Catena Áurea
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← Mc 14, 66-72 →
Entre tanto, hallándose Pedro abajo en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote, y viendo a Pedro que estaba calentándose, clavados en él los ojos, le dice: "Tú también andabas con Jesús Nazareno". Mas él lo negó, diciendo: "Ni le conozco, ni sé lo que dices". Y saliéndose fuera al zaguán, cantó el gallo. Reparando de nuevo en él la criada, empezó a decir a los circunstantes: "Sin duda éste es de aquéllos". Mas él lo negó segunda vez. Un poquito después los que estaban allí decían nuevamente a Pedro: "Seguramente tú eres de ellos, pues eres también galileo". Aquí comenzó a echar maldiciones y a asegurar con juramento: "Yo no conozco a ese hombre de que habláis". Y al instante cantó el gallo la segunda vez. Con lo que se acordó Pedro de la palabra que Jesús le había dicho: "Antes de cantar el gallo por segunda vez, tres veces me negarás". Y comenzó a llorar. (vv. 66-72)
San Agustín, De consensu Evangelistarum, 3, 6
Los Evangelistas no refieren todos con el mismo orden la tentación de Pedro, que tuvo lugar durante los ultrajes hechos al Señor. San Lucas habla primero de la tentación de Pedro, y después de los ultrajes de que fue objeto el Señor; San Juan empieza por la tentación de Pedro, e intercala alguno de los ultrajes del Señor, añadiendo que desde allí fue enviado al pontífice Caifás y explica, recapitulando, la tentación de la que empezó a hablar; y San Mateo y San Marcos refieren primero los ultrajes de Cristo, y después la tentación de Pedro. "Entretanto, hallándose Pedro abajo en el patio, vino una de las criadas", etc.
Beda, in Marcum 4, 43
Pero ¿qué quiere decir que sea una criada la primera que se dirija a él, siendo así que había allí diferentes hombres que podían conocerle mejor, si no es que convenía viésemos pecar en el proceso de la muerte del Señor a ese sexo, que por su pasión había de ser redimido?
"Mas él lo negó diciendo: Ni le conozco, ni sé lo que dices".
Pseudo - Jerónimo
Pedro, sin el Espíritu, cedió ante una criada; con el Espíritu, no cedió ni a los príncipes ni a los reyes.
Teofilacto
Permitió el Señor que cayera para que no se ensoberbeciese, y para que se mostrase misericordioso con los demás pecadores, instruido por lo que había experimentado de lo que es la flaqueza humana.
"Y saliéndose fuera al zaguán, cantó el gallo".
Beda, in Marcum 4, 43
De este canto del gallo no hacen mención los demás Evangelistas, aunque no le niegan, así como sucede con otros hechos, que unos narran y otros pasan en silencio.
"Reparando de nuevo en él la criada", etc.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 6
Esta no es la misma criada, sino otra, como dice San Mateo. Se puede entender también que fue impulsado a esta segunda negativa por dos personas, por la criada que citan San Mateo y San Marcos y por otra que cita San Lucas. "Mas él lo negó segunda vez". Ya había vuelto Pedro, del modo que dice San Juan, al lado del fuego. Allí volvió a negar a Jesús cuando la criada dijo lo que ha quedado registrado. No se lo dijo a Pedro, sino a los que quedaban allí mientras él salió, y lo dijo de modo que Pedro lo oyó. Por eso, volviendo de nuevo junto al fuego, continuó negando. Se deduce, pues, sin género de duda, de lo que dicen sobre esto todos los Evangelistas, que no fue delante de la puerta, sino dentro, en el atrio, junto al fuego, en donde negó por segunda vez Pedro. Porque San Mateo y San Marcos, que dicen que salió, omiten decir, por abreviar, que volvió a entrar.
Beda, in Marcum 4, 43
En esta negativa de Pedro debemos aprender que niega a Cristo no sólo quien dice que El no es Cristo, sino también el que siendo cristiano niega que lo es. Por esto el Señor no dijo a Pedro: negarás que eres discípulo mío, sino: me negarás. Y negó a Cristo, negando que era discípulo suyo. Un poquito después, los que estaban allí decían nuevamente a Pedro: "Seguramente tú eres de ellos, pues eres también galileo", etc. No porque los de Galilea hablasen otra lengua que los de Jerusalén, puesto que todos eran hebreos, sino porque cada provincia y región tenía sus modismos y se distinguía por su acento peculiar.
Teofilacto
Lleno, pues, de temor y olvidando lo que le había dicho el Señor: "A todo aquel que me reconociese delante de los hombres, yo también le reconoceré delante de mi Padre" ( Mt 10, 32), negó Pedro al Señor. "Aquí empezó a echar maldiciones", etc.
Beda, in Marcum 4, 43
¡Cuán nocivos son los consejos y la compañía de los malos! Negó entre los infieles que conocía al hombre a quien había confesado por Dios entre los discípulos. La Sagrada Escritura suele designar el mérito de las causas por medio del espacio temporal. Así Pedro, que negó a la media noche, se arrepintió al cantar el gallo. "Y al instante cantó el gallo", etc.
Teofilacto
Las lágrimas unieron de nuevo a Pedro con Cristo, por la penitencia. Sirva esto de confusión a los novacianos que dicen que el que peca después del bautismo no debe ser recibido como penitente para la remisión de sus pecados. He aquí a Pedro, que recibió el cuerpo y sangre de Cristo, y que vuelve a El por la penitencia. Están escritos los defectos de los santos, para que, si caemos por falta de vigilancia, tengamos un recurso en el ejemplo de ellos y confiemos en que podemos levantarnos por la misericordia.
Pseudo - Jerónimo
En sentido místico la primera criada es la turbación, la segunda el consentimiento y el tercer tentador el acto. Esta triple negación queda lavada por las lágrimas con el recuerdo de las palabras de Cristo. Y canta el gallo para nosotros cuando un predicador incita nuestros corazones al arrepentimiento por la penitencia; empezamos a llorar cuando una chispa de la palabra nos abrasa interiormente; y salimos fuera cuando echamos fuera lo que fuimos en lo interior.