Catena Áurea

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Y cuando lo oyó Jesús se retiró de allí en un barco a un lugar desierto apartado; y habiéndolo oído las gentes, le siguieron a pie de las ciudades. Y cuando salió, vio una grande multitud de gente, y tuvo de ellos compasión, y sanó los enfermos de ellos. (vv. 13-14)


Glosa
El Salvador, cuando oyó la muerte del que le había bautizado, se retiró a un lugar desierto. Por eso sigue: "Y cuando lo oyó Jesús se retiró de allí en un barco a un lugar desierto apartado".

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 45
El evangelista refiere esto a continuación de la pasión de Juan; de donde resulta que después de estas cosas se verificaron las que se refirieron arriba y que movieron a Herodes a decir: "Este es Juan" ( Mt 14, 2). Se debe mirar como posterior lo que la fama llevó a oídos de Herodes (lo cual refiere San Lucas) y le hizo dudar, y le obligó a preguntar quién era ése de quien había oído tantas maravillas, habiendo él mismo quitado la vida a Juan.

San Jerónimo
Mas no se retiró a un lugar desierto por temor de que le quitaran la vida, como algunos se figuran, sino para perdonar a sus enemigos, no sea que añadiesen a un homicidio otro homicidio. O para diferir su muerte hasta el día de Pascua, día en que el cordero pascual era inmolado como figura, y las puertas de los fieles rociadas de sangre. O se retiró para darnos ejemplo de que no debemos exponernos con temeridad a la persecución, porque no todos los que se presentan a ella perseveran con la misma constancia. Por esta razón manda en otro lugar: "Cuando os persiguieren en una ciudad, huid a otra" ( Mt 10, 23). La expresión del evangelista es admirable, no dice: Huyó a un lugar desierto, sino, se retiró, más bien por evitar que por temer a los perseguidores. Puede también haberse retirado a un desierto, después de saber la muerte de Juan, con el objeto de poner a prueba la fe de los fieles.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 49, 1
O también hizo esto porque quiso hacer aun muchas cosas de una manera humana, no habiendo llegado aún el tiempo de descorrer el velo para descubrir su Divinidad. Y por esta razón, aunque El sabía el acontecimiento antes de que se lo dijeran ( Mt 16), no se retiró, hasta que se lo anunciaron, para de esta manera demostrar la verdad de su Encarnación, y hacerla creer no sólo con palabras sino con obras. Y al retirarse no se fue a una ciudad, sino a un desierto, y en un barco para que nadie le siguiese; pero las gentes no le abandonan ni aun así, sino que le siguen, sin que les aterrase lo que había sucedido con Juan. Y por eso sigue: "Y habiéndolo oído las gentes le siguieron", etc.

San Jerónimo
Le siguieron las gentes a pie, no en caballerías ni en vehículos, sino afrontando los trabajos de una marcha a pie, a fin de manifestar el ardor de su alma.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 49, 1
Y por esta razón recibieron en seguida la recompensa. Por eso sigue: "Y cuando salió, vio una grande multitud de gente, y tuvo de ellos compasión, y sanó los enfermos de ellos". Aunque era mucho el cariño de aquellos que abandonaban las ciudades y le buscaban con ansiedad, sin embargo, lo que el Señor hizo en favor de ellos excede a cuanto pudieron merecer, y por eso nos pone su misericordia como causa de esas curaciones. Y es, en efecto, un rasgo de su grande misericordia el curar a todos sin exigirles la fe.

San Hilario, in Matthaeum, 14
En sentido místico el Verbo de Dios, terminado el tiempo de la ley, visita la Iglesia embarcado, y se dirige hacia el desierto, porque abandonando Judea, pasa a los corazones desiertos de los que no tenían conocimiento de Dios. Mas las gentes, al oír esto, siguen al Señor desde la ciudad al desierto, es decir, se dirigen desde la sinagoga a la Iglesia, y al ver esto el Señor se mueve a piedad y les cura todo abatimiento y toda enfermedad, esto es, los purifica dándoles los principios de la nueva predicación, a sus espíritus abatidos y sus cuerpos que estaban desfallecidos por el letargo de la incredulidad.

Rábano
Es de notar que las gentes siguieron al Señor después que El llegó al desierto; porque sólo un pueblo le adoraba antes de que llegase a la soledad de las naciones.

San Jerónimo
Mas las gentes abandonan sus ciudades, esto es, sus antiguas costumbres y sus diferentes creencias. Y la salida de Jesús significa que a pesar de que las gentes tenían deseos de ir a donde El estaba, se encontraban sin fuerzas para llegar allí, y por esta razón el Salvador sale de su lugar y marcha al encuentro de ellos.


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