Catena Áurea
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← Mt 28, 8-10 →
Y salieron al punto del sepulcro, con miedo y con gozo grande, y fueron corriendo a dar las nuevas a los discípulos. Y he aquí, Jesús les salió al encuentro diciendo: "Dios os guarde". Y ellas se llegaron a El, y abrazáronle sus pies y le adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No temáis: id, dad las nuevas a mis hermanos para que vayan a la Galilea; allí me verán". (vv. 8-10)
San Hilario, in Matthaeum
Las mujeres fueron instruidas por medio del ángel. En seguida les salió al encuentro el Salvador, para que al anunciar la resurrección a los ansiosos discípulos, no pudiesen decir que hablaban únicamente porque el ángel se lo había dicho, sino porque lo habían oído de boca del mismo Salvador. Por esto sigue: "Y salieron al punto del sepulcro con miedo y con gran gozo".
San Agustín, de consensu evangelistarum, 3, 23-24
Se dice que salieron del sepulcro, esto es, de aquel lugar donde estaba el espacio del huerto que se había cavado delante de la piedra.
San Jerónimo
Dos sentimientos agitaban a aquellas mujeres: el del gozo y el del temor. El primero por el deseo de que resucitase y el segundo por la magnificencia del milagro y los dos adquirían mayores proporciones, porque tenían lugar en mujeres. Por esto sigue: "Y fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos". Se dirigían, pues, a los Apóstoles, para que empezase a esparcirse por medio de ellos la semilla de la fe. Y las que así buscaban y las que así corrían merecieron que el Salvador resucitado les saliese al encuentro. Por esto sigue: "Y he aquí Jesús les salió al encuentro, diciendo: Dios os guarde".
Rábano
Con esto da a conocer que sale siempre al encuentro ayudando a todos aquellos que emprenden el camino de las virtudes para que puedan llegar a la eterna salvación.
San Jerónimo
Las primeras mujeres merecieron oír: "Que Dios os guarde", porque así quedaba deshecha la maldición de la mujer Eva, en estas mujeres.
Crisólogo, sermon 76
Estas mujeres son figura de la Iglesia porque Jesucristo reprende a sus discípulos cuando dudan acerca de su resurrección y los confirma cuando vacilan. Cuando sale al encuentro de estas mujeres, no las asusta con su poder, sino que las previene con el ardor de su caridad. Porque Jesucristo se saluda en su Iglesia, que ha recibido en su propio cuerpo.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 3, 23-24
Deducimos que estas mujeres hablaron dos veces con los ángeles. La primera cuando iban al sepulcro, es decir, cuando vieron un solo ángel (de quien hablan San Mateo y San Marcos) y la segunda cuando después vieron dos (como dicen San Lucas y San Juan). También encontraron al Señor dos veces; una en aquel sitio en que María lo confundió con un hortelano y la otra ahora, cuando sale al encuentro de las mujeres en el camino, para confirmarlas por segunda vez, separando de ellas todo temor.
Crisólogo, sermon 76
Allá no les permitió que lo toquen. Pero aquí no sólo se lo permite, sino que incluso lo detengan y lo abracen. Por esto sigue: "Y ellas se llegaron a El y abrazáronle los pies y le adoraron".
Rábano
Ya se ha dicho antes que resucitó estando cerrado el sepulcro, dando a conocer así que su cuerpo era inmortal a pesar de haber sido muerto y encerrado en el sepulcro. Quiso detener a las mujeres para demostrarles claramente que tenía carne, la misma que era tocada por los mortales.
Crisólogo, sermon 76
Las mujeres, como tipo de la Iglesia, abrazan los pies de Jesucristo, que representan la predicación evangélica y obtienen con su prisa que el Salvador detenga también sus pasos para que ellas puedan honrar a la divinidad entera. Pero aquella otra que sobre la tierra llora a su Señor y por esto lo busca muerto en el sepulcro ignorando que reina en el cielo con el Padre, merecidamente oyó estas palabras: "No me toques" ( Jn 20, 17). Nosotros cuando conocemos las cosas divinas vivimos para Dios y cuando gustamos de las cosas humanas nos cegamos a nosotros mismos. Detuvieron los pies del Señor, para poder conocer en El mismo que era hombre y que ellas estaban a sus pies y que se les había concedido seguirlo y no preceder a Jesucristo. Lo mismo que había dicho el ángel dijo el Señor y así confirmó todavía más a aquéllas a quienes el ángel había confirmado ya.
Sigue: "Entonces les dice Jesús: no temáis".
San Jerónimo
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, ha de observarse que cuando ha habido alguna aparición extraordinaria, se ha cuidado siempre de quitar el temor, para que así, calmada la inteligencia, se pueda oír lo que se dice.
San Hilario, in Matthaeum
Por el contrario, el orden de la causa principal se transforma, porque como la muerte había venido por medio de una mujer, debió ser una mujer la primera que viese y anunciase la gloria de la resurrección. Por esto el Señor añade: "Id, dad las nuevas a mis hermanos para que vayan a Galilea: allí me verán".
Crisólogo, sermon 76
Llama hermanos a aquellos a quienes hizo participantes de su cuerpo. Llama hermanos a aquellos quienes el bondadoso heredero constituyó consigo mismo como coherederos y llama hermanos a aquellos a quienes adoptó por hijos del Padre.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 3, 23-25
El Señor no había de darse a conocer en el lugar en donde se había dejado ver por vez primera, sino en Galilea (en donde fue visto después) y donde mandó que podía ser visto, tanto por medio del ángel, como por sí mismo. Esto es un misterio cuya comprensión todo fiel debe buscar. Galilea quiere decir migración o revelación. En el primer sentido, ¿qué otra cosa puede entenderse sino que la gracia de Jesucristo había de salir del pueblo de Israel, para emigrar a los gentiles, quienes de ningún modo hubieran creído a los Apóstoles cuando les predicaban el Evangelio, si el mismo Dios no hubiese preparado el camino de los corazones de los hombres? Y en este sentido se toman aquellas palabras: "Va delante de vosotros a Galilea". Y cuando se añade: "Allí le veréis", se entiende: "allí encontraréis a sus miembros", o lo que es lo mismo, "le veréis allí vivo en cuerpo, en todo lo que podréis conocerle". Pero en el segundo sentido, según el cual Galilea significa "revelación", la idea puede ser que El no iba a estar más en la forma de siervo, sino en aquella en que es igual al Padre. Aquélla será una revelación que se puede entender como una verdadera Galilea, cuando seamos semejantes a El y le veamos como es ( 1Jn 3, 2). Entonces, también, será cuando se realizará el más feliz paso desde este mundo a la eternidad.