Antología de Textos

VERACIDAD

1. Sea, pues, vuestro modo de hablar, sí, sí, o no, no, que lo que pasa de esto, de mal principio procede (Mt 5, 37). En las cosas humanas, la palabra del hombre debe bastar. El sí debe ser si el no, no. El Señor quiere realzar todo el valor y la fuerza de la palabra del hombre de bien que se siente comprometido por lo que dice.
Nuestra palabra de cristianos y de hombres honrados ha de tener un gran valor delante de los demás, porque hemos de buscar siempre y en todo la verdad. En las situaciones normales de la vida debe bastar la palabra del cristiano para dar toda la fuerza necesaria a lo que afirma o promete. La verdad es siempre un reflejo de Dios y debe ser tratada con respeto.
La veracidad es la virtud que inclina a decir siempre la verdad y a manifestarse al exterior tal como se es interiormente (cfr. Suma Teológica, 2-2, q. 109, a. 3 ad 3). Está íntimamente relacionada con la sencillez, que rectifica la intención y aparta de la doblez, y con la fidelidad, que lleva a cumplir lo prometido, conformando así la promesa con los hechos.
Hemos de ser veraces con Dios, a quien no es posible engañar, pues nada hay oculto a su divina mirada; veraces con nosotros mismos, evitando que las pasiones o los malos deseos nos aparten de la realidad de las cosas; y veraces siempre con los demás, sin disimulos ni medias verdades. Si no somos veraces con Dios no podemos amarle ni servirle, si no lo somos con nosotros mismos no podemos tener una conciencia formada que ame el bien y rechace el mal, y si no somos veraces con los demás, la convivencia humana se torna imposible.

2. A la veracidad se oponen la mentira; la simulación (mentir con los hechos); la hipocresía (pasar por lo que uno no es); la jactancia (atribuirse excelencias que no se poseen o elevarse sobre lo que uno es); la falsa humildad (cuando se niegan cualidades y merecimientos que en realidad se tienen); la adulación (consiste en engañar a una persona hablando bien de ella, con el objeto de sacar algún provecho); la locuacidad (hablar con ligereza, con el peligro de apreciaciones inexactas o injurias, que pueden llevar con facilidad a la calumnia o a la difamación).

3. Aunque no siempre estamos obligados a decir la verdad, sí lo estamos a no mentir (Suma Teológica, 2-2, q. 110, a. 3). Cuando la caridad, la justicia o alguna otra virtud exijan no manifestar la verdad, podrá buscarse un pretexto para no decirla (por ej. el silencio) pero nunca es lícito mentir.
La caridad lleva a decir a los demás la verdad con nobleza, ayudándoles a mejorar mediante la corrección fraterna, que es una muestra de fraternidad cristiana y de delicadeza humana.

Citas de la Sagrada Escritura

Sea tu sí, sí, tu no, no. Mt 5, 37
Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Jn 14, 6
Cuando viniere Aquél, el Espíritu de verdad, os guiará hacia la verdad completa. Jn 14, 13
Si permanecéis en mi palabra, seréis en verdad discípulos míos y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Jn 8, 31-32
Abrazados a la verdad, en todo crezcamos en la caridad. Ef 4, 15
El demonio es el padre de la mentira: Jn 8, 42
El cristiano no debe mentir: Ef 4, 25; Ap 14, 5
Es una infamia en el hombre la mentira [...]. Si 20, 26
Los cobardes, los infieles, los abominables, los homicidas, los fornicarios, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el estanque que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte. Ap 21, 8
Seis cosas aborrece Yavé, y aun siete abomina su alma. Ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente. Corazón que trama iniquidades, pies que corren presurosos al mal. Testigos falsos, que difunden calumnias y encienden rencores entre hermanos. Pr 6, 16-19
Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles, preservaos de la lengua mal hablada, porque la palabra más secreta no quedará impune, y la boca embustera da muerte al alma. Sb 1, 11
Los labios mentirosos los aborrece Yavé, se agrada de los que proceden sinceramente. Pr 12, 22
Es preferible el ladrón al mentiroso, uno y otro tendrán por heredad la perdición. Si 20, 27
Guárdate de mentir y de añadir mentiras a mentiras, que eso no acaba en bien. Si 7, 14
Por lo cual, dejando de lado a la mentira, hable cada uno verazmente con su prójimo, pues que todos somos miembros unos de otros. Ef 4, 25
No hay para qué gloriaros, ni levantar mentiras contra verdad: que esa sabiduría no es la que desciende de arriba, sino más bien una sabiduría terrena, animal y diabólica. St 3, 14-15
Ellos (los gentiles) habían colocado la mentira en el lugar de la verdad 1...] Rm 1, 25
Fuera perros, hechiceros, fornicarios, homicidas, idólatras y todos los que aman y practican la mentira. Ap 22, 15
Nuestro Señor es la misma verdad; el Verbo de Dios que podemos conocer y en quien debernos vivir. 1Jn 5, 7
Por lo tanto, es inútil buscar la verdad fuera de El: toda la sabiduría está contenida en Jesús. Col 2, 3

Amor a la verdad

5286 En sentido amplio, consiste la veracidad en el amor a la verdad. Más concretamente, designa la verdad en las palabras, la conformidad de éstas (o gestos equivalentes) con el pensamiento, con la convicción interior (cfr. Suma Teológica, 2-2, q. 109, a. 1).

5287 No tengas miedo a la verdad, aunque la verdad te acarree la muerte (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, 34).

5288 Quien no ama la verdad, todavía no conoce (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 14 sobre los Evang.).

5289 ¡Oh Verdad!, tú presides en todas partes a todos los que te consultan y a un tiempo les respondes a todos, aunque sean cosas diversas. Claramente tú respondes, pero no todos oyen claramente. Todos te consultan sobre lo que quieren. Optimo ministro tuyo es el que atiende tanto a oír de ti lo que él quisiera, cuanto a querer aquello que de ti oyere (SAN AGUSTÍN, Confesiones, 10).

5290 (La mentira) asemeja al hombre al diablo (SANTO TOMÁS, Sobre los mandamientos, l.c., p. 280).

5291 La transigencia es señal cierta de no tener la verdad. Cuando un hombre transige en cosas de ideal, de honra o de Fe, ese hombre es un... hombre sin ideal, sin honra, y sin Fe (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, 394).

5292 Los hombres pasan, la verdad del Señor permanece para siempre (Imitación de Cristo, 1, 5, 2).

5293 No poseemos plenamente una verdad sí no la enseñamos a otros, si no los hacemos partícipes de nuestra contemplación; no amamos verdaderamente una virtud si no deseamos ver cómo la aman los demás; no amamos sinceramente a Dios si no deseamos hacer que los demás le amen. (GARRIGOU-LAGRANGE R. Las conversiones del alma, p 19).

La veracidad y las demás virtudes

5294 Por ser animal sociable, el hombre debe a los demás cuanto sea necesario para la conservación de la sociedad. Ahora bien, no sería posible la convivencia entre los hombres si no se fiaran entre si, convencidos de que se dicen mutuamente la verdad (SANTO TOMÁS, Suma Teológica, 2-2, q. 109, a. 3).

5295 La verdad huye del entendimiento que no encuentra humilde (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 18 sobre los Evang.).

5296 Es cierto que la verdad huye siempre de las mentes que no son humildes (SAN AGUSTIN, Sermón sobre humildad y temor de Dios).

5297 La mentira hace imposible la vida social (SANTO TOMÁS, Sobre los mandamientos, 1. c., p. 281).

5298 Se oponen entre sí la vanidad y la verdad (SAN AGUSTÍN, Sermón 12).

5299 No podemos admitir el miedo a la ciencia, porque cualquier labor, si es verdaderamente científica, tiende a la verdad. Y Cristo dijo: Ego sum ventas (Jn 14, 6). Yo soy la verdad (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, 10).

Rectificar cuando sea necesario

5300 Acostúmbrate a no mentir jamás a sabiendas, ni por excusarte, ni de otro modo alguno, y para esto ten presente que Dios es el Dios de la verdad. Si acaso faltas a ella por equivocación, enmiéndalo al instante, si puedes, con alguna explicación o reparación; hazlo así, que una verdadera excusa tiene más gracia y fuerza para disculpar que la mentira (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, 3, 30).

5301 Existen muchas personas –cristianos y no cristianos– decididas a sacrificar su honra y su fama por la verdad, que no se agitan en un salto continuo para buscar el sol que más caliente. Son los mismos que, porque aman la sinceridad, saben rectificar cuando descubren que se han equivocado. No rectifica el que empieza mintiendo, el que ha convertido la verdad sólo en una palabra sonora para encubrir sus claudicaciones (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios, 82).

Alguna vez es licito ocultar la verdad, pero nunca es lícito mentir

5302 De que se pueda en ocasiones ocultar la verdad, no se debe concluir que sea lícito mentir (SAN AGUSTÍN, en Catena Aurea, vol. 1, p. 425).

5303 Por dos causas debe ocultarse el conocimiento de alguna cosa a quienes la preguntan. A saber, cuando el que inquiere es incapaz de comprenderla, o cuando por odio o menosprecio se hace indigno de que se le explique (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. VI, p. 368).

5304 La mentira unas veces constituye pecado mortal; otras, venial. Es mortal mentir en asuntos de fe, cosa que puede ocurrir a predicadores y maestros ilustres; y entre todas las clases de mentiras es ésta la más grave: Habrá entre vosotros maestros mendaces, que introducirán sectas perniciosas (2P 2, 1). Algunos lo hacen en ocasiones por aparentar sabiduría (SANTO TOMÁS. Sobre los mandamientos, l.c., p. 281).

La ignorancia y el error

5305 Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo verdadero, para encubrir el engaño con apariencia de verdad. (SAN BEDA. en Catena Aurea, vol. IV, p. 76).

5306 Si me preguntáis por qué hay tan pocos cristianos que obren con la exclusiva intención de agradar a Dios, ved la razón de ello. Es porque la mayor parte de los cristianos se hallan sumidos en la más espantosa ignorancia, lo cual hace que todo su obrar sea meramente humano. De manera que, si comparaseis sus intenciones con las de los paganos, ninguna diferencia encontraríais. ¡Dios mío!, ¡cuántas buenas obras se pierden para el cielo! (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la virtud).

5307 Sólo como falsa ciencia puede ser calificada la doctrina de los herejes, los cuales enmascaran su propia ignorancia llamándola ciencia, del tiempo revuelto dicen que está sereno y a las tinieblas las llaman luz (SAN VICENTE DE LERINS, Conmonitorio, 21).

5308 Cuando se estudia mucho, se conoce a Dios: frecuentemente, la ignorancia es hija de la pereza (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 78).

5309 La antorcha encendida significa que no debemos permitir que nadie viva en las tinieblas de la ignorancia (SAN CIRILO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 101).

5310 La mayoría de las falsedades contienen algo de verdad; por lo menos, aquellas falsedades que son perversiones de la verdad son las que tienen más éxito. Pero, aun sin falsedad, vosotros sabéis cuán extraña puede aparecer la verdad a mentes no familiarizadas con ella (CARD. J. H. NEWMAN, Sermón en la inauguración del Seminario S. Bernardo, 3-X-1873).

5311 Conmueven a Jesús el hambre y el dolor, pero sobre todo le conmueve la ignorancia (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, 109).

5312 No se lee en el Evangelio que Cristo dijese: "os envío el Espíritu Santo para que os instruya sobre el curso del sol y de la luna". Porque quería hacer cristianos, no matemáticos (SAN AGUSTÍN, Sermón 2).

5313 Muchas veces juzgamos las cosas conforme a nuestro deseo, y perdemos con frecuencia el verdadero juicio por amor propio (Imitación de Cristo, 1, 14, 1).

5314 Si se da una razón contra la autoridad de las divinas Escrituras, por muy aguda que sea, engaña con semejanza de verdad, pues no puede ser verdadera (SAN AGUSTÍN, Epístola 143, a Marceliano).

5315 La doctrina del Salvador es por si misma perfecta v de ninguna necesita pues es la virtud y sabiduría de Dios La filosofía griega al unirse a ella no hace mas poderosa la verdad; mas por hacer débiles los argumentos de los sofistas contra aquella y rechazar las engañosas asechanzas contra la misma fue llamada ajustado muro, cerca y valladar de la viña (CLEMENTE DE ALEJANDRÍA Stromata, 1).