Catena Áurea

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Este es aquel discípulo, que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas: y sabemos que su testimonio es verdadero. Otras muchas cosas hay, también, que hizo Jesús: y que si se escribiesen una por una, me parece que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. (vv. 24-25)


Crisóstomo, in Ioannem, hom. 87
Como San Juan había escrito con gran certidumbre, no rehusa aducir su propio testimonio, y por esto dice: "Este es aquel discípulo que da testimonio de estas cosas, y que las ha escrito". Es costumbre no ocultar nuestro testimonio cuando estamos seguros de la verdad, y mucho más aquel que escribía inspirado por el Espíritu Santo. Esta es la razón por qué los Apóstoles decían: "Nosotros somos testigos de estas cosas" ( Hch 2, 32), y sigue: "Y él escribió esto". Lo que no sólo dice él, porque escribió el último bajo la inspiración de Cristo, por cuya razón insinúa con frecuencia que ésta fue la causa de escribir, dando de este modo a su Evangelio la importancia de su dignidad. "Y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero", porque había estado presente en todo, ni se apartó de la cruz cuando Jesús fue crucificado; y recibió a la Madre que Cristo le encargó en señal de su amor, todo lo cual sabe con plena certidumbre. Y si alguno no creyere, indúzcale a creer lo que después sigue: "Hay otras muchas cosas que hizo Jesús". De lo que se deduce manifiestamente que yo no escribí para dar preferencia a la causa de Cristo, habiendo dejado de escribir muchas cosas que dijeron los demás, y haciendo resaltar los ultrajes e injurias; cuando el que escribe en alabanza de otro, pasa en silencio lo que es denigrante para exponer lo que es más glorioso.

San Agustín, in Ioannem, tract., 124
Lo que después añade "Que si se escribiesen una por una, ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir", no se ha de entender que en cuanto al espacio de lugar no podrían caber en este mundo, sino que no podrían ser comprendidas en la capacidad de los lectores. Sucede con frecuencia que las palabras exceden a la veracidad de las cosas, lo que no sucede cuando se esclarece lo que parecía oscuro o dudoso, sino cuando lo que es manifiesto se aumenta o atenúa. La verdad, sin embargo, no padece en su esencia, aunque las palabras excedan a lo que significan de modo que el que habla no quiera engañar. Esta es la manera de expresarse que los griegos llamaron hyperbole, figura que se halla con frecuencia en la Escritura.

Crisóstomo, ut supra
O bien esto hace referencia a aquel poder que obraba en El, pues con la misma facilidad que nosotros hablamos, así y aun mucho más, El hacía lo que quería; porque es sobre todas las cosas Dios bendito por los siglos de los siglos.error!


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