Catena Áurea

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Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. (v. 1)


San Jerónimo, en el prólogo
Marcos evangelista, levita según su linaje, siendo sacerdote en Israel, convertido al Señor, escribió el Evangelio en Italia 1. En él mostraba lo que Cristo debía a su linaje. Señalaba el principio del orden de la elección levítica, al decir: "Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios". Y comenzaba el Evangelio con una exclamación profética sobre Juan, hijo de Zacarías.

San Jerónimo, en el principio del comentario
Se llama Evangelio ( euaggelion ), en griego, lo que en latín significa buena nueva. Porque se refiere propiamente al reino de Dios y a la remisión de los pecados, y porque es por el Evangelio por donde viene la redención de los fieles y la bienaventuranza de los santos. Los cuatro Evangelios, en realidad, no forman más que uno, ya que en cada uno se contienen los cuatro. En hebreo se dice Jesús, en griego Soter (swthr ), y en latín Salvador. Cristo se dice en griego cristoV , que en hebreo es Mesías y en latín Ungido, esto es, Rey Sacerdote.

Beda
Se ha de comparar, pues, el principio de este Evangelio con el principio del de San Mateo, que dice: "Libro de la generación de Jesucristo, Hijo de David, Hijo de Abraham". El es llamado en San Marcos: "Hijo de Dios". Pero debemos entender que Nuestro Señor Jesucristo es llamado indistintamente Hijo de Dios e Hijo del hombre. Y con razón lo llama Hijo del hombre el primer evangelista, y el segundo Hijo de Dios, a fin de que nuestro pensamiento se eleve poco a poco de lo menor a lo mayor y llegue por la fe y los sacramentos de la humanidad al conocimiento de la eternidad divina. Con razón también el que había de describir la generación humana empezó por el Hijo del hombre, esto es, David o Abraham. Igualmente, el que empezaba su libro desde el principio de la predicación evangélica quiso mejor llamar Hijo de Dios a Jesucristo, porque era de naturaleza humana el tomar verdaderamente la carne de la descendencia de los patriarcas, y fue de potencia divina predicar el Evangelio al mundo.

Hilar., De la Trin., lib. 2 ante medium.
No confirmó, pues, a Cristo Hijo de Dios sólo en el nombre, sino también en su naturaleza. Nosotros somos hijos de Dios, pero no lo somos como El, ya que El lo era por principio, en sentido propio y verdadero, y no por adopción. Lo era por verdad, no por promesa; por origen, no por creación.

Notas

1. Según la más antigua tradición sobre el origen del Evangelio según San Marcos, que viene de los tiempos apostólicos, éste habría sido escrito en Roma, dependiente de la catequesis de San Pedro. Son muchas las razones para respaldar este antiguo testimonio, que llega a través de Eusebio de Cesarea, citando fuentes primitivas. Ya por lo circunstancial de las catequesis, ya porque San Pedro se une al Señor siendo adulto, es posible que en su predicación no se refiriese a los años previos de la vida de Jesús. En tal sentido Marcos también los omite.

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