8ª semana del Tiempo Ordinario, viernes

Años impares

Si 44, 1, 9-13: Nuestros antepasados fueron hombres de bien, y su fama vive por generaciones. La gloria de Dios se manifiesta especialmente en la historia de la salvación del pueblo que Él se eligió para Sí, y de un modo particular brilla en los hombres que escogió para guiarlo.Lo que mantiene en ese Pueblo la continuidad de las generaciones es la fidelidad a la alianza, ya que Dios es siempre fiel a ella. Por eso, la razón máxima de su fama no es la grandeza o la riqueza, sino la caridad. En este sentido, algunos consideran la fidelidad como el atributo mayor de Dios. Esta fidelidad de Dios va unida a su bondad paternal para con el pueblo de la alianza. Estos dos atributos complementarios, amor y fidelidad, indican que la alianza es a la vez un don gratuito y un vínculo cuya solidez resiste la prueba de los siglos.Como dice el salmista, " las sendas del Señor son misericordia y lealtad " (Sal 24, 10). De esas dos actitudes debe él participar, configurándose a ellas. La piedad filial, que debe a Dios, tendrá como prueba de su verdad la fidelidad para observar los preceptos de la alianza. A lo largo de la historia de la salvación, la fidelidad de Dios se revela inmutable, frente a las frecuentes infidelidades del hombre. Por fin, en la plenitud de los tiempos, Cristo, testigo fiel de la Verdad, comunica a los hombres la gracia de que está lleno, y los hace capaces de merecer la corona de la vida, imitando su fidelidad hasta la muerte.-Con el Salmo 149 proclamamos la victoria del amor de Dios sobre las infidelidades del hombre: " Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo, y adorna con la victoria a los humildes. Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas; con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles "

Años pares

1P 4, 7-13: Sed buenos administradores de la múltiple gracia de Dios. Con respecto a la escatología, se proponen a los cristianos varias recomendaciones: prudencia, vigilancia en la oración, amor, hospitalidad, servicio a los demás... Hay diversidad de carismas y, por lo mismo, son muchos los servicios en la comunidad cristiana. Pero el don primero es el mismo Espíritu Santo, que se infunde en nuestros corazones y pone en ellos el amor (Rm 5, 5). Él es el alma de todo servicio en la comunidad cristiana y humana. San Agustín escribe: " No se trata de saber cuánto amor se debe al hermano y cuánto a Dios; incomparablemente más a Dios que a nosotros mismos. Ahora bien, no podemos amarnos mucho a nosotros si no amamos mucho a Dios. Es, pues, con un mismo amor con el que amamos a Dios y al hermano; pero amamos a Dios por sí mismo, y a nosotros y al prójimo por Dios " (Tratado sobre la Santísima Trinidad 8, 16). San León Magno dice:" Aunque es algo muy grande tener una fe recta y una doctrina sana, y aunque sean muy dignas de alabanza la sobriedad, la dulzura, la pureza, todas estas virtudes, sin embargo, no valen nada sin la caridad. Y ninguna conducta es fecunda, por muy excelente que parezca, si no está engendrada por el amor " (Sermón 48, 6).-El Señor es Rey y tiene que reinar en todo y sobre todo por amor. Así, con amor, es como tenemos que corresponderle. Con el Salmo 95 cantamos ese reinado de Cristo: " Decid a los pueblos: el Señor es Rey. Él afianzó el orbe y no se moverá; Él gobierna a los pueblos rectamente. Alégrese el cielo y goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque. Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra; regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad ".

Evangelio

Mc 11, 11-26: Mi Casa se llama Casa de oración para todos los pueblos. Este evangelio muestra la profanación del templo, la falta de fe y de verdadera religiosidad en los que conducen a Israel; al mismo tiempo que encarece la dignidad del culto. La santidad de la liturgia cristiana celebrada en nuestros templos ha de ser cuidada como un valor supremo. Pero también en la Iglesia hay profanaciones e indignidades. San Jerónimo dice: " ¡Oh, infelices de nosotros! ¡Somos dignos de ser llorados con todas las lágrimas del mundo! La casa de Dios es una cueva de ladrones... Donde están los ladrones allí está también la contratación. ¡Ojalá se leyera esto de los judíos y no también de los cristianos! Lo sentiríamos ciertamente por ellos, pero nos alegraríamos por nosotros. Mas también en muchos sitios, la Casa de Dios, la Casa del Padre, se convierte en casa de contratación. Veis con qué temblor os hablo." La cosa es tan notoria, que no necesita explicación. Ojalá fuese algo oscuro, que no se entendiera bien. En muchos sitios la Casa del Padre es casa de negociación. Yo mismo, que os estoy hablando, así como cualquiera de vosotros, sea presbítero, diácono, u obispo, que fuera pobre ayer, y hoy sea rico, rico en la casa de Dios, ¿no os parece que ha convertido la Casa del Padre en casa de negociación? De éstos dice el Apóstol: "tienen la piedad por materia de lucro" (1Tm 6, 5). Así, pues, también el Apóstol habla de éstos." Cristo es pobre; ruboricémonos. Cristo es humilde, avergoncémonos. Cristo fue crucificado, no reinó. Es más, fue crucificado para reinar. Venció al mundo no con la soberbia, sino con la humildad; venció al diablo no riendo, sino llorando; no azotó, sino que fue azotado; recibió bofetadas, mas Él no golpeó. Por tanto, imitemos también nosotros a nuestro Señor " (Comentario al Evangelio de San Marcos 11.11).