– Nm 13, 2-3.26; Nm 14, 1, 26-30.34-35: Despreciaron una tierra envidiable. Las noticias de los exploradores de la tierra prometida es acogida con murmuraciones. Dios castigó la incredulidad. La grandeza de estos hechos no puede ser disimulada por las perversiones y abusos propios de gran parte de los que se revelan. La misma rebelión contra Dios es ya una gran perversión. Dice Orígenes:
" En este mismo libro que tenemos en las manos: cuando regresaron los exploradores, enviados a inspeccionar la tierra, y diez de ellos, con sus informes pésimos, infundieron desesperación al pueblo, pero los otros dos, a saber, Caleb y Josué, anunciaron las ventajas (Num 13 y 14) y exhortaron al pueblo a permanecer en lo propuesto, les valió del Señor un mérito inmortal, no tanto su confesión, cuanto el miedo de sus compañeros " (Homilía sobre los Números 16-17, 9).
La presencia de Dios es siempre fecunda de promociones humanas, sobre todo después de Cristo, que ha iluminado con su vida y doctrina todas las situaciones en que podemos encontrarnos los hombres. Siempre hemos de proceder con gran espíritu de fe, de sumisión y de reverencia a Dios, a Cristo, a su Iglesia, que se rige por pastores escogidos por Él. No hay que dudar: Cristo está presente en su Iglesia hasta la consumación de los siglos, como Él mismo prometió, y su palabra no puede fallar.
No podemos ser desorientados por las revoluciones, por los díscolos, los insumisos, los orgullosos, los autosuficientes que niegan toda autoridad al Papa y a los obispos en comunión con él.
– De nuevo el Salmo 105 nos sirve de meditación a la lectura anterior: " acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo: Hemos pecado con nuestros padres, hemos cometido maldades e iniquidades... Olvidaron las obras de Dios, no se fiaron de sus planes, ardieron de avidez en el desierto y tentaron a Dios en la estepa... Se olvidaron de Dios, su Salvador "... También nosotros, por nuestros pecados, hemos sido rebeldes. Necesitamos convertirnos a Dios con todo nuestro corazón. Muchas veces nuestra misma historia está descrita en esas páginas bíblicas. Es una historia de caídas, de rebeliones, de traiciones... Es la historia del mismo Dios que sigue nuestros pasos y nos llama constantemente a la conversión y a la penitencia. Es la historia de nosotros que, arrepentidos, volvemos a Dios.
– Jr 31, 1-7: Con amor eterno te amé. Jeremías contempla la restauración de Israel, fruto del amor eterno de Dios para con los suyos. Serán unos días de alegría para Jerusalén, celebrando al Señor que ha salvado a su pueblo. San Ambrosio explica que:
" En todo actuar divino está presente la misma misericordia, aunque la gracia varíe según nuestros méritos. El Pastor va a la oveja cansada, es hallada la dracma que se había perdido, y el hijo, por sus propios pasos, vuelve al Padre, y vuelve a Él plenamente arrepentido del error que le acusa sin cesar (Lc 15, 1-32). Y por eso, con toda justicia se ha escrito: "Tú, Señor, salvarás a los hombres y los animales" (Sal 35, 7). ¿Y quiénes son esos animales? El profeta dijo que la simiente de Israel era una simiente de hombres, y la de Judá, una simiente de animales (Jr 31, 37) Y por eso Israel es salvado como un hombre y Judá recogido como una oveja " (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas 7, 208).
– Del mismo Jeremías se ha tomado el canto responsorial: " El Señor nos guardará como Pastor a su rebaño... El que dispersó a Israel lo reunirá..., porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte, vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor... convirtió su tristeza en gozo, los alegró y alivió sus penas " Esto mismo hace con su Iglesia, con las almas de los pecadores que se convierten, con las almas buenas que reparan los pecados de los demás. Con razón en el culto al Corazón de Jesucristo se ha escogido este texto de Jeremías: " Con amor eterno te amé ". Esto está pidiendo una correspondencia de amor por nuestra parte.
– Mt 15, 21-28: Mujer ¡qué grande es tu fe! Curación de la hija de la Cananea. San Jerónimo elogia la fe de esta mujer:
" Admira en la persona de la mujer cananea la fe, la paciencia, la humildad de la Iglesia; la fe porque creyó que su hija podía ser sanada, la paciencia porque a pesar de tantos rechazos persevera rogando, la humildad cuando no se compara a los perros sino a los cachorros. Los perros son los paganos llamados así a causa de su idolatría, los perros que alimentados con sangre y con cadáveres se vuelven rabiosos (cf. Ap 22, 15).
" Observa que esta cananea, perseverando en su petición, lo llama primero Hijo de David, luego Señor, y finalmente lo adora como Dios... "Yo sé, dice, que no merezco el pan de los hijos, que no puedo recibir todo su alimento ni sentarme a su mesa con su padre. Pero me contento con los restos reservados a los cachorros, para que por la humildad de las migas pueda llegar al honor de compartir todo el pan". ¡Oh admirable mudanza de las cosas! En otro tiempo Israel era hijo, nosotros, perros, Por la diversidad de la fe se cambia el orden de los nombres... Nosotros escuchamos con la sirofenicia y la hemorroísa: "Grande es tu fe, que te sucede como deseas", e "Hija, tu fe te ha salvado" " (Comentario al Evangelio de Mateo 15, 26-27).