1508 Si miras hacia el sol serás inmediatamente iluminado; si miras hacia la sombra, necesariamente quedaras rodeado de tinieblas. El diablo es malo por haber escogido la maldad libre y conscientemente, no porque su naturaleza este de por si en oposición con el bien (SAN BASILIO, Sermón 15).
1509 Siempre esta ojo avizor contra nosotros el enemigo antiguo; no nos durmamos. Sugiere halagos, pone celadas, introduce malos pensamientos y, para llevarnos a dolorosa ruina, pone delante lucros y amenaza con perjuicios. Todos ahora y cada uno es probado, cada cual a su modo (SAN AGUSTÍN, Sermón 6).
1510 Las cosas que proceden de la naturaleza y las que parten de nuestra voluntad, son de poca importancia, comparadas con la guerra implacable que nos tiene declarada el demonio (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol 1, p.374).
1511 Nos dice también San Pedro: Vigilad constantemente, pues el demonio esta rondando cerca de vosotros como león rugiente , que busca a quien devorar. Y el mismo Jesucristo nos dice: Orad sin cesar, para que no caigáis en la tentación: es decir, que el demonio nos acecha en todas partes. De manera que es preciso contar con que, en cualquier parte o en cualquier estado que nos hallemos, nos acompañará la tentación (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).
1512 Nuestro enemigo el diablo nos rodea siempre, tratando de quitarnos la semilla de la palabra que ha sido puesta en nosotros (SAN ATANASIO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 396).
1512b Esta situación dramática del mundo que "todo entero yace en poder del maligno" (1Jn 5, 19) (cfr. 1P 5, 8), hace de la vida del hombre un combate:
"A través de toda la historia del hombre se extiende una dura batalla contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día según dice el Señor. Inserto en esta lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no sin grandes trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de lograr la unidad en sí mismo" (GS 37, 2) (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 409).
1513 Como general competente que asedia un fortín, estudia el demonio los puntos flacos del hombre a quien intenta derrotar, y lo tienta por su parte mas débil (SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro, 1. c., p. 162).
1514 Sus armas son la astucia, el engaño y la torpeza espiritual y sus despojos los hombres engañados por el (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. VI, p. 30).
1515 Dos pasos del diablo: primero engaña, y después de engañar intenta retener en el pecado cometido (SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro, 1. c. , p. 163).
1516 Las tentaciones de Nuestro Señor son también las tentaciones de sus servidores de un modo individual. Pero su escala, naturalmente, es diferente: el demonio no va a ofreceros a vosotros ni a mi todos los reinos del mundo. Conoce el mercado y, como buen vendedor, ofrece exactamente lo que calcula que el comprador tomara. Supongo que pensara, con bastante razón, que la mayor parte de nosotros podemos ser comprados por cinco mil libras al año, y una gran parte de nosotros por mucho menos. Tampoco nos ofrece sus condiciones de modo tan abierto, sino que sus ofertas vienen envueltas en toda especie de formas plausibles. Pero si ve la oportunidad, no tarda mucho en señalarnos a vosotros y a mi como podemos conseguir aquello que queremos si aceptamos ser infieles a nosotros mismos y, en muchas ocasiones, si aceptamos ser infieles a nuestra lealtad católica (R. A. KNOX, Sermones pastorales, P. 79).
1517 El diablo no permite a aquellos que no velan, que vean el mal hasta que lo han consumado (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 345).
1518 Suponed, por ejemplo, que sobre las calles de una populosa ciudad cayera de repente la oscuridad; podéis imaginar, sin que yo os lo cuente, el ruido y el clamor que se produciría. Transeúntes, carruajes, coches, caballos, todos se hallarían mezclados. Así es el estado del mundo. El espíritu maligno que actúa sobre los hijos de la incredulidad, el dios de este mundo, como dice S. Pablo, ha cegado los ojos de los que no creen, y he aquí que se hallan forzados a reñir y discutir porque han perdido su camino; y disputan unos con otros, diciendo uno esto y otro aquello, porque no ven (CARD. J. H. NEWMAN, Sermón para el Domingo 11 de Cuaresma. Mundo y pecado).
1519 El lobo roba y dispersa las ovejas, porque a unos los arrastra a la impureza, a otros inflama con la avaricia, a otros los hincha con la soberbia, a otros los separa por medio de la ira, a este le estimula con la envidia, al otro le incita con el engaño. De la misma manera que el lobo dispersa las ovejas de un rebaño y las mata, así también hace el diablo con las almas de los fieles por medio de las tentaciones (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 14 sobre los Evang.).
1520 Siendo un ángel apostata, no alcanza su poder mas que a seducir y apartar el espíritu humano para que viole los preceptos de Dios, oscureciendo poco a poco el corazón de aquellos que tratarían de servirle, con el propósito de que olviden al verdadero Dios, sirviéndole a el como si fuera Dios. Esto es lo que descubre su obra desde el principio (SAN IRENEO, Trat. contra las herejías, 5).
1521 Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo verdadero, para encubrir con apariencia de verdad el testimonio del engaño (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. IV, p. 76).
1522 Debemos procurar pensar con santo temor cuan furioso y terrible se presentara el demonio en el día de nuestra muerte, buscando en nosotros sus obras; cuando vemos que se presento a Dios al morir en su carne, y busco alguna de sus obras en Aquel en quien nada pudo encontrar (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 39 sobre los Evang.).
1523 Alguien podría quizá preguntar: ¿como se explica que el diablo utilice las citas de la Sagrada Escritura?
No tiene mas que abrir el Evangelio y leer. Encontrará escrito: Entonces el diablo lo tomo –se trata del Señor, del Salvador– y lo puso sobre lo alto del templo y le dijo: si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo; pues esta escrito: te he encomendado a los ángeles, los cuales te tomaran en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra (Mt 4, 5-6). ¿Que no hará a los pobres mortales el que tuvo la osadía de asaltar, con testimonios de la Escritura, al mismo Señor de la majestad? (SAN VICENTE DE LERINS, Conmonitorio, 26).
1524 Después (de cometido el mal) el diablo exageró de tal manera su tristeza que llego a perder al desgraciado. Algo semejante paso en Judas, pues después que se arrepintió no supo contener su corazón, sino que se dejo llevar por la tristeza inspirada por el diablo, la cual le perdió (ORIGENES, en Catena Aurea, vol. III, p. 346).
1525 De la misma manera que la nave (una vez roto el timón) es llevada a donde quiere la tempestad, así también el hombre, cuando pierde el auxilio de la gracia divina por su pecado, ya no hace lo que quiere, sino lo que quiere el demonio (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III).
1526 Cuando el demonio se aparta de alguno, acecha el instante oportuno, y cuando le ha inducido a un segundo pecado, acecha la ocasión para el tercero (ORIGENES, en Catena Aurea, vol. III, p. 346).
1527 El afirmar que estos enemigos se oponen a nuestro progreso, lo decimos solamente en cuanto nos mueven al mal, no que creamos que nos determinen efectivamente a el. Por lo demás, ningún hombre podría en absoluto evitar cualquier pecado, si tuvieran tanto poder para vencernos como lo tienen para tentarnos. Si por una parte es verdad que tienen el poder de incitarnos al mal, por otra es también cierto que se nos ha dado a nosotros la fuerza de rechazar sus sugestiones y la libertad de consentir en ellas. Pero si su poder y sus ataques engendran en nosotros el temor, no perdamos de vista que contamos con la protección y la ayuda del Señor. Su gracia combate a nuestro favor con un poder incomparablemente superior al de toda esa multitud de adversarios que nos acosan. Dios no se limita únicamente a inspirarnos el bien. Nos secunda y nos empuja a cumplirlo. Y mas de una vez, sin percatarnos de ello y a pesar nuestro, nos atrae a la salvación. Es, pues, un hecho cierto que el demonio no puede seducir a nadie, si no es a aquel que libremente le presta el consentimiento de su voluntad (CASIANO, Colaciones, 7).
1528 El diablo tiene un cierto poder; sin embargo, las mas de las veces quiere hacer daño y no puede porque este poder esta bajo otro poder [...], ya que Quien da facultad al tentador, da también su misericordia al que es tentado. Ha limitado al diablo los permisos de tentar (SAN AGUSTÍN, Sobre el Sermón de la Montaña, 2).
1529 El diablo no puede dominar a los siervos de Dios que de todo corazón confían en El. Puede, si, combatirlos, pero no derrotarlos (PASTOR DE HERMAS, Epilogo sobre los Mandamientos, 2).
1529b Sin embargo, el poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios. Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños -de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física- en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia, que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero "nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8, 28) (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 395).
1530 Los espíritus inmundos no pueden conocer la naturaleza de nuestros pensamientos. Unicamente les es dado columbrarlos merced a indicios sensibles o bien examinando nuestras disposiciones, nuestras palabras o las cosas hacia las cuales advierten una propensión por nuestra parte. En cambio, lo que no hemos exteriorizado y permanece oculto en nuestras almas les es totalmente inaccesible
Inclusive los mismos pensamientos que ellos nos sugieren, la acogida que les damos, la reacción que causan en nosotros, todo esto no lo conocen por la misma esencia del alma , antes bien, por los movimientos y manifestaciones del hombre exterior (CASIANO, Colaciones, 7).
1531 Nos dice San Agustín, para consolarnos, que el demonio es un gran perro encadenado, que acosa, que mete mucho ruido, pero que solamente muerde a quienes se le acercan demasiado (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).
1532 Me dices que por que te recomiendo siempre, con tanto empeño, el uso diario del agua bendita.-Muchas razones te podría dar. Te bastara, de seguro, esta de la Santa de Avila: "De ninguna cosa huyen más los demonios, para no tornar, que del agua bendita" (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, 512).
1533 Dios nos envía amigos, ora sea un santo, ora un ángel, para consolarnos [...]; nos hace sentir con mayor fuerza la eficacia de sus gracias a fin de fortalecernos y armarnos de valor. Más, al recibir los sacramentos, no es un santo o un ángel, es El mismo quien viene revestido de todo su poder para aniquilar a nuestro enemigo. El demonio, al verle dentro de nuestro corazón, se precipita a los abismos; aquí tenéis, pues, la razón o motivo por el cual el demonio pone tanto empeño en apartarnos de ellos, o en procurar que los profanemos. En cuanto una persona frecuenta los sacramentos, el demonio pierde todo su poder sobre ella (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la perseverancia).
1534 (Mas líbranos del mal). Nada queda ya que deba pedirse al Señor cuando hemos pedido su protección contra todo lo malo; la cual, una vez obtenida, ya podemos considerarnos seguros contra todas las cosas que el demonio y el mundo pueden hacer. ¿Que miedo puede darnos el siglo, si en el tenemos a Dios por defensor? (SAN CIPRIANO, en Catena Aurea, vol. II, pp. 371-372).
1535 Ningún poder humano puede ser comparado con el suyo y solo el poder divino lo puede vencer y tan solo la luz divina puede desenmascarar sus artimañas. El alma que hubiera de vencer la fuerza del demonio no lo podrá conseguir sin oración ni podrá entender sus engaños sin mortificación y sin humildad (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual, 3, 9).
1536 Donde se da limosna no se atreve a penetrar el diablo (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre la 1ª Epístola a los Colosenses, 35).
1537 Acude a tu Custodio, a la hora de la prueba, y te amparara contra el demonio y te traerá santas inspiraciones (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, 567).
1538 Refiérese en la vida de San Antonio que Dios le hizo ver el mundo sembrado de lazos que el demonio tenía preparados para hacer caer a los hombres en pecado. Quedo de ello tan sorprendido que su cuerpo temblaba como la hoja de un árbol, y dirigiéndose a Dios le dijo: "Señor, ¿quien podrá escapar de tantos lazos?" Y oyó una voz que le dijo: "Antonio, el que sea humilde; pues Dios da a los humildes la gracia necesaria para que puedan resistir a las tentaciones; mientras permite que el demonio se divierta con los orgullosos, los cuales caerán en pecado en cuanto sobrevenga la ocasión. Mas a las personas humildes el demonio no se atreve a atacarlas" (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la humildad).
1539 El príncipe de este mundo ignora la virginidad de María y su parto y la muerte del Señor: tres misterios resonantes cumplidos en el silencio de Dios (SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, Carta a los Tralianos, 9, 1).
1540 ¿Que por momentos te faltan las fuerzas? -¿Por que no se lo dices a tu Madre: "consolatrix afflictorum, auxilium christianorum... spes postra, regina apostolorum"? (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, 515).
1541 ¡Que cosas nos dicen los santos de María! "¡Quien volvió a su casa sin alegría ni gozo, después de haber pedido a María, la Madre del Señor, lo que deseaba?" (SAN AMADEO, Homilías).
1542 Así como Eva fue seducida por un ángel para que se alejara de Dios, desobedeciendo su palabra, así María fue notificada por otro ángel de que llevaría a Dios en su seno, si obedecía su palabra. Y como aquella fue inducida a no obedecer a Dios, así esta fue persuadida a obedecerlo, y de esta manera la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva (SAN IRENEO, Trat. contra las herejías, 5).
1543 En todo peligro puedes alcanzar la salvación de esta Virgen gloriosa; por eso se dice: Mil escudos –mil remedios contra los peligros– cuelgan de ella (Ct 4, 4). Igualmente, para cualquier obra virtuosa puedes invocarla en tu ayuda; por eso dice Ella misma: En mi esta toda esperanza de vida y de virtud (Si 24, 25) (SANTO TOMÁS, Sobre el Avemaría, 1. c., p. 182).