Catena Áurea
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← Jn 12, 12-19 →
Y el día siguiente, una grande muchedumbre de gente, que había venido a la fiesta, cuando oyeron que venía Jesús a Jerusalén, tomaron ramos de palmas y salieron a recibirle, y clamaban: "Hosanna, bendito, el que viene en el nombre del Señor, el rey de Israel". Y halló Jesús un jumentillo y se sentó sobre él, como está escrito: No temas, hija de Sión: he aquí tu rey, que viene sentado sobre un pollino de una asna. Esto no entendieron sus discípulos al principio; mas cuando fue glorificado, entonces se acordaron que estaban estas cosas escritas de El y que le hicieron estas cosas. Y daba testimonio la mucha gente que estaba con Jesús, de cuando llamó a Lázaro del sepulcro y le resucitó de entre los muertos. Y por esto vinieron a recibirle las gentes; porque habían oído que El había hecho este milagro. Mas los fariseos dijeron unos a otros: "¿No veis que nada adelantamos? Mirad que todo el mundo se va en pos de El". (vv. 12-19)
Crisóstomo In Ioannem hom., 64.
Mandaba la Ley ( Ex 12), que en el día décimo de la luna del primer mes se encerrara en casa un cordero o un cabrito hasta el día catorce de la luna del mismo mes, en que debería sacrificarse por la tarde. Por eso el verdadero cordero inmaculado, escogido entre todos los rebaños, debía ser sacrificado por la santificación del mundo; subió a Jerusalén antes de los cinco días, esto es, el diez de la luna 1.
San Agustín In Ioannem tract., 51.
Cuál había sido el resultado de su predicación, y cuál el rebaño que había escuchado la voz del pastor (de entre todos los que habían perecido de la casa de Israel), se puede deducir de las palabras que siguen: "Y el día siguiente, una grande muchedumbre de gente había venido a la fiesta, tomaron ramos de palmas", etc. Los ramos de palmas son alabanzas y significan la victoria que por su muerte había de conseguir el Salvador, conquistando del demonio los trofeos de la cruz.
Crisóstomo In Ioannem hom., 65.
Ellos demostraban así que creían de El que era más que Profeta. "Y salieron a recibirle y clamaban: Hosanna", etc.
San Agustín ut supra.
La palabra hosanna es una voz de súplica y expresa un sentimiento de afecto más bien que otra cosa alguna, a la manera de las interjecciones latinas.
Beda.
Esta palabra se compone de la raíz osi que significa salva, y de anna que es la partícula, interjección de súplica 2. Las palabras "Bendito el que viene en el nombre del Señor" deben entenderse en el nombre del Dios Padre, aun cuando podría entenderse también en su nombre, porque también El es el Señor. La primera interpretación nos parece más obvia, pues El nos dice por boca de San Juan ( Jn 5, 43): "Yo he venido en nombre de mi Padre". El no pierde su divinidad cuando nos enseña la humildad.
Crisóstomo ut supra.
Esto es lo que más influyó para que todos creyeran en Cristo, que no es contrario a Dios. Y esto es lo que levantaba más el ánimo del pueblo, el decir El que venía del Padre. De estas palabras se deduce que El es Dios, porque hosanna significa sálvalos, y la Escritura sólo atribuye a Dios la salvación. Además, porque es verdaderamente Dios (dicen) aquel que viene, no aquel que es enviado; porque esto es en cierto modo propio de siervo; aquello es propio de señor. La misma significación tienen las palabras que añaden: "En el nombre del Señor", con las que claramente expresan que viene no en nombre de siervo, sino en el del Señor.
San Agustín ut supra.
¿Qué extraño había de ser que el Rey de los siglos se hiciera Rey de los hombres? Porque Cristo no se hizo Rey de Israel para imponer un tributo, o para armar un poderoso ejército; se hizo Rey de Israel para ilustrar las almas y conducirlas al reino de los cielos. El haber querido hacerse Rey de Israel, fue dignación suya, no exaltación; señal de compasión, no de poder, pues el mismo que es llamado Rey de los judíos en la tierra, es el Señor de los ángeles en el cielo.
Teofilacto.
Los judíos lo llamaban Rey de Israel, como soñando con un rey verdadero, pues esperaban que se levantaría un rey superior a la naturaleza humana que los librara del yugo de los romanos.
De qué manera entró el Señor, el evangelista lo dice: "Y halló Jesús un jumentillo", etc.
San Agustín ut supra.
Aquí se dice esto de una manera muy breve; en los otros evangelistas se encuentra bien explicado cómo se hizo esta entrada. En el pollino de una asna, en el que ningún otro se había sentado (circunstancia que hacen notar los otros evangelistas), está representado el pueblo gentil, que no había recibido la Ley del Señor; y en la asna (pues uno y otra fueron llevados al Señor), el que descendió del pueblo de Israel.
Crisóstomo ut supra.
Esto lo hizo en un sentido profético y figurativo, dando a entender que los gentiles, pueblo inmundo y grosero, debían someterse, y cumplir así una profecía.
San Agustín ut supra.
También se da a este hecho un sentido profético, para manifestar que los perversos príncipes de los judíos no lo entendían de Aquel en quien se estaba cumpliendo lo que ellos leían. Así, añade el evangelista: "Como está escrito: no temas, hija de Sión. He aquí tu Rey que viene sentado sobre un pollino de una asna". Aquel pueblo representaba la hija de Sión, esto es, Jerusalén, llamada Sión, que es a quien se dice: "No temas" (a El). Reconoce a Aquel a quien tú ensalzas y no tiembles cuando lo veas padecer, porque su sangre será derramada para expiación de tus pecados y para rescatar tu vida.
Crisóstomo ut supra.
O bien de esta manera: como sus reyes habían sido injustos con ellos y los habían expuesto a muchas guerras, confiad, les dice. Este no es así, sino que es dulce y lleno de mansedumbre; el asno sobre el que viene montado da testimonio de ello, pues no entraba rodeado de poderoso ejército, sino trayendo solamente un jumento.
Notad la sabiduría del evangelista, que no tiene reparo alguno en publicar el primitivo estado de ignorancia de ellos, puesto que añade: "Esto no entendieron sus discípulos al principio, sino cuando fue glorificado Jesús".
San Agustín ut supra.
Cuando hizo brillar la virtud de su resurrección, entonces se acordaron que estas cosas se habían escrito de El, y que éstas mismas eran las que ellos habían hecho en su honor, esto es, no más que las que estaban escritas sobre El.
Crisóstomo ut supra.
Ellos ignoraban esto, porque el Señor no se lo había revelado; porque los habría escandalizado si siendo Rey hubiera sufrido tales tormentos, y tampoco habrían comprendido en un principio de qué reino les hablaba, y hubieran creído que era de este reino temporal.
Teofilacto.
Mira las consecuencias de la pasión: Jesús resucitó a Lázaro, reservando este prodigio para el último de todos, y éste fue causa de que muchos vinieran y creyeran en El. "Y daba testimonio la mucha gente que estaba con Jesús, de cuando llamó a Lázaro del sepulcro y le resucitó de entre los muertos. Y por esto vinieron a recibirle las gentes, porque habían oído, que El había hecho este milagro". De aquí la envidia y las maquinaciones. "Mas los fariseos dijeron unos a otros: ¿No veis que nada adelantamos? Mirad que todo el mundo se va en pos de El".
San Agustín ut supra.
La muchedumbre alborota a la muchedumbre. ¿Por qué causa esta turba ciega se llena de envidia al ver que todo el mundo va en pos de Aquel por quien el mundo ha sido hecho?
Crisóstomo ut supra.
Llama aquí turba al mundo. Me parece a mí que quiere referirse a la turba de aquellos que pensaban bien de Cristo, pero que no se atrevían a darlo a conocer. Además les hacía ver cuán inútiles eran los intentos de ellos, que se proponían cosas imposibles.
Teofilacto.
Como si dijera: Cuanto más maquinéis, tanto más se aumenta y extiende su gloria. ¿De qué han servido tantas asechanzas?
Notas
1. La pascua se celebra en el mes de Nisán, que es el primero del año en el calendario lunar hebreo. El primer día del mes corresponde a la luna nueva. No hay, pues, correspondencia exacta con el calendario solar gregoriano. El mes de Nisán cae hacia marzo o abril. El día 10 cada familia debía procurar un cordero, para sacrificarlo el día 14, y consumirlo en las primeras horas del 15.
2. Del hebreo, hosi'ana, ¡ayúdanos, pues!, o bien, ¡sálvanos ya! Era una exclamación de uso litúrgico solemne, y había adquirido carácter de aclamación.