– Dn 7, 2-14: Vi venir una especie de hombre entre las nubes del cielo. Las cuatro bestias simbolizan cuatro reinos o colectividades nacionales que se oponen al reino de los santos. Se anuncia el fin próximo de los grandes imperios terrestres, el último de los cuales, en particular, somete a una cruel tiranía al pueblo elegido, y se suscita la confianza de un Reino de Dios próximo, gracias a la misericordia de un Hijo del Hombre y del pueblo de los santos. Cristo se apropió de este título de " Hijo del Hombre " en su predicación, y aludió a su final aparición solemne en las nubes del cielo (Mt 16, 27; Mt 24, 10; Mt 26, 64; Mc 13, 26; Lc 21, 27; Ap 1, 7; Ap 14, 14).
– Seguimos con el cántico de los tres jóvenes, de Daniel 3: Montes y cumbres, cuanto germina en la tierra, manantiales, mares y ríos, cetáceos y peces, aves del cielo, fieras y ganados... bendecid al Señor. Evoquemos cuanto se ha dicho sobre la alabanza divina y acción de gracias, y vivamos lo que describe Casiano:
" Cuando el alma recuerda los beneficios que antaño recibió de Dios y considera aquellas gracias de que le colma en el presente, cuando dirige su mirada hacia el porvenir sobre la infinita recompensa que prepara el Señor a quienes le aman, le da gracias en medio de indecibles transportes de alegría " (Colaciones 9).
– Ap 20, 1-4.11-21, 2: Los muertos fueron juzgados según sus obras. Vi la nueva Jerusalén que descendía del cielo. Después de la victoria de Dios sobre los espíritus del mal, se hace alusión al juicio final, y aparecen los mártires como asesores de Cristo Juez. Luego, con el cielo nuevo y la tierra nueva, estalla la alegría eterna del universo renovado. El Apocalipsis anuncia para entonces mil años de perfecto reinado de Cristo. Y San Cesáreo de Arlés comenta:
" Estos mil años deben ser comprendidos como los años que van desde la venida de Nuestro Señor. Durante estos años el Señor prohibe al diablo que extravíe a los pueblos que están destinados a la vida eterna, para que puedan reconciliarse con Dios aquellos a los que antes había extraviado... Solamente los soberbios e impíos serán seducidos, pero los humildes y verdaderos cristianos no serán seducidos. "Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos" (Mt 20, 16)... Por falsos profetas se entiende a los herejes o los falsos cristianos. En verdad, después del tiempo en que el Señor ha sufrido, la Bestia y los falsos profetas mueren y son enviados al fuego hasta que se cumplan los mil años desde la venida del Señor... La nueva Jerusalén... Ha dicho todo esto a propósito de la gloria que la Iglesia tendrá después de la resurrección " (Comentario al Apocalipsis 20-21).
– Con el Salmo 83 decimos: " Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo "... Anhelemos los altares del Señor de los ejércitos, nuestro Rey y nuestro Dios. Dichosos los que viven en su casa, alabándolo siempre. Dichosos los que encuentran en Él su fuerza y caminan de baluarte en baluarte. Confiando en el Amor que el Señor nos tiene, no hemos de temer nada, si también nosotros hemos correspondido con gran amor al que el Señor nos tiene.
– Lc 21, 29-33: Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. La caída de Jerusalén fue un gran impulso providencial de Dios a su Iglesia, porque le ha obligado a abrirse decididamente a las naciones y a establecer un culto espiritual, liberado del particularismo del templo. Cada etapa de la evangelización del mundo, vinculada a cada etapa de la humanidad, es también un jalón en la historia de salvación que se consumará en la venida final de Cristo.
Cada conversión del corazón, mediante la cual el hombre se abre más y más a la acción del Espíritu del Resucitado, es una nueva manifestación de la venida de Cristo. Cada asamblea eucarística, reunida precisamente hasta que vuelva con pleno poder el Hijo del Hombre sobre la nube, es el jalón por excelencia de ese acontecimiento. Hemos de conocer los signos de los tiempos, como se conoce por los brotes de la higuera y de los árboles que la primavera está cerca.