Catena Áurea
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← Jn 11, 33-41 →
Jesús cuando la vio llorando y que también lloraban los judíos que habían venido con ella, gimió en su ánimo y se turbó a sí mismo. Y dijo: "¿En dónde le pusisteis?" Le dicen: "Ven y lo verás". Y lloró Jesús. Y dijeron entonces los judíos: "Ved cómo le amaba". Y algunos de ellos dijeron: "¿Pues éste abrió los ojos del que nació ciego, no pudiera hacer que éste no muriese?" Mas Jesús, gimiendo otra vez en sí mismo, fue al sepulcro. Era una gruta y habían puesto una losa sobre ella. Dijo Jesús: "Quitad la losa". Marta, que era hermana del difunto, le dice: "Señor, ya hiede, porque es muerto de cuatro días". Jesús le dijo: "¿No te he dicho que si creyeres verás la gloria de Dios?" Quitaron, pues, la losa. (vv. 33-41)
Crisóstomo In Ioannem hom., 62.
Mientras que María habla, nada le dice Cristo, y tampoco le dice lo que había hablado a su hermana, porque la muchedumbre era numerosa y el momento no era adecuado para tales palabras, sino que condesciende y se humilla, manifestando su humana naturaleza. En el momento de hacer un milagro tan grande y ganar así muchos discípulos, manifiesta su humanidad y atrae por medio de esta condescendencia a multitud de testigos: "Jesús cuando la vio llorando gimió en su ánimo y se turbó a sí mismo".
San Agustín In Ioannem tract., 49.
¿Quién podía turbarlo sino El mismo? Cristo se turbó porque quiso; tuvo hambre porque quiso. En su poder estaba el tener tal aflicción o no tenerla, porque el Verbo tomó un cuerpo y un alma, uniéndose toda la naturaleza humana en la unidad de persona; y por esto, allí en donde está el soberano poder, la debilidad no se turba sino al arbitrio de la voluntad.
Teofilacto.
Para hacer patente su naturaleza humana, le ordena realizar lo que es de su condición, mandándoselo por virtud del Espíritu Santo. Y El mismo domina sus emociones. El Señor nos muestra su naturaleza sufriendo todas estas cosas, ya dándonos pruebas de que era hombre verdadero y no en la apariencia, ya enseñándonos que es preciso poner límites tanto a la tristeza como a la alegría, porque no padecer y no entristecerse es propio de los brutos, así como la superabundancia de estos sentimientos es propio de la mujer.
Y dijo: "¿En dónde le pusisteis?".
San Agustín De verb. Dom. serm., 52.
No debemos suponer que esta pregunta fuese hecha porque ignorara el lugar de la sepultura, sino porque quería probar la fe del pueblo.
Crisóstomo ut supra.
El no quiere tomar la iniciativa en nada, sino saberlo todo por boca de otro y hacerlo todo a ruegos de ellos, para no dar lugar a la más mínima sospecha.
San Agustín Lip 83 quaest qu 65.
Que El pregunte me parece significar así nuestra vocación, que se hace en secreto, porque la predestinación de nuestra vocación está oculta, y la señal de este secreto es la pregunta del Señor, como si ignorara cuando nosotros mismos lo ignoramos. O también quizá porque el Señor en otro lugar dice que ignora a los pecadores. "No os conocí" ( Mt 7, 23), porque los pecados traspasan su disciplina y sus preceptos. "Le dicen: Ven, Señor, y lo verás".
Crisóstomo ut supra.
Aun no había dado señal alguna de que iba a resucitarlo. Así, más parecía que iba a llorar que a resucitar, y por eso le dicen: "Ven y lo verás".
San Agustín ut supra.
El Señor ve, cuando se compadece, y por eso dice el profeta ( Sal 25, 18): "Mira mi humildad y mi fatiga, y perdona todos mis pecados".
"Y lloró Jesús", etc.
Alcuino.
El que era fuente de piedad lloraba como hombre al que iba a resucitar en virtud del poder de su divinidad.
San Agustín ut supra.
¿Por qué, pues, Cristo lloró, sino porque enseñó a los hombres que debían llorar?
Beda.
Los hombres suelen llorar en la muerte de los seres que les son queridos. Conforme a esta costumbre, los judíos pensaban que el Señor lloraba; "Y dijeron entonces los judíos ¡ved cómo le amaba!"
San Agustín ut supra.
¿Qué quiere decir "le amaba"? No vine a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que hagan penitencia ( Mt 9, 13). "Y algunos de ellos dijeron: ¿Pues éste, que abrió los ojos del que nació ciego, no podría hacer que éste no muriese?". Más es lo que va a hacer: que un muerto resucite.
Crisóstomo ut supra.
Los que así hablaron eran de sus enemigos. Lo que debía admirarlos sobre su poder -esto es, la vista dada a un ciego de nacimiento-, les sirve para infamarlo, y hablan como si no hubiera hecho tal milagro. Con esto ponen más de manifiesto su malicia, porque no habiendo llegado todavía Cristo al sepulcro empiezan las acusaciones, sin haber visto el fin de este suceso. "Mas Jesús, gimiendo otra vez en sí mismo, fue al sepulcro". El evangelista repite con intención que el Señor lloró y gimió, para manifestarnos que realmente se revistió de la naturaleza humana, y porque refiere prodigios mayores que los que cuentan los otros evangelistas. Por eso mismo, en orden a la naturaleza humana, dice cosas más humildes que los demás.
San Agustín In Ioannem tract., 49.
Gime en ti mismo si quieres revivir, se dice a todo hombre que está agobiado bajo el peso de una mala costumbre. "Era una gruta, y habían puesto una losa sobre ella". Muerto bajo la piedra, reo bajo la Ley, porque la Ley fue dada a los judíos escrita sobre piedra. Todos los reos están bajo la Ley, porque la Ley no se ha hecho para el justo ( 1Tim 1).
Beda.
Esta gruta estaba hecha en una roca. Se dice monumento ( monumentum) porque instruye a la mente ( mentem moneat) y le trae a la memoria los muertos 1.
"Dijo Jesús: Quitad la losa".
Crisóstomo ut supra.
Pero ¿por qué no lo resucitó cuando yacía bajo la losa? ¿Acaso el que con su voz hizo levantar a un muerto, no podía levantar la losa? No lo hizo para hacerlos testigos del milagro y para que no pudieran decir como dijeron del ciego: "No es éste". Las manos que separaban la losa y los hombres que se acercaban al sepulcro serían testigos de que él era.
San Agustín ut supra.
En sentido místico, las palabras: "Quitad la losa" quieren decir: Quitad el peso de la Ley; predicad la gracia.
San Agustín Lib. 83 quaest. qu. 61.
En cuyas palabras creo que están significados aquellos que querían imponer la ley de la circuncisión a los que venían a la Iglesia de en medio de los gentiles, o bien aquellos que viven en el seno de la Iglesia de una manera corrompida, y son escándalo para los que quieren creer.
San Agustín De verb. Dom. serm., 52.
Incluso María y Marta, hermanas de Lázaro, que habían visto a Cristo resucitar frecuentemente muertos, apenas creían que podría resucitar a su hermano. "Marta, que era hermana del difunto, le dice: Señor, ya hiede", etc.
Teofilacto.
Esto lo dice Marta desconfiando, como creyendo imposible ver resucitado a su hermano, a causa de los días que habían transcurrido desde su muerte.
Beda.
Estas palabras son de admiración y no de desesperación.
Crisóstomo In Ioannem hom., 62.
Estas palabras son un argumento poderoso para sellar los labios a los impíos a fin de que tengan por testimonios de este milagro las manos levantando la piedra, los oídos escuchando las palabras de Cristo, la vista que ve a Lázaro resucitar y el olfato que siente el hedor.
Teofilacto.
Cristo recuerda a esta mujer todas las cosas de que con ella había hablado, y lo hace como creyéndola olvidada de sus palabras: "Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si creyeres verás la gloria de Dios?".
Crisóstomo ut supra.
Porque esta mujer no se acordaba de que Cristo le había dicho: "El que cree en mí, aunque hubiere muerto, vivirá"; y a los discípulos también había dicho: "Para que sea glorificado el Hijo de Dios por ella". Al hablar aquí de la gloria de Dios, alude a la gloria del Padre. La flaqueza de aquellos que lo escuchaban era el motivo de la diversidad en sus palabras. Entre tanto, el Señor no quería turbar a los que se hallaban presentes y por eso dice: "Verás la gloria de Dios".
San Agustín ut supra.
La gloria de Dios se manifiesta en resucitar a un cadáver de cuatro días y que hedía.
"Quitaron, pues, la losa".
Orígenes In Ioannem tom. 28.
La tardanza en quitar esta losa fue motivada por la hermana del difunto. Porque si no hubiera dicho "Ya hiede, porque es muerto de cuatro días", no se habría dicho: "Dijo Jesús: Quitad la losa: quitaron, pues la losa" con lo cual se retrasó el quitar la losa. Es más ventajoso no poner obstáculos entre los mandatos de Jesús y su ejecución.
Notas
1. En griego, mnhmeion , tumba. La raíz de la palabra es el verbo mnhmoneuw , recordar.