Catena Áurea
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← Jn 16, 16-22 →
"Un poco, y ya no me veréis; y otro poco, y me veréis: porque voy al Padre". Entonces, algunos de sus discípulos se dijeron unos a otros: "¿Qué es esto que nos dice un poco, y no me veréis, y otro poco, y me veréis: porque voy al Padre?" Y decían, "¿Qué es esto que nos dice, un poco? No sabemos lo que dice". Y entendió Jesús que le querían preguntar, y les dijo: "Disputáis entre vosotros de esto que dije: un poco, y no me veréis; y otro poco, y me veréis. En verdad, en verdad os digo: Que vosotros, lloraréis y gemiréis, mas el mundo se gozará; y vosotros estaréis tristes, mas vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando pare está triste, porque viene su hora: mas cuando ha parido un niño, ya no se acuerda del apuro por el gozo, de que ha nacido un hombre en el mundo. Pues también vosotros ahora ciertamente tenéis tristeza, mas otra vez os he de ver, y se gozará vuestro corazón y ninguno os quitará vuestro gozo". (vv. 16-22)
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 79
Después que el Señor había reanimado a sus discípulos con la promesa del Espíritu Santo, volvió a angustiar su corage, diciendo: "Un poco, y ya no me veréis". Hizo esto para acostumbrarles a llevar con resignación su ausencia, hablándoles de cosas tristes, pues a quien en palabras se ha ejercitado en esto, le resultarán mas llevaderos los hechos.
Beda, in hom 1, Dom 2, post oct. Paschae
Dice, pues: "Un poco, y ya no me veréis", porque fue detenido en aquella noche, crucificado en la mañana, y sepultado en la tarde, desapareciendo de la vista de todos.
Crisóstomo, ut supra
Pero si se considera atentamente, no deja de ser de un consuelo la palabra "Porque voy al Padre", pues esto era la declaración de que no perecería, sino que su muerte sería un tránsito, y aun acrecentó este consuelo cuando añadió: "Y otro poco, y me veréis", dando a entender que volvería y que la separación sería corta, y continua su presencia con ellos.
San Agustín, ut supra
Estas palabras del Señor eran oscuras para los discípulos, antes de cumplirse, y por eso los discípulos se preguntaron mutuamente: "¿Qué es esto que nos dice: Un poco y ya no me veréis; y otro poco, y me veréis porque voy al Padre?"
Crisóstomo, ut supra
Esto no lo entendían, o bien por la tristeza que producía en sus corazones lo que oían, o bien por la oscuridad con que se anunciaba y les parecían contradictorias dos cosas que no lo eran. A saber: Si te veremos ¿cómo te vas? Y si te vas ¿cómo te veremos? Por eso dicen: "¿Qué es esto que nos dice, un poco? No sabemos lo que dice".
San Agustín, ut supra
Como anteriormente no les había dicho: "Un poco" sino "Voy al Padre", les pareció que hablaba claramente. Pero ahora les parece aquello confuso, mas al presente ya es para nosotros claro lo que entonces parecía oscuro y después se descubrió. Porque poco después el Señor fue crucificado, y ya no le vieron; poco después resucitó, y le vieron. Dijo entonces "Y ya no me veréis", porque en adelante ya no volvieron a ver a Jesucristo en carne mortal.
Alcuino
O de otro modo: Poco, es el tiempo que pasará sin verme; esto es, los tres días que descansó en el sepulcro. Y también será poco el que me veréis; esto es, aquellos cuarenta días en que con frecuencia se les apareció después de su pasión, hasta su ascensión. Y por esto me veréis aquel corto tiempo, porque voy al Padre, pues no permaneceré corporalmente en la tierra, sino que subiré al cielo con la humanidad que tomé.
Sigue: "Conoció el Señor que querían preguntarle, y les dijo: Discutís entre vosotros porque me habéis oído decir: Un poco y no me veréis. En verdad, en verdad os digo, que vosotros lloraréis y gemiréis". Conociendo el piadoso Maestro la duda de sus discípulos, les contestó exponiéndoles lo que había dicho.
San Agustín, ut supra
Lo cual puede entenderse de este modo: Como los discípulos se habían entristecido por la muerte del Señor, y alegrándose en seguida por su resurrección; por el contrario, el mundo (con cuyo nombre se entienden los enemigos por quienes Cristo fue muerto), se alegró por la muerte de Cristo, cuando los discípulos se afligieron. Por esto dice: "Pero el mundo se alegrará".
Alcuino
Esta palabra se aplica a todos los fieles que en virtud de las tribulaciones y lágrimas de esta vida caminan a los gozos de la eterna. El mundo se goza con las lágrimas de los justos, porque goza la presente vida sin esperar nada de la otra.
Crisóstomo, ut supra
Manifestando después cómo la tristeza, aunque breve, engendra el gozo, y éste es eterno, trae un ejemplo mundano, diciendo: "La mujer cuando ha de dar a luz se entristece, porque ha llegado la hora; pero cuando le nace un niño ya no se acuerda de su apuro por la alegría de que ha dado un hombre al mundo".
San Agustín, ut supra
Este símil no es difícil de entender, porque la comparación es manifiesta. Pues sigue: "Vosotros en verdad padecéis ahora tristeza, pero os volveré a ver y se alegrará vuestro corazón". El acto de dar a luz se compara a la tristeza, y el nacimiento al gozo, el cual suele ser mayor cuando nace niño y no niña. Pero continúa: "Y vuestro gozo nadie os lo quitará", porque el gozo de los mismos es Jesús y significa lo que dijo el Apóstol: "Cristo resucitando de los muertos, ya no muere" (Rm 6, 9).
Crisóstomo, ut supra
También significa el ejemplo mencionado anteriormente, que Jesucristo quitó las angustias de la muerte y regeneró al hombre nuevo: y no dijo que ya no sentirían tribulación, sino que ni aun se acordarían de ella: ¡tanto es el gozo, que la sobrepasa! y así será en los santos. Y no dijo: Porque ha nacido un niño, sino hombre, aludiendo disimuladamente a su resurrección.
San Agustín, ut supra
Acerca de la futura visión y gozo del que arriba se ha hablado, creo que debe entenderse mejor: "Un poco, y ya no me veréis": un poco es todo el tiempo de este mundo que pasa volando. Por esto añadió "porque voy al Padre", lo que debe referirse a las anteriores palabras que dijo: "Un poco, y ya no me veréis", no refiriéndose a las siguientes que dijo: "Un poco, y me veréis"; porque yendo al Padre había de suceder que no le vieran. Díjoles, pues: Un poco, y ya no me veréis", a los que entonces le veían corporalmente, porque yéndose al Padre, no le habían de ver en lo sucesivo en cuerpo mortal, como le veían cuando esto les decía. Pero lo que añadió: "Y otro poco, y me veréis", fue promesa hecha a la Iglesia. Este poco nos parece a nosotros muy largo, porque aun dura; pero cuando se concluya entonces comprenderemos que fue corto.
Alcuino
La mujer es la Santa Iglesia, por la fecundidad de sus buenas obras y porque engendra para Dios hijos espirituales. Esta mujer, mientras da a luz, esto es, mientras se afana en hacer progresar al mundo en la virtud y mientras es tentada y afligida por todas partes, se entristece porque llegó la hora de sus sufrimientos y porque nadie ha aborrecido su propia carne.
San Agustín, in Ioannem, tract., 101
Y sin embargo, en este gozo del parto no estamos tristes sino, según el Apóstol (Rm 12, 12), con frecuencia alegres, porque esa misma mujer con quien somos comparados, se alegra más por la futura prole que lo que se entristece por el presente dolor.
Alcuino
Cuando hubiere dado a luz, esto es, cuando victoriosa de los trabajos de la pelea alcanzare la palma del triunfo, ya no se acuerda de los apuros pasados por el gozo de la recompensa recibida; "Porque ha nacido un hombre al mundo". Y así como la mujer se alegra de haber dado un hombre al mundo, así la Iglesia se llena de gozo cuando nace para el cielo el pueblo fiel.
Beda, ut supra
No debe parecer nuevo el que se dé el nombre de nacido al que deja el peregrinar terreno, porque así como se acostumbra a llamar nacido al que saliendo del seno materno entra en la luz de este mundo, así también puede llamarse nacido al que libre de los lazos de la carne se eleva a la luz eterna; por esta razón las solemnidades de los santos no se llaman muerte, sino nacimiento. da a luz
Alcuino
Aquello que dice: "Os veré otra vez", quiere decir, os uniré a mí mismo, u otra vez apareceré visible y se alegrará vuestro corazón.
San Agustín, ut supra
En este tiempo la Iglesia está con las labores, con anhelo al fruto de todas sus trabajos, pero en aquel momento dará a luz contemplandolo. Será también entonces, un Niño, porque a tal fruto de su contemplación están referidas todas las obras de su actividad. Sólo El en verdad es libre, porque es deseado por sí mismo y no está referido a otra cosa. Para ésto sirve la actividad, que es realizada al servicio de El. En consecuencia, encontramos así el único fin que puede satisfacernos, porque será eterno, ya que ningún fin puede llenarnos plenamente sino el que se refiere a Aquel que no tiene fin. Por esta razón lo único que nos satisface es lo que oportunísimamente oímos: "Nadie os quitará vuestro gozo".