Catena Áurea

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 Cap. 17   18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28
  ←   Mt 17, 23-26   →  

Y como llegaron a Cafarnaúm, vinieron a Pedro los que cobraban los didracmas y le dijeron: "¿Vuestro Maestro, no paga los didracmas?" Dijo: "Sí". -Y entrando en la casa, Jesús le habló primero diciendo: "¿Qué te parece, Simón? ¿Los reyes de la tierra, de quién cobran el tributo o el censo? ¿De sus hijos o de los extraños?" -"De los extraños", respondió Pedro. -Jesús le dijo: "Luego los hijos son francos. Mas, porque no los escandalicemos, ve a la mar, y echa el anzuelo; y el primer pez que viniere, tómalo; y abriéndole la boca hallarás un estatero: tómalo y se lo darás por mí y por ti". (vv. 23-26)


Glosa
Ya que los discípulos se habían puesto tristes después que oyeron la pasión del Señor y para que nadie atribuyese a la necesidad -y no a la humildad- la pasión de Cristo, añade el evangelista un hecho que demuestra la libertad y la humildad de Cristo. Por eso dice: "Y como llegaron a Cafarnaúm, vinieron a Pedro los que cobraban los didracmas, etc."

San Hilario, in Matthaeum, 17
Se pide al Señor que pague los didracmas; esto es, dos denarios. Imponía la ley este impuesto a todo Israel, por la redención del cuerpo y del alma y a fin de atender a los ministros del templo.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 58, 1
Cuando mandó el Señor dar muerte a todos los primogénitos de los egipcios, recibió el Señor el tributo de la tribu de Leví, en conmemoración de este hecho. Después, como en la Judea era inferior el número de los de la tribu que el número de los primogénitos, se mandó completar los que faltaban para llenar ese número con un siclo; de aquí trae origen la costumbre de pagar un impuesto por los primogénitos y como Cristo era primogénito, por eso le exigían el tributo y se acercan a Pedro para pedirlo porque les parecía que era el principal y yo soy de la opinión que no exigían en todas las ciudades estos tributos, y si exigieron en Cafarnaúm el tributo a Cristo, es porque creían que esa era su patria.

San Jerónimo
O de otro modo, la Judea fue hecha tributaria después de César Augusto. Todos estaban obligados a empadronarse; de aquí el que José y María -que eran de la misma tribu- tuvieran que ir a Belén. Y como el Señor había vivido en Nazaret, lugar de la Galilea, lindante con Cafarnaúm, por eso se le pide allí el tributo. No se atrevieron los que cobraban el tributo a pedírselo a Cristo, a causa de la fama de sus milagros y por eso se dirigen al discípulo.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 58, 1
Y no lo exigieron con mucha vehemencia, sino con gran dulzura, ni tampoco en forma de acusación, sino que dijeron al discípulo preguntándole: "¿Vuestro Maestro no paga los didracmas?"

San Jerónimo
O también, hacen la pregunta con malicia, si Cristo pagaba los impuestos, para ver si se oponía a la voluntad del César.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.58, 1
¿Qué contesta Pedro? Dice que sí y se lo dice a aquellos, a quienes paga y no a Cristo, sin duda porque le causaba vergüenza el hablar de esas cosas a Cristo.

Glosa
O de otro modo, respondió Pedro que sí, esto es: Es cierto que no paga. Trató Pedro de comunicar al Señor que los herodianos le pedían el impuesto, pero el Señor lo previno diciendo: "Y entrando en la casa, Jesús le habló primero, etc."

San Jerónimo
Antes que Pedro le sugiriera la idea, el Señor le pregunta, a fin de que no se escandalicen los discípulos por la exigencia del impuesto y para que vean cómo sabía El todo lo que se hacía en su ausencia.

Sigue: "De los extraños, respondió Pedro. Jesús le dijo: Luego los hijos son francos".

Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
Este pasaje tiene dos sentidos. Según el primero, los hijos de los reyes de la tierra están libres para con los reyes de la tierra. Los extraños también están libres fuera de los límites de su patria y son esclavos (como lo eran los israelitas entre los egipcios) de aquellos que los avasallan. Según el segundo sentido, por la misma razón de que algunos son extraños de los hijos de los reyes de la tierra pero son hijos de Dios, están libres. Estos son aquellos que permanecen en las palabras de Jesús y han conocido la verdad y la verdad los ha librado de la servidumbre del pecado. Mas los hijos de los reyes de la tierra no están libres porque todo el que comete un pecado, es esclavo del pecado ( Jn 8, 34).

San Jerónimo
Mas nuestro Señor era hijo de rey, ya según la carne, ya según el espíritu, puesto que descendía de la estirpe de David y era el Verbo del Padre omnipotente. Luego como hijo de rey, no estaba obligado a los impuestos.

San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1, 23
Siempre se dice, que en ningún reino están obligados los hijos a pagar los impuestos. Con mucha más razón deben estar libres en cualquier reino los hijos del Reino de Aquel de quien dependen todos los reinos de la tierra.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 58, 1
Mas si El no era hijo, en vano nos propuso este ejemplo. Pero dirá alguno: es hijo, pero no lo es propiamente, por lo tanto es extraño. De este modo, el ejemplo no tiene valor. Yo diría que Cristo no habla aquí de los hijos en general, sino de los hijos naturales y propios. De ahí la contraposición que estableció con los extraños, nombre con que designa a los no nacidos de los reyes. Ved también cómo certifica aquí Cristo lo que el Padre reveló a Pedro y que fue la causa de que exclamara: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" ( Mt 16, 16). Mirad cómo ni rechaza el tributo ni manda darlo sin más. Ante todo hace constar que El está exento; pero luego lo da. Lo uno para que no se escandalicen los discípulos, lo otro para que no se escandalicen los cobradores.

San Jerónimo
Luego aunque El estaba libre, sin embargo, como vistió la humildad de la carne, debió cumplir todos los deberes de justicia; por eso sigue: "Mas porque no los escandalicemos, etc."

Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
De aquí se deduce, que cuando se levantan algunos y con formas judiciarias, nos arrebatan nuestros bienes terrenales, ésos son mandados por los reyes de la tierra, para que nos exijan los bienes, que son suyos. Por eso el Señor con su ejemplo prohibe el dar escándalos, aun a semejantes hombres, ya para que no continúen pecando, o ya para salvarlos. El Hijo de Dios, que jamás hizo obra alguna servil, pagó sin embargo, los tributos y los impuestos, por la forma de esclavo, que tomó a causa del hombre.

San Jerónimo
No sé qué admirar más en este pasaje, si la presciencia del Salvador o su grandeza. Sabía por la presciencia, que en la boca de un pez y precisamente en el primero que debía coger Pedro, existía un estáter y por su grandeza y poder fue creado el estáter en la boca del pez; de esta manera hizo con su palabra lo que había de hallar después. Luego el mismo Cristo, por su excesiva caridad, llevó la cruz y pagó los impuestos. Y nosotros, desgraciados, que llevamos el nombre de Cristo y que no hemos hecho nada digno de tan grande majestad, no pagamos los impuestos por honra de El y estamos como hijos de un rey, exentos de los tributos. Simplemente el conocer esta conducta de Cristo, en medio de su pobreza extrema, puesto que no tenía con qué pagar el impuesto por su persona ni por la del apóstol, edifica a cualquiera que lo sepa. Y si alguno nos objetara, ¿pues cómo es que Judas llevaba una bolsa? Responderemos que Cristo consideraba como criminal el aplicar en utilidad propia lo que pertenecía a los pobres y que El mismo nos ha dejado este ejemplo.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 58, 2
O también, que no quiere que se dé de la plata que llevaban, para hacer ver que El era el Señor del mar y de los peces.

Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
O también, porque no llevaba la imagen del César. El príncipe de este mundo nada tenía que ver con El. Por eso no tomó la imagen del César de las cosas que poseía, sino del profundo del mar y no recibió El el estáter, ni lo hizo propiedad suya, para que la imagen del César no estuviese junto a la imagen de Dios invisible. Ved la prudencia de Cristo, que no rehúsa pagar el tributo, ni tampoco manda que se pague de la manera ordinaria. El Señor manifiesta primero; que no está sujeto al impuesto y después lo da. Hizo esto último es decir, el dar el impuesto, para que no se escandalicen los cobradores y lo primero, esto es, el manifestar que no estaba sujeto, para que no se escandalizasen los discípulos. Cuando los fariseos sentaron su doctrina acerca de las comidas, despreció el Señor el escándalo de los mismos fariseos ( Mt 15). El Señor nos enseña con esta conducta que es preciso que sepamos cuándo conviene no despreciar a los que se escandalizan y cuándo es oportuno el ignorarlos.

San Gregorio, homiliae in Hiezechihelem prophetam, hom. 7, 4
Debemos considerar que estamos en la obligación de evitar el escándalo en todo lo que no hay pecado; pero si el escándalo tiene su origen en la verdad, entonces es preferible dar lugar al escándalo a dejar la verdad.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.58, 2
Y así como nos causa asombro la virtud de Cristo, así también debe llenarnos de admiración la fe de Pedro, que obedeció a una cosa tan difícil. Por eso el Señor lo recompensó por su fe y lo incorporó a sí en la paga del impuesto, cosa que le fue sumamente honrosa, por eso dice: "Y abriéndole la boca hallarás un estáter. Dalo por mí y por ti".

Glosa
Era costumbre que cada uno pagase por su persona un didracma y el estáter tenía el peso de dos didracmas.

Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
En sentido místico, en el campo de la consolación (esto es, lo que significa la palabra de Cafarnaúm) el Señor consuela a todos los discípulos; los declara hijos libres y les da el poder de pescar este primer pez, para que reciba Pedro, con la subida del pez, el fruto de su pesca.

San Hilario, in Matthaeum, 17
Cuando el Señor aconseja a Pedro que vaya a buscar el primer pez nos indica también que subirían otros muchos. El bienaventurado y primer mártir, Esteban, subió primero, llevando en su boca un estáter, esto es, el didracma de la nueva predicación con valor como el de dos denarios. Porque predicaba la gloria de Dios y contemplaba en sus tormentos la pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

San Jerónimo
O también este pez primero, que fue cogido, fue el primer Adán a quien salvó el segundo Adán y lo que se encontró en su boca, esto es, en su confesión, es dado por Pedro y por el Señor.

Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
Cuando viereis algún hombre avaro, corregido por algún Pedro, que le ha quitado de su boca las palabras del interés, decid que ese hombre ha subido del fondo del mar, es decir, de en medio de las olas de los cuidados propios de la avaricia, pendiente del anzuelo de la razón y que ha sido cogido y salvado por algún Pedro, que le ha enseñado la verdad y le ha dado, en lugar de un estáter, la imagen de Dios, es decir, su palabra.

San Jerónimo
Es de admirar que se pague una misma cantidad por el Señor y por Pedro; pero en sentido diferente. Porque la cantidad es dada por Pedro, como por un pecador, mas nuestro Señor jamás cometió pecado; sin embargo, dando la misma cantidad por el Señor que por el servidor se hace ver la semejanza carnal entre ambos.


  ←   Mt 17, 23-26   →  
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 Cap. 17   18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28
Catena Aurea