Catena Áurea
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← Mc 14, 53-59 →
Jesús fue conducido a casa del Sumo sacerdote, donde se juntaban todos los principales sacerdotes, y los escribas, y los ancianos. Pedro como quiera le fue siguiendo a lo lejos hasta dentro del palacio del Sumo sacerdote, donde se sentó al fuego con los criados, y estaba calentándose. Mientras tanto los príncipes de los sacerdotes, con todo el concilio, andaban buscando contra Jesús algún testimonio para condenarle a muerte, y no le hallaban. Porque, dado que muchos atestiguaban falsamente contra El, los tales testimonios no estaban acordes, ni eran suficientes para condenarle a muerte. Comparecieron en fin algunos que alegaban contra El este falso testimonio: "Nosotros le oímos decir: Yo destruiré este templo hecho de mano de los hombres, y en tres días fabricaré otro sin obra de mano alguna". Pero tampoco en este testimonio estaban acordes. (vv. 53-59)
Glosa
Antes el Evangelista ha referido cómo fue preso el Señor por los ministros de los sacerdotes. Ahora empieza a narrar cómo fue declarado reo de muerte en casa del príncipe de los sacerdotes. "Jesús fue conducido a casa del sumo sacerdote".
Beda, in Marcum 4, 439
El sumo sacerdote era Caifás, el cual, como dice San Juan (18, 13), era pontífice aquel año, y según el testimonio de Josefo había comprado el pontificado al gobernador romano.
"Donde se juntaban todos los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos".
Pseudo - Jerónimo
Entonces tuvo lugar la reunión de los toros y de las vacas del pueblo. "Pedro le fue siguiendo a lo lejos", etc., porque si el temor ahuyenta, la caridad atrae.
Beda, in Marcum 4, 43
Y con razón le seguía de lejos el que tan cerca estaba de negarle, puesto que no hubiera podido negarle, si hubiese estado unido a El.
"Donde se sentó al fuego con los criados", etc.
Pseudo - Jerónimo
Se calienta al fuego con los criados en el atrio. El atrio del sacerdote es el mundo; los criados son los demonios, con los que el que permanece no puede llorar sus pecados; y el fuego es el deseo carnal.
Beda, in Marcum 4, 43
Hay también el fuego de la caridad, del que se dice: "Yo he venido a poner fuego en la tierra" ( Lc 12, 49), el cual bajando sobre los creyentes les enseñó a alabar a Dios en varias lenguas. Hay además el fuego de la concupiscencia del que se dijo: "Los adúlteros todos como horno encendido por el hornero" ( Os 7, 4). Este es el fuego que encendido en el atrio de Caifás por el maligno espíritu, animaba las lenguas de los pérfidos para negar al Señor y blasfemarle; y representaba encendido en el atrio en el frío de la noche lo que dentro del palacio trataba aquel perverso sínodo, porque "por la inundación de los vicios se enfriará la caridad de muchos" ( Mt 24). Entorpecido entonces Pedro por el frío, deseaba calentarse al fuego de los criados de Caifás, porque en la compañía de los pérfidos buscaba el consuelo de la comodidad temporal.
"Mientras tanto los príncipes de los sacerdotes con todo el concilio", etc.
Teofilacto
La ley no permitía que hubiera más que un sumo sacerdote, pero todos los años instituía y destituía a muchos el procónsul romano. Llama, pues, sumos sacerdotes a los que habían ocupado este puesto el tiempo de costumbre, y del que habían sido desposeídos después. Lo que trataban antes del juicio es una figura del juicio mismo, puesto que buscaban testimonios para aparentar que condenaban y mataban con justicia a Jesús.
Pseudo - Jerónimo
"Pero la iniquidad se ha mentido a sí misma" ( Sal 26), como la reina contra José ( Gén 29), y los sacerdotes contra Susana ( Dan 13). Pero sin leña se acaba el fuego, y por esto dice: "Y no le hallaban, porque dado que muchos atestiguaban falsamente contra El", etc. Lo que se contradice es incierto. "Comparecieron, algunos que alegaban contra El falso testimonio". Es costumbre de los herejes usar de la sombra en lugar de la verdad, porque Jesús no dijo lo que ellos dicen, pero sí algo semejante, al hablar de la resurrección de su cuerpo, que había de realizarse después de dos días.
Teofilacto
El Señor no había dicho: Yo destruiré este templo, sino destruid; ni tampoco hecho de mano de los hombres, sino simplemente templo.
Pseudo - Jerónimo
Diciendo: "Yo resucitaré", significó un ser viviente y un templo que respira. Es testigo falso el que entiende lo dicho en sentido distinto del que tiene.