su pueblo y sobre los justos. Por eso todas las criaturas lo alaban y nosotros con ellas y en nombre de ellas.

Años pares

Jr 2, 1-3.7-8.12-13: Hicieron aljibes agrietados y me abandonaron a Mí, Fuente de agua viva. Tiempo de decadencia en Israel. Su pecado está bien expresado y se muestra en toda su maldad. Los responsables del pueblo -sacerdotes, legistas, reyes y profetas- no han reconocido a Yavé en el don de la tierra prometida con la misma fuerza que han sentido su presencia en la ley, el culto y el poder (7-8). Nada tiene entonces de asombroso que sus sistemas legalistas o litúrgicos, aislados de la Fuente de agua viva, sean cisternas incapaces para retener el agua. Todo el esfuerzo religioso se construye sin el auxilio divino y sin su conocimiento de su presencia es vano e infructuoso. San Ireneo dice:

" Porque donde está la Iglesia, allí está el Espíritu de Dios y donde está el Espíritu de Dios, allí está la Iglesia y la totalidad de la gracia. El Espíritu es la verdad... Por esto, los que no participan del Espíritu, ni van a buscar el alimento en los pechos de su Madre (La Iglesia), ni reciben nada de la limpidísima fuente que brota del Cuerpo de Cristo, sino que por el contrario ellos mismos se construyen "cisternas agrietadas" (Jr 2, 13) hurgando la tierra y beben el agua maloliente del fango, al querer escapar a la fe de la Iglesia por temor de equivocarse rechazan el Espíritu, y así no pueden recibir enseñanza alguna. Puesto que se han apartado de la verdad, es natural que se revuelvan en toda suerte de errores y que se sientan zarandeados por ellos " (Contra las herejías III, 24, 1).

– Por eso decimos con el Salmo 35: " en Ti, Señor, está la fuente viva y en tu Luz nos haces ver la luz ". " Señor, tu misericordia llega al cielo, tu fidelidad hasta las nubes; tu justicia hasta las altas cordilleras, tus sentencias son como el océano inmensas. ¡Qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios! Los humanos se acogen a las sombras de tus alas, se nutren de lo sabroso de tu casa, les das a beber del torrente de tus delicias. Porque en Ti está la Fuente viva y en tu Luz nos hace ver la luz. Prolonga tu misericordia con los que te reconocen, tu justicia con los rectos de corazón ".

Evangelio

– Mt 13 10-17: A vosotros se os ha dado a conocer los secretos del Reino. La razón del empleo de las parábolas en la predicación de Cristo. Sólo los cercanos a Él, sus íntimos, pueden entender su pleno sentido. Clemente de Alejandría comenta:

" "Al que tiene se le dará" (Mt 13, 12). Al que tiene fe se le dará conocimiento; al que tiene conocimiento, amor; al que tiene amor, la herencia. Esto acontece cuando el hombre está adherido al Señor por la fe, por el conocimiento y por el amor, y se remonta con él al lugar donde está Dios, el Dios preservador de nuestra fe y nuestro amor, de donde procede el conocimiento para aquellos que son capaces de este privilegio y que son elegidos por su anhelo de una mejor preparación y entrenamiento. Estos son los que están dispuestos a oír lo que les dice, a poner en orden sus vidas a progresar por una cuidadosa observancia de la ley de la justicia. Este conocimiento es lo que les conduce hasta el fin, el término final que no tiene fin, enseñándoles la vida que hemos de poseer, una vida según Dios, cuando quedemos liberados de todo castigo y corrección que ahora soportamos a consecuencia de nuestras maldades, como disciplina salvadora. Cuando, pues, hayan recibido esta liberación, los perfectos alcanzarán su recompensa y sus honores " (Stromata 7, 10, 55-56).