Parte Cuarta. PASIÓN Y RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

CAPÍTULO V. LA RESURRECCION DEL SALVADOR

1 Hch 2, 26-33; Hch 13, 34-37.
2 Sal 16, 9-10.
3 Hch 3, 15.
4 1Co 15, 14-15.
5 Hch 1, 8.
6 Hch 2, 22-36; Hch 3, 12-18; Hch 4, 10; Hch 5, 30-32.
7 Mt 28, 9; Lc 24, 39-42.
8 No vamos a ocuparnos aquí de la autenticidad de los versículos 9-20 del cap. 16 de Mc, que puede verse demostrada en las Introducciones al N. T. y en los comentario) al segundo Ev.
9 Mt 28, 2-4.
10 En esta forma se aparecieron con frecuencia los ángeles. Cfr. Dn 10, 5-6; Hch 1, 10; Hch 10, 10; Ap 10, 1; etc.
11 Mt 28, 5a; Mc 16, 5; Lc 24, 3-5a.
12 Mt 28, 5-6; Mc 16, 6; Lc 24, 5-8.
13 El pronombre vosotras está muy acentuado.
14 Lc τόνζώντα (Vg viventem), «el que vive» por excelencia. Cfr. Ap 1, 17-18.
15 Mc 9, 29-30; Lc 8, 1-3; Lc 9, 4; etc.
16 Mt 28, 7; Mc 16, 7.
17 Jn 20, 2. El empleo del plural prueba que María Magdalena no había ido sola a sepulcro, sino en compañía de las otras galileas.
18 Jn 20, 3-10. Lc 24, 12, refiere muy sumariamente este episodio y se lo atribuye sólo a San Pedro.
19 Βλέπει supone una mirada atenta, aunque rápida.
20 Θεωρεϊ indica aquí una inspección minuciosa.
21 Lc 22, 12b.
22 Mc 14, 9-11; Jn 20, 11-18.
23 R. HARRIS, Fragments of the Commentary of Ephrem Syrus upon the Diatessaron, 1895, pp. 34-35.
24 Las Acta Thaddaei, c. 6, entre otros.
25 Especialmente San Anselmo y San Buenaventura, Maldonado y Suárez.
26 En voz alta, como lo expresa el texto griego (χλαίουσα).
27 Κύιε (Vg Domine). Este título admite muy diversas aplicaciones. Aquí es sencillamente un tratamiento.
28 Μή μου άπτου, «deja de tocarme, no sigas tocándome». El imperativo presente con negación prohíbe que la acción empezada continúe adelante. Magdalena, pues, cogiólos pies de Jesús. Por esto omitimos la discusión del A., que trata de explicar por que Jesús no permitió que le tocase. Permitió realmente que le tocase. Pero le exigió que fueraen seguida a anunciar su resurrección. Los aa. antiguos, que suponían como Fillion, que Jesús no dejó que la Magdalena le tocase, veían aquí un rasgo de incompatibilidad con la narración de Mt, donde se dice que las mujeres le tocaron. Por esto se resistían a identificar esta narración de Jn con la de Mt. Hoy que se conoce mejor la fuerza del original griego, no existe dificultad en identificar las dos narraciones, y dado el estilo tan impreciso de Mt, que contrasta notablemente con la precisión del de S. Juan, muchos autores creen que Jesús sólo se apareció a Magdalena.
El orden, pues, de los sucesos en la mañana del domingo es el siguiente: 1) Las mujeres van en grupo al S. Sepulcro. 2) Apenas ven removida la piedra, que hacía depuerta, Magdalena se va a los discípulos. Su mensaje es el primero que llega a ellos: han robado el cuerpo del Señor. 3) Entretanto, las otras compañeras de Magdalena, que se habían quedado en el Sepulcro ven y oyen a los ángeles, que les anuncian la resurrección de Jesús y les encargan vayan a los discípulos con este mensaje, que es el segundo que les llega. 4) Pedro y Juan, estimulados por el primer mensaje de Magdalena, van al sepulcro; se confirman en que no está allí Jesús. Vuelven a los discípulos. Y es el tercer mensaje que llega al Cenáculo. Estos tres primeros mensajes los han alcanzado los discípulos de Emaús, como reflejan en su exposición al mismo Jesús (Lc 24, 22-24). Pero no han alcanzado ningún mensaje que hablara de que alguien hubiera visto al mismo Señor resucitado, pues de esto no hablan. 5) Magdalena vuelve al S. Sepulcro porque estaba con la obsesión de que habían robado el cuerpo y, cuando lo busca, tiene lugar la aparición de Jesús. Jn 20, 11-18 la cuenta con detalles y Mt 28, 9-10 genéricamente, envuelta en el plural de categoría. Este segundo mensaje de Magdalena habla ya de que ella ha visto a Jesús (Jn 20, 18). Los de Emaús no han alcanzado ya este mensaje, se habían marchado antes de que llegara Magdalena. 6) Jesús se aparece también a Pedro. En el Cenáculo se conoce esta aparición, cuando llegan los de Emaús, contando la suya. Así se ha ido preparando gradualmente el ánimo de los discípulos al gran hecho. 7) La aparición del propio Resucitado a todos reunidos en el Cenáculo en la tarde de aquel domingo de pascua. Este es el orden que se impone cada día más dentro de la exégesis católica. El que mejor armoniza todos los datos, el más sencillo. Pueden verse nuestros trabajos: Las apariciones a María Magdalena en la exégesis postridentina, ArchTeolGrand 9 (1946) 5-52; San Mateo y la aparición de Cristo a María Magdalena, EstBibl 7 (1948) 5-28; Ex Mt 28, 9-10 Maria Magdalena certo vidit Iesum redivivum, VerbDom 26 (1948) 207-13; Las apariciones de Jesús en el domingo de Resurrección, Salt 38 (1950) 662-670; Sinopsis, pp. 74-3. El Evangelio según San Juan2, Madrid, 1964, pp. 1093 y s.
29 Dial. c. Tryph., 108.
30 Exposit. in Ps. 63, 7.
31 Mc 16, 12-13; Lc 24, 13-35.
32 EUSEBIO, Onomasticon, en la palabra Emmaús; SAN JERÓNIMO, Epist. CVIII.
33 El estadio griego era una medida de longitud equivalente a 185 metros.
34 Cfr. A. FERNÁNDEZ, Vida de J. C. , pp. 714-719: «Amwas-Nicópolis ha de tenerse por la más probable.» Estudia el tema ampliamente con abundante bibliografía; J. LEAL Evangelio según San Lucas 2, Madrid, 1964, p. 756.
35 Κλεόπας. abreviación de Κλεοπάτρος, nombre griego, por tanto.
36 Jn 19, 25. Κλώπας, nombre de origen semítico. La Vg dice inexactamente Cleophas,
37 Lc «Una fuerza estorbaba a sus ojos reconocerle».
38 Mc 16, 12.
39 Así opinan EUSEBIO, Onomasticon, loc. cit., y SAN JERÓNIMO, Epist., 108.
40 Mc 16, 14; Lc 24, 34-43; Jn 20, 19-23.
41 El griego emplea el verbo θεωρεϊν.
42 SAN IGNACIO, Epist. ad Smyrn., 3, 1, refiere también este hecho.
43 Observaciones semejantes se leen en antiguos escritores. Por ejemplo, SÉNECA, Thyest.: Proprium hoc miseros sequitur vitium, numquam rebus credere laetis;TITO-LIVIO, 39, 49: Vix sibimet ipsis prae nec opinato gaudio credentes.
44 Cfr. Mt 28, 17; Mc 16, 8, 9-11, 12-13; Lc 24, 9-11, 21-25, 37, 41; Jn 20, 9, 25.
45 Mc 16, 14.
46 SAN LEÓN, Sermo LXXI, expresó breve y enérgicamente este mismo pensamiento Dubitatum en ab illis, ne dubitaretur a nobis.
47 Las palabras χαί άπό μελισσίου χηρίου (Vg et favum melis), omitidas en numerosos e importantes documentos, quizá no son auténticas.
48 Gn 2, 7.
49 Concilio de Trento, Sess., IV, can. 3.
50 Jn 20, 24-29.
51 Jn 21, 1-24.
52 Mt 28, 16-20.
53 Mc 16, 15-18; Lc 24, 44-49.
54 Lc 5, 4-11.
55 En griego, παιδία, «chicos»; pero este diminutivo, que es una muestra de familiaridad, difiere de τεχνία otro diminutivo, que expresa algo de más tierno y delicado. Cfr Jn 13, 33.
56 El sustantivo προσφάγιον (Vg pulmentarium) significa etimológicamente «lo que se come con», es decir, con pan; en el caso actual, pescado, evidentemente.
57 «Tanto Pedro como Juan manifiestan aquí su respectivo temperamento; aquél, ardiente; éste, más sublime; aquél, más impetuoso; éste, más perspicaz.» SAN JUAN CR SÓSTOMO: Hom. in Ioan., h. 1.
58 El codo equivalía a 0,525 metros.
59 Lc 5, 10.
60 Jn 21, 15-19.
61 El texto griego ofrece tres variantes a propósito de este nombre: Σίμων Ίωά, Σίμων Ίωάνου y Σίμων Ίωάννου (Vg Simon Joannis). Las dos últimas son las más autorizadas.
62 ‘Aγαπάς (Vg diligis me).
63 Φιλώ σε (Vg amo te).
64 El diminutivo griego άρνία, «corderillos», es muy expresivo.
65 Cfr. 1P 5, 1-4, donde se creería oír el eco de esta escena.
66 Ποίμαινε τα πρόβατά μου, en vez de Bόσχε τά άρνία μου. El verbo Βόσχω significa «alimentar»; ποιμαίνω, dice más y representa todo el conjunto de la conducta delpastor para con su rebaño.
67 Así lo hacen observar con frecuencia los Santos Padres. Redditur negationi trinat trina confessio, ne minus amori lingua serviat quam timori, dice, entre otros, SAN AGUSTÍN Tractat. CXXIII in Joan.
68 Ed. Lacht, t. 11, 592-600.
69 Qo 12, 1-8.70
70 ARRIANO, Epictet., 3, 26; SÉNECA, Consolat. ad Marc.20; TERTULIANO, Scorp., 15, y De praescr., 35; EUSEBIO, Hist. eccl., 2, 25; etc.
71 Epist. I ad. Cor., 5, 4.
72 Scorp., 15. Acerca de la humilde y generosa petición hecha por San Pedro a sus verdugos, para alcanzar que le crucificasen cabeza abajo, cfr. EUSEBIO, Hist.eccl., 3, 1, 2.
73 SAN JERÓNIMO, Adv. Jovin., 1, 26: Nolens deserere Joannem, cum quo semper fuerat copulatus.
74 Cfr. SAN AGUSTÍN, Tractat. in Joann., 124, 2.
75 Mt 28, 16-20.
76 No faltan hipótesis. Se ha pensado en el Tabor, en el monte de las Bienaventuranzas y en el mismo Carmelo, aun estando situado fuera de la Galilea. El griego dice conartículo: «Sobre la montaña.» Pero tampoco esto nos da indicación precisa.
77 1Co 15, 6.
78 Col 1, 15-19.
79 Cfr. también Flp 2, 9-11.
80 Dn 7, 13-14. Cfr. Sal 2, 8; etc.
81 Mc 16, 15-18.
82 Mt 28, 19.
83 Cfr. también 1Co 12-13.