4ª semana del Tiempo Ordinario, jueves

Años impares

Hb 12, 18-18.21-24: Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo. Los creyentes de la Nueva Alianza no se acercan ya a la montaña humeante y terrible del Sinaí, sino a " la Jerusalén celeste ", llamada " visión de paz ", a la esplendorosa " ciudad del Dios vivo ".Oigamos a Orígenes que habla de la Iglesia. Si la reina de Sabá buscaba la ciencia en Salomón, la Iglesia la busca en Cristo Maestro, nuevo Salomón:" En realidad, cuando esta negra y hermosa (Ct 1, 5) llegue a la Jerusalén celeste (Hb 12, 22), y entre en la visión de paz, contemplará muchas más cosas y mucho más magníficas de las que ahora se le prometen. Pues ahora ve como en un espejo y en enigma, pero entonces verá cara a cara (1Co 13, 12), cuando consiga aquello que "ni ojo vio, ni oído oyó, ni logró entrar en el corazón del hombre" (1Co 2, 9). Entonces verá que lo que oyó mientras estaba en la tierra no llegaba a la mitad de la realidad " (Comentario al Cantar de los Cantares 2).- Con el Salmo 47 cantamos a la Jerusalén del cielo, a la que nos dirigimos con nuestros hermanos de la Iglesia terrestre: " Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios. Su monte santo, una altura hermosa, alegría de toda la tierra. El monte Sión, vértice del cielo, ciudad del gran Rey. En tus palacios, Dios descuella como un alcázar. Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad del Señor de los Ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios, que Dios ha fundado para siempre... Como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra; tu diestra está llena de justicia ".

Años pares

1R 2, 1-4.10-12: Yo emprendo el viaje definitivo. ¡Ánimo, Salomón, sé un hombre!. Son las últimas exhortaciones de David a su hijo Salomón antes de morir. Le recomendó sobre todo que permaneciera fiel a la Ley de Moisés, observando exactamente los mandatos del Señor. Así dice San León Magno:" Sabéis, pues os lo enseña Dios, que la observancia de los mandamientos os aprovechará para el gozo eterno. En el cumplimiento de los cuales, el Señor, clemente y misericordioso, nos ha dado remedio y ayuda para que podamos obtener el perdón, ya que la fragilidad humana se cansa muchas veces y ofende en muchas cosas a causa de su debilidad. ¿Quién podrá evadir tantos engaños del mundo, tantas insidias del diablo y tantos peligros de su volubilidad, si la clemencia del Rey eterno no quisiese más bien socorrernos que perdernos? " (Sermón 15, 1).-Con el Libro I de las Crónicas confesamos el poder soberano de Dios: " Tú eres Señor del universo. Bendito eres, Señor, Dios de nuestro Padre Israel, por los siglos de los siglos. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el esplendor, la majestad, porque tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tú eres el Rey soberano de todo; de Ti viene la riqueza y la gloria. Tú eres Señor del universo, en tu mano está el poder y la fuerza, Tú engrandeces y confortas a todos ".Todo esto es verdad. Pertenecemos a Dios con todo cuanto somos y poseemos. Nuestra vida está completamente en sus manos, y permanece siempre dulcemente sometida a su omnipotente providencia. Él es nuestro Creador. Así dice Orígenes:" De la misma manera que confesamos que Dios es incorpóreo, omnipotente, invisible, confesamos también, como dogma seguro e incontrovertible, que Él tiene cuidado de las cosas humanas, y que ninguna se señala en el cielo ni en la tierra fuera del alcance de su providencia." Recuerda que hemos dicho que ninguna cosa se cumple sin su providencia, no sin su voluntad. Ya que muchas cosas se hacen sin su voluntad, pero ninguna sin su providencia." En efecto, mediante la providencia que Él procura, provee las cosas que se suceden; mientras que, mediante su voluntad, quiere o no quiere alguna cosa " (Homilía 3, 2 sobre el Génesis).

Evangelio

Mc 6, 7-13: Jesús llama a los Doce para enviarlos de dos en dos. Ellos se dedicarán a prolongar la actividad profética de su Maestro. Todo lo van haciendo bajo el signo de la pobreza, de la que han de dar testimonio la Iglesia y todos y cada uno de sus hijos. Así dice San Ambrosio:" Los preceptos del Evangelio indican qué debe hacer el que anuncia el reino de Dios: "sin báculo, sin alforja, sin calzado, sin pan, sin dinero", es decir, no buscando la ayuda de los auxilios mundanos, abandonado todo a la fe y pensando que, mientras menos anhelemos los bienes temporales, más podremos conseguirlos." Este pasaje parece tener por fin formar un estado de alma enteramente espiritual, que parece se ha despojado del cuerpo como de un vestido, no sólo renunciando al poder y despreciando las riquezas, sino también apartando aun los atractivos de la carne " (Comentario a San Lucas VI,65).Y San León Magno:" Que los falsos placeres de la vida presente no frenen el empuje de aquellos que vienen por el camino de la verdad, y que los fieles se consideren como viajeros en el itinerario que siguen hacia su patria; que comprendan que en el uso de los bienes temporales, si a veces hay algunos que agraden, no deben apegarse bajamente, sino continuar valientemente la marcha " (Sermón 72).Y San Beda:" Se equivoca quien se figura que podrá encontrar paz en el disfrute de los bienes de este mundo y en las riquezas " (Homilía 12, sobre la Vigilia de Pentecostés).