1S 1-7 Samuel, Elí y el Arca son protagonistas de estos capítulos, enmarcados en torno a la geografía del santuario de Siló y del territorio filisteo. La trayectoria de Samuel está cuidadosamente delineada, desde las dificultades de su venida al mundo al ejercicio de la judicatura. Elí aparece ligado hasta la muerte a su función sacerdotal en Siló. Y el Arca se presenta victoriosa sobre los filisteos.
1S 1-3 Estos capítulos narran con detalle el nacimiento de Samuel, que, en paralelismo con el de Moisés, inaugurará una nueva época para Israel: la monarquía. Mateo y Lucas tienen muy en cuenta estos capítulos y los siguientes en sus respectivos Evangelios de la infancia.
1S 2, 1-10 El contenido, las expresiones y el vocabulario de este cántico son bastante semejantes al de Moisés en Dt 32 y a Sal 113. Y aunque es ciertamente antiguo (siglos X-IX a.C.), continuó latiendo en la espiritualidad bíblica hasta el Magnificat (Lc 1, 45-55).
1S 3 El capítulo narra los episodios que acreditaron a Samuel como profeta, desde la triple manifestación nocturna y la revelación de un mensaje divino a su reconocimiento público. Otros relatos parecidos de encuentros con el Señor son el de Moisés en Ex 33, 18-23 y el de Elías en 1R 19, 1-21.
1S 5, 2-4 Dagón era uno de los dioses con más arraigo en el Oriente bíblico, estrechamente relacionado con la lluvia y la fertilidad. La postura de su imagen, caída de bruces en tierra, era equívoca: podía tratarse de un accidente o de un gesto de reverencia ante el Arca (Jos 7, 6).
1S 8-12 Estos capítulos abren el horizonte inédito de la institución monárquica, desde perspectivas contrapuestas acerca de su legitimidad. Por una parte, los capítulos 8 y 12 acaparan las reflexiones acerca de la institución; por otra, por los restantes discurre el itinerario regio de Saúl: su unción secreta, el reconocimiento público y su aclamación.
1S 9, 12 Los altozanos era lugares de culto.
1S 13-16 Estos capítulos presentan el declinar del primer rey y la aparición del segundo. Saúl perdió el protagonismo de las luchas con los filisteos, que fue a parar a manos de su hijo Jonatán. Y, en cuanto al comportamiento religioso que lo llevó a ser abandonado por Dios, se le imputó la falta de haber ofrecido el sacrificio en ausencia de Samuel (1S 13), sobrepasar sus atribuciones obligando al ayuno y promoviendo la erección de altares (1S 14), y de no entregar al anatema las vidas y bienes de una ciudad (1S 15). David, en cambio, fue distinguido por la mirada de Dios y contó con su compañía (1S 16).
1S 17-2S 4 El azaroso itinerario de David que lo llevó a ser ungido y reconocido como rey de Judá en Hebrón fue labrando, paso a paso, su personalidad. Comenzó por el descubrimiento de su valía frente al gigante Goliat; siguió con la maduración del joven pastor de Belén en la corte de Saúl: la amistad y alianza con Jonatán, sus éxitos militares, el matrimonio, los padecimientos por los celos y los atentados de Saúl contra su vida; y acabó con sus aventuras en compañía de un grupo de gentes apartadas de la sociedad, que le llevaron a pasarse a los filisteos.
1S 19 Los cuatro episodios del capítulo apuntan en la misma dirección: matar a David. Y en los cuatro hubo quien velara por su vida. Del primer intento (1S 19, 1-7) lo salvó Jonatán; del segundo (1S 19, 8-10) y del cuarto (1S 19, 18-24), la defensa imperceptible de Dios; y del tercero (1S 19, 11-17), Mical.