Catena Áurea
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Prefacio Mc 1, 1
Glosa, super Formans me El profeta Isaías predice de manera bien clara la vocación de los gentiles y la causa de su salvación con estas palabras: Mi Dios se ha hecho mi fortaleza y me ha dicho: Poco es que seas mi siervo para despertar a las tribus de Jacob y convertir los desperdicios de Israel. Te he dado por luz de las gentes, para que seas salud mía hasta los confines del mundo ( Is 49).
San Jerónimo, sobre Isaías, lib. 13
En sus palabras también se manifiesta que Cristo se llama siervo por cuanto nació de mujer, pues estas palabras van precedidas de las siguientes: "Esto dice el Señor, formándome siervo suyo desde las entrañas de mi madre". La voluntad del Padre fue ciertamente que los perversos vendimiadores recibieran al hijo enviado. Por esto dice de ellos Cristo a sus discípulos: "No vayáis ahora a tierra de gentiles, sino id antes en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel" ( Mt 10, 5-6). Y porque Israel no se ha humillado ante Dios, el Hijo de Dios habla a los judíos incrédulos, diciendo: "Mi Dios se ha hecho mi fortaleza", el cual ha consolado mi tristeza por la abyección de mi pueblo, y me ha dicho: "No basta que me sirvas despertando a las tribus de Jacob", que cayeron por su vicio, "y convirtiendo a los desperdicios", o despojos, "de Israel". Por ellos te he dado como luz de todas las gentes, para que ilumines al mundo, y hagas llegar mi salud, por la cual se salven los hombres, hasta los confines del mundo.
Glosa
De las anteriores palabras podemos derivar dos cosas, de las cuales la primera es el poder divino que hubo en Cristo, y que fue eficaz para iluminar a las gentes, porque se dice: "Mi Dios se ha hecho mi fortaleza". "Por tanto Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo", como dice el Apóstol a los Corintios (2Cor 5, 19). De donde el Evangelio que salva a los creyentes "es el poder de Dios para la salvación de todo creyente", como dice el mismo Apóstol a los Romanos (1, 16). La segunda es dar luz y salvación al mundo, según la disposición del Padre cumplida por Cristo, porque se dice: "Te di por luz de las gentes"; por ello, después de la resurrección del Señor, y para cumplir con la disposición del Padre, envió a los discípulos a predicar diciéndoles: "Enseñad a todas las gentes" (Mt 28, 18). De ellos, unos recibieron el ministerio de predicar a los judíos, y otros a los gentiles. Y porque convenía no sólo predicar el Evangelio a las generaciones presentes, sino escribirlo para las futuras, se observa igual distinción entre los escritores del Evangelio escribiendo San Mateo en hebreo para los judíos y San Marcos el primero para los gentiles.
Euseb., Hist. eccl., lib. 2, cap. 15
Cuando la clara luz del Verbo de Dios se anunció a la ciudad de Roma, la palabra de verdad y luz predicada por Pedro llenó la mente de todos con plácido sonido y en tal manera que, oyéndole todos los días, jamás llegó a saciarlos. Antes por el contrario, no satisfechos con oírle, rogaban encarecidamente a su discípulo Marcos que, aquellas cosas que Pedro les decía de palabra, las escribiese él para recordarlas perpetuamente, y para meditar sin cesar en ellas dentro y fuera de casa. No dejaron de rogarle hasta que lograron lo que pedían, y ésta fue la causa del Evangelio según San Marcos. Pedro, reconociendo en sí la acción del Espíritu Santo, quien le había arrebatado piadosamente, se lleno de júbilo, considerando la devoción y la fe de aquel pueblo en esto; confirmó el hecho, y dio la Escritura a la Iglesia para que sea siempre leída.
San Jerónimo, super Marcum in praefat
Da principio por la predicación de Cristo en la edad más perfecta, pues el que habla de la perfección del Hijo de Dios no se detiene en la natividad del niño.
San Crisóstomo, hom. in Mat
Hace una compendiosa y breve narración, en lo cual imita la brevedad de su maestro San Pedro.
San Agustín, De Cons. Evang., lib. 1, cap. 3
San Mateo, que se propuso hablar de la persona real de Cristo, tuvo a San Marcos como imitador y compilador adjunto, que en cierto modo ha seguido sus pasos, puesto que es propio de reyes no estar sin séquito. Y como el sacerdote entraba solo en el Sancta Sanctorum, San Lucas, que se propuso ofrecer a nuestra consideración el sacerdocio de Cristo, no tuvo un socio igual y reverente que abreviase de cierto modo su narración.
Beda, quasi in princ. Comm. in Marc
Es de notar también que los santos Evangelistas han comenzado de diverso modo su narración, y de diverso modo la han concluido. Empezando San Mateo desde la Natividad del Señor, lleva su historia hasta su Resurrección; San Marcos comienza desde el principio de la predicación del Evangelio, y llega hasta la Ascensión del Señor y la predicación de sus discípulos a todas las naciones del orbe; San Lucas termina en la Ascensión, partiendo de la Natividad del Precursor; y San Juan, tomando el principio en la eternidad del Verbo de Dios, anuncia la Buena Nueva hasta el tiempo de la Resurrección.
San Ambrosio, super Lucam in praefat
San Marcos, pues, está representado bajo la figura de un león, porque empezó por la expresión del poder divino.
San Remigio, super Marcum
También se le representa por un león, porque así como éste hace resonar su terrible voz en el desierto, así San Marcos empieza clamando en el desierto: "Voz que clama en el desierto" ( Mc 1, 6).
San Agustín, De cons. Evang., lib. 1, cap. 6
Aunque también podría interpretarse esta figura de otro modo. Marcos, pues, que no quiso narrar la estirpe real de Cristo como Mateo =figurado por tanto en el león=, ni la sacerdotal como Lucas =señalado por el toro=, ni el parentesco ni la consagración, y sin embargo se muestra versado en lo que hizo Cristo hombre, se ve representado bajo la figura del hombre en los cuatro seres.
Teofilacto, In Evang. Marci
O es el águila la que simboliza el Evangelio según San Marcos, pues empieza por la profecía de San Juan, la cual con la perspicacia del águila, ve las cosas que están lejos.