Jdt 2, 1-13 Comienza a cumplirse la amenaza de Jdt 1, 12, que también atañe a Israel. Nabucodonosor es presentado como un gobernante orgulloso, vengativo y cruel; pero además abundan aquí expresiones que el AT relaciona con Dios. Se insinúa así la pretensión divina del monarca, que hace explícita Holofernes en Jdt 3, 8 y Jdt 6, 2. Nabucodonosor aparece como el antagonista de Dios y Holofernes –su representante– se opone a Judit, la representante de Dios.
Jdt 4 Ante el peligro inminente, reaccionan de dos modos: a) preparan la defensa (4-8); b) invocan la ayuda de Dios (9-15), que para ellos es lo más importante.
Jdt 6, 2-4 Representa la tesis de Holofernes (véase también Jdt 5, 23ss) frente a la de Ajior (Jdt 5, 20ss). La afirmación de Jdt 6, 2 se opone directamente a Dt 4, 35; Is 44, 6. 8; Is 45, 5ss. Queda planteada la pregunta clave del libro: ¿Quién es el verdadero Dios? ¿Dónde está la fuerza: en Dios o en las armas? La respuesta la dará el desenlace del relato.
Jdt 7 La exagerada desproporción entre los combatientes quiere dar la impresión de que no hay esperanza humana de salvación (1-18). Los israelitas se sienten abandonados por Dios. Prefieren someterse al poder de Holofernes. Poner plazo a la intervención divina es una falta de confianza en Dios y una forma de tentarlo.
Jdt 8-16 Judit, que es viuda, representa la inesperada e imprevisible acción de Dios cuando, según lo narrado en 1-7, no queda ninguna esperanza. La viuda es prototipo de la debilidad y símbolo del Israel sufriente. Como en el resto de la Sagrada Escritura, la debilidad del instrumento realza la intervención de Dios.
Jdt 8, 9-36 Judit se opone a la visión teológica del pueblo y de los ancianos (véase Jdt 7, 25. 30), e invita a una confianza incondicional. El pueblo no ha pecado y Dios lo salvará (como sostenía Ajior en Jdt 5, 20ss); ellos han tentado a Dios, que es libre y trascendente.
Jdt 9, 2-14 La oración se apoya en la providencia de Dios (5ss), en sus atributos (11ss) y en la supervivencia del templo (8. 13). En el núcleo de la petición aparece el tema principal de la obra: ¿Dónde reside la fuerza: en Dios o en Nabucodonosor? (11. 14).
Jdt 11, 5-19 Las palabras de Judit están llenas de equívocos, dobles sentidos e ironía, que engañan a Holofernes, dejando entrever al lector el verdadero sentido de estas afirmaciones. También las palabras de Holofernes (Jdt 11, 1-4. 22ss) contienen falsedades y dobles sentidos.
Jdt 12, 5-9 Judit mantiene su forma de vida austera y fiel a la ley en el campamento pagano. El baño ritual puede ser el que precede a la oración o para liberarse de la impureza del contacto con los gentiles (Ex 30, 17-21; Sal 26, 6).
Jdt 13, 4-5 Esta oración (y la de Jdt 13, 7) sirve para mostrar que estamos en el momento clave y para ofrecer el sentido religioso del relato. Judit no pide por ella, sino por la salvación de Israel. Véase Jdt 9.
Jdt 13, 10b-20 Todo el pasaje tiene un tono de alabanza y bendición: de Judit (14), del pueblo (17) y de los jefes (18-20). Esta alabanza tiene su cumbre en Jdt 16, 1-17. Judit proclama repetidas veces que la victoria es de Dios (11. 14. 15; véase Jdt 15, 8), una prueba más de la permanente protección del Señor hacia su pueblo. Se subraya que la hazaña no se realiza a costa de la virtud de Judit. Al contrario de lo que le sucedió a Dina (véase Gn 34).
Jdt 14, 10 Manifiesta el sentimiento universalista del autor frente a Dt 23, 4; véase Rut, Jos 6, 25; 2R 5, 1-19; Jon; Is 2, 2ss.
Jdt 15, 12-16, 20 También en otros casos se unen la procesión y el cántico de alabanza (Ex 15, 20ss; 1S 18, 6ss). El cántico (Jdt 16, 1-20), que alaba al Dios de la historia (1-12) y de la creación (13-17), está inspirado en otros salmos y cánticos del AT, especialmente en Ex 15, 1-18 y Jc 5.