Catena Áurea
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"Y ninguno subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del hombre, que está en el cielo". (v. 13)
San Agustín, De peccat. mer. et remiss. cap. 31
Conocida la torpeza de Nicodemo, que antes se levantaba sobre los demás por su magisterio, y reprendida así la incredulidad de todos sus semejantes, respondió a lo que se le había preguntado para que otros crean si ellos no creen: "¿Cómo puede hacerse esto?" Dijo: "Y ninguno subió al cielo sino el que descendió del cielo; el Hijo del hombre, que está en el cielo". Como diciendo: así se formará la generación espiritual, convirtiéndose en celestiales los hombres, cuando antes eran terrenos, lo que no podrán conseguir si no se hacen miembros míos, para que entonces suba el mismo que bajó, no considerando a su Cuerpo (esto es, a su Iglesia) como otra cosa que su misma persona.
San Gregorio, Moralium 27, 8
Y como ya nos ha identificado consigo mismo, cuando vino sólo en Sí, vuelve también solo en nosotros. Y el que siempre está en el cielo, todos los días sube al cielo.
San Agustín, ut supra
Aun cuando el Hijo del hombre ha sido engendrado en la tierra, sin embargo no consideró a su divinidad, que vive en el cielo y bajó a la tierra, como indigna del nombre de Hijo del hombre. Porque por la unidad de la persona, que por una y otra sustancia es Cristo y el Hijo de Dios, anda en la tierra, siendo el mismo Hijo del hombre el que estaba en el cielo. Por lo tanto la fe de las cosas creíbles la obtenéis cuando creéis en las cosas increíbles. Pero si la divina esencia, que es muy superior, pudo, sin embargo, tomar esta esencia humana por nosotros, para poder hacerse una sola persona, ¿no ha de ser también creíble que los demás santos se hacen con el Hombre Cristo un solo Cristo? Y si todos suben por medio de su gracia, ¿no es uno mismo el que sube al cielo y el que bajó del cielo?
Crisóstomo, ut supra
Como había dicho Nicodemo: "Sabemos que eres Maestro venido de Dios". Para que no se crea que este Maestro es como muchos de los profetas que existieron en el mundo, añadió: "Y ninguno subió al cielo sino el que descendió del cielo; el Hijo del hombre, que está en el cielo".
Teofilacto
Cuando oigas que el Hijo del hombre bajó del cielo no creas que la carne bajó del cielo. Esto es lo que enseñaban los herejes cuando pretendían que Jesucristo había traído su cuerpo del cielo, y había "pasado" por la Virgen.
Crisóstomo, ut supra
No llamó carne en este lugar al Hijo del hombre, sino que dio al todo el nombre de la naturaleza menos importante. En efecto, a veces acostumbra dar el nombre del de la naturaleza divina al todo, a veces del de la humana.
Beda
Y si algún hombre desnudo baja del monte al valle, y después de tomar vestidos y armas vuelve a subir al mismo monte, diremos con toda propiedad que el que bajó primero es el mismo que sube.
San Hilario, De Trin., l. 10
Bajó del cielo, porque es la causa de la concepción espiritual. Pues María no dio origen a su cuerpo, aun cuando Ella contribuyó a su incremento y al parto de su cuerpo con todo lo que es propio y natural de su sexo. Cuando decimos que el Hijo del hombre existe nos referimos al parto de la carne, que tomó de la Virgen. En cuanto a que está en el cielo, es propio de una naturaleza que subsiste siempre, la que no redujo de su infinidad a los límites de un estrecho cuerpo la potestad del Verbo de Dios. Y al permanecer en forma de siervo, el Señor del cielo y de la tierra no estuvo nunca ausente ni del cielo ni de la tierra. Por esto bajó del cielo, porque era el Hijo del hombre. Y está en el cielo, porque el Verbo hecho carne no había dejado de permanecer como Verbo.
San Agustín, ut supra
¿Te admiras de que estaba en el cielo al mismo tiempo? Pues el mismo don concedió a sus discípulos. Oigase a San Pablo que dice: "Nuestra morada está en los cielos" ( Flp 3, 20). Y si San Pablo, siendo hombre y estando en la tierra, moraba en los cielos, ¿el Dios del cielo y la tierra no podía estar a la vez en el cielo y en la tierra?
Crisóstomo, ut supra
Véase también que lo que parece tan alto es indigno de su grandeza, porque no sólo está en el cielo, sino que se encuentra en todas partes. Y aun habla, a pesar de la ignorancia del que le oye, queriendo atraerle poco a poco.