Catena Áurea
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← Lc 23, 44-46 →
Y era ya casi la hora de sexta, y toda la tierra se cubrió de tinieblas, hasta la hora de nona: Y se oscureció el sol, y el velo del templo se rasgó por medio: Y Jesús, dando una grande voz, dijo: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y diciendo esto, expiró". (vv. 44-46)
San Cirilo
Después que hubieron crucificado al Señor de todos, la obra del universo lloraba a su propio Señor, y se oscureció la luz en medio del día, según Amós ( Am 8, 9); por esto dice: "Y era ya casi la hora de sexta", etc. Lo cual manifiesta que habían pasado las almas de los que lo crucificaron los tormentos de la crucifixión.
San Agustín De conc. evang. lib. 3, cap. 17
Esto que se dice de las tinieblas lo atestiguan también los otros Evangelistas (San Mateo y San Marcos). San Lucas añade que se presentaron las tinieblas, cuando dice: "Y se oscureció el sol".
San Agustín De cit. Dei. 3, 15
Manifestó claramente que no se verificó esta oscuridad del sol según la marcha regular de los astros, porque en la pascua de los judíos ya la luna está en su lleno, y la oscuridad del sol únicamente se verifica en el completo menguante de la luna.
San Dionisio ad Policarpum epist. 7
Los que nos encontrábamos entonces en Heliópolis, veíamos que la luna se ponía en conjunción con el sol -a pesar de que no le correspondía entonces-, y que otra vez desde la hora de nona hasta la de vísperas, volvía a separarse de un modo inexplicable del diámetro del sol. Observamos que aquel eclipse empezaba en el oriente, y que llegó hasta oscurecer todo el sol, pero después retrocedió. Además, no se oscureció ni recobró la luz en la forma ordinaria, sino en sentido contrario. Tales son los acontecimientos sobrenaturales que entonces sucedieron, y que sólo puede hacer Jesucristo, que es el autor de cuanto existe.
Griego
Sucedió este prodigio, para que se viese que quien sufría la muerte era el gobernador del universo.
San Ambrosio
El sol se oscureció por los sacrílegos, encubriendo el aspecto de su crimen, y las tinieblas oscurecieron los ojos de los malvados, para que brillase la luz de la fe.
Beda
Queriendo San Lucas añadir un milagro a otro milagro añade: "Y el velo del templo se rasgó por medio". Esto sucedió al tiempo de expirar el Señor, como San Mateo y San Marcos atestiguan, pero San Lucas lo refiere anticipándose.
Teofilacto
Por medio de todo esto, el Señor daba a entender, no que no habría ya un sancta sanctorum 1 a donde se pudiera entrar, sino que entregado a los romanos sería profanado, y quedaría la puerta abierta para todos.
San Ambrosio
El velo del templo se dividió en dos partes, dando a entender la separación de los dos pueblos, y manifestándose la profanación de la sinagoga. Se rompe el antiguo velo, para que la Iglesia nueva levante el nuevo velo de su fe. Se quita lo vedado de la sinagoga, para que podamos ver con los ojos de la fe todos los misterios más recónditos de nuestra santa religión.
Teofilacto
Por esto da a entender también, que el velo -que nos ocultaba los secretos del cielo- se rompió, esto es, la enemistad de Dios y el pecado.
San Ambrosio
Después que bebió el vinagre, se cumplieron todos los misterios que se habían anunciado acerca de su humanidad, y quedó sólo su inmortalidad. Por esto sigue: "Y Jesús, dando una gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".
Beda
Invoca al Padre, manifiesta que El es el Hijo de Dios. Encomendando su espíritu en manos del Padre, no da a conocer su falta de virtud, sino su confianza en el poder del Padre.
San Ambrosio
La carne muere para resucitar, y el espíritu se encomienda en las manos del Padre para que las cosas del cielo se vean libres también de las maldades, y para que se firmase la paz en el cielo, a cuya paz seguiría la de la tierra.
San Cirilo
Esta voz da a conocer, que las almas de los justos no serán ya detenidas en el limbo -como antes- sino que irán a la presencia de Dios, cuya gracia esperaban en Jesucristo.
San Atanasio de incarnatione vel natura humana suscepta contra arianus
Recomienda a su Padre todos los mortales que le estaban encomendados y que había vivificado, porque somos miembros suyos, según dijo el Apóstol a los gálatas: (Ga 3, 28) "Porque sois uno en Cristo".
San Gregorio Niceno Orat 1 De resurrexit
Debemos examinar cómo Jesucristo pudo triplicarse en un mismo tiempo para estar: en las entrañas de la tierra, como había dicho a los fariseos; ( Mt 12, 4) en el paraíso de Dios, como había dicho al buen ladrón; y en las manos del Padre, como ahora dice. Para los que piensan con intención recta, no es esto ni aún digno de decirse, porque quien está en todas partes por potencia, también lo está por esencia.
San Ambrosio
Encomienda su espíritu al Padre; pero como se encuentra en lo alto, alumbra hasta el infierno, para que a todas partes llegue la Redención. Jesucristo es para todo, y todo es para Jesucristo.
San Gregorio Niceno ubi sup
Otra solución es, que después de la Pasión, ninguna parte del cuerpo de Jesús se separó de la divinidad, sino únicamente se separó el espíritu del cuerpo, quedando la divinidad en una y en otro. Porque el cuerpo en que sufrió la muerte destruyó el poder de ésta, y por medio del espíritu, abrió al buen ladrón las puertas del cielo. También dice Isaías ( Is 49, 16) hablando de la celestial Jerusalén, que no es otra cosa que el paraíso: "Pinté tus murallas sobre mis manos"; de donde se desprende, que el que está en el paraíso, se encuentra en las manos del Padre.
Damascenus in homil. de sabato sancto post medium
Hablando con más claridad: en el sepulcro estaba con el cuerpo, en el limbo con el alma, y en el paraíso con el ladrón. Pero como Dios, estaba en su trono con el Padre y con el Espíritu Santo.
Teofilacto
Clamando en alta voz, expira, porque tenía poder para conservar su espíritu o para dejarlo. Prosigue: "Y diciendo esto, expiró".
San Ambrosio
Como diciendo: entregó el espíritu, pero no por necesidad: lo que se entrega, se entrega voluntariamente, pero lo que se pierde, se pierde por necesidad.
Notas
1. Parte más sagrada del tabernáculo y del templo de Jerusalén, separado del "sancta" (parte anterior) por un velo.