Catena Áurea

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Mas los fariseos, saliendo de allí, consultaban contra El cómo le harían morir. Y Jesús, sabiéndolo, se retiró de aquel lugar, y fueron muchos en pos de El, y los sanó a todos, y les mandó que no le descubriesen, para que se cumpliese lo que fue dicho por el Profeta Isaías, que dice: He aquí mi siervo, que escogí, mi amado, en quien se agradó mi alma. Pondré mi espíritu sobre El, y anunciará justicia a las gentes. No contenderá, ni voceará, ni oirá ninguno su voz en las plazas. No quebrará la caña que está cascada, ni apagará la torcida que humea hasta que saque a victoria el juicio, y las gentes esperarán en su nombre". (vv. 14-21)


San Hilario, in Matthaeum, 12
La rivalidad enciende los ánimos de los judíos, porque no miraban en Jesucristo sino su humanidad y no veían en sus obras a la divinidad. Por eso dice: "Mas saliendo los fariseos".

Rábano
Dice "saliendo", porque Dios estaba desterrado de sus almas. "Consultaron", sobre la manera para conseguir perderle.

San Hilario, in Matthaeum, 12
Y sabiendo El su determinación se retiró de allí, para estar lejos de todo designio inicuo. Por eso sigue: "Mas sabiéndolo Jesús".

San Jerónimo
Es decir, sabiéndolo se retiró, a fin de evitarles a los fariseos toda ocasión de poder poner en práctica los malignos proyectos que contra El tenían.

Remigio
O también, se retiró de allí como el hombre que huye de las emboscadas de los que lo persiguen, porque aún no había llegado el tiempo, ni era aquél el lugar de la pasión. Ciertamente no convenía que el profeta pereciese fuera de Jerusalén, como dice El mismo ( Lc 13, 33). Se separó además el Señor de aquellos que le perseguían por odio y se fue a donde había muchos que lo amaban. Por eso sigue: "Y le siguieron muchos". La muchedumbre de los sencillos ama unánimemente a Aquel a quien los fariseos con firme resolución buscan para perderle. Por eso consiguió bien pronto el objeto de sus deseos. "Y los curó a todos".

San Hilario, in Matthaeum, 12
Mandó a todos los que curó que guardasen silencio sobre ello. "Y les mandó que no lo descubriesen", porque la salud que les había devuelto era testimonio para cada uno. Pero con el mandato de guardar silencio o secreto evitó toda ocasión de vanagloria, a pesar de que no sería menos divulgado su nombre por la misma reserva del silencio que exigía, puesto que la guarda del silencio partía de un hecho que por sí mismo se evidenciaba.

Rábano
Con este proceder nos enseña que no busquemos la gloria exterior cuando hiciéremos alguna cosa grande.

Remigio
Manda que no lo descubran, a fin de evitar mayor responsabilidad a aquellos que le perseguían.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 40, 2
A fin de que no nos asustemos de la increíble insania de los fariseos, nos trae a la memoria la profecía que ya lo tenía predicho. Porque era tan grande la solicitud de los profetas en relación al Mesías, que no omitieron nada de su vida, profetizaron sus viajes y sus pasos y hasta la intención que tenía en todo, a fin de que estuviéramos convencidos de que el Espíritu Santo era el que hablaba todas estas cosas mediante los profetas. Porque si es imposible penetrar en el pensamiento del hombre, mucho más lo es en las intenciones del Señor, a no ser que las revele el Espíritu Santo. Por eso sigue: "Para que se cumpliese lo que fue dicho por Isaías: He aquí mi siervo " ( Is 42), etc.

Remigio
Nuestro Señor Jesucristo fue llamado siervo de Dios Omnipotente, no según su divinidad, sino según la economía de la Encarnación, en la que por obra del Espíritu Santo recibió de la Virgen una carne sin mancha de pecado. En algunos textos se lee: "El elegido a quien elegí". Porque fue elegido, es decir, predestinado por Dios Padre para que fuese Hijo propio y no adoptivo.

Rábano
"A quien elegí", dice, para una obra que nadie podía llevar a cabo: la redención del género humano y la reconciliación del mundo con Dios. Sigue: "Mi amado que agradó a mi alma" ( Mt 17, 5).

Remigio
Cuando dice: "A mi alma", no debe entenderse que Dios Padre tenga alma, sino que se aplican estas palabras a Dios para expresar su afecto. Y no debe causarnos admiración el que a Dios se apliquen esas palabras en ese sentido, puesto que también se le aplican en sentido parecido las demás partes del cuerpo.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 40, 2
El profeta pone esto al principio para enseñarnos que todo lo que aquí se dice está conforme con el designio del Padre. Porque El ama a Aquel a quien ha hecho su Elegido según su voluntad. La palabra elegido nos da a entender que no es contrario a la ley ni enemigo del legislador, sino conforme con El. Luego: "porque es amado por mí, pondré mi espíritu sobre El".

Remigio
Entonces puso también Dios Padre su Espíritu sobre El, cuando por obra del Espíritu Santo tomó carne de la Virgen y después, cuando se hizo hombre, recibió la plenitud del Espíritu Santo.

San Jerónimo
Reposa el Espíritu Santo, no sobre el Verbo de Dios y sobre el Hijo único, que procede del seno del Padre, sino sobre Aquél de quien se dijo: "He aquí mi siervo". En las palabras siguientes vemos lo que piensa hacer mediante El. "Y anunciará mi juicio a las gentes".

San Agustín, de civitate Dei, 20, 30
Es decir, que el Señor anunciará el juicio venidero a las gentes que lo ignoran.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 40, 2
En seguida dice, para manifestar su humildad: "No contenderá". Porque se ofreció como le pareció y se presentó de buena voluntad a sus perseguidores: "Ni voceará". Porque enmudecerá como el cordero delante del que lo trasquila: "Ni oirá nadie su voz en las plazas".

San Jerónimo
Abierto está el camino ancho que va a la perdición y muchos caminan por él. Y es que son muchos los que no oyen la voz del Salvador, porque se encuentran en el camino ancho y no en el angosto que lleva a la vida.

Remigio
La palabra griega plateia (plateia) corresponde a la latina latitudo, plaza pública, y en las plazas nadie oyó su voz, porque no vino a este mundo a prometer los deleites de la vida a los que los aman, sino la rectitud.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 40, 2
Quería el Señor curar a los judíos mediante esta mansedumbre. Por ello dio ejemplo, y a pesar de que ellos se le resistían no los escarmentó destruyéndolos. Por eso dice el profeta, para evidenciar su tara y manifestar la virtud del Salvador: "No romperá la caña cascada, y no apagará la mecha que humea" ( Is 42, 3).

San Jerónimo

Rompe la caña cascada aquel que no da la mano al pecador ni lleva la carga de su hermano, y apaga la mecha que humea aquel que desprecia la pequeña centella de la fe en los que creen.

San Agustín, de civitate Dei, 20, 30
De aquí es que El no quebró ni suprimió a sus perseguidores judíos, que son comparados a la caña cascada porque perdieron su integridad, y a la mecha que humea porque apagaron la luz, sino que los perdonó porque no había venido El a juzgarlos, sino a ser juzgado por ellos.

San Agustín, quaestiones evangeliorum, 2, 3
Es de notar que cuando desaparece la luz, la mecha despide mal olor.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 40, 2
O también por las palabras: "No romperá la caña cascada", significa que le era a El tan fácil romperlos a todos como a una caña, y no como a una caña simplemente, sino como a una caña cascada. Y por las palabras: "No apagará la mecha que humea", nos demuestra el encendido furor de los judíos, y la poderosa virtud de Cristo para extinguir con toda facilidad semejante furor; en todo lo cual brilla la gran mansedumbre de Cristo.

Rábano
Al decir: "Que la caña está cascada pero no rota", nos da a entender que los cuerpos caducos y cascados de las naciones aún no están desechos, sino que están reservados para la salud. Y por las palabras: "No apagaré la mecha que aún humea", nos manifiesta el resto de fuego que aún conserva una mecha que humea, es decir, los restos de la antigua gracia que aún se abrigan en el corazón de Israel; que aún puede por la penitencia recobrar toda la luz.

Rábano
O por el contrario, llama caña cascada a los judíos que, agitados por el viento y dispersos los unos de los otros, no fueron condenados inmediatamente, sino que los sufrió con paciencia. Y llama mecha que aún humea al pueblo formado de naciones que después de haber extinguido en su corazón el calor de la ley natural, estaban envueltas en errores que exhalan un humo detestable y una negra tiniebla que ofende la vista. Pero el Señor no sólo no extinguió y redujo a cenizas esos errores, sino que, por el contrario, levantó de una pequeña chispa de fuego grandísimos incendios.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 40, 2
Pero dirá alguno: ¿Y para qué esto? ¿Siempre hemos de estar así? ¿Y soportará hasta el fin a quienes de esa manera le arman emboscadas y hacen tantas locuras? Lejos de nosotros tal modo de pensar. Cuando haya cumplido con todo lo que tenía que hacer El se ocupará de todas esas otras cosas. Por eso declaró el profeta: "Hasta que saque a victoria el juicio". Cuando haya cumplido con su misión, entonces tomará satisfacción perfecta. Cuando El haya levantado un brillante trofeo victorioso, cuando su causa venza absolutamente y no haya lugar a pretensiosas contradicciones, resplandecerá su victoria y sus enemigos recibirán su merecido.

San Hilario, in Matthaeum, 12
O también: "Hasta que arroje el juicio a la victoria", quiere decir que después de haber quitado todo su poder a la muerte, volverá para el juicio con su gloria.

Rábano
O también, el juicio de que se trata aquí ha de llegar a la victoria, porque vencerá a la muerte con la resurrección, volverá victorioso a su reino con la expulsión del príncipe de este mundo, y estará sentado a la derecha del Padre mientras tiene puestos bajo sus pies a todos sus enemigos ( 1Cor 15).

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 40, 2
Y no se limita su misión sólo a castigar a los que no creyeron, sino que atraerá a sí a todo el universo: "Y las naciones esperarán en El".

San Agustín, de civitate Dei, 20, 30
Mas ya vemos cumplido esto último, y esta realización, que no podemos negar, nos confirma en lo que niegan imprudentemente algunos, en el juicio final, que se tendrá en la tierra cuando El baje del cielo ¿y quién creerá que las naciones tendrán puestas sus esperanzas en Cristo, siendo Este prendido, atado, azotado, burlado y crucificado, y cuando sus mismos discípulos habían perdido la esperanza que habían ya comenzado a tener en El? Entonces apenas un ladrón esperó en la cruz, y ahora todas las naciones extendidas por la faz de la tierra esperan en ella, y para no perecer eternamente se santiguan con esa misma cruz sobre la que El murió. Nadie duda, pues, que el juicio final por Jesucristo tendrá lugar de la manera que El lo anuncia.

Remigio
Es necesario tener presente que el sentido de este pasaje se apoya, no sólo en este testimonio, sino también en el de otros muchos pasajes. La frase "he aquí mi siervo" se refiere a las palabras del Padre ( Mt 3, 17): "Este es mi Hijo"; y cuando dice: "Yo pondré mi Espíritu sobre El", hace referencia a la venida del Espíritu Santo sobre el Señor cuando fue bautizado ( Lc 3). Y cuando añade: "Anunciará el juicio a las naciones", se refiere a las palabras de San Mateo: "Cuando se sentare el Hijo del hombre en el asiento de Su Majestad" ( Mt 25, 31). Y cuando pone: "No contenderá ni voceará", quiere decir que el Señor responderá en pocas palabras al príncipe de los sacerdotes y a Pilato ( Mt 26-27), y nada dirá a Herodes ( Lc 23). Las palabras: "No romperá la caña cascada", nos dicen que el Señor huirá de sus perseguidores, a fin de no hacerlos más culpables ( Jn 7-8). Estas palabras: "Las naciones esperarán en su nombre", significan lo que dijo San Mateo: "Id y enseñad a todas las naciones" ( Mt 28, 18).


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