23ª semana del Tiempo Ordinario, viernes

Años impares

1Tm 1, 1-2.12-14: Humildad de San Pablo en reconocer su actitud anterior a su conversión. Considera que Dios tuvo compasión de él. Fue " un blasfemo, un perseguidor y un violento ". Dios es nuestro único Salvador. San Juan Crisóstomo dice:

" Sufrimos muchos males, pero tenemos grandes esperanzas; estamos expuestos a peligros y asechanzas, pero tenemos un Salvador, que no es un hombre, sino Dios. A nuestro Salvador no le pueden faltar fuerzas, puesto que es Dios, y por grandes que sean los peligros, los superamos " (Homilía sobre I Tim 1, 1-2).

Los relatos sobre la vocación son las páginas más impresionantes de la Sagrada Escritura. La vocación es el llamamiento que hace Dios al hombre que ha escogido para una misión especial en la historia de la salvación. El caso de San Pablo es de grandísima importancia en la historia de la Iglesia, pero sobre todo en aquellos comienzos del cristianismo.

Es increíble que el gran perseguidor de Cristo y de sus discípulos, se convirtiese en el más celoso apóstol del mismo, hasta llegar a confesar que no quiere saber otra cosa que a Cristo crucificado.

– El Salmo 15 nos ayuda a orar: " Tú eres, Señor, mi heredad... El Señor es el lote de mi heredad y mi cáliz, mi suerte está en su mano ". Una vez conocida la llamada, el alma se entrega totalmente al Señor y en Él confía: " Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con Él a mi derecha no vacilaré. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha ". El Señor eligió a San Pablo y, como dice San Agustín: " De perseguidor se convirtió en predicador y doctor de los gentiles... Por la gracia de Dios somos liberados de nuestros pecados que nos tienen enfermos " (Sermón 278, 1).

Años pares

1Co 9, 16-19, 22-27: Me he hecho todo a todos para ganar a algunos. La libertad cristiana está al servicio de la caridad. Así lo hizo San Pablo. El aparente relativismo del apóstol en algunos problemas no es una política personal, sino el signo mismo de su misión al servicio del Señor, que le impone servir a cada uno de los hombres adaptándose a todo lo que es bueno en ellos con el fin de que todo eso se convierta en piedra de toque del Reino de Dios. Enseña San Juan Crisóstomo:

" Nada hay más frío que un cristiano que no se preocupe por la salvación de los demás... No digas: "no puedo ayudar a los demás", pues si eres cristiano de verdad es imposible que no lo puedas hacer. Las propiedades de las cosas naturales no se pueden negar: lo mismo sucede con esto que afirmamos, pues está en la naturaleza del cristiano obrar de esta forma. No ofendas a Dios con una falsedad. Si dijeras que el sol no puede lucir, infliges una ofensa a Dios y lo haces mentiroso. Es más fácil que el sol no luzca ni caliente que no que deje de dar luz un cristiano; más fácil que esto, sería que la luz fuese tinieblas. No digas que es una cosa imposible; lo imposible es lo contrario... Si ordenamos bien nuestra conducta, todo lo demás seguirá como consecuencia natural. No puede ocultarse la luz de los cristianos, no puede ocultarse una lámpara tan brillante " (Homilía sobre los Hechos 2).

– Nuestro premio es la eternidad, la morada de Dios. Por eso con el Salmo 83 decimos gozosos: " ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos! Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo... Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre... Dichosos los que encuentran en ti su fuerza, al preparar su peregrinación. Porque el Señor es sol y escudo. Él da la gracia y la gloria. El Señor no niega sus bienes a los de conducta intachable ".

Evangelio

Lc 6, 39-42: Un ciego no puede guiar a otro ciego. Relación entre el discípulo y el maestro, entre la paja y la viga. No juzguéis y no seréis juzgados. Una manifestación de humildad es evitar el juicio negativo sobre los demás. Si nos conocemos a nosotros mismos evitaremos el juzgar a los demás. San Agustín tiene una frase genial:

" Procurad adquirir las virtudes que creéis faltan a vuestros hermanos y ya no veréis sus defectos, porque no los tendréis vosotros " (Comentario al Salmo 30).

Dios, que conoce las verdaderas raíces del actuar humano es quien verdaderamente comprende, justifica y perdona. San Bernardo dice:

" Aunque viereis algo malo, no juzguéis al instante a vuestro prójimo, sino más bien excusadle en vuestro interior. Excusad la intención si no podéis excusad la acción. Pensad que lo habrá hecho por ignorancia, o por sorpresa, o por desgracia. Si la cosa es tan clara que no podéis disimularla, aun entonces creedlo así y decid para vuestro interior: la tentación habrá sido muy fuerte " (Sermón 40 sobre el Cantar de los Cantares).