Catena Áurea
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← Jn 18, 25-27 →
Estaba, pues allí, en pie, Simón Pedro calentándose. Y le dijeron: "¿No eres tú también de sus discípulos?" Negó él, y dijo: "No soy". Dícele uno de los criados del Pontífice, pariente de aquél a quien Pedro le había cortado la oreja: "¿No te vi yo a ti en el huerto con El?" Y otra vez negó Pedro, y luego cantó el gallo. (vv. 25-27)
San Agustín, in Ioannem, tract., 113
Habiendo dicho el Evangelista que Anás había mandado a Jesús atado a casa de Caifás, volvió a continuar su narración desde donde había dejado a Pedro, para explicar lo que había sucedido en la casa de Anás sobre las tres negaciones de Pedro. Dice, pues: "Estaba Simón Pedro en pie y calentándose". Aquí resume lo que antes había dicho.
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 82
El fervoroso discípulo estaba inmóvil de espanto separado de Jesús, y esto es para que aprendamos cuán débil es la naturaleza cuando Dios abandona al hombre. Preguntado por segunda vez, niega también por lo que sigue: "Dijéronle, pues: ¿por ventura eres tú de sus discípulos?".
San Agustín, De cons. evang. 3, 6
Vemos que en esta ocasión, no ya en la puerta, sino estando al fuego, negó Pedro por segunda vez, lo que no podía suceder si no hubiera vuelto después de que había salido fuera, como dice San Mateo. Había, pues, salido y le vio fuera otra criada. Esto es, que habiéndose levantado y salido vio a Pedro, y dijo a los que allí estaban (esto es, a los que juntamente con él estaban alrededor del fuego dentro en el atrio): "Y éste estaba con Jesús Nazareno" ( Mt 26, 71). Aquel, pues, que había salido fuera, habiendo oído esto, volviendo, juró a aquellos que lo afirmaban que no conocía a aquel hombre ( Mt 26, 72). San Juan dice a continuación: "Dijeron: ¿por ventura eres tú de sus discípulos?". Lo que creemos fue dicho a Pedro, que volvía. Y esto se confirma, no sólo por lo que dicen San Mateo y San Marcos de la otra criada que citan, sobre esta segunda negación, sino que también por lo que dice San Lucas, refiriéndose a lo que otro de los que asistían hizo con Pedro. Por lo que dice San Juan: "Dijéronle, pues, a él". San Juan, siguiendo su narración, cuenta de este modo la tercera negación: "Uno de los siervos del Pontífice le dice", etc. San Mateo y San Marcos señalan en número plural a aquellos que hablaban con Pedro (mientras San Lucas habla de uno, San Juan también de uno, y éste pariente de aquel a quien cortó la oreja). Fácil es de entender que San Mateo y San Marcos siguieron la costumbre de usar el plural por el singular, o que tal vez uno, porque lo había visto, afirmaba de ciencia propia, y los demás, apoyados en éste, acusaban juntamente a Pedro.
Crisóstomo, ut supra
Ni los recuerdos del huerto, ni lo que allí se dijo, ni el mucho amor que allí con sus palabras había manifestado, vienen a la memoria de Pedro. Por lo que sigue: "Otra vez, pues, negó Pedro; y en el momento el gallo cantó".
San Agustín, ut supra
¡He aquí cumplida la profecía del médico y demostrada la presunción del enfermo! No se verificó, pues, lo que éste había dicho: "Pondré mi vida por ti" ( Jn 13, 37); sino que sucedió lo que Jesús había predicho: "Me negarás tres veces" ( Lc 22, 61).
Crisóstomo, ut supra
Los evangelistas escribieron acordes la negación de Pedro, no acusando al discípulo, sino para enseñarnos cuán malo es no entregarse totalmente en manos de Dios y confiar en sí mismo.
Beda
En sentido espiritual están significados por la primera negación de Pedro aquellos que antes de la pasión negaron que Jesús fuese Dios; en la segunda, aquellos que negaron, después de su resurrección, su divinidad e igualmente su humanidad. También significa el primer canto del gallo la resurrección de Jesucristo como cabeza, y por el segundo la resurrección de todo el cuerpo (universal). Por la primera criada que obligó a Pedro a negar, se entiende la avaricia; por la segunda la voluptuosidad, y por el criado o muchos criados los demonios que seducen para negar a Cristo.