Catena Áurea
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 Cap. 13 14 15 16
← Mc 13, 14-20 →
"Cuando, empero, viereis la abominación de la desolación, establecida donde menos debiera (el que lea esto haga reflexión sobre ello), entonces los que moran en Judea huyan a los montes. Y el que se encuentre en el terrado no baje a casa, ni entre a sacar de ella alguna cosa. Y el que esté en el campo no torne atrás a tomar su vestido. Mas ¡ay de las que estarán encinta, y de las que criarán en aquellos días! Por eso rogad a Dios que no sucedan estas cosas durante el invierno. Porque serán tales las tribulaciones de aquellos días, cuales no se han visto desde que Dios crió el mundo hasta el presente, ni se verán. Y si el Señor no hubiese abreviado aquellos días, no se salvaría hombre alguno: mas en gracia de los escogidos, que El se eligió, los ha abreviado". (vv. 14-20)
Glosa
Anunciado lo que había de suceder antes de la destrucción de la ciudad, predice ahora el Señor lo que se refiere a la destrucción misma, diciendo: "Cuando, empero, viereis la abominación", etc.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 77
San Mateo dice: "Sentado en el lugar santo" ( Mt 24, 15). San Marcos expresa lo mismo cambiando la expresión, porque dice: "En donde no debe", puesto que no debe tomar asiento en el lugar santo.
Beda, in Marcum, 4, 42
Cuando penetramos en el verdadero significado de las palabras, vemos que éstas han sido dichas en sentido místico, y pueden referirse por tanto al Anticristo, o al retrato del César, que puso Pilatos en el templo, o a la estatua ecuestre de Adriano, que estuvo por largo tiempo también en el Sancta Sanctorum. Se llama también abominación al ídolo, como en el Antiguo Testamento, y por tanto añade, de la desolación, porque fue puesto el ídolo en el templo desolado y desierto.
Teofilacto
O bien: llama abominación de la desolación a la entrada de los enemigos por la violencia en la ciudad.
San Agustín, epistulae, 199, 9
San Lucas, para mostrar que la abominación de la desolación había tenido lugar cuando fue sitiada Jerusalén, conmemora las palabras del Señor en el mismo lugar: "Cuando viereis cercada a Jerusalén por un ejército, sabed que entonces se acerca su desolación" ( Lc 21, 20). Entonces, continúa, los que moren en Judea", etc.
Beda, in Marcum, 4, 42
Consta que esto se realizó literalmente, porque al aproximarse la guerra con Roma y la destrucción de los judíos, advertidos por el vaticinio todos los cristianos de Judea se retiraron provisionalmente al otro lado del Jordán, como refiere la historia eclesiástica, a la ciudad de Pella bajo la protección de Agripa, de quien se hace mención en los Hechos de los Apóstoles, (caps. 25 y 26), y que era rey de aquella parte de los judíos que se había sometido obediente al imperio romano.
Teofilacto
"Entonces, los que moren en Judea", dice, porque no estaban en ella los Apóstoles, que habían huido de Jerusalén antes de la batalla.
Glosa
O más bien: salieron guiados por el Espíritu divino. Y continúa: "Y el que se encuentre en el terrado no baje a la casa, ni entre a sacar de ella cosa alguna", porque en tal tribulación era deseable salvar el cuerpo, aunque fuese desnudo.
"Mas ¡ay de las que estarán encintas, y de las que criarán en aquellos días!", etc.
Beda, in Marcum, 4, 42
Porque por su estado o por tener que llevar en brazos a sus hijos, habían de verse impedidas en su fuga.
Teofilacto
Aquí parece aludir a los niños comidos por sus padres, pues agobiados por el hambre y la peste, pusieron sus manos sobre ellos.
Glosa
Después que menciona el doble impedimento para la huída, a saber, el deseo de llevar consigo alguna cosa, o el natural impedimento que habían de causar los hijos por el embarazo, toca el tercer impedimento, el del tiempo, diciendo: "Por eso, rogad a Dios que no sucedan estas cosas durante el invierno".
Teofilacto
Para que los que desean huir no se vean impedidos de hacerlo por el mal tiempo. Y señala la causa de la necesidad de huir con estas palabras: "Porque serán tales las tribulaciones de aquellos días, cuales no se han visto jamás desde que Dios creó el mundo".
San Agustín, epistulae, 199, 9
Josefo, autor de la Historia de los Judíos, refiere que sobrevinieron a este pueblo tantas y tales cosas, que parecen increíbles: así es que con mucha verdad dice que no había habido ni habría tribulación semejante en el mundo. Que aunque acaso sea igual o mayor la que acaecerá en los tiempos del Anticristo, no obstante, y con respecto a aquel pueblo, no la habrá mayor. Y si él es el primer y principal pueblo que ha de recibir al Anticristo, más bien será él quien promueva, y no quien sufra la tribulación.
Beda, in Marcum, 4, 42
El único refugio que habrá contra tantos males será el que Dios, que da la fuerza para sufrir, acorte en cuanto al tiempo el poder de los perseguidores. "Y si el Señor, prosigue, no hubiese abreviado aquellos días", etc.
Teofilacto
Es decir, que si no hubiera terminado pronto la guerra de los romanos, hubiese perecido toda carne, esto es, no hubiera escapado ni un solo judío. Pero abrevió el Señor estos días, e hizo que durara poco la guerra, en atención a los judíos elegidos por El para sí. Estos eran los creyentes, o los que habían de creer en adelante, puesto que después de la destrucción de la ciudad eran muchos los que habían de creer. Por esto no permitió Dios que fuera destruida su raza enteramente.
San Agustín, epistulae, 199, 9
Tal vez interpretan mejor este pasaje los que entienden que los días significan los mismos males, ya que se dice días malos en otros pasajes de las Sagradas Escrituras, no por los días en sí mismos, sino por lo acontecido en ellos. Y Dios los acortó, dando fuerza para resistirlos, a fin de que, aunque siendo terribles, fueran menos sensibles debido a su corta duración.
Beda, in Marcum, 4, 42
O de otro modo: lo que dice en las palabras: porque serán tales las tribulaciones de aquellos días, se refiere propiamente a los tiempos del Anticristo, en los que los fieles no sólo habrán de sufrir tormentos más numerosos y acerbos que los sufridos hasta entonces, sino que, cosa más grave aún, los autores de estos tormentos harán milagros.
Beda, in Marcum, 4, 42.
Pero cuanto mayor es esta tribulación que las anteriores, tanto más breve será el tiempo de su duración. Porque, según lo que podemos deducir de la profecía de Daniel y del Apocalipsis de San Juan, la Iglesia habrá de ser perseguida en todo el orbe durante tres años y medio. Así que, tomando estas palabras en sentido espiritual, cuando veamos la abominación de la desolación donde no debe estar, esto es, cuando veamos que reina la herejía y otros pecados semejantes en medio de quienes parecen consagrados a los misterios divinos, entonces los que continuamos en Judea, es decir, en la confesión de la verdadera fe, debemos subir tanto más en la virtud, cuantos más sean los que veamos ir por los anchos caminos del vicio.
Pseudo-Jerónimo
La huida a los montes es para que no baje a lo profundo el que ha subido a lo alto.
Beda, in Marcum, 4, 42
Entonces el que está en el terrado, es decir, el que sobreponiéndose a los efectos carnales vive espiritualmente en una atmósfera libre, no descienda a las bajas acciones de su antigua vida, ni renueve los deseos del mundo y de la carne que abandonó. Por nuestra casa debemos entender este mundo, o la misma carne en que vivimos.
Pseudo-Jerónimo
Dice: "Rogad a Dios que no sea vuestra huida durante el invierno", ni en sábado. Es decir, que no acaben los frutos de nuestras obras con el fin de la temporada, acabando como acaban los frutos en invierno y el tiempo en el sábado, que es figura de su fin.
Beda, in Marcum, 4, 42
Pero si entendemos en estas palabras el fin del mundo, entonces nos previenen que no dejemos enfriar nuestra fe ni nuestra caridad en Cristo, ni procedamos con pereza en la obra de Dios.
Teofilacto
Porque debemos huir con fervor del pecado, y no con calma y tibieza.
Pseudo - Jerónimo
La tribulación, pues, será inmensa, y breve su duración a causa de los elegidos, a fin de que la malicia de este tiempo no altere su inteligencia.