2ª semana del Tiempo Ordinario, viernes

Años impares

Hb 8, 6-13: Cristo es Mediador de una alianza mejor. El tema de la alianza es central en la Carta a los Hebreos. Allí se encuentra esa palabra más veces que en los demás libros del Nuevo Testamento. La comparación entre las dos alianzas, la Antigua, dada a Moisés y grabada en piedra, y la Nueva, dada por Cristo y grabada en la inteligencia y en el corazón de los fieles por el Espíritu Santo, desarrolla el texto de Jeremías (Jr 31, 31-34), donde el profeta anuncia la alianza interior de Yavé con su pueblo. Orígenes comenta:" Todos los que hemos recibido la palabra del Señor somos "linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido" (1P 2, 9). Si, pues, alguno de nosotros, que hemos sido constituidos en el orden de la estirpe real, ha sido llevado por el diablo cautivo, sin duda ha sido trasladado del cortejo real a Babilonia y hace alianza con Nabucodonosor porque despreció la alianza con Dios." Es imposible que el hombre viva sin una u otra alianza. Si mantienes en ti el testamento de Dios, Nabucodonosor no puede hacer alianza contigo. Y si rechazaste el testamento de Dios, por la prevaricación de sus mandatos, has hecho pacto con Nabucodonosor. Pues está escrito: "hizo con él un pacto" (Ez 17, 13), y "se vistió como un traje la maldición" (Sal 108, 18) " (Homilía 12, 17 sobre Ezequiel).-Lo que fue promesa se ha hecho ahora realidad en Jesucristo, y lo que fue anuncio de la constante misericordia de Dios se ha manifestado plenamente en Cristo con el carácter de lo definitivo. Él es al mismo tiempo misericordia y fidelidad. Celebramos orantes ese misterio de gracia con el Salmo 84:" Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. La salvación está ya cerca de sus fieles y la gloria habitará en nuestra tierra... La justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo ".

Años pares

– 1S 24 3-21: No extenderé la mano contra él, porque es el ungido del Señor. Saúl persigue a muerte a David. Y cuando éste lo encuentra solo y lo tiene a su merced, sin embargo, no levanta la mano contra él por respeto al ungido del Señor. No se venga. Saúl conoce por esto y por otros signos que David es el elegido del Señor, pero no por eso cambia hacia él sus sentimientos. Pueden más en él la envidia y la soberbia. El perdón otorgado por David a su mayor enemigo es un ejemplo perfecto. Pudo vengarse y no lo hizo, guardado del mal por temor de Dios. También San León Magno exhorta al perdón:" Amadísimos, acordándonos de nuestras debilidades, que nos han hecho caer en toda clase de faltas, guardémonos de descuidar este remedio primordial [del perdón] y este medio tan eficaz en la curación de nuestras heridas. Perdonemos, para que se nos perdone; concedamos la gracia que nosotros pedimos. No busquemos la venganza, ya que nosotros mismos suplicamos que se nos perdone. No nos hagamos el sordo a los gemidos de los pobres; otorguemos con diligente benignidad la misericordia a los indigentes, para que podamos encontrar también nosotros misericordia el día del juicio " (Sermón 39, 6).-El ejemplo de David, acosado y salvado, nos mueve a elevar a Dios un canto de confianza con el Salmo 55. La fuerza protectora de Dios es más poderosa que la acción de los enemigos: " En Dios confío y no temo. Misericordia, Dios mío, que me hostigan, me atacan y me acosan todo el día; todo el día me hostigan mis enemigos, me atacan en masa. Anota en tu libro mi vida errante, recoge mis lágrimas en tu odre. Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco y así sabré que eres mi Dios. En Dios, cuya promesa alabo, en el Señor, cuya promesa alabo, en Dios confío y no temo; ¿qué podrá hacerme un hombre? Te debo, Dios mío, los votos que hice; los cumpliré con acción de gracias ".

Evangelio

Mc 3, 13-19: Llamó a los que quiso y los hizo sus compañeros. Jesús elige a sus apóstoles para que estén siempre con Él y para enviarlos a predicar. No es posible ser apóstol de Cristo si no se está unido íntimamente a Él. Difícilmente se podrá misionar si no estamos llenos de Cristo por la oración. San Agustín insiste en ello con frecuencia:" Antes de permitir a la lengua que hable, el apóstol debe elevar a Dios su alma sedienta, con el fin de dar lo que hubiese bebido y esparcir aquello de que le haya llenado " (Doctrina Cristiana 1, 4). El cristiano, " para que aprenda a amar a su prójimo como a sí mismo, debe antes amar a Dios como a sí mismo " (Comentario al Salmo 118).Y San Ambrosio:" Recibe a Cristo para que puedas hablar a los demás. Acoge en ti el agua de Cristo... Llena, pues, de esta agua tu interior, para que la tierra de tu corazón quede humedecida y regada por sus propias fuentes " (Carta 2, 1-2).En fin, San Gregorio:" San Juan Bautista escuchaba en su interior la voz de la Verdad para manifestar al exterior lo que oía " (Homilía 20 sobre los Evangelios).Ésta ha sido la doctrina constante de la Iglesia: de la unión vital con Cristo depende la fecundidad de todo apostolado. Si no " estamos con Él ", no podemos ser " enviados a predicar ".