Catena Áurea

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Prefacio Jn 1, 1

Glosa El profeta Isaías, inspirado por la sublimidad de la visión divina, dijo: He visto al Señor sentado sobre un solio elevado y excelso; y la casa estaba llena de su majestad, y lo que estaba debajo de él llenaba el templo.


San Jerónimo
Conocemos con más claridad en el Evangelio de San Juan, quién es éste que ve y dice: "Esto dice Isaías, cuando vio la gloria de Dios, y habló de El": no hay duda alguna de que se refiere a Jesucristo.

Glosa
De estas palabras se deduce la materia de este Evangelio, que escribió San Juan. Y como los Evangelistas San Mateo y San Lucas refirieron la Natividad del Salvador según la carne, San Juan pasó esto en silencio, y empezó su narración por su divinidad; cuya parte sin duda alguna le había sido reservada como mejor por el Espíritu Santo.

Alcuino
Como el Evangelio sobrepase a todas las páginas de la Sagrada Escritura (porque dice que se ha cumplido cuanto habían anunciado la Ley y los Profetas), San Juan se distingue entre los mismos escritores de los Evangelios por la profundidad con que trata los divinos misterios, el cual, por espacio de 65 años después de la Ascensión del Señor, predicó la palabra de Dios sin escribir nada hasta los últimos tiempos de Dominiciano; pero después que éste murió, habiendo vuelto a Efeso (por habérselo permitido Nerva), a petición de los obispos de Asia, escribió acerca de la divinidad coeterna de Jesucristo con el Padre, en contra de los herejes que decían que Jesucristo no había existido antes que María. Por lo que con razón es comparado en la representación de los cuatro seres a un águila volando, que sube más alto que todas las demás aves, y mira frente a frente al sol sin que se deslumbren sus ojos.

San Agustín
Traspasa todas las esferas del aire, todas las alturas de las estrellas y todos los coros y las legiones de los ángeles. Y si no traspasase todo lo que ha sido creado, no hubiese podido llegar hasta Aquél por quien todas las cosas han sido hechas.

San Agustín
De esto se desprende (si fijamos en ello la atención) que los tres Evangelistas refirieron los hechos temporales y las palabras del Señor, que pueden contribuir en gran manera a reformar nuestras costumbres en esta vida, tratando apenas más que de la virtud activa, en tanto que San Juan se ocupa mucho menos de los hechos del Salvador, y escribe con cuidado y escrupulosidad lo que dijo (especialmente lo que se refiere a la unidad de la Trinidad y a la felicidad de la vida eterna), y fijando su atención y su predicación en recomendar la virtud contemplativa. De aquí que los tres seres que representan a los otros tres Evangelistas (o sea el león, el hombre y el toro), andan por la tierra, porque estos tres Evangelistas se ocupan especialmente de lo que hizo Jesucristo en carne mortal, y de los preceptos que dio para norma de la vida moral en cuanto al cuerpo. Pero San Juan se remonta sobre las nubes de la humana debilidad, como se remonta el águila por los aires, y ve la luz de la verdad inmutable con los ojos firmísimos y penetrantes de su alma, y especialmente la divinidad de Jesucristo, por la que es igual al Padre, cuidando de recomendarla en su Evangelio cuanto creyó que necesitaban los hombres.

Glosa
Puede, pues, el Evangelista San Juan decir con Isaías: "He visto al Señor sentado sobre un solio elevado y excelso", en cuanto pudo ver en su elevación a Jesucristo en la majestad de la divinidad, cuya naturaleza es en verdad excelsa y elevada sobre todas las cosas; "Y estaba llena la casa de majestad", porque refiere el Evangelista que todas las cosas han sido creadas por El, y que todos los que vienen a este mundo son iluminados por su luz. Dice también que todo lo que estaba debajo de El llenaba el templo, porque "El Verbo se hizo carne, y hemos visto su gloria; gloria, como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad" (1, 14), y "hemos recibido todos de su plenitud" (1, 16). Así, pues, estas palabras contienen la materia de este Evangelio, en el que manifiesta San Juan que el Señor está sentado sobre un trono excelso, demostrando la divinidad de Jesucristo, y da a conocer que la tierra está llena de su majestad, cuando dice que todas las cosas han sido hechas por El y llenas de sus divinas perfecciones, enseñando que lo que hay de inferior en El (esto es, los misterios de su humanidad) llena el templo (esto es, la Iglesia), cuando promete a los fieles la gracia y la gloria en los sacramentos de la humanidad de Jesucristo.

San Crisóstomo
Cuando un hombre tan ignorante dice tales cosas, que ninguno de los que han vivido sobre la tierra conoció jamás, es preciso atribuirlo a un gran milagro, y sobre todo si se admite como prueba de que fue Dios quien le inspiró el que todos los hombres hayan comprendido en todo tiempo lo que él dijo, y se hayan persuadido de su verdad. ¿Quién, pues, no se admirará de la virtud que habita en él?

Orígenes
Juan quiere decir gracia de Dios, o en quien está la gracia o a quien se ha concedido. ¿A quién de los teólogos se ha concedido en algún tiempo penetrar los misterios escondidos del sumo bien, y hacer que los comprenda así la humana inteligencia?


Prefacio Jn 1, 1
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