El libro segundo de los Macabeos no es continuación del primero, sino que narra de modo diverso y con más detalle lo sucedido en el tiempo en el que se desarrolla la actividad de Judas Macabeo, que se recoge en 1M 1, 1-7, 49. Este libro se transmitió unido en bastantes casos a 1 Macabeos, y así los dos entraron a formar parte de la Biblia cristiana. En el códice Sinaítico sólo figura 1 Macabeos, pero en el Alejandrino se encuentran los dos, uno a continuación del otro. Precisamente por esta posición la obra que ahora presentamos ha recibido el nombre de 2 Macabeos.
En 2 Macabeos la narración histórica comienza propiamente con Seleuco IV, hermano mayor y predecesor en el trono de Siria de Antíoco IV Epífanes, y termina con la victoria de Judas Macabeo sobre Nicanor, ocurrida en el 161 a.C. La exposición se desarrolla de la siguiente forma:
Antes de comenzar el relato de la acción se transcriben dos cartas enviadas por los judíos de Jerusalén a los de Egipto con el fin de estimularles a que celebraran, lo mismo que ellos, la fiesta de la Dedicación del Templo (Hanukkah) instituida por Judas Macabeo 1. A continuación de las cartas el autor del libro expone el propósito de su obra y la forma en la que va a llevarla a cabo.
Bajo el piadoso sumo sacerdote Onías, la santidad del Templo es inviolable 2. Pero cuando el sumo sacerdocio cae en personas favorables a la helenización, como Jasón y Menelao, la cólera de Dios cae sobre Israel permitiendo que el Templo sea profanado y que muchos judíos piadosos sufran martirio. Entre éstos sobresalen Eleazar y una madre con sus siete hijos. Pero precisamente, debido a la fidelidad de los mártires, la cólera de Dios se cambia en misericordia. Judas vence a Nicanor y a Gorgias, generales sirios, y Antíoco IV Epífanes muere lejos de su tierra. Entonces se lleva a cabo la purificación y dedicación del Templo, y se instituye la fiesta de Hanukkah para conmemorarlo.
Judas sigue luchando contra las tropas reales capitaneadas por Lisias y contra las ciudades helenizadas, hasta conseguir el reconocimiento de la libertad de culto para los judíos por parte de Antíoco V. Poco después, Judas sale de Judea en auxilio de los judíos que vivían en otras ciudades y de nuevo ha de enfrentarse con los generales sirios, e incluso contra Lisias que le sale al paso acompañado del rey en persona. Pero la bravura de Judas les obliga a retirarse. Al hacerse con el trono Demetrio I, Alcimo, un nuevo pretendiente al sumo sacerdocio, de tendencia helenizante, logra el apoyo del rey sirio y éste envía en su ayuda al jefe de los ejércitos reales, Nicanor, que blasfema contra el Templo. Pero Judas le derrota y le da muerte. Entonces se establece una fiesta para renovar anualmente la memoria de esta victoria.
En 2M 2, 19-32 el autor deja constancia de la finalidad de su obra y de la fuente que ha utilizado. Explica que ha resumido una historia en cinco volúmenes escrita por Jasón de Cirene, y da a entender que así apoya la petición que se hacía en las cartas precedentes acerca de la celebración de la fiesta de la Dedicación. De la obra originaria de Jasón de Cirene no sabemos nada más que lo que nos dice el autor de 2 Macabeos. Por lo tanto es difícil valorar la exactitud del resumen presentado, ya que, además, no vuelve a mencionarse la fuente a lo largo del libro. Es posible que la obra de Jasón narrase, como 1 Macabeos, lo referente a «Judas y a sus hermanos» (2M 2, 19), en cuyo caso podría haber sido compuesta después del año 134 a.C., fecha de la muerte de Simón Macabeo, el último de los hermanos de Judas. 2 Macabeos habría sido redactado a finales del siglo II a.C. en Alejandría, donde se conservaban las cartas transcritas al comienzo, la primera de ellas fechada el 124 a.C.
El libro está compuesto para conmover y persuadir; hay que incluirlo en un género, bastante extendido en literatura helenística, llamado «historia patética». La característica principal de este modo de escribir la historia consiste en que se resalta el sentido y el alcance religioso de los acontecimientos, así como los sentimientos de los personajes, pero se descuidan las precisiones que intentaría un historiador meticuloso. Se cargan de dramatismo algunos episodios, los discursos son ardientes, las críticas dirigidas a los enemigos de Israel son mordaces, etc. Pese a todo, la base histórica del libro es firme, como se puede comprobar confrontándolo con 1 Macabeos, la historia de Flavio Josefo y la documentación seléucida.
A la luz de esas fuentes se aprecia que 2 Macabeos altera el orden de los acontecimientos para resaltar su propósito. Especialmente notable a ese respecto es que sitúa la campaña de Lisias contra Judas bajo el reinado de Antíoco V en vez de bajo Antíoco IV 3. De esa forma 2 Macabeos une acontecimientos parecidos para que el lector pueda valorar mejor su significado religioso. En realidad, como dice el mismo autor sagrado en 2M 2, 24-25 y repite en 2M 2, 30-31, él no quiere investigar ni analizar los detalles particulares, sino hacer que su obra se lea con deleite y provecho 4. A veces un mismo suceso se relata de forma distinta, como la muerte de Antíoco IV, que se cuenta de una forma en la carta introductoria al comienzo del libro 5 y de otra distinta en el cuerpo del mismo 6. El hagiógrafo no se hace responsable de la exactitud cronológica de los hechos, sino que quiere presentar, más bien, su sentido religioso 7.
Entre los sucesos narrados destaca la acción de Judas ordenada a la purificación del Templo y a la consecución de la libertad religiosa para los judíos. No se menciona a Matatías ni se ocupa más que de pasada de los hermanos de Judas 8. Se exalta en cambio la figura sacerdotal de Onías III 9. Todo ello parece indicar que el autor de 2 Macabeos no se siente atraído ni por la dinastía de los asmoneos, los sucesores de los Macabeos, ni por su ostentación del sumo sacerdocio. Esto, unido a las doctrinas que expone sobre la resurrección de los muertos, hace que 2 Macabeos represente una línea de judaísmo diferente de la que encontramos en 1 Macabeos.
El libro segundo de los Macabeos tiene un contenido religioso más explícito que el primero. La Ley ya no se mezcla con miras políticas, y el centro de atención es el Templo de Jerusalén. La religión tiene un carácter absoluto que le viene de la santidad de Dios y del Templo. Lo empeñado en la lucha está más allá de esta tierra. Judas trabaja por el advenimiento del reino de los santos. En ese contexto se aportan varios elementos importantes de reflexión acerca del sentido y valor de la vida humana.
Así se destaca la significación del martirio: la vida humana tiene un valor altísimo, pero no absoluto. Hay realidades que tienen más valor que la vida –la fidelidad a Dios, el ejemplo de una conducta de insobornable rectitud moral, la libertad necesaria para cumplir la Ley de Dios, etc.–, y por lo tanto es preferible perder la vida a renunciar a esos ideales.
Pero el martirio no tendría pleno sentido si para el hombre todo terminara con la muerte. En este libro se enseña que más allá de la muerte hay una vida eterna para los justos, pues Dios los resucitará reconstruyendo de nuevo sus cuerpos. Esta fe aparece explícitamente en las palabras del segundo de los siete hermanos mártires ante su verdugo: «Tú, malvado, nos borras de la vida presente, pero el rey del mundo nos resucitará a una vida nueva y eterna a quienes hemos muerto por sus leyes»10. Así, pues, la muerte no rompe las relaciones entre Dios y sus fieles.
Y la muerte tampoco rompe definitivamente las relaciones de los hombres entre sí, sino que sigue habiendo una comunión entre los vivos y los muertos. Los vivos pueden ofrecer oraciones y sacrificios de expiación en beneficio de los difuntos, como aparece en el episodio del sacrificio que Judas mandó ofrecer por los caídos en combate11.
La actuación de Dios, según 2 Macabeos, se manifiesta dando en visiones o sueños señales anticipadas de lo que va a ocurrir. Pero sobre todo premiando o castigando. Premia a los judíos justos y castiga a los judíos pecadores y a los enemigos del pueblo. A veces Dios aparece cumpliendo inexorablemente la ley del talión y, en este sentido, no perdona a los enemigos de Israel, ni aun cuando se arrepienten de su conducta12. El poder de Dios es infinito, mientras que el de los hombres, incluso el de los que se creen poderosos en este mundo, como los reyes, es insignificante ante Él. El poder divino se manifiesta en la creación de todas las cosas de la nada y mantiene la esperanza de que resucitará a los justos13. A veces Dios actúa enviando a sus ángeles para que acompañen a los justos en sus luchas y les ayuden a alcanzar la victoria14.
Tanto la fe en la resurrección de los muertos, como la creencia en los ángeles, sitúa a 2 Macabeos en el ámbito de la religiosidad de los fariseos tal como los conocemos por el Nuevo Testamento15. Sin embargo, no puede decirse que el autor sea un fariseo, pues no condena otros templos judíos distintos del de Jerusalén16, y sobre todo exalta la lucha armada a la que los fariseos eran contrarios.
A la luz del Nuevo Testamento podemos ver que 2 Macabeos representa un paso importante en el proceso de la revelación dentro del Antiguo Testamento, y se acerca a las enseñanzas que aparecerán en el Nuevo. Éste, por una parte, corrobora las ideas de 2 Macabeos, pero, por otra, las trasciende y purifica.
Así, el poder de Dios para resucitar a los muertos y la fe en la resurrección17 se confirman en la resurrección de Jesucristo18 y en la esperanza de los primeros cristianos19. Ahora bien, Jesús corrige aquella representación tan material de la resurrección que aparece En 2 Macabeos y orienta a comprenderla de otra forma al decir que en la resurrección los hombres serán como ángeles20.
En 2 Macabeos aparece expresado con claridad que el sufrimiento de los mártires tiene valor salvador para el pueblo, pues mueve a Dios a intervenir en su favor21. Esta verdad culmina en Jesucristo nuestro Señor que, por su aceptación de la muerte y su obediencia al Padre, redime al hombre del pecado22 y nos hace merecedores de la salvación23.
La santidad del Templo y la inviolabilidad de la Ley, que aparecen con tanta fuerza en 2 Macabeos, pertenecen al sentir común del judaísmo en tiempos de nuestro Señor Jesucristo. De cómo el Señor asumió y completó aquellos aspectos de la religión judía ya hemos hablado en la introducción a 1 Macabeos. Además, los casos de fidelidad a la ley de Dios hasta la muerte, expuestos en 2 Macabeos, pueden ser considerados por los cristianos como ejemplos que cumplen anticipadamente las exigencias de Jesús: «No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma»24, o «de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma»25.
1 2M 1, 1-2M 2, 18.
2 2M 3, 1-40.
3 2M 11, 1-12; cfr 1M 4, 26-35.
4 2M 2, 25.
5 2M 1, 13-17.
6 2M 5, 1-27.
7 cfr 2M 2, 25.
8 2M 8, 22; 2M 14, 17.
9 2M 3, 1; 4, 4; 2M 15, 12.
10 2M 7, 9.
11 2M 12, 38-46.
12 2M 9, 13.
13 2M 7, 28-29.
14 2M 11, 6; 2M 15, 22.
15 cfr Hch 23, 7-8.
16 2M 2, 22;2M 5, 15; 2M 6, 2.
17 2M 7, 11-36; 2M 12, 38-46.
18 cfr Hch 2, 23-24; Rm 1, 4; etc.
19 cfr 1Co 15, 1-53.
20 cfr Mt 22, 30 y par.; 1Co 15, 44-49.
21 cfr 2M 7, 38.
22 cfr Mt 26, 28 y par.
23 cfr Rm 3, 24.
24 Mt 10, 28.
25 Mt 16, 26.