24ª semana del Tiempo Ordinario, jueves

Años impares

1Tm 4, 12-16: Cuídate tú y cuida la enseñanza; así te salvarás tú y salvarás a los que te escuchan. Durante su vida pública, confía Jesús a sus discípulos ciertas misiones transitorias. Sólo después de su resurrección reciben de Él una orden precisa, que los instituye a la vez predicadores, apóstoles y doctores. San Jerónimo comenta:

" A Timoteo, que había formado desde su infancia en las letras sagradas, le da instrucciones y exhorta al estudio de la Escritura, para que no descuide la gracia que le fue dada por la imposición de las manos del colegio de los presbíteros (1Tm 4, 13 ss)... Porque la santa rusticidad no aprovecha más que a sí misma, y si por una parte con su vida meritoria edifica a la Iglesia de Cristo, por otra la daña al no ser capaz de resistir a los que la destruyen " (Carta 53, 3, a Paulino, presbítero).

– Dios hizo maravillas en la predicación del Evangelio. Así lo proclamamos con el Salmo 110: " Grandes son tus obras, Señor. Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza, son estables para siempre jamás y se han de cumplir con verdad y rectitud. Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza, su nombres es sagrado y temible. Primicia de la sabiduría es el temor del Señor, tienen buen juicio los que lo practican; la alabanza del Señor dura por siempre ".

Años pares

1Co 15, 1-11: San Pablo predica su mensaje salvífico del Evangelio y sobre todo el Misterio Pascual del Señor que padeció, murió y resucitó. Reducida así a lo esencial, la fe transmitida por San Pablo se reduce esencialmente al acontecimiento pascual. No se trata solo de un acontecimiento histórico ni de sus pruebas, sino también de su significación doctrinal: Cristo muere por nuestros pecados, lo que supone que estamos muertos al pecado y esto hemos de actuarlo en todo momento. La misma resurrección es considerada en su significación doctrinal. De este modo, la resurrección de Cristo introduce un régimen religioso inédito que nos afecta directamente: implica un nuevo es-tilo de vida, signo de nuestra resurrección (cf. Rm 6, 1-6; 1Co 15, 20; 2Co 4, 14). San Juan Crisóstomo dice:

" Para Pablo no se trata de ayunar, sino de sufrir hambre; sin embargo, él mismo se llama un aborto (1Co 15, 8)... Porque este hombre no obraba jamás a la ligera, sino siempre con motivo justo y razonable; y perseguía designios opuestos con tanta sabiduría que obtenía siempre los mismos elogios... Pablo glorificándose (2Co 11, 21-12, 10), se ha atraído más honor que otros disimulando grandes virtudes; nadie, en efecto, hace tanto bien ocultando sus méritos como este hombre revelando los suyos " (Homilìa 5 sobre las alabanzas de Pablo).

" ¿Tú has visto a Pablo como león furioso en sus correrías en todos los sentidos? Míralo ahora con la mansedumbre de un cordero: ¡qué cambio tan súbito! Mira a aquél que en otro tiempo encadenaba, metía en prisión, perseguía con ahínco y combatía a cuantos creían en Cristo, bajando por la muralla en una espuerta para poder escapar de las trampas de los judíos, huido de noche a Cesarea y de allí enviado a Tarso para no ser despedazado por el furor de los judíos. ¡Has visto, querido, cómo ha cambiado! ¡Has visto cómo se ha transfigurado! Has visto cómo, después de haberse beneficiado de la generosidad de lo alto, él puso de su parte su generosidad, quiero decir el celo, el fervor, la fe, la decisión, la paciencia, la grandeza de alma, la firmeza inflexible. Por ello ha merecido un mayor socorro de lo alto que le ha hecho exclamar: "yo he trabajado más que todos ellos; pero, no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo" (1Co 15, 10). Ese ejemplo, yo os lo pido, imitadlo, vosotros que ahora habéis merecido abrazar el yugo de Cristo, y recibido la gracia de la filiación " (Ocho Catequesis 4, 10-11).

– Cantamos el Salmo 117, lleno de espíritu pascual: " Dad gracias al Señor porque es bueno, porque su misericordia es eterna. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor ". Su resurrección nos conducirá a la resurrección final. Damos gracias al Señor, que es nuestro Dios, y lo alabamos.

Evangelio

Lc 7, 36-50: Se le perdonó mucho porque amó mucho. Comenta San Agustín:

" Creyó que no la conocía porque no la rechazó ni le prohibió acercarse y permitió ser tocado por una pecadora... Alimentas al Señor y no sabes por quién has de ser alimentado tú. ¿De dónde deduces que Él no sabía quien era aquella mujer, sino de que toleró que le besara los pies, se los secara y ungiese? Si tal vez se hubiera acercado a los pies del fariseo, hubiera dicho las palabras de Isaías respecto a esa gente: "Apártate, no me toques, que estoy limpio". No obstante, la impureza se acercó al Señor para regresar limpia; se acercó enferma, para volver sana; arrepentida para convertirse en seguidora de Cristo. Oyó el Señor el pensamiento del fariseo. De este hecho puede comprender ya el fariseo si no podía ver que era una pecadora, Él que podía oír su pensamiento " (Sermón 99, 2-3).