Catena Áurea
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← Mt 27, 62-66 →
Y otro día, que es el que se sigue al de la Parasceve, los príncipes de los sacerdotes y los fariseos acudieron juntos a Pilato, diciendo: "Señor, nos acordamos que dijo aquel impostor cuando todavía estaba en vida: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se guarde el sepulcro hasta el tercero día; no sea que vengan sus discípulos y lo hurten, y digan a la plebe: Resucitó de entre los muertos: y será el postrer error peor que el primero". Y Pilato les dijo: "Guardas tenéis, id, y guardadlo como sabéis". Ellos, pues, fueron, y para asegurar el sepulcro, sellaron la piedra y pusieron guardas. (vv. 62-66)
San Jerónimo
No contentos los príncipes de los sacerdotes con haber crucificado al Señor, quisieron guardar su sepultura e impedir en cuanto estuviese de su parte la resurrección. Por esto dice: "Y otro día, que es el que sigue al de la Parasceve", etc.
Rábano
Parasceve quiere decir preparación. Con este nombre se entiende el sexto día que precede al sábado en el cual preparaban lo necesario para este día, como se dice respecto del maná: "En el sexto día recogeréis doble" ( Ex 16, 22) y como en el sexto día fue hecho el hombre y en el séptimo descansó Dios, por esto muere Jesús en el día sexto por el hombre y descansa el sábado en el sepulcro.
San Jerónimo
A pesar de haber cometido un horrendo crimen con la muerte del Salvador, a los príncipes de los sacerdotes todavía no les resultaba suficiente y buscaban derramar todo el veneno de la perfidia contraída hiriendo la honra del Salvador después de su muerte. Por esto llaman impostor a aquél que sabían que era inocente. Por esto dicen: "Señor, recordamos que dijo aquel impostor", etc.
Remigio
El Señor había ofrecido que resucitaría al tercer día porque había dicho: "Así como estuvo Jonás tres días y tres noches en el vientre de una ballena", etc. ( Mt 12, 40). Pero debe observarse de qué modo resucitó después de tres días, porque algunos quieren decir que fueron las tres horas, a saber: una la de tinieblas; otra la de la aurora y del día. Sin embargo, éstos desconocen el significado de la locución figurada. Porque en sentido figurado se entienden la feria sexta en que padeció y comprende la noche precedente. Sigue después la noche del sábado con su día y la noche del día del domingo, que ya forma parte de este día. Por esto es verdad que resucitó al tercer día.
San Agustín, in serm. de Passione
Por lo tanto, resucitó después de tres días, para que en la pasión del Hijo se diese a conocer el asentimiento de toda la Trinidad. Los tres días son una figura, porque la Trinidad que en un principio hizo al hombre, es la misma que repara al hombre por la pasión de Jesucristo.
Sigue: "Manda, pues, que sea custodiado el sepulcro hasta el tercero día".
San Hilario, in Matthaeum, 33
El miedo de que fuese robado el cuerpo, y su guardia y sello es un testimonio de necedad y de infidelidad, porque quisieron sellar el sepulcro de aquél por cuyo mandato habían visto levantarse a Lázaro del sepulcro.
Rábano
Y cuando dicen: "Y este error será peor que el primero", dicen la verdad aunque por ignorancia. Porque fue mucho peor el menosprecio del arrepentimiento en los judíos que el error de su ignorancia.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 89, 1
Véase cómo sin querer se conciertan para probar la verdad. Se demostró la verdad de la resurrección precisamente por las disposiciones que adoptaron. Porque habiendo sido custodiado el sepulcro, no pudo haber engaño alguno y si no pudo haber engaño, es evidente e irreprochable que el Señor resucitó. Veamos lo que Pilato contestó: "Guardas tenéis, id y guardadlo como sabéis".
Rábano
Como diciendo: Ya tenéis bastante con que os haya permitido matar a un inocente; en cuanto a lo demás, continuad en vuestro error. "Ellos, pues, fueron y para asegurar el sepulcro sellaron la piedra y pusieron guardas".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 89, 1
Pilato no quiso que fuesen sólo los soldados los que sellaran el sepulcro, porque si lo hubiesen sellado los soldados únicamente, se habría podido decir que habían permitido a los discípulos que robasen el cuerpo del Señor y así hubiera quedado quebrantada la creencia de la resurrección. Pero en este caso ya no podían decirlo porque ellos mismos habían sellado el sepulcro.