Catena Áurea
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← Jn 21, 20-23 →
Y habiendo dicho esto, le dice: "Sígueme". Volviéndose Pedro, vio que le seguía aquel discípulo a quien amaba Jesús, y que en la cena estuvo recostado sobre su pecho, y le había dicho: "¿Señor, quién es el que te entregará?" Y cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: "¿Señor, y éste qué?" Jesús le dijo: "Así quiero que él quede, hasta que yo venga. ¿Qué te va a ti? Tú sígueme". Salió, pues, esta palabra entre los hermanos que aquel discípulo no muere. Y no le dijo Jesús: "No muere", sino: "Así quiero que quede hasta que yo venga, ¿a ti qué te va?" (vv. 20-23)
San Agustín, in Ioannem, tract., 124
Después de haber anunciado el Señor a Pedro con qué género de muerte le glorificaría, le invita a seguirle, y por eso dice: "Sígueme". ¿Por qué se dice a Pedro "Sígueme", y no se dice a los demás, que estaban presentes, y que como discípulos seguían al Maestro? Y si se trata del martirio, ¿acaso sólo Pedro le padeció? Estaba también allí Santiago, que se sabe fue muerto por Herodes. Pero dirá alguno que Santiago no fue crucificado, y con razón sólo se le dijo a Pedro "Sígueme", porque no sólo sufrió la muerte, sino muerte de cruz.
Teofilacto
Oyendo Pedro que había de morir por Cristo, quiere saber si Juan ha de morir. Por eso sigue: "Volviéndose Pedro vio al discípulo que Jesús amaba", etc.
San Agustín, ut supra
Se llama a sí mismo el discípulo a quien amaba Jesús, porque el Salvador le distinguía de los demás con un cariño más familiar, de tal modo, que en la cena le hizo reclinar sobre su pecho. Yo creo que de este modo recomendó la divina excelencia del Evangelio que había de predicar. Piensan algunos de los más acreditados intérpretes de la Sagrada Escritura, que Juan fue más amado de Cristo, porque desde su infancia vivió castísimamente.
Sigue: "Habiéndole, pues, visto Pedro, dijo a Jesús: ¿Señor, éste qué?"
Teofilacto
Esto es, como exponen algunos: ¿Acaso éste no morirá?
Sigue: "Jesús le dijo: Así quiero que permanezca hasta que yo venga, ¿a ti que te va?"
San Agustín, ut supra
Repetidamente ha dicho: "Tú, sígueme". Como si no debiera seguirle, por cuanto debía permanecer hasta que venga. Hay quién cree fácilmente que dijera otra cosa diferente de lo que creyeron los hermanos que estaban presentes. Sigue, "Corrió, pues, entre ellos la voz de que aquel discípulo no muere", pero esta opinión la refuta el mismo San Juan, diciendo: "Y no dijo Jesús no muere; sino que quiero que permanezca así hasta que yo venga, ¿a ti qué te va?" Pero si se quiere, aun se puede replicar, diciendo que es verdad lo que dice San Juan, de que el Señor no hubiese dicho que aquel discípulo no muere; pero que esto se entiende en el sentido que él explica.
Teofilacto
También puede decirse que Cristo no negó que Juan había de morir (porque todo lo que nace, muere), sino que dijo: "Quiero que él permanezca", esto es, que viva hasta el fin del mundo y entonces padecerá martirio por mí. Por tanto, pues, confiesan que aun vive, y que deberá ser muerto por el anticristo, y que entonces, juntamente con Elías y Enoch, predicará en nombre de Cristo. Y que si bien se enseña su sepulcro, entró en él vivo y salió después.
San Agustín, ut supra
Tal vez dirá alguno que en aquel sepulcro que cerca de Epheso se enseña como suyo, más bien descansa como dormido que como muerto, aceptando el rumor de que allí se siente rugir y como hervir la tierra, asegurando pertinazmente que es efecto de su respiración. ¿Pero cómo Jesús, habría dado como gran premio a su amado discípulo, la duración de un sueño tan largo a su cuerpo, cuando al bienaventurado San Pedro, para librarle del peso de su cuerpo, le concedió la inmensa gloria del martirio, y también a San Pablo la gracia que ansiaba, cuando decía, deseo morir y estar con Cristo ( Flp 1, 23)? Pues si verdaderamente está allí en donde atestigua la fama, o es para glorificar su preciosa muerte que no gozó del martirio, o porque se nos oculta algún misterio. Pero siempre queda en pie la duda de por qué dijo el Señor de un hombre mortal: "Quiero que permanezca así hasta que yo venga".
También interesa saber por qué el Señor amó más a Juan cuando Pedro amó más al mismo Señor. A mi entender, es mejor el que más ama a Cristo, pero más feliz aquél a quien Cristo más ama; yo respondería fácilmente si tuviese el encargo de defender la justicia de nuestro Salvador, pero acometeré la empresa de dar solución a cuestión tan grande. La Iglesia conoce dos vías que le han sido enseñadas por la divina predicación: la una está en la fe y la otra en la vista de la naturaleza. Esta está significada por el Apóstol Pedro, a causa de su primacía en el apostolado; aquella por Juan. Esta es la razón por qué al primero se dice: "Sígueme", y al segundo "Yo quiero que éste permanezca aquí, hasta que yo venga". Como si dijera: Tú sigue imitándome, sobrellevando los males temporales; aquél permanezca hasta que yo venga a premiar con los bienes eternos. Lo que puede decirse más claramente con estas palabras: Sígueme por el perfecto modelo de mi pasión, y aquel permanezca en la contemplación, para perfeccionarla cuando yo venga. Es necesario explicar, que estar y permanecer es como si dijera esperar, porque quiere significarse que se completará cuando viniere Cristo. En esta vida activa, cuanto más amamos a Cristo más fácilmente nos libramos del mal, y El nos ama menos en nuestro actual estado, y nos libra para que no seamos siempre lo mismo; pero allá nos ama más, porque nosotros no tendremos nada de lo que le disgusta y nos aleja. Amele, pues, Pedro, para que nos veamos libres de esta vida mortal, y sea Juan amado por El, para que nos veamos, para siempre, en aquella inmortalidad. ¿Por qué, pues, Juan amaba a Jesús menos que Pedro, si es figura de aquella vida en que se ama mucho más, sino porque se ha dicho: "Quiero que él permanezca (esto es, espere) hasta que yo venga", y cuando el mismo amor, que será mucho mayor entonces, aun no lo tenemos, sino que esperamos tenerle cuando él mismo venga? Esto, pues, de que Pedro, amando más es menos amado, significa que Cristo nos ama menos en esta vida miserable que en la eterna, así como nosotros amamos menos la contemplación de la verdad, tal como será entonces, porque aun no la vemos ni la poseemos. Entre tanto nadie separe a estos insignes Apóstoles, porque ambos estaban en la vía significada en Pedro, y ambos habían de estar en lo que significaba Juan.
Glosa
O de otro modo: "Así quiero que permanezca", es decir: yo no quiero que acabe su vida por el martirio, sino que espere en tranquila libertad de su cuerpo, hasta que cuando venga le reciba en la eterna bienaventuranza.
Teofilacto
O de otra manera: con estas palabras que el Señor dice a Pedro, "Sígueme", le constituye prelado de todos los fieles. Es preciso que por seguir entiendas la imitación en todo, en las palabras y en las obras, manifestando de este modo su amor al mismo, porque deseamos que nos sigan aquellos que nos son más adictos.
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 87
Pero si alguno preguntase "¿Por qué Santiago ocupó la silla de Jerusalén?", contestaré, que porque Pedro había recibido la de todo el mundo. Sigue: "Volviéndose Pedro vio a aquel discípulo a quien Jesús amaba, quien se recostó en la cena sobre su pecho, y dijo: Señor, ¿quién es el que te entregará?". No sin motivo recordó aquella situación, sino para demostrar la gran confianza que Pedro había recobrado después de su negación, pues al que en la cena no se atrevía a preguntar sino por medio de Juan, es a quien se le ha confiado ser prelado para sus hermanos. Y ya no se vale de otro para preguntar lo que a él atañe, sino que en adelante pregunta al Maestro sobre lo que conviene a los demás. Y como el Señor le había profetizado grandes cosas, le había sometido todo el mundo y anunciado el martirio, y asegurándole mayor amor, queriendo Pedro hacer partícipe de estas gracias a Juan, dijo: "¿Y éste qué?" Como si dijera: ¿No vendrá con nosotros por el mismo camino? Mucho amaba Pedro a Juan, y se ve por el mismo Evangelio su intimidad y también en los Hechos de los Apóstoles. Así es como Pedro paga a Juan a su vez, preguntando por él lo que éste desea preguntar de sí mismo y no se atreve. Como habían de encargarse del gobierno del mundo, y no convenía que estuviesen juntos (porque sería perjudicial), el Señor le responde, según el texto griego: "Si yo quiero que permanezca hasta que yo venga, ¿a ti qué te importa?" Tú, sígueme. Tú, cuida de la obra que se te ha encargado y complétala, pero si yo quiero que éste permanezca aquí, ¿a ti qué te va?
Teofilacto
Las palabras "Hasta que yo venga", deben entenderse, según algunos, como si dijera: Hasta que yo venga contra los judíos que me crucificaron, hiriéndoles con las armas de los romanos. Y añaden que este Apóstol vivió en aquel país hasta el tiempo de Vespasiano, cuando Jerusalén fue tomada. O bien: "Hasta que yo venga", esto es: hasta que yo quiera dirigir la predicación. Entre tanto yo te envío al pontificado universal, y en esto sigue mi ejemplo, pero que éste permanezca aquí hasta que yo le lleve como a ti.
Crisóstomo, ut supra
Después el Evangelista expone y enmienda la opinión de los discípulos como se ha dicho arriba.