Catena Áurea
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Cuando esto hubo dicho Jesús, se turbó en el espíritu y protestó, y dijo: "En verdad, en verdad os digo, que uno de vosotros me entregará". Y los discípulos se miraban los unos a los otros, dudando de quién decía. Y uno de sus discípulos, al cual amaba Jesús, estaba recostado a la mesa, en el seno de Jesús. A éste, pues, hizo una seña Simón Pedro, y le dijo: "¿Quién es de quien habla?" El entonces, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dijo: "Señor, ¿quién es?" Jesús le respondió: "Aquél es a quien yo diere el pan mojado"; y mojando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariotes. Y tras el bocado entró en él Satanás. Y Jesús le dijo: "Lo que haces, hazlo presto". Mas ninguno de los que estaban a la mesa supo por qué se lo decía. Porque algunos pensaron que, porque Judas traía la bolsa, le había dicho Jesús, compra lo que habemos menester para el día de la fiesta, o que diese algo a los pobres. Y cuando él hubo tomado el bocado, se salió fuera luego. Y era de noche. (vv. 21-30)
Crisóstomo In Ioannem hom., 71.
Como el Señor estaba consolando a los apóstoles, que debían recorrer todo el mundo, y los fortalecía con doble consuelo, al pensar que el traidor estaba privado de ambos, se entristeció. Y esto significa el evangelista, cuando dice: "Y se entristeció en su espíritu", etc.
San Agustín In Ioannem tract., 60.
No hizo mención de esto anteriormente, pero como ya debía descubrir al traidor para que no se ocultara entre los demás, se entristeció en su espíritu. Y como el mismo traidor ya estaba a punto de salir para conducir allí a los judíos, a quienes había de hacer entrega de Jesús, lo entristeció su próxima pasión y el peligro inminente, y la mano amenazante del traidor, de quien ya se conocía su intención. El Señor se dignó también dar a conocer con su turbación que cuando una causa urgente obliga a separar antes de recogerse la mies a algunos de los falsos hermanos, no puede hacerse esto sin que la Iglesia se entristezca. Se turbó, no en cuanto a la carne, sino en el espíritu; porque las personas espirituales, en tales ocasiones de escándalo, no se turban por la perversidad, sino por la caridad, no sea que al cortar las malas cizañas se arranque de raíz el trigo. Y además, aun teniendo misericordia del mismo Judas, que había de perecer, se turba, no por debilidad de su alma, sino por su propia voluntad. Porque no se turba porque alguien lo obligue, sino que se turbó a sí mismo (como se ha dicho antes). En el hecho de turbarse consuela a los débiles en su propio cuerpo (esto es, en su Iglesia), para que si alguno se turba con la muerte de los suyos, no se crea por esto condenado.
Orígenes In Ioannem tom. 32.
Dice que se turbó en el espíritu. Esto, como es cosa humana (esto es, la pasión), provenía de la exuberancia de espíritu. Porque si algún santo vive en el espíritu y obra y padece, ¿cuánto más ha de decirse esto de Jesús, que es el primero de todos los santos?
San Agustín ut supra.
Caigan, pues, por tierra los argumentos de los estoicos, que dicen que en el sabio no cabe la perturbación de los ánimos. Así como juzgan a la verdad vanidad, así llaman estupor a la salvación. Túrbese, pues, el ánimo cristiano, no por la miseria, sino por la misericordia.
San Agustín In Ioannem tract. 61
"Uno de vosotros", por el número, no por el mérito; en apariencia, no en realidad 1.
Crisóstomo In Ioannem hom., 71.
Y como no lo determinó por el nombre, de aquí nació en todos el temor. Por esto sigue: "Se miraban mutuamente los discípulos, dudando de quién hablase", no teniendo conciencia de tal maldad y, sin embargo, creyendo que la afirmación de Cristo era más digna de creerse que sus propios pensamientos.
San Agustín In Ioannem tract., 61.
De tal modo era piadoso el amor que alimentaban hacia su Maestro, que su propia debilidad humana los estimulaba a los unos contra los otros.
Orígenes ut supra.
Se acordaban de que eran hombres y que era variable el sentimiento más perfecto, y susceptible el apetito de querer lo contrario de lo que antes había querido.
Crisóstomo ut supra.
Temblando todos, y aun el mismo que era cabeza (a saber, Pedro), Juan, que era el amado, se reclinó en el seno de Jesús. Por esto sigue: "Estaba, pues, recostado en el seno de Jesús uno de sus discípulos a quien Jesús amaba".
San Agustín ut supra.
Este era Juan, de quien es este Evangelio, como después se manifiesta. Era costumbre entre todos aquellos que nos han legado las Escrituras, que, cuando cuenta algo de ellos la divina narración, al ocuparse de sí mismos hablan como si fuera de otros. ¿Y qué pierde con esto la verdad, si se dice la misma cosa y se evita la jactancia del que la cuenta?
Crisóstomo ut supra.
Si quieres, pues, aprender la causa de esta familiaridad, sabe que era el amor; por eso dice "a quien amaba Jesús". Porque aunque los otros también eran amados, sin embargo, éste era más que los otros.
Orígenes ut supra.
Opino, pues, que el recostarse Juan en el seno del Verbo, significa como si habitase en sus más recónditos pensamientos.
Crisóstomo ut supra.
Quiere, pues, manifestar, que él era ajeno al crimen, y dice también esto para que no se piense que Pedro recurrió a él como a su superior, puesto que sigue: "Hízole señas Simón Pedro, y dícele: "¿Quién es ése de que habla?". En todas partes se encuentra Pedro impetuoso en el amor, y aunque fue el primero en preguntar, no habló, sino que quiso saber mediante Juan. En todas ocasiones la Escritura manifiesta a Pedro entusiasta, y teniendo familiaridad con Juan.
San Agustín ut supra.
Se ha de notar aquí la locución de decir algo, no por sonidos, sino tan sólo por señas: "hace señas, y dice", esto es, dice haciendo señas. Si, pues, con sólo pensar se dice algo, según aquello "dijeron entre sí" ( Jn 12, 19), ¿cuánto más haciendo señas, cuando ya se manifiesta expresamente, por medio de signos, lo que se ha concebido interiormente?
Orígenes In Ioannem tract., 32.
En primer lugar, hizo signos, y luego, no contentándose con las señas, dijo: "Pregúntale de quién habla".
"Y así, habiéndose recostado sobre", etc.
San Agustín In Ioannem tract., 61.
Esto mismo que dice ahora "sobre el pecho", más arriba lo había dicho en el seno.
Orígenes ut supra.
O de otra manera: Habiendo descansado primero sobre el seno, después subió y lo hizo sobre el pecho de Jesús; como si al contentarse con el regazo y no elevarse hasta el pecho, esto hubiera sido un obstáculo para que Jesús le confiase lo que Pedro deseaba saber. Por esto de que posteriormente se reclinó sobre el pecho, se expresa que era discípulo especial de Jesús por mayor y más superabundante gracia.
Beda.
El descansar en su regazo y en su pecho, no sólo fue un indicio de amor presente, sino también signo de algo futuro, a saber: para que allí escuchase la voz, que después diese a conocer a los siglos.
San Agustín ut supra.
¿Qué otra cosa puede significarse en el pecho sino lo más oculto y secreto? Porque, ciertamente, el interior del pecho es el secreto de la sabiduría.
Crisóstomo ut supra.
Ni aun entonces expresó nominalmente el Señor quién era el traidor, pues sigue: "Respondió Jesús: Aquel es a quien yo daré el pan mojado". Y este modo de denunciarlo era para convertir, porque ya que no se avergonzó por la comunidad de la mesa, debió hacerlo por la participación del pan.
"Y cuando hubo mojado el pan, lo dio a Judas, hijo de Iscariote".
San Agustín ut supra.
Judas, contrario a lo que piensan algunos que leen con poco cuidado, no recibió solamente el cuerpo de Cristo, porque se entiende que ya el Señor había distribuido a todos ellos el sacramento de su cuerpo y sangre, entre los cuales estaba incluido el mismo Judas. Y por fin, se llega al punto en que, según la narración de Juan, el Señor manifestó al traidor por un trozo de pan que mojó y le dio. Tal vez por el hecho de mojar el pan se significa la traición de Judas, porque no todas las cosas quedan lavadas por mojarlas, sino que algunas se mojan para mancharlas. Y si es que el mojar el pan designa algún bien, no sin razón seguirá la condenación al que desagradece este bien.
"Y tras el bocado, penetró en él Satanás".
Orígenes In Ioannem tract., 32.
Atiéndase que Satanás no penetró primero en Judas, sino que inspiró en su corazón que entregase al Maestro. Mas después del pan penetró en él. Por lo cual hemos de cuidar que Satanás no logre introducir en nuestro corazón ninguna de sus flechas, porque si alguna penetrara, él formaría asechanzas hasta introducirse.
Crisóstomo ut supra.
En tanto que formaba parte de la asamblea, no se atrevía el diablo a invadirlo, contentándose con inspirarle desde el exterior, pero cuando Jesús lo desenmascaró y expulsó, ya con toda libertad se apoderó de él.
San Agustín ut supra.
O bien, entró en él para poseerlo plenamente como entregado a discreción, sin que por eso dejase de estar en él cuando pactó con los judíos el precio a que había de entregar al Señor. Cuando San Lucas dice: "Y Satanás entró en Judas, y éste habló con los príncipes de los Sacerdotes" ( Lc 22, 3-4), ya había llegado al sitio de la cena de esta manera. Pero después entró en él, no para tentarlo como si hasta entonces le hubiera sido extraño, sino para poseerlo como cosa propia.
Orígenes ut supra.
Convenía, según creo, por la oferta del pan, retirar del malvado el bien que él juzgaba tener; y privado de este bien, quedó expedito para que Satanás lo invadiese.
San Agustín In Ioannem tract., 62.
Aquí dicen algunos: ¿Cómo es esto? ¿El pan que Cristo le entregó de su mesa, merecía que después de él penetrase Satanás? A lo que respondemos, que por esto debemos aprender cuánto debe evitarse el recibir el bien de mala manera. Porque si se pierde el que no aprecia el cuerpo del Señor (esto es, no lo discierne de las demás comidas), ¿cómo debe ser castigado el que se acerca a su mesa fingiéndose amigo, siendo enemigo?
"Y dice Jesús: Lo que haces, hazlo presto".
Orígenes ut supra.
Cabe dudar a quién se dirijan estas palabras, porque lo mismo a Judas que a Satanás pudo haber dicho el Señor "Lo que haces, hazlo presto", provocando al adversario a la lucha, o al traidor, para que ayudase a su pasión, que había de ser la salvación del mundo, lo que no quería se retardase ni evitase, sino que se apresurase cuanto fuera posible.
San Agustín ut supra.
Sin embargo, no aconsejó el mal, sino que lo predijo no para cooperar a la perdición del pérfido, sino consultando a la salvación de los fieles.
Crisóstomo ut supra.
Esto que dice, "Lo que haces, hazlo presto", no es a modo del que manda o aconseja, sino del que reprueba y manifiesta que El no quería impedir la traición. "Esto no lo comprendió ninguno de los convidados", etc. Cualquiera que se fije, dudará en este pasaje. Al preguntarle los discípulos"¿Quién es?" ( Jn 13, 24), dijo: "A quien yo dé el pan mojado" ( Jn 13, 26), y sin embargo no lo entendieron. Puede suponerse que Jesús lo dijo secretamente para que nadie lo oyera, y por lo mismo Juan pregunta inclinado sobre el pecho, como quien dice, al oído; porque acaso Pedro lo hubiera matado, si Jesús lo descubre. Y así dice que ninguno de los convidados se había enterado, ni aun Juan, que de ninguna manera pensaba que un discípulo llegase a tal grado de iniquidad, de la cual, como él estaba tan lejos, no hacía a nadie capaz ni por sospechas. Ignoraron, pues, la causa de las cosas que había dicho Cristo. Qué era lo que ellos creían, lo manifiesta posteriormente San Juan: "Algunos pensaban (porque Judas llevaba la bolsa) que había querido decirle: Compra lo que sea necesario", etc.
San Agustín ut supra.
El Señor, por lo tanto, tenía bolsa para conservar lo que los fieles le daban, y para atender a las necesidades de los suyos y a los demás necesitados. Entonces se instituyó la forma de los bienes eclesiásticos, para que entendiéramos lo que se nos preceptuaba ( Mt 6), de que no debíamos pensar en el día de mañana. Y no es esto prohibir que los santos tengan algún dinero, sino que a Dios no ha de servirse por estas miras, ni que se abandone el camino de la justicia por temor a la pobreza.
Crisóstomo In Ioannem hom., 71.
En verdad ninguno de sus discípulos llevaba dineros, pero, por lo que aquí se dice, se insinúa que algunas mujeres los alimentaban de sus haberes. Y así, el que recomendaba que no llevemos ni manto, ni báculo, ni dinero, llevaba, sin embargo, bolsa para atender a los menesterosos, para que aprendamos que por muy pobres y crucificados para el mundo que estemos, debemos siempre cuidarnos de este ministerio. Jesús obraba muchas cosas para nuestra enseñanza.
Orígenes ut supra.
De este modo hablaba el Salvador a Judas: "Lo que haces, hazlo presto". Y el traidor en esto solo le obedece por lo pronto, porque apenas recibió el pan, no se detuvo un instante. "Y así, cuando recibió el trozo de pan, salió al punto". Y en verdad salió, no sólo alejándose de la casa en que estaba, sino separándose de Jesús por completo. En mi sentir, Satanás, que había penetrado en él tras el pan, no toleraba que Judas perseverase con Jesús, porque entre Jesús y Satanás no puede haber relación alguna. No será fuera de propósito el preguntar por qué al decir "Recibiendo el pan", no se añade "Y comiéndole". ¿Es acaso que Judas, recibió el pan y no lo comió? Quizá el diablo, que lo había inspirado que hiciese traición a su Maestro, temió que, recibido el pan por Judas, si lo comía se desvaneciese el influjo que en su corazón había inspirado, y, por tanto, al punto que lo recibió se entró en él, e inmediatamente Judas dejó la casa. Puede también opinarse, que así como el que come el pan del Señor indignamente, o bebe su cáliz, come y bebe su propia condenación, también el pan que Jesús dio, para unos fue de salvación, pero para Judas fue de condenación, de tal manera, que tras el pan se introdujo Satanás.
Crisóstomo ut supra.
Y añade: "Era de noche", para manifestar la osadía de Judas, a quien no pudo detener ni cohibir lo importuno de la hora de su primer impulso.
Orígenes In Ioannem tract., 32.
La noche sensible es la imagen de la confusa noche que había invadido el alma de Judas.
San Gregorio Moralium 2, 2
Por la cualidad del tiempo se expresa el fin de la acción. Judas, que no había de implorar el perdón, aprovecha la noche para la perfidia.
Notas
1. San Agustín sigue diciendo en el mismo Tratado 61 sobre San Juan: "...Por lo tanto, no uno que es de vosotros, sino uno que saldrá de entre vosotros. Porque, ¿de qué otra manera puede entenderse este 'uno de vosotros', ...sino de la misma manera en que el escritor de este mismo Evangelio habla en su epístola: 'Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros; pues si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros.' ( 1Jn 2, 19)?