– Hb 1, 1-6: Dios nos ha hablado por su Hijo. La primera parte de esta Carta está destinada a proclamar la superioridad de Cristo sobre los profetas, y abarca una rápida visión de la historia de la salvación, hasta la venida de Cristo en la plenitud de los tiempos. Observamos en ella tres antítesis: antiguamente-últimos tiempos; nuestros padres-nosotros; profetas-Cristo, el Hijo de Dios. En esa plenitud de los tiempos todo queda polarizado por Cristo. Él es el centro de la historia. ¿Lo es de nuestra vida? Dice Orígenes:" ¿Cuál es, pues, la imagen de Dios, a semejanza de la cual ha sido hecho el hombre, sino nuestro Salvador? Él es, en efecto, el primogénito de toda criatura (Col 1, 15), de Él se ha escrito que es el resplandor de la luz eterna, la imagen clara de la sustancia de Dios (Hb 1, 3). Y Él dice también de Sí mismo: "Yo estoy en el Padre y el Padre está en Mí" y "quien me ha visto a Mí, ha visto a mi Padre" (Jn 14, 10 y 9). En efecto, como el que ve la imagen de alguien ve a aquel cuya imagen es, así también, quien ve al Verbo de Dios (Jn 1, 1), que es la imagen de Dios, ve a Dios " (Homilías sobre el Génesis 1, 13).Y en otro lugar el mismo autor hace decir a la Amada del Cantar bíblico:" Yo soy aquella etíope, soy negra, ciertamente, por la condición plebeya de mi linaje, pero hermosa por la penitencia y por la fe, pues en mí he acogido al Hijo de Dios, he recibido al Verbo hecho carne. Me llegué al que es imagen de Dios, primogénito de toda criatura (Col 1, 15) y además resplandor de su gloria e impronta de su esencia (Hb 1, 3), y me volví hermosa " (Comentario al Cantar de los Cantares 2). -A la Palabra de Dios, que nos ha hablado de la excelencia y grandeza de Cristo Jesús sobre todas las cosas, aun sobre los ángeles, respondemos con el Salmo 96, cantando a Cristo resucitado: " El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables; justicia y derecho sostienen su trono. Los cielos pregonan su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria. Ante Él se postran todos los dioses. Porque Tú eres Señor, Altísimo sobre toda la tierra, encumbrado sobre todos los dioses ".
– 1S 1, 1-8: Dios premia a los humildes y escucha su oración. Ana, esposa estéril de Elcaná, insultada por su rival, sufre, se humilla y ora al Señor, que escucha a los humildes de corazón. Son muchos los Santos Padres que hacen el elogio de la humildad. Recordamos aquí un bello párrafo de San Juan Crisóstomo:" ¡Cuál es -me preguntas- la cabeza de la virtud? La cabeza de la virtud es la humildad. De ahí que Cristo empezara por ella sus Bienaventuranzas diciendo: "bienaventurados los pobres de espíritu" (Mt 5, 3). Esta cabeza no tiene ciertamente preciosa cabellera ni trenzas; pero sí tal belleza que enamora al mismo Dios... Esta cabeza, en lugar de cabellos y cabellera, ofrece a Dios sacrificios agradables. Ella es el altar de oro y el propiciatorio espiritual. Porque sacrificio es para Dios "un espíritu contrito" (Sal 50, 19)..." Tiene también la virtud sus pies y sus manos, que son las buenas obras; tiene un pecho de oro y más duro que el diamante, que es la fortaleza. Todo es fácil vencerlo antes que romper ese pecho. El espíritu, en fin, que reside en el cerebro y en el corazón la caridad " (Homilías sobre San Mateo 47, 3). -Con el Salmo 115 cantamos al Señor: " Te ofreceré, Señor un sacrificio de alabanza. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo; en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén ".Este salmo de agradecimiento recuerda el cántico de Ana, cuando por fin recibe de Dios un hijo, Samuel (1 Sam 2).
–Mc 1, 14-20. Convertíos y creed la buena noticia. La presencia de Jesús, el Salvador, es la realización plena de la acción salvífica del Padre. Él dice a todos: " convertíos y creed la Buena Noticia ". San Máximo de Turín comenta:" Nada hay tan grato y querido por Dios, como el hecho de que los hombres se conviertan a Él con sincero arrepentimiento " (Carta 2).Y San Clemente Romano: " Recorramos todas las etapas de la historia, y veremos cómo en cualquier época el Señor ha concedido oportunidad de arrepentirse a todos los que han querido convertirse a Él " (1 Carta a los Corintios 7)." Jesús les dijo: "venid conmigo y os haré pescadores de hombres" " (Mc 1, 17). ¡Feliz cambio de pesca! Jesús les pesca a ellos para que, a su vez, ellos pesquen a otros pescadores. Primero se hacen peces para ser pescados por Cristo; después ellos mismos pescarán a otros... Observa San Jerónimo:" "Y le siguieron". La fe verdadera no conoce intervalo; tan pronto oye, cree, sigue, y convierte al hombre en pescador... Yo pienso que dejando las redes dejaron los pecados del mundo... No era, en efecto, posible que, siguiendo a Jesús, conservaran las redes " (Comentario al Evangelio de San Marcos).