Catena Áurea
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← Jn 10, 14-21 →
"Yo soy el buen Pastor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Como el Padre me conoce, así conozco yo al Padre, y pongo mi alma por mis ovejas. Tengo también otras ovejas que no son de este aprisco: es necesario que yo las traiga y oirán mi voz y será hecho un solo aprisco y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi alma para volverla a tomar. No me la quita ninguno, mas yo la pongo por mí mismo: poder tengo para ponerla, y poder tengo para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre". Y hubo nuevamente disensión entre los judíos por estas palabras. Y decían muchos de ellos: "Demonio tiene y está fuera de sí: ¿por qué le escucháis?" Otros decían: "Estas palabras no son de endemoniado: ¿por ventura puede el demonio abrir los ojos de los ciegos?" (vv. 14-21)
Crisóstomo, in Joanem hom 59
Más arriba el Señor dio a conocer dos clases de amos malos: uno que roba, mata y saquea; otro que no impide el mal, dando a conocer en el uno a los sediciosos, y confundiendo con el otro a los maestros de los judíos, que no tenían celo alguno por las ovejas que les estaban encomendadas. Pero Cristo se distingue de unos y de otros; de los que habían venido para hacer daño, se distingue por estas palabras ( Jn 10, 10): "Yo he venido para que tengan vida", y de los que desprecian las rapiñas de los lobos se diferencia diciendo, "que da su vida por sus ovejas". Y como conclusión de todo, añade ( Jn 10, 11): "Yo soy el buen Pastor", pero como que ya había dicho que las ovejas oyen la voz del pastor y le siguen, para que nadie pueda preguntarle: ¿Qué dices, pues, de los que no creen en ti? El añade: "Y conozco a mis ovejas", etc. Que es lo mismo que San Pablo dijo por estas palabras (Rm 11, 2): "El Señor no rechazó a su pueblo, que había predestinado".
San Gregorio, in Evang. Hom 14
Como si dijera claramente: Yo amo a mis ovejas, y ellas, obedeciéndome, me aman, porque el que no ama la verdad, todavía no conoce.
Teófilacto
De aquí puedes deducir y conocer la diferencia entre el asalariado y el pastor; pues el asalariado no conoce a las ovejas porque las visita raras veces; mas el pastor conoce sus propias ovejas por la solicitud y cuidado que tiene por ellas.
Crisóstomo, ut supra
Por otra parte, para que no creas que es igual el conocimiento de Cristo y el de las ovejas, añade en seguida: "Como el Padre me conoce, así conozco yo al Padre", como si dijera: le conozco tan íntimamente como El me conoce a mí. Aquí hay paridad de conocimiento; allí no. Y añade: "Y pongo mi vida por mis ovejas".
San Gregorio, ut supra
Como si dijera claramente: Esta es prueba de que conozco al Padre y de que soy conocido por el Padre; que pongo mi vida por mis ovejas, esto es, esa misma caridad con que muero por mis ovejas es un testimonio del amor con que amo al Padre.
Crisóstomo, ut supra
Dice esto también para enseñarnos que no es un impostor, porque también el Apóstol cuando quiso probar contra los falsos apóstoles que él era el verdadero maestro, sacó argumentos de los mismos peligros y de las muertes que le habían amenazado.
Teófilacto
Los seductores, en efecto, no expusieron su vida por las ovejas, sino que, como mercenarios, abandonaron a aquellas que les seguían. Mas el Señor, para que no fueran presos, dijo ( Jn 18, 8): "Dejad ir a éstos".
San Gregorio, ut supra
Como que El había venido no solamente para rescatar a Judea, sino también a la gentilidad, añade: "Tengo también otras ovejas que no son de este aprisco".
San Agustín, De verb Dom. serm. 50
Se dirigía al primer rebaño, que era, por la sangre, de la raza de Israel, pero había otros rebaños que pertenecían por la fe a ese mismo Israel. Estaban fuera, diseminados en medio de las naciones; estaban predestinados, pero aún no estaban congregados. No son, pues, de este rebaño, porque no son por la sangre de la raza de Israel. Pero más tarde pertenecerán a este redil: "Es necesario que yo las traiga", etc.
Crisóstomo, ut supra
El muestra dispersos a los unos y a los otros y sin tener pastor: "Y oirán mi voz". ¿Por qué os admiráis cuando digo que éstos han de seguirme y han de oír mi voz cuando veis que otros me siguen y la oyen? Después predice la unión futura de unos y otros, diciendo: "Y será hecho un solo aprisco", etc.
San Gregorio, ut supra
El ha hecho de dos rebaños un solo redil, reuniendo en su fe al pueblo judío y al gentil.
Teófilacto
Porque todos tienen una misma señal, el bautismo; un solo pastor, el Verbo de Dios. Sépanlo los maniqueos: que el Nuevo y el Antiguo Testamento no tienen más que un solo pastor y un solo redil.
San Agustín, in Joanem tract 47
¿Qué significan, pues, las palabras "Yo no he sido enviado sino a las ovejas que perecieron de la casa de Israel" ( Mt 15, 24), sino que no manifestó su presencia corporal más que al pueblo de Israel, no habiendo ido El mismo a los gentiles, sino que envió?
Crisóstomo, ut supra
Esta palabra es necesario 1 no está puesta aquí como signo de fatalidad; expresa lo que ha de suceder. Mas como ellos decían que El era distinto del Padre, añade: "Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi alma para volverla a tomar".
San Agustín, in Joanem tract 37
Esto es: porque muero para resucitar. Gran importancia se da a estas palabras: Yo pongo. Que los judíos no se gloríen. Ellos han podido enfurecerse; si yo no hubiera querido poner mi alma, ¿qué habían de haber hecho enfureciéndose?
Teófilacto
El Padre ama al Hijo, no con un amor que será como el precio de la muerte que debe sufrir por nosotros, sino porque contempla en este Hijo, engendrado por El, su propia naturaleza, en virtud de la cual quiso morir por nosotros.
Crisóstomo, in Joanem hom 59
O es palabra de condescendencia, como queriendo decir: aun cuando no hubiese otro motivo, lo que me llevó a amaros es que vosotros de tal manera sois amados por mi Padre, que El me amaría porque doy mi vida por vosotros. Sin embargo, no es cierto que El no fuese antes amado por su Padre, ni que nosotros seamos la causa de este amor. El quiere demostrar que no subió al calvario contra su voluntad. Por eso añade: "No me la quita ninguno, mas yo la pongo por mí mismo".
San Agustín, De Trin. 3, 38
En lo cual demostró que no fue ningún pecado el que lo llevó a la muerte, sino que fue porque quiso, cuando quiso y de la manera que quiso: "Poder tengo para ponerla", etc.
Crisóstomo, ut supra
Como que ellos habían confabulado muchas veces para matarle, les dice que sin su voluntad todos sus esfuerzos serían estériles. Yo, les dice, tengo tal poder de librar mi alma, que nadie puede quitármela contra mi voluntad. Este poder no existe en los hombres, porque nosotros no tenemos poder de poner nuestra alma, sino matándonos a nosotros mismos, y sólo el Señor es quien tiene el poder de ponerla. De todo esto podemos deducir que cuando El quiere puede tomarla, y esto es lo que nos da a entender por estas palabras: "Y poder tengo para volverla a tomar"; demostración irrecusable de su resurrección. Pero para que al verlo sucumbir no pensasen que su Padre lo había abandonado, añade: "Este mandamiento recibí de mi Padre"; esto es, de poner mi alma y volverla a tomar. De donde podemos deducir que El no esperó esta orden ni tuvo necesidad de saberla, sino que manifestó su marcha voluntaria, y destruyó toda clase de sospecha de oposición por parte de su Padre.
Teófilacto
Este precepto no dice otra cosa que su concordia con su Padre.
Alcuino
No es por la palabra por donde la Palabra recibe este mandamiento; pero todo mandamiento está en la Palabra unigénita del Padre. Cuando se dice que el Hijo recibe todo lo que tiene de su naturaleza, no se disminuye el poder sino se muestra su generación. El Padre ha dado todo a su Hijo engendrándolo, porque el Padre lo engendró perfecto.
Teófilacto
Después de haber hablado de sí mismo cosas sublimes, manifestando la supremacía que tiene sobre la muerte y sobre la vida, desciende luego a cosas humildes, uniéndolo todo en admirable consorcio, a fin de que no se le considere ni como menor que su Padre e inferior a El, ni como su adversario; sino participando de su mismo poder y de sus mismas determinaciones.
San Agustín, in Joanem tract 47
Por lo que nos dice de su alma, se nos previene contra los apolinaristas, que dicen que Cristo no tuvo alma humana, esto es, racional. Examinemos, pues, cómo el Señor pone su alma. Cristo es a la vez Verbo y hombre, es decir, Verbo y alma y carne. ¿Es, pues, como Verbo como pone el alma y la vuelve a tomar? ¿Es el alma humana que como tal se pone y se vuelve a tomar? O, por último, ¿es la carne que como carne pone el alma y la vuelve a tomar? En el primer caso, el alma habría estado separada algún tiempo del Verbo de Dios, porque la muerte separó el cuerpo del alma; mas yo no digo que el alma estuviese separada del Verbo. Si decimos que el alma misma se puso, este sentido es muy absurdo, porque si no estaba separada del Verbo, ¿cómo había de separarse de sí misma? La carne fue la que puso su alma y otra vez la volvió a tomar, no por su poder, sino por el poder del Verbo que habitaba en ella.
Alcuino
Y como la luz resplandecía en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron, el Evangelista añade: "Y hubo nuevamente disensión entre los judíos por estas palabras. Y decían muchos de ellos: Demonio tiene y está fuera de sí".
Crisóstomo, ut supra
Como que las cosas que El decía traspasaban lo humano, de aquí el que lo creyeran poseído del demonio. Pero otros manifiestan que no lo estaba, y la prueba eran las mismas cosas que hacía. "Otros decían: estas palabras no son de endemoniado; ¿por ventura puede el demonio abrir los ojos de los ciegos?". Esto es, las mismas palabras no parecen de un poseso. Si, pues, no os persuaden las palabras, persuadíos, al menos, por las obras. Y como el Señor había demostrado el hecho, por eso se callaba. Además, ellos no eran dignos de respuesta. Pero también nos enseñó a nosotros toda mansedumbre y toda longanimidad. Ellos también se refrenaban cuando divididos disputaban los unos contra los otros.
Notas
1. En latín oportet; en griego, dei. Verbo que indica deber, necesidad.