Catena Áurea
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← Mt 16, 5-12 →
Y pasando sus discípulos a la otra ribera, se habían olvidado de tomar panes. Jesús les dijo: "Mirad, y guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos". Mas ellos pensaban y decían dentro de sí: "¿Porque no hemos tomado panes?" Y Jesús, conociéndolo, les dijo: "Hombres de poca fe: "¿por qué estáis pensando dentro de vosotros, que no tenéis panes? ¿No comprendéis aun, ni os acordáis de los cinco panes para cinco mil hombres, y cuántos cestos alzasteis? ¿Ni de los siete panes para cuatro mil hombres, y cuántas espuertas recogisteis? ¿Cómo no comprendéis que no por el pan os dije: guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos?". Entonces entendieron que no había dicho que se guardasen de la levadura de los panes, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos. (vv. 5-12)
Glosa
Como el Señor abandonó a los fariseos a causa de su infidelidad, se desprende naturalmente el que mandara a sus discípulos se guardasen de la doctrina de ellos. Por eso sigue: "Y pasando sus discípulos a la otra ribera, se habían olvidado de tomar panes".
Remigio
Amaban tanto a su maestro, que no querían separarse de El un instante. Es de advertir cuán distantes estaban los discípulos de desear los placeres, cuando hacían tan poco caso de lo necesario para la vida, que hasta se olvidaron de tomar panes, tan indispensables para poder subsistir.
Sigue: "Mirad y guardaos de la levadura de los fariseos".
San Hilario, in Matthaeum, 16
Aconseja el Señor en estas palabras a sus apóstoles que no se mezclen con la doctrina de los judíos, porque las obras de la ley fueron establecidas para ser realizadas en la fe y como figura de las cosas futuras. Y habiendo venido la verdad en su tiempo y edad, en adelante no consideren nada como figura de la verdad, a fin de que semejante doctrina farisaica, que no conoce a Cristo, no corrompa los efectos de la verdad del Evangelio.
San Jerónimo
Porque todo el que se guarda de la levadura de los fariseos y saduceos, no observa los preceptos de la ley y de la letra, y desprecia las tradiciones humanas, a fin de practicar los mandamientos de Dios. Esta es la levadura de que dice el apóstol ( 1Cor 5, 6; Gál 5): "Una pequeña levadura corrompe toda la masa". Bajo todos conceptos debemos guardarnos de semejante levadura, que tuvieron Marción, Valentín y todos los demás herejes. Porque es de tal fuerza esta levadura, que si una parte, al parecer pequeña, se mezcla con la harina, aumenta cada vez más y derrama su sabor sobre toda la masa. Lo mismo sucede con la doctrina de los herejes. Si arroja ella una pequeña chispa en vuestro pecho, pronto se convertirá en una gran llama y consumirá todo lo que hay en el interior del hombre.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53, 3
¿Y por qué no dice sin rodeos: guardaos de la doctrina de los fariseos? Porque quería recordarles lo que había pasado en la multiplicación de los panes, cosa que ellos habían olvidado. Pero como no habían motivos directos para hacerlo y aprovechando la ocasión que ellos mismos le presentaban, les dio una reprensión que les fue más sensible. Por eso el evangelista nos pone delante los pensamientos de los discípulos en estas palabras: "Mas ellos pensaban y decían entre sí. Porque no hemos tomado panes".
San Jerónimo
¿Cómo es que no tenían panes aquellos que después de haber dejado llenar siete espuertas, subieron en un barco y llegaron a los confines de Magedán, donde les dijo el Señor que se abstuvieran de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Es indudable, según este pasaje de la Escritura, que ellos se olvidaron de llevar nada consigo.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53, 3
El Señor reprende con energía para provecho de todos a los apóstoles, por el apego que aún tenían a las observancias judaicas. Por eso sigue: "Y Jesús, conociéndolo, les dijo: Hombres de poca fe: ¿Por qué estáis pensando dentro de vosotros que no tenéis panes?"
Glosa
Como si dijera: ¿por qué estáis pensando que yo he querido hablar de los panes terrenales, sobre cuyo punto no debéis dudar, habiéndolos multiplicado de tal manera, que de unos pocos panes he hecho que sobraran porciones tan considerables?
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53, 3
El Señor hace esto con los discípulos con el objeto de que no se preocupen de lo que han de comer. Pero, por qué no los reprendió cuando dijeron: ¿De dónde vamos a tomar en este desierto tantos panes? ( Mt 15, 33) Porque le pareció más oportuno, y además para que no creyesen que lo hacía con el objeto de entrometerse para hacer milagros, y porque no quería reprenderlos delante de la gente. Y esta acusación fue tanto más razonable, cuanto que a pesar del doble milagro de los panes, aún dudaban los apóstoles sobre su alimento. Mirad cómo el Señor acompaña a la reprensión, la mansedumbre. Responde El mismo por los que reprende y lo hace como excusándolos con estas palabras: "¿No comprendéis aún ni os acordáis de los cinco panes para los cinco mil hombres y cuántos cestos alzasteis? ¿Ni los siete panes y cuatro mil hombres?"
Glosa
Como si dijera: ¿No comprendéis el misterio, ni recordáis mi poder?
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53, 3
De esta manera les recuerda lo pasado y les avisa para el porvenir.
San Jerónimo
El Señor enseña a los discípulos por las palabras: "¿Por qué no comprendéis?" el significado de los cinco panes y de los siete; el de los cinco mil hombres y el de los cuatro mil, que fueron alimentados en el desierto. Y si la levadura de los fariseos y los saduceos no significa el pan corporal, sino las malas tradiciones y los dogmas heréticos, ¿por qué los alimentos con que fue alimentado el pueblo de Dios, no han de significar las doctrinas verdaderas íntegras?
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53, 3
Si queréis saber cuánto pudo en el corazón de los discípulos la reprensión de Cristo y cómo levantó sus adormecidas almas, escuchad las palabras del evangelista: "Entonces entendieron que no había dicho que se guardasen de la levadura de los panes, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos". Y lo entendieron sin necesidad de interpretación. La reprensión, pues, del Señor, los retrajo de las observancias judaicas, hizo más diligentes a los perezosos, aumentó su poca fe, les dio valor para que no se apurasen cuando les faltara pan, para que no se preocuparan del alimento y para que consideraran todas esas cosas como dignas de desprecio.