Catena Áurea
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← Jn 18, 12-14 →
La cohorte, pues, y el tribuno, y los ministros de los judíos, prendieron a Jesús, y lo ataron. Y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, el cual era el Pontífice de aquel año. Y Caifás era el que había dado el consejo a los judíos: Que convenía que muriese un hombre por el pueblo. (vv. 12-14)
Teofilacto
Después de hecho cuanto bastaba para contener a los judíos, como ellos de ningún modo entraran en razón, entonces permitió ser llevado; y por esto dice: "La cohorte, pues, y el tribuno, y los ministros", etc.
San Agustín, in Ioannem, tract., 112
Prendieron, pues, al que no se acercaron, ni entendieron, ni oyeron aquello: "Acercáos a El y seréis iluminados" ( Sal 33, 6), porque si se acercasen de corazón, lo tomarían en palmas no para matarle, sino para recibirle; pero del modo que le prendieron se apartaron más lejos de El. Sigue: Y ataron a Aquel por quien más bien debieron querer ser desatados; y tal vez estaban con ellos los que libertados después por El dijeron: "Desataste mis ataduras" ( Sal 115, 16). Después que los aprensores por la traición de Judas ataron al Señor, para que se entienda que Judas no es digno de alabanza por la utilidad de esta traición, sino punible por la espontaneidad del crimen, dice: "Y le llevaron primero a casa de Anás", etc.
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 82
Gozaban, pues, y se gloriaban en lo que hacían, llevándolo como en trofeo.
San Agustín, in Ioannem, tract., 113
Ni calla el motivo por qué esto se hizo así, añadiendo: "Pues era suegro de Caifás", etc. Con razón, queriendo San Mateo contar esto con más brevedad, dice que fue conducido a Caifás, porque si fue llevado primero a Anás, su suegro, es para que se entienda que así lo quiso Caifás.
Beda
A fin de que siendo condenado por otro juez de igual jurisdicción, pareciese menos criminal su sentencia. O tal vez porque en tal dirección podía estar situada su casa que fuera preciso pasar por ella. O bien por disposición divina sucedió que los que estaban unidos por parentesco lo estuviesen también por crimen. Pero lo que dice de ser Pontífice de aquel año, es contrario a la Ley, en la que estaba mandado que no hubiera más que un solo sumo Pontífice, muerto el cual sucediera su hijo. Pero el pontificado estaba ya corrompido por la ambición.
Alcuino
Refiere Josefo que este Caifás había comprado el sacerdocio por un año; no es, pues, de extrañar que un Pontífice inicuo juzgara inicuamente, pues frecuentemente el que llega por avaricia al sacerdocio, se conserva en él por la injusticia.
Crisóstomo, ut supra
No se aturda el que oiga hablar de prisiones; recuerde la profecía, de que la muerte de Jesús fue la salvación del mundo. Así sigue: "Era pues, Caifás quien había aconsejado a los judíos; porque conviene que muera un hombre por el pueblo"; tanto era, pues, la superabundancia de la verdad, que rebosaba hasta en la boca de los enemigos.