17ª semana del Tiempo Ordinario, martes

Años impares

Ex 33, 7-11; Ex 34, 5-9.28: Moisés habla con el Señor cara a cara. En medio de las tiendas del pueblo se halla la Tienda del Encuentro, en que reside la gloria de Dios, y en donde Moisés reside intercede en favor de su pueblo. Esta presencia de Dios en medio de su pueblo se verificará en plenitud en la Encarnación, cuando la Palabra hecha carne establezca su tienda entre los hombres.

A raíz del incidente del becerro de oro, vino a producirse una ruptura entre Dios y su pueblo. Ruptura que Moisés simboliza en su mismo comportamiento. Esta ruptura entre el pueblo y Moisés sirve de ocasión para describir la vida mística del Patriarca. San Gregorio de Nisa lo explica así:

" Hemos descrito la vida de Moisés como un ejemplar de perfección, por el que pueden dibujarse los rasgos de esta belleza manifestada en un hombre. Que Moisés alcanzó la perfección posible al hombre, se manifiesta en el testimonio de la voz divina: "has hallado, dice, gracia a mis ojos y te conozco por tu nombre" (Ex 33, 17). Además él fue llamado "amigo de Dios" (Ex 13, 11) por Dios mismo. Y queriendo Dios, airarse por los pecados de su pueblo, perderlos a todos, Moisés prefiere morir con el pueblo a vivir sin el pueblo, y Dios, obrando como amigo, se aplacó (Ex 3211-14). Todo lo cual manifiesta que Moisés llega a la cumbre de la perfección humana " (Libro de la vida de Moisés).

– Con el Salmo 102 decimos: " El Señor es compasivo y misericordioso, hace justicia, defiende a los oprimidos, enseñó sus caminos a Moisés..., lento a la ira, rico en clemencia, no acusa siempre ni guarda rencor perpetuo, no nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas..., siente el Señor ternura por su fieles ".

Es un canto maravilloso al amor de Dios. La santidad de Dios es, ante todo, la trascendencia, por la cual Dios es totalmente distinto de los hombres. Es el Todo Otro. Mas el Dios infinitamente grande se inclina como un Padre sobre sus hijos. A todos quiere, a todos desea salvar, mas ¿qué hace el hombre?

Años pares

Jr 14, 17-22: Recuerda, Señor y no rompas tu alianza con nosotros. El profeta Jeremías describe el inmenso desastre que se ha abatido sobre el pueblo. Éste hace penitencia. Esta confesión colectiva de los pecados atrae la misericordia de Dios. Esa confesión es una manifestación de gran fe, por la cual se expresa que la bondad de Dios es inmensamente mayor que los pecados de los hombres. Así se han expresado generalmente los Santos Padres, como San Jerónimo:

" No dudéis del perdón, pues, por grandes que sean vuestras culpas, la magnitud de la misericordia divina perdonará, sin duda, la enormidad de vuestros muchos pecados " (Comentario sobre el profeta Joel).

Y San Gregorio Magno:

" Consideramos cuán grandes son las entrañas de su misericordia, que no sólo nos perdona nuestras culpas, sino que nos promete el reino celestial a los que se arrepientan después de ellas " (Homilía 19 sobre los Evangelios).

– Sigue el clamor penitencial en el Salmo 78: " Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre... Líbranos de nuestros pecados... salva a los condenados a muerte..., nosotros, ovejas de tu rebaño.. "

La Iglesia sabe que el pecado es la causa de inmensas ruinas espirituales y materiales (Gaudium et spes 13). El pecado profana el templo espiritual de las almas, donde mora el Espíritu Santo; por el pecado Cristo derramó su propia sangre. Tengamos presente lo que dice San Pablo en la Carta a los Romanos Rm 2, 24: " que el nombre de Dios no sea blasfemado entre los paganos por vuestra culpa ". La Iglesia sufre por la descristianización de los pueblos en los que se ha sembrado abundantemente la semilla evangélica.

Evangelio

Mt 13, 36-43: La cizaña arrancada y quemada simboliza el fin del tiempo. Cristo da a conocer que en el estado actual del Reino una lucha constante enfrentará al Hijo del hombre con el Maligno, pero al final vencerá y los justos brillarán como el sol. Comenta San Agustín:

" Ved lo que preferimos ser en su campo; considerad cuáles nos hallará la siega. El campo que es el mundo, es la Iglesia, difundida por el mundo. Quien es trigo persevere hasta la siega; los que son cizañas, háganse trigo. Porque entre los hombres y las espigas de verdad o la cizaña real hay esta diferencia: cuando nos referimos a la agricultura, la espiga es espiga y la cizaña. Pero en el campo del Señor, esto es, la Iglesia, a veces lo que era trigo se hace cizaña y lo que era cizaña se convierte en trigo y nadie sabe lo que será mañana...

" Escuchad, carísimos granos de Cristo; escuchad carísimas espigas de Cristo; escuchad carísima mies de Cristo; reflexionad sobre vosotros mismos, mirad a vuestra conciencia, interrogad a vuestra fe, preguntad a vuestra caridad, despertad vuestra conciencia y si os reconocéis mies de Cristo, traed a vuestra mente: "quien perseverare hasta el fin, ése será salvo" (Mt 10, 22). Pero quien al escudriñar su conciencia, se encontrare entre la cizaña, no tema cambiarse. Todavía no hay orden de cortar; aún no llegó la siega; no seas hoy lo que eras ayer; o no seas mañana lo que eres hoy " (Sermón 73, A,1-2).