Antología de Textos
FIN DEL HOMBRE
1. Dios nos creó para amarle, servirle y gozar de Él por toda la eternidad. Toda nuestra vida es un caminar hacia Dios: al final, si hemos sido fieles, nos encontraremos delante de Él en la plenitud del amor. Nos ha creado por amor y nos destina al amor, poniéndose Él mismo como fin nuestro: Él es la razón de nuestra vida y única plenitud posible. Por eso, si Dios no es el centro de la vida, todo será para nosotros descamino y desorientación.
No basta con no apartarse totalmente de Dios; también es un grave error tener a Dios en segundo plano. Nadie puede servir a dos señores (Lc 16, 13). Hemos de preguntarnos si Dios es el centro de nuestra vida, del trabajo, de la familia, etc.
Nuestra situación en la tierra es la de criaturas, y esto exige sumisión y adoración a Dios. Hemos venido a cumplir su voluntad y a servirle con alegría, a darle gloria. "Toda criatura ha sido hecha para dar testimonios a Dios, puesto que toda criatura es como una prueba de su bondad" (SANTO TOMAS DE AQUINO, Coment. sobre el Evang. de San Juan, 4, 1).
El hombre puede descentrarse si busca en todo su propia excelencia; si está pendiente de sí mismo en todo lo que hace o proyecta. Y una persona descentrada hace desgraciados también a quienes le rodean.
Tampoco podemos volcarnos hacia las cosas materiales convirtiéndolas en un ídolo. Los bienes materiales dejan de ser bienes cuando, de algún modo, son la causa de que el hombre se aparte del fin último al que ha sido llamado.
La consideración del último fin nos llevará a señalar con claridad la primacía de lo espiritual sobre lo temporal, y la salvación nuestra y del prójimo sobre los fines temporales del bienestar humana Las cosas que usamos son medios para acercarnos a Dios. Si no sirven para eso, no sirven va para nada. Más vale no desviar nuestro camino hacia Dios que cualquier negocio humano, incluida la vida misma. Los primeros cristianos preferían perder la vida antes que poner en peligro su salvación eterna. ¿Seremos nosotros capaces de perder la honra o la fortuna si fuera necesario, a cambio de permanecer con Dios?
Siempre es preferible estar con Dios, sin nada, perdiéndolo todo, que estar sin Él y tener todos los tesoros del mundo juntos. "Bien sabe la Iglesia -ha recordado el Concilio Vaticano II- que solo Dios, al que ella sirve, responde a las aspiraciones más profundas del corazón humano, el cual nunca se sacia con solo los elementos humanos" (Const. Gaudium et spes, n. 41). Si no viviéramos una vida que nos llevara a Dios, inútil sería nuestra carrera: "Corres bien, pero fuera del camino", exclamaba San Agustín. ¿Para qué sirve correr si no se llega a la meta? "Si alguno desea verdaderamente llegar al término que se propone -enseña San Gregorio Magno-, las asperezas del camino no detendrán su fervor. Que ninguna prosperidad lisonjera nos seduzca. Sería estúpido el viajero que durante el camino se detuviese en contemplar magníficos paisajes y se olvidara del término de su viaje" (Hom. 14 sobre el Evangelio).
2. Las criaturas irracionales glorifican a Dios revelando algo de su infinita grandeza y hermosura, de la que ellas mismas son una huella lejana y un remoto vestigio. No pueden glorificar a Dios con su propia adoración y alabanza, pero pueden impulsar al hombre a que le glorifique y ame por ellas. Porque, así como una espléndida obra de arte glorifica al artista que la hizo, en cuanto que mueve la admiración hacia él de todos cuantos la contemplan, así la belleza de la Creación material -minerales, plantas, animales, estrellas del firmamento, etc.- está cantando la gloria de Dios, en cuanto que impulsa a los seres racionales a que le glorifiquen y amen. En este sentido dice el salmo que los cielos cantan la gloria de Dios (Sal 18, 1).
Las criaturas inteligentes (el ángel y el hombre) son los encargados de glorificar a Dios reconociéndole, amándole y sirviéndole. Les corresponde recoger el clamor entero de toda la creación, que suspira por la gloria de Dios (cfr. Rm 8, 18-23). Corresponde al hombre asumir la representación de todas las criaturas irracionales y rendir homenaje al Creador y supremo Señor de todas ellas.
Citas de la Sagrada Escritura
Nuestro nombre caerá en el olvido con el tiempo, y nadie tendrá memoria de nuestras obras; y pasará nuestra vida como rastro de nube, y se disipará como niebla acosada por los rayos del sol y recargada por su calor. Pues el paso de una sombra es nuestra vida, y sin retorno es nuestro fin, porque se pone el sello y no hay quien vuelva. Sb 2, 4-5
Las almas de los justos están en las manos de Dios, y el tormento no los alcanzará. A los ojos de los necios parecen haber muerto, y su partida es reputada por desdicha. Su salida de entre nosotros, por aniquilamiento; pero están en paz. Sb 3, 1-3
Pues aunque a los ojos de los hombres fueran atormentados, su esperanza está llena de inmortalidad. Después de un ligero castigo serán colmados de beneficios, porque Dios los probó y los halló dignos de si. Sb 3, 4-5
Como el oro en el crisol los probó, y le fueron aceptos como sacrificio de holocausto. Al tiempo de ser visitados brillarán y se propagarán como centellas en cañaveral; juzgarán a las naciones y dominarán sobre los pueblos, y su Señor reinará por los siglos. Sb 3, 6-8
Los que confían en El conocerán la verdad, y los fieles a su amor, permanecerán con El, porque la gracia y la misericordia son para sus elegidos. Pero los impíos, conforme a sus pensamientos, tendrán su castigo, pues despreciaron al justo y se apartaron del Señor. Porque desdichado el que desprecia la sabiduría y la disciplina; su esperanza es vana, sus afanes estériles, e inútiles sus obras. Sb 3, 9-11
Entonces estará el justo en gran seguridad frente a los que le afligían y menospreciaban sus obras. Al verlo se turbarán con terrible espanto, y quedarán fuera de si ante lo inesperado de aquella salud. Arrepentidos, se dirán, gimiendo en la angustia de su espíritu: " Este es el que algún tiempo tomamos a risa y fue objeto de escarnio ".Nosotros, insensatos, tuvimos su vida por locura y su fin por deshonra. Cómo son contados entre los hijos de Dios, y tienen su heredad entre los santos. Luego nos extraviamos de la senda de la verdad, y la luz de la justicia no nos alumbró, y el sol no salió para nosotros. Sb 5, 1-6
Nos cansamos de andar por sendas de iniquidad y de perdición, y caminamos por desiertos intransitables, sin conocer el camino del Señor. ¿Qué nos aprovechó la altanería, qué ventaja nos trajeron la riqueza y la jactancia? Pasó como una sombra todo aquello, y como correo que va por la posta. Sb 5, 7-9
El hombre pasa como nave que atraviesa las agitadas aguas, de cuyo paso no es posible hallar huella, ni del camino de su quilla por las olas; o como ave que corta los aires, sin que se encuentre señal de su paso, y golpea el aire ligero al batirlo con sus plumas; y lo corta con la violencia de su ímpetu; y se abre camino con el movimiento de sus alas, después ya no se halla señal de su paso. O como flecha que se tira al blanco, que aunque hienda el aire, luego éste vuelve a cerrarse, y no se conoce por dónde pasó. Sb 5, 10-12
Pero los justos viven para siempre, y su recompensa está en el Señor y el cuidado de ellos en el Altísimo. Por esto recibirán un glorioso reino, una hermosa corona de mano del Señor, que con su diestra los protege y los defiende con su brazo. Sb 5, 15-16
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Mt 5, 8
Mirad que no despreciéis a uno de esos pequeños, porque en verdad os digo que sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los cielos. Mt 18, 10
Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como ángeles en el cielo. Mt 22, 30
Porque ya no pueden morir y son semejantes a los ángeles e hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Lc 20, 36
Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Jn 17, 3
Cuando llegué a ser hombre, me despojé de las niñerías. Ahora vemos por un espejo y obscuramente, pero entonces veremos cara a cara. Al presente conozco sólo parcialmente, pero entonces conoceré como soy conocido. 1Co 13, 12
(...)su fin será el que corresponde a sus obras. 2Co 11, 15
Y por cuanto a los hombres les está establecido morir una vez, y después de esto el juicio. Hb 9, 27
Que no tenemos aquí ciudad permanente, antes buscamos la futura. Hb 13, 14
El fin de todo está cercano. Sed, pues, discretos y sobrios (con vistas) a la oración. Ante todo mantened tensa la caridad unos para con otros, porque la caridad cubre la muchedumbre de los pecados. 1P 4, 7-8
Carísimos, ahora somos hijos de Dios, aunque ano no se ha manifestado lo que hemos de ser. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a El, porque le veremos tal cual es. 1Jn 3, 2
La vida, un camino hacia Dios
2505 El Cielo es la meta de nuestra senda terrena. Jesucristo nos ha precedido y allí, en compañía de la Virgen y de San José-a quien tanto venero-, de los Angeles y de los Santos, aguarda nuestra llegada (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios, 220).
2506 Tengamos las cosas temporales para uso, las eternas en el deseo, sírvannos las cosas terrenas para el camino, y deseemos las eternas para el fin de la jornada. Miremos como con indiferencia todo lo que se hace en este mundo. Miren adelante los ojos del alma, fijándose con toda su fuerza en aquello a que nos dirigimos (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 36 sobre los Evang.).
2507 En los trabajos con que busco la nave, no es la nave lo que busco, sino la patria (SAN AGUSTÍN, Sobre el Sermón de la Montaña, 2).
2508 A la manera de los viajeros sensatos, marcha siempre adelante, haciendo poco caso de lo que se le presenta en el camino. La intención del viajero se orienta hacia el término de su viaje, ora tenga que hacerlo por entre prados o tierras cultivadas, ora a través de grandes desiertos o parajes rocosos; no hay deleite o molestia que le impida tender a la meta prefijada. Del mismo modo, este varón justo, caminando derechamente, llegará al fin que se propuso sin apartarse por desviaciones engañosas; sino que, con la mirada puesta únicamente en el cielo, dará término a su peregrinación mortal cual experto timonel que dirige la nave por lo que observa en las estrellas (SAN GREGORIO DE NISA, Hom. sobre la virginidad).
2509 Para que una persona ande rectamente por un camino es preciso que conozca antes de algún modo el fin al que se dirige; como el arquero no lanza con acierto la saeta si no mira primero al blanco al que la envía. Y esto es necesario sobre todo cuando la vía es áspera y difícil y el camino laborioso, pero el fin agradable [...]. Y por esto fue conveniente que manifestase a sus discípulos la gloria de su claridad, que es lo mismo que transfigurarse, pues en esta claridad transfigurará a los suyos (SANTO TOMÁS, S.Th. III, q. 45, a. 1 c).
2510 La meta que se nos ha señalado no consiste en algo de poca monta, sino que nos esforzamos por la posesión de la vida eterna. Por esto, en la profesión de fe, se nos enseña que, después de aquel articulo: La resurrección de los muertos, de la que ya hemos disertado, creamos en la vida del mundo futuro, por la cual luchamos los cristianos (SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis 18).
2510b De todas las criaturas visibles, solo el hombre es "capaz de conocer y amar a su Creador" (GS 12); es la "única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma" (GS 24); solo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y esta es la razón fundamental de su dignidad:
"¿Qué cosa, o quién, fue el motivo de que establecieras al hombre en semejante dignidad? Ciertamente, nada que no fuera el amor inextinguible con el que contemplaste a tu criatura en ti mismo y te dejaste cautivar de amor por ella; por amor lo creaste, por amor le diste un ser capaz de gustar tu Bien eterno" (S. Catalina de Siena, Diálogo, 13) (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 356).
Conocer, amar y servir a Dios
2511 Te ha criado sólo para ejercitar en ti su bondad, dándote su gracia y su gloria. A este fin, te ha dado el entendimiento para que le conozcas, la memoria para que te acuerdes de El, la voluntad para que le ames, la imaginación para que tengas presentes sus beneficios, los ojos para que veas las maravillas de sus obras, la lengua para que le alabes, y así de todas las demás facultades (SAN FRANCISCO DE SALES Introd. a la vida devota, 1, 10, 1).
2512 No hemos nacido para comer y beber y vestir lujosamente, sino para agradar a Dios y alcanzar los bienes eternos. Y puesto que aquello ha de ser secundario en nuestro empeño, lo será también en nuestra oración (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo, 22).
2513 Preguntaos con mucha frecuencia: yo, ¿para qué estoy en la tierra? Y así procuraréis el perfecto acabamiento –lleno de caridad– de las tareas que emprendáis cada jornada y el cuidado de las cosas pequeñas (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios, 20).
El fin del hombre y su felicidad: dar gloria a Dios
2514 Dios será el fin de nuestros deseos, pues le veremos sin fin, le amaremos sin cansarnos. Este oficio, este afecto, este acto, será sin duda, como la misma verdad eterna, común a todos (SAN AGUSTÍN, La ciudad de Dios, 22, 30).
2515 Tu oro será paz; tu plata, paz; tus fincas, paz; tu vida, paz; tu Dios, paz; todo cuanto deseas será paz para ti [...]. Tu Dios será todo para ti; tu comida para que no tengas hambre; tu bebida, para que no tengas sed; tu luz, para que veas; tu sostén para que no desfallezcas. El, todo entero, te poseerá a ti todo entero. Allí no andarás a codazos con el que también todo posee; todo lo tendrás tú, todo lo tendrá él (SAN AGUSTÍN, Coment. sobre el Salmo 36).
2516 Hemos de prepararnos para la ciudad futura; quien se prepara para ella, toda la vida tiene en poco (SAN AGUSTÍN, Coment. sobre el Salmo 147).
2517 ¿Cuándo llegará la hora de su presencia? Cuando le veamos cara a cara, como dice el Apóstol; esto es lo que nos promete Dios como premio a nuestros trabajos. Cuando trabajas para esto lo haces: para llegar a la visión (SAN AGUSTÍN, Coment. sobre el Salmo 90).
2518 ...Todo en la vida y en el ministerio del sacerdote tiende en un plano ontológico –y debe también tender en la vida personal de cada sacerdote– hacia la gloria de Dios, gloria que consiste en que los hombres reciban con consciencia, libertad y agradecimiento la obra de Dios realizada en Cristo y la manifiesten en todos los actos de su vida (cfr. Presbyterorum ordinis, 2) (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, p. 43).
2519 Es de advertir que todas llevan lámparas, pero no todas tienen aceite; porque también los réprobos ostentan buenas obras como los elegidos; pero sólo vienen con aceite al encuentro del esposo aquellos que buscan (para Dios) en su interior la gloria de las obras que han hecho externamente (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 12 sobre los Evang.).
2520 Que ningún afecto te ate a la tierra, fuera del deseo divinísimo de dar gloria a Cristo y, por El y con El y en El, al Padre y al Espíritu Santo (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, 786).
2521 Todo es nada, y menos que nada, lo que se acaba y no contenta a Dios (SANTA TERESA, Vida, 20, 26).
2522 Ve, y anuncia la gloria de Dios (Lc 8). El Señor nos enseña que debemos impedir que nos alaben a nosotros, a causa de nosotros mismos; pero no debemos impedir, sino al contrario, mandar que todas las obras tengan por objeto la gloria de Dios, y se hagan por El (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. II, p. 38).
2523 Si juzgas rectamente comprenderás que has sido creado para la gloria de Dios y para tu eterna salvación. Comprenderás que éste es tu fin, que éste es el objetivo de tu alma, el tesoro de tu corazón. Si llegas a este fin serás dichoso, si no lo alcanzas serás un desdichado (SAN ROBERTO BELARMINO, Trat. sobre la ascensión de la mente a Dios, grado 1).
2524 Cuando se dice que acercándose quien había recibido cinco talentos y el que había recibido dos... nota que son las mismas palabras las que dirige a ambos, para que no crea que aquel que recibió menos facultades y empleó todas las que recibió, había de merecer de Dios menos premio que el otro que tuvo mayores medios. Lo único que se busca es que el hombre emplee en la gloria de Dios todo cuanto de El que haya recibido (ORIGENES, Coment. Evang. S. Mateo, 33).
Para Dios toda la gloria
2525 Nuestra fe nos enseña que la creación entera, el movimiento de la tierra y el de los astros, las acciones rectas de las criaturas y cuanto hay de positivo en el sucederse de la historia, todo, en una palabra, ha venido de Dios y a Dios se ordena (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, 130).
2526 Abre los ojos de tu alma, y considera que no tienes nada tuyo de que gloriarte. Tuyo sólo tienes el pecado, la debilidad y la miseria; y, en cuanto a los dones de naturaleza y de gracia que hay en ti, solamente a Dios, de quien los has recibido como principio de tu ser, pertenece la gloria (J. PECCI –León XIII–, Práctica de la humildad, 1).
La gloria de Dios y la salvación eterna
2527 Si juzgas rectamente comprenderás que has sido creado para la gloria de Dios y para tu eterna salvación. Comprenderás que éste es tu fin, que éste es el objetivo de tu alma, el tesoro de tu corazón. Si llegas a este fin serás dichoso, si no lo alcanzas serás un desdichado (SAN ROBERTO BELARMINO Trat. sobre la ascensión de la mente a Dios, grado 1).
2528 El amor es la consumación de todas nuestras obras. En el amor está el fin. Hacia él corremos (SAN AGUSTÍN, Sermón 10).