Catena Áurea
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"Porque así es como un hombre, que al partirse lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes: Y dio al uno cinco talentos, y al otro dos, y al otro dio uno, a cada uno según su capacidad, y se partió luego. El que había recibido los cinco talentos, se fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. Asimismo el que había recibido dos ganó otros dos. Mas el que había recibido uno, fue y cavó en la tierra y escondió allí el dinero de su Señor. Después de largo tiempo vino el Señor de aquellos siervos, y los llamó a cuentas. Y llegó el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste, he aquí otros cinco he ganado de más. Su Señor le dijo: Muy bien, siervo bueno y fiel; porque fuiste fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho, entra en el gozo de tu Señor. Y llegó también el que había recibido los dos talentos, y dijo: Señor, dos talentos me entregaste, aquí tienes otros dos que he ganado. Su Señor le dijo: Bien está, siervo bueno y fiel; porque fuiste fiel sobre lo poco, te pondré sobre lo mucho; entra en el gozo de tu Señor. Y llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, se que eres un hombre de recia condición, siegas en donde no sembraste y allegas en donde no esparciste: y temiendo, me fui, y escondí tu talento en tierra; he aquí tienes lo que es tuyo. Y respondiendo su Señor, le dijo: Siervo malo y perezoso, sabías que siego en donde no siembro, y que allego en donde no he esparcido: pues debiste haber dado mi dinero a los banqueros, y viniendo yo hubiera recibido ciertamente con usura lo que era mío. Quitadle, pues, el talento, y dádselo al que tiene diez talentos: Porque será dado a todo el que tuviere, y tendrá más; pero al que no tuviere, le será quitado aun lo que parece que tiene: Y al siervo inútil echadle en las tinieblas exteriores: allí será el llorar y el crujir de dientes". (vv. 14-30)
Glosa
En la precedente parábola ha sido demostrada la condenación de aquéllos que no se habían provisto suficientemente de aceite. Bien se entienda por aceite la pureza de las buenas obras, bien la satisfacción de la conciencia o de la limosna que se hace con dinero.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 78, 2
Esta parábola se aduce contra aquéllos que no sólo con dinero, sino ni aun con palabras, ni de ningún otro modo quieren ser útiles a sus prójimos, sino que todo lo ocultan. Por eso que dice: "Así, pues, como un hombre que marchó muy lejos", etc.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 1
Este hombre que marcha lejos, es nuestro Redentor, que subió al cielo, con aquella carne que había tomado, la cual tiene su lugar propio en la tierra, y es llevada como en peregrinación, cuando es colocada en el cielo por nuestro Redentor.
Orígenes, in Matthaeum, 33
Según la naturaleza de su divinidad no viaja, sino según la ordenación del cuerpo que tomó, pues quien dice a sus discípulos: Yo estoy con vosotros hasta la consumación del siglo ( Mt 28, 20), es el unigénito de Dios, que no está circunscrito a extensión corporal. Y al decir eso no dividimos a Jesús, sino que respetamos los accidentes propios de cada naturaleza. Podemos decir que el Señor viaja con aquéllos que viven dentro de la fe sin ver su esencia, y el Señor estará con nosotros hasta que saliendo de nuestros cuerpos nos reuniremos con él. Es de advertir que el texto no dice: como el hombre viajero, así yo el Hijo del hombre; porque él mismo es quien propone la parábola del peregrino como hombre, no como Hijo de Dios.
San Jerónimo
Convocados, pues, los apóstoles, les entregó la doctrina evangélica; distribuyéndola dando a unos más y a otros menos, pero no según su generosidad o mezquindad, sino según la capacidad y fuerzas de cada uno de los que la recibían. Así como dice el Apóstol, que los que no podían digerir un alimento sólido, los alimentaba con leche. De aquí sigue: "Y a uno le dio cinco talentos y a otro", etc. En los cinco, en los dos y en uno talentos, entendemos que a cada uno fueron dadas diversas gracias.
Orígenes, in Matthaeum, 33
Cuando vieres que aquéllos que han recibido el ministerio de la predicación, unos tienen más y otros menos, o por decirlo así, comparados con los mejores algunos tienen tan poco, conocerás las diferencias con que recibieron de Jesucristo el don de la palabra divina, porque diferente fue la eficacia que produjo por medio de aquéllos que recibieron cinco talentos, que la de los que recibieron dos, y otra la de los que recibieron uno, pues no cabía en todos la misma medida de la gracia. Y el que recibió un talento, recibió en verdad un don no despreciable, pues es mucho recibir un talento de tal Señor. El recibir tres es propio del siervo, así como son tres los que producen fruto. El que recibió cinco talentos es el que puede dar a la Sagrada Escritura la más elevada interpretación de su sentido divino. El que recibe dos talentos es aquel que tiene conocimiento de lo corporal, pues dos es el número de lo carnal; y aun al de menos capacidad dio un talento el señor de los siervos.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 1
O de otro modo: los cinco talentos denotan los dones de los cinco sentidos, es decir, la ciencia de las cosas exteriores; mientras que los dos talentos significan la inteligencia y el obrar; y un talento indica tan sólo el don de la inteligencia.
Sigue: "Y marchó en seguida".
Glosa
No cambiando de lugar, sino dejándoles en libertad de obrar a su arbitrio.
Sigue: Fue, pues, el que había recibido cinco talentos y agenció otros cinco.
San Jerónimo
Recibidos, pues, los sentidos corporales, duplicó en sí el conocimiento de lo celestial, conociendo por las criaturas al Creador, por las cosas corporales las incorporales, y por las del tiempo las eternas.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 1
Hay también muchos, que si bien no saben penetrar en las cosas interiores y espirituales, sin embargo, por el deseo de alcanzar la gloria, enseñan lo bueno que pueden, y mientras se guardan de los deseos de la carne, de la ambición de las cosas terrenas y del deseo de las visibles, apartan a otros de ellas con sus consejos.
Orígenes, in Matthaeum, 33
Los que tienen los sentidos despejados hablando provechosamente y elevándose ellos mismos a mayor ciencia y enseñando con esmero, adquirieron otros cinco talentos. Porque nadie recibe aumento de otra virtud, sino de aquélla que tiene; y cuanto él la posee, tanto la comunica a otro, y no más.
San Hilario, in Matthaeum, 27
El siervo aquel que recibió cinco talentos es el pueblo creyente que vino de la ley, partiendo de la cual duplicó su mérito, cumpliendo la obra de la fe evangélica.
Sigue: "Igualmente el que había recibido dos talentos aumentó otros dos".
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 1
Hay algunos que comprendiendo y obrando predican a otros y reportan doble ganancia de su negocio, porque predicando a un mismo tiempo a ambos sexos, doblan los talentos.
Orígenes, in Matthaeum, 33
"Lucraron otros dos", esto es, la inteligencia literal y otra más sublime.
San Hilario, in Matthaeum, 27
Aquel siervo a quien se encargaron dos talentos, es el pueblo gentil justificado por la fe y por la confesión del Hijo y del Padre; esto es, por la confesión de nuestro Señor Jesucristo, Dios y hombre de espíritu y carne. Estos son, pues, los dos talentos que le fueron confiados. Pero como el pueblo judío había conocido todos los misterios que se contienen en los cinco talentos, esto es, en la Ley y lo duplicó por la fe en el Evangelio, así el pueblo de los gentiles mereció la comprensión y las obras por el aumento de los dos talentos.
Sigue: "Pero el que recibió un talento marchándose, cavó en la tierra", etc.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 1
Esconder en tierra el talento, es emplear el ingenio en asuntos terrenales.
Orígenes, in Matthaeum, 33
Cuando vieres alguno que tiene habilidad para enseñar y aprovechar a las almas, y que oculta este mérito, aunque en el trato manifieste cierta religiosidad, no dudes en decir que este tal recibió un talento y él mismo lo enterró.
San Hilario, in Matthaeum, 27
Este siervo que recibió un talento y lo escondió en la tierra, es el pueblo que persiste en la ley judía, que por envidia y por no querer salvar a las naciones, escondió en tierra el talento recibido; ocultar el talento en la tierra es ocultar bajo la envidia de la pasión corporal la gloria de la nueva predicación.
Sigue: "Después de mucho tiempo vino el Señor y llamó a cuentas", etc. Conviene poner atención en el examen de este juicio.
Orígenes, in Matthaeum, 33
Observa en este pasaje que no son los siervos los que acuden al Señor para ser juzgados, sino que el Señor es quien viene a ellos a su debido tiempo. Por eso dice: "Después de mucho tiempo", esto es, después que envió a los que consideró aptos para procurar la salvación de las almas. Por tanto, no es fácil conocer quien de ellos que sea apto para semejante obra, ha de salir pronto de esta vida, como claramente se deduce por el hecho de que también los apóstoles envejecieron. Por lo que dice a Pedro: "Cuando envejecieras extenderás tu mano" ( Jn 21, 18); y San Pablo ha dicho a Filemón: "Pablo ahora es anciano" ( Flm 9).
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 78, 2
Nota que el Señor no exige inmediatamente la cuenta, para que admires su longanimidad; y a mí me parece que encubriendo simuladamente el tiempo de su resurrección, dijo esto.
San Jerónimo
Dice, pues: pasado mucho tiempo, porque largo es el tiempo entre la ascensión del Salvador y su segunda venida.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 1
Este pasaje del Evangelio reclama nuestra atención porque aquéllos que en este mundo han recibido más que los otros, han de sufrir un juicio más severo ante el autor del mundo. Porque a proporción que se aumentan los dones, crece la obligación de la cuenta. Y por tanto debe ser más humilde, por razón de su cargo, aquél que más estrechado se ve a darla.
Orígenes, in Matthaeum, 33
La confianza dio valor a aquél que había recibido cinco talentos para acercarse el primero al Señor. "Y acercándose el que había recibido cinco talentos", etc.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 2
El siervo, pues, que entregó duplicados los talentos, es alabado por el Señor y llevado a la eterna recompensa. Por lo que añade: "Díjole el Señor": alégrate.
Rábano
Alégrate, es una interjección, por la que indica su gozo el Señor, que invita a la eterna felicidad al siervo que ha trabajado bien; por lo que el Profeta dice, "nos inundarás en el gozo de tu rostro" ( Sal 16, 11).
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 78, 2
Siervo bueno, porque se refiere a la caridad con el prójimo; y fiel, porque no se apropió nada de lo que a su Señor pertenecía.
San Jerónimo
Fuiste fiel en lo poco, porque todo lo que al presente tenemos, aunque parezca grande y abundante, sin embargo, es poca cosa en comparación de los bienes futuros.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 2
Entonces el siervo fiel será puesto sobre lo mucho; porque libre de toda molestia de corrupción gozará en el cielo de eterno gozo. Entonces entrará en el perfecto gozo de su Señor, cuando arrebatado a aquella eterna patria, y agregado a los coros de los ángeles, se hallará poseído interiormente de un gozo, que no será interrumpido por la corrupción exterior.
San Jerónimo
¿Qué mayor premio puede darse al siervo fiel que estar y disfrutar en el gozo de su Señor?
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 78, 3
Esta es la expresión de toda bienaventuranza.
San Agustín, de Trinitate, 1, 8
Este será nuestro gozo pleno, que mayor no puede haberlo, gozar de Dios en la Trinidad, a cuya imagen hemos sido hechos.
San Jerónimo
El Padre de familia felicita con la misma alabanza a los dos siervos, al que había doblado en diez los cinco talentos, y al que de dos hizo cuatro: ambos, pues, reciben igual premio, no por consideración de la grandeza del lucro, sino por la solicitud de su voluntad. Sigue: "Acercóse, pues, el que había recibido dos talentos".
Orígenes, homilia 33 in Matthaeum
En lo que dice que, acercándose uno que había recibido cinco, y el otro dos, entiende por acceso el tránsito de este mundo al otro, y nota que son las mismas las palabras que dirige a los dos, para que no crea que aquél que recibió menos facultades, y empleó todas las que había recibido, había de merecer de Dios menos premio que el otro que tuvo mayores medios. Lo único que se busca es que el hombre emplee en la gloria de Dios todo cuanto de El haya recibido.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 3
El siervo que no quiso negociar con el talento, lo volvió al Señor con excusas: "Acercándose, pues", etc.
San Jerónimo
En verdad está escrito "para excusar con excusas sus pecados" ( Sal 140, 4), esto sucede a este siervo, añadiendo el pecado de soberbia a los de pereza y negligencia. Porque el que debió confesar sencillamente su inercia y rogar al Padre de familia, por el contrario, le calumnia, y pretende haber obrado con prudencia, no exponiéndose a perder el dinero buscando ganancias.
Orígenes, homilia 33 in Matthaeum
Paréceme que este siervo se encontraría entre los creyentes; no empero entre los operarios fieles, sino entre los vergonzantes que lo hacen todo de modo que no sean conocidos como cristianos. Y aun creo que son de aquéllos que temen a Dios y le consideran como austero e implacable. Esto indica cuando dice: "Señor, sé que eres hombre duro": comprendemos que, en verdad nuestro Señor, recoge en donde no sembró, porque el justo siembra en el espíritu, del cual sacará vida eterna. Coge, aun en donde no siembra, y amontona en donde no esparce: porque considera como recogido para sí todo lo que en los pobres se sembrare.
San Jerónimo
Por aquello que este siervo se atrevió a decir: "Coges en donde no sembraste", entendemos que el Señor acepta las virtudes, aun de los gentiles y filósofos.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 3
Muchos hay en la Iglesia que se parecen a este siervo, que temiendo entrar en el camino de una vida mejor, no se atreven a sacudir la pereza de su cuerpo; y creyéndose pecadores tiemblan de tomar el camino de la santidad, y no se horrorizan de permanecer en sus iniquidades.
San Hilario, in Matthaeum, 27
También se entiende por este siervo, el pueblo judío aferrado a su ley. Alega como pretexto de su alejamiento de la ley evangélica el miedo y dice: aquí está lo que es tuyo, o como si hubiera observado todo aquello que por el Señor está mandado. Sabiendo que yerra, queriendo recoger frutos de justicia donde la ley no ha sido admitida, y hacer fieles de entre los gentiles dispersos, que no son de la estirpe de Abraham.
San Jerónimo
Pero con lo mismo que creía excusarse, se condena a sí mismo. Por lo que sigue: "Respondiendo, pues, su Señor, le dijo: Siervo malo". Le llama siervo malo, porque calumnió al Señor; perezoso, porque no quiso duplicar el talento, y le condena tanto por la soberbia como por la pereza. Si me tenías por duro y cruel, y que buscaba lo ajeno, ¿por qué no obrabas con lo mío con más diligencia y dabas mi dinero o mi plata a los negociantes? Porque ambas cosas significa en griego, la palabra argurion . La palabra del Señor es pura como el oro y la plata pasados por el crisol ( Sal 11, 7). El dinero, pues, y la plata son la predicación del divino Evangelio, que debió darse a los negociantes; esto es, o a los demás doctores así como los apóstoles ordenaron Obispos y Presbíteros en cada diócesis, o a todos los creyentes, que pueden duplicar el capital y devolverlo con usuras, para que practiquen las buenas obras que aprendieron de la predicación.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 4
Así como hay peligro de que los doctores oculten el talento del Señor, también los oyentes pueden incurrir en la misma falta cuando se les exijan los réditos de lo que se les enseñó; a saber, si no han procurado penetrar en la inteligencia de lo que no han oído, por la meditación de lo que oyeron.
Orígenes, homilia 33 in Matthaeum
Aunque el Señor no toleró el pasar por severo, como el siervo pensaba, consintió sin embargo los demás descargos que éste dio. Pero en verdad, es duro para con aquéllos que abusan de la misericordia de Dios, no para conversión, sino para su abandono.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 4
Oigamos la sentencia que el Señor proferirá contra el siervo perezoso: "Quitadle, pues, el talento que se le dio y dadlo a aquél que tiene diez talentos".
Orígenes, homilia 33 in Matthaeum
Puede el Señor, ciertamente, en fuerza de su divino poder quitar la suficiencia al perezoso, que abusa de ella, y darla a aquél que la multiplicará.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 4
Parecía más conforme que se diese mejor a aquél que tenía dos, que al otro que había recibido cinco. Debió, pues, darlo al que tenía menos: pero como por cinco talentos se designa la ciencia exterior, y por los dos talentos el entendimiento y la obra, tuvo más el de los dos que el que había recibido cinco. Porque si bien el de los cinco talentos mereció la administración de las cosas exteriores, todavía quedó vacío del conocimiento de las eternas: el talento, pues, que según dijimos, significa el entendimiento, debió darse a aquél que administró bien las cosas exteriores: lo que diariamente vemos en la Santa Iglesia, a saber: que gozan del conocimiento de las cosas internas los que fielmente administran las externas.
San Jerónimo
Se da el talento a aquél que había agenciado otros diez, para que entendamos cuán grande es el gozo del Señor en el trabajo de uno y otro; a saber aquel que duplicó los dos y el que duplicó los cinco, sin embargo merecía mayor premio el que más trabajó en favor de su Señor.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 6
Generalmente se cita alguna vez la sentencia que dice: "A todo el que tiene se le dará", etc. Quien, pues, tiene caridad, recibe además otros dones; así como el que no la tiene, aun los que recibió, los perderá.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 78, 3
El que tiene el don de la predicación y de la doctrina para aprovechar, pierde estos dones si no usa de ellos; pero el que los cultiva atrae otros mayores.
San Jerónimo
Muchos naturalmente sabios y con talento, si fueren negligentes y dejaran perder por desidia estos dotes naturales, en comparación de aquél que, aunque algo menos capaz, compensó con su trabajo e industria lo que recibió de menos, pierden con los dotes naturales el premio que se les había prometido, y ven cómo pasa a otros. Puede también entenderse así: el que tiene fe y buena voluntad en Dios, aunque, si como hombre apareciese tener de menos en sus obras, le dará el buen juez lo que falte; pero a aquél que no tuviere fe, aunque tuviere las demás virtudes naturalmente adquiridas, las perderá. Por eso dijo con elegancia: Lo que parece tener, le será quitado; porque a aquel que no ha recibido la fe cristiana, no se le debe imputar el abuso de ella, sino a aquél mal administrador que dio los bienes de naturaleza aun al siervo malo.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 6
Quien no tiene caridad, incluso lo que le parese poseer lo pierde.
San Hilario, in Matthaeum, 27
La gloria y el honor de la ley pertenece a aquéllos que practican el Evangelio: al paso que se quitará a aquéllos que no tienen la fe de Cristo aun cuando parecía que tenían la de la ley.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 78, 3
El siervo malo no sólo es castigado con el daño, sino también con la pena intolerable y la acusación y denuncia. Por eso sigue: "Arrojad al siervo inútil a las tinieblas exteriores", etc.
Orígenes, homilia 33 in Matthaeum
Esto es, en donde no hay ninguna luz, ni siquiera corporal, ni hay visión de Dios, sino que como pecadores indignos de la presencia divina, son condenados para expiación a las que se llaman tinieblas exteriores. Alguno que ha explicado antes que nosotros acerca de las tinieblas del abismo que existe fuera del mundo; dice que como indignos de todo el mundo son arrojados fuera en aquel abismo de tinieblas que nadie las ilumina.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 6
Y así incurre en la pena de tinieblas exteriores el que por su espontánea culpa cae en las interiores.
San Jerónimo
¿Qué se entiende por la pena de llanto y rechinar de dientes? Lo dijimos arriba.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 78, 3
Advierte que no solamente es castigado con la última pena el que roba lo ajeno y obra mal, sino también el que no practicó el bien.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 9, 6
El que tiene, pues, talento, procure no ser perro mudo; el que tiene abundancia de bienes, no descuide la caridad; el que experiencia de mundo, dirija a su prójimo; el que es elocuente, interceda con el rico por los pobres; porque a cada uno se le contará como talento lo que hiciere aunque fuese por el más pequeño.
Orígenes, homilia 33 in Matthaeum
Si a alguno disgusta el oír que será juzgado porque no enseñó a otros, recuerde aquello del Apóstol: "¡Ay de mí si no evangelizare!" ( 1Cor 9, 16).