Catena Áurea
1 Cap. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28
← Mt 2, 7-9 →
Entonces Herodes, llamando en secreto a los Magos, se informó de ellos cuidadosamente del tiempo en que les apareció la estrella: y encaminándolos a Belén, les dijo: "Id, e informaos bien del niño, y cuando le hubiereis hallado, hacédmelo saber, para que yo también vaya a adorarle". Ellos, luego que esto oyeron del rey, se fueron. (vv. 7-9)
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 2
Aunque Herodes oyó una respuesta que merecía entero crédito por dos motivos -por el testimonio de los sacerdotes y por las palabras del profeta- sin embargo no se doblega en su soberbia a rendir homenaje al rey que va a nacer. Antes, por el contrario, se deja llevar de su culpable deseo de deshacerse de él con astucia. Y como comprendió que no podía conquistar a los magos con halagos, ni aterrorizarlos con amenazas, ni sobornarlos con oro para que consintieran en la muerte del futuro rey, por eso trató de engañarlos. Esto es lo que quieren decir estas palabras: "Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos". El los llama en secreto para que no se dieran cuenta los judíos, de quienes desconfiaba, temiendo que entrasen en el deseo de tener un rey de su nación y frustrasen sus planes. Con gran cuidado les pregunta en qué tiempo habían visto la estrella.
Remigio
Y les pregunta con maña porque era muy astuto y temía que los magos, no regresando donde él, le dejaran sin saber qué hacer para matar al niño.
San Agustín, in sermonibus de Epiphania
Quizá esta estrella había sido observada por los magos dos años antes, mas en este caso es preciso admitir que la revelación de lo que significaba no les fue hecha sino después del nacimiento de aquél que anunciaba. Pero después de la revelación del nacimiento de Cristo fue cuando ellos vinieron del oriente, y a los trece días adoraron a aquél cuyo nacimiento les había sido revelado pocos días antes.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 7
O tal vez esta estrella se les había aparecido mucho tiempo antes a fin de que, a pesar del tiempo que habían de emplear en el camino, pudieran llegar inmediatamente después del nacimiento y adorasen al niño envuelto en pañales, para que apareciese más admirable.
La glosa
Según otros, esta estrella no apareció hasta el día del nacimiento del Salvador y desapareció luego que cumplió su ministerio. San Fulgencio nos dice: "El recién nacido creó una nueva estrella".
Después de haberse informado del tiempo y del lugar, Herodes quiere conocer la persona del niño, y por eso añade: "Id, e informaos bien del niño". Les manda lo que ellos por sí mismos habían de hacer.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 7
No les dice: "Informaos del rey", sino "del niño", porque ni siquiera podía soportar que se le diese el nombre de príncipe.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 2
Para conducirlos allí se finge piadoso y bajo el manto de piedad afila el cuchillo dando a su crimen el color de humildad, procediendo en esto como todos los criminales, que cuando quieren herir a alguien en secreto, le muestran una humildad y un afecto que están muy lejos de sentir. Esto es lo que quiere decir: "Y cuando le hubieseis hallado hacédmelo saber".
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 10
Finge que quiere prestarle adoración e imagina el quitarle la vida si lo encuentra.
Continúa el evangelista: "Ellos luego que esto oyeron del rey se fueron".
Remigio
Los magos oyeron de Herodes que buscasen al Señor, pero no que volviesen a él, semejantes a los buenos oyentes que siguen los consejos de los predicadores indignos, pero no imitan sus obras.