Verdad y caridad son los dos polos de la vida y del testimonio cristiano, y son también el objeto de nuestra oración en una liturgia dominical como la de hoy, llena de la alegría de los redimidos.
Entrada: " Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo " (Sal 46, 2).
Colecta (del Sacramentario de Bérgamo): " Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad ".
Ofrendas (del Veronense): " ¡Oh Dios!, que obras con poder en tus sacramentos, concédenos que nuestro servicio sea digno de estos dones sagrados ".
Comunión: " Bendice, alma mía, al Señor y todo mi ser a su santo nombre " (Sal 102, 1); o bien: " Padre, por ellos ruego; para que todos sean uno en nosotros y así crea el mundo que Tú me has enviado, dice el Señor " (Jn 17, 20-21).
Postcomunión (del Misal anterior, retocada con el texto de Jn 15, 16): " La víctima eucarística que hemos ofrecido y recibido en comunión nos vivifique, Señor, para que, unidos a ti en caridad perpetua, demos frutos que siempre permanezcan ".
La primera y la tercera lecturas se corresponden. En la primera Dios bendice el hogar que había acogido al profeta Eliseo; en el Evangelio, Jesús, después de haber invitado a los apóstoles a dejarlo todo para que le sigan a Él solo, promete su bendición a los que los acojan con generosidad y cariño. En la segunda lectura San Pablo que ya nos enseñó que hemos sido salvados por la muerte y resurrección del Señor, nos muestra ahora cómo el bautismo nos introduce en este misterio.
– 2R 4, 8-11.14-16: Este hombre de Dios es un santo, se quedará aquí. Todo profeta auténtico es un signo de la presencia de Dios en la vida de los hombres. La plenitud del profetismo fue Cristo Jesús. El Hijo de Dios comprometido en la vida de los hombres y conviviendo con ellos.
– Por siempre jamás cantamos las misericordias del Señor. Así lo proclamamos en el Salmo 88. En Cristo nos lo ha dado todo. La alianza sellada por Dios con la casa de David no fue quebrantada nunca por parte de Dios, aun cuando por parte de los hombres hubo muchos fallos e infidelidades. Dios conducía la historia por caminos desconcertantes hasta que llegara el Descendiente de David esperado, el Ungido por antonomasia, Cristo Jesús, Salvador de los hombres. Desde entonces la Alianza sellada con su sangre será eterna, irrompible, no obstante las deficiencias de unos y los insultos y persecuciones de otros. " Reinará para siempre en la Casa de Jacob " (Lc 1, 32).
– Rm 6, 3-4.8-11: Por el bautismo fuimos sepultados con Él en la muerte para que andemos en una vida nueva.
La vocación cristiana es, por su propia naturaleza, vocación de santidad cristiforme; ruptura total con el pecado y nueva existencia en Cristo. Comenta San Agustín:
" Mas centremos nuestra reflexión, amadísimos, en la resurrección de Cristo, pues del mismo modo que su pasión era símbolo de nuestra antigua vida, así su resurrección encierra el misterio de la vida nueva. Por eso dice el Apóstol: "Hemos sido sepultados con Cristo por medio del bautismo, para la muerte, a fin de que, como Cristo resucitó de entre los muertos, así también nosotros caminemos en una vida nueva" (Rm 6, 4). Has creído y te has bautizado: murió la vida antigua, recibió la muerte en la cruz, fue sepultado en el bautismo. Ha sido sepultada la vida antigua, en la que viviste mal; resucita la vida nueva. Vive bien; vive para vivir; vive de tal manera que cuando mueras, no mueras... Comenzad a realizar en el espíritu, viviendo santamente, lo que Cristo nos manifestó mediante la resurrección de su cuerpo " (Sermón 229,E,3-4).
– Mt 10, 37-42: El que no toma su cruz, no es digno de Mí. El que os recibe a vosotros a Mí me recibe. San Juan Crisóstomo explica las palabras de Jesús:
" Mirad la dignidad del Maestro. Mirad cómo se muestra a Sí mismo hijo legítimo del Padre, pues manda que todo se abandone y todo se posponga a su amor... La propia vida que antepongáis a mi amor, estáis ya lejos de ser mis discípulos... Y si es cierto que Pablo ordena muchas cosas acerca de los padres y manda que se les obedezca en todo, no hay que maravillarse de ello, pues sólo manda que se les obedezca en aquello que no va contra la piedad para con Dios... Con este modo de hablar quería el Señor templar el valor de los hijos y amansar también a los padres que tal vez hubieran de oponerse al llamamiento de sus hijos...
" Nada hay más íntimo al hombre que su propia vida. Pues bien, si aun a tu propia vida no aborreces, sufrirás todo lo contrario del que ama, será como si no me amaras. Y no nos manda simplemente que la aborrezcamos, sino que lleguemos hasta entregarla a la guerra, a las batallas, a la espada y a la sangre. Porque el que no lleva su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo. Porque no dijo simplemente que hay que estar preparado para la muerte, sino para la muerte violenta y no sólo para la muerte violenta, sino también para la ignominia...
" Ahora bien, ¿no es cosa de admirarse y pasmarse que, oyendo todo esto, no se les saliera a los apóstoles el alma de su cuerpo? Porque lo duro por todas partes se les venía a la mano; pero el premio estaba todo en esperanza. ¿Cómo es pues, que no se les salió? Porque era mucha la virtud del que hablaba y mucho también el amor de los que oían... Un simple vaso de agua fría que des, que nada ha de costarte, aun de tan sencilla obra tienes señalada recompensa. Porque por vosotros, que acogéis a mis enviados, yo estoy dispuesto a hacerlo todo " (Homilía 35, 1-2 sobre San Mateo).
Como sucede ordinariamente se corresponden las lecturas primera y tercera. " Dios no hizo la muerte ". Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo. En la tercera lectura Cristo resucita a la hija de Jairo. San Pablo exhorta a los cristianos de Corinto a acudir en ayuda de sus hermanos de Jerusalén. Ayudar al pobre es imitar a Cristo.
El poderío de Cristo sobre la vida y la muerte es, en la Revelación divina, el signo más decisivo para evidenciar la antítesis misteriosa entre el Adán original con su influencia degradante (el pecado y la muerte cf. Rm 5, 17; 1Co 15, 26) y el nuevo Adán, Redentor del pecado y de la muerte.
– Sb 1, 13-15-2, 23-25: La muerte no procede de Dios. Pero es el signo de la limitación humana y la marca que dejó en el hombre la aberración original de pretender ser como Dios (Gn 3, 4).
La revelación divina afronta el " enigma " de la muerte en su dimensión de misterio insoslayable para la existencia temporal humana (GS 14). San Atanasio escribe:
" Porque Dios no sólo nos hizo de la nada, sino que con el don de su Palabra nos dio el poder vivir como Dios. Pero los hombres se apartaron de las cosas eternas, y por insinuación del diablo se volvieron hacia las cosas corruptibles; y así, por su culpa le vino la corrupción de la muerte, pues, como dijimos, por naturaleza eran corruptibles, y sólo por la participación del Verbo podían escapar a su condición natural, si permanecían en el bien. Porque, en efecto, la corrupción no podía acercarse a los hombres a causa de que tenían con ellos al Verbo, como dice la Sabiduría: Dios creó al hombre para la incorrupción y para ser imagen de su propia eternidad; pero "por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo" (Sb 2, 23-24). Entonces fue cuando los hombres empezaron a morir, y desde entonces la corrupción los dominó y tuvo un poder contra todo el linaje humano superior al que le correspondía por naturaleza, puesto que por la trasgresión del precepto tenía en favor suyo la amenaza de Dios al hombre... " (Sobre la Encarnación 4, 6).
– Con el Salmo 29 decimos: " te ensalzaré, Señor, porque me has librado ". Es un himno de acción de gracias por la salvación recobrada. La tradición patrística y la liturgia ven en este Salmo una profecía de la Resurrección de Cristo y de nuestra propia resurrección.
– 2Co 8, 7-9.13-15: Vuestra abundancia remedia la falta que los pobres tienen. Ante la indigencia humana el Corazón de Jesucristo es misterio de caridad y de comunión redentora. Quienes son de Cristo lo evidencian en su comunión de fe y caridad ante la indigencia de sus hermanos. Así lo explica San Juan Crisóstomo:
" Si no podéis entender que la pobreza enriquece, representaos a Jesucristo y en seguida se disiparán vuestras dudas. En efecto, si Jesucristo no se hubiera hecho pobre, los hombres no hubieran podido ser enriquecidos. Esas riquezas inefables, que por un milagro incomprensible para los hombres han encontrado su fuente en la pobreza son: el conocimiento de Dios y de la verdadera virtud, la liberación del pecado, la justicia, la santidad y otros mil beneficios que Jesucristo ya nos ha concedido y que nos concederá todavía. Todo esto ha venido a nosotros por el canal de la pobreza, es decir, porque Jesucristo se ha revestido de nuestra carne, se ha hecho hombre, ha sufrido todo lo que sabemos, aunque Él no fuera, como lo somos nosotros, deudor de la pena y de los sufrimientos " (Homilía 17, sobre 2 Cor.).
– Mc 5, 21-43: Contigo hablo, niña, levántate. " Yo soy la resurrección y la vida " (Jn 11, 25), pudo decir Jesús un día. Lo evidenció con el lenguaje de los hechos y lo selló con el misterio de su propia muerte redentora y su resurrección pascual. Comenta este milagro San Ambrosio:
" No está muerta la niña sino dormida. Los que no creen se ríen. Lloren pues, sus muertos los que se creen muertos; cuando se tiene fe en la resurrección, no se considera la muerte, sino el reposo. Y no está fuera de propósito lo que dice San Mateo (Mt 9, 23) de que había en la casa del jefe flautistas y una multitud de plañideras; ya porque, siguiendo los usos antiguos, se hizo venir a los flautistas para inflamar y excitar los plañidos; ya porque la Sinagoga, a través de los cánticos de la ley y de la letra, no podía captar la alegría del Espíritu.
" Tomando, pues, la mano de la niña, Jesús la curó y mandó que le dieran de comer. Es una atestación de vida, para que no se crea que es un fantasma, sino una realidad. Dichoso aquél al que la Sabiduría coge de la mano. ¡Ojalá que ella dirija nuestras acciones, que la justicia tenga mi mano, que la tenga el Verbo de Dios, que Él me introduzca en su interior, que me aparte del espíritu del error, que me conduzca el espíritu que salva, que ordene que me den de comer! Pues el Pan celestial es el Verbo de Dios. Esta Sabiduría, que ha llenado los santos altares con los alimentos del Cuerpo y de la Sangre divinos ha dicho: "Venid, comed mis panes, bebed mi vino, que he preparado para vosotros" (Pr 9, 5) " (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib.VI, 62-63).
Carácter exigente de la vocación apostólica: Cuando Dios llama todo se ha de abandonar. Así lo hizo el profeta Eliseo. No nos ate la letra de la ley, como dice San Pablo. Así estaremos en la verdadera libertad para ponernos al servicio de los demás por amor. Ser cristiano significa haber sido elegido y predestinado por el Padre, para ser injertado en el misterio de Cristo y para permanecer fieles a su llamamiento, a su amor, y a su obra de santificación sobre nosotros. La iniciativa de esta vocación es siempre de Dios. Nuestra responsabilidad consiste en responder diariamente con toda generosidad a este don divino.
– 1R 19, 16.19-21: Eliseo se levantó y se marchó tras Elías. Su actitud es un ejemplo exacto de renuncia de los propios intereses para seguir el llamamiento divino.
En la Nueva Alianza los apóstoles y discípulos de Cristo heredarán el espíritu de los profetas. Jesucristo exigirá una exclusividad absoluta en su servicio. Así actuaron los apóstoles y millones de hombres y mujeres en los veinte siglos de cristianismo. San Jerónimo dice:
" Una administración excesivamente cautelosa de la hacienda familiar, y que vuelve cautelosamente a sus cálculos, no se abandona tan fácilmente. José con la túnica puesta, no habría podido escapar de la mano de la egipcia. Aquel joven que, envuelto en una sábana, seguía a Jesús, al ser apresado por los esbirros dejó el vestido terreno y se marchó desnudo. Elías, cuando fue arrebatado en un carro al cielo, dejó su manto en la tierra. Eliseo ofreció en sacrificio los bueyes y los yugos de su anterior oficio... Dejar el oro es de principiantes, no de perfectos. Eso lo hizo el tebano Crates, lo hizo Antístenes. Ofrecerse a sí mismo a Dios, eso es lo propio de los cristianos y de los apóstoles " (Carta 71, 3, a Lucinio).
– Con el Salmo 15 decimos: " el Señor es mi lote y mi heredad ". En este Salmo tenemos una magnífica expresión de la fe. Pero esa fe con la que nos jugamos toda nuestra existencia a la única carta de Dios, está toda ella trascendida de amor. Con él nos remontamos fácilmente hasta las alturas desde donde se divisa una vida prolongada más allá de la muerte en la presencia y compañía de Dios. Esto se hizo realidad cierta y firme con la resurrección de Jesucristo.
– Ga 4, 31-5, 1, 13-18: Vuestra vocación es la libertad. Liberación personal del pecado para vivir totalmente con fidelidad al designio de Dios sobre nosotros. La libertad del justo es una libertad en el amor al prójimo por Dios. Esto, paradójicamente, nos lleva a una esclavitud al servicio del hermano. Es también una libertad en el Espíritu Santo, que dirige la vida de los justos y la orienta por un camino espiritual contrario a las apetencias de la carne, cuya vida es antagónica a la del Espíritu, totalmente dominada por lo divino y sobrenatural. Dice San Juan Crisóstomo:
" Cristo nos liberó del yugo de la esclavitud, nos hizo responsables de nuestras actuaciones, pero no para que empleáramos ese poder para el mal, sino como ocasión de alcanzar un premio mayor, elevándonos a un nivel más alto de vida. Puesto que en varias ocasiones llama a la ley yugo de esclavitud y a la gracia liberación de la maldición, a fin de que nadie creyese que prescribe abandonar la ley porque fuera lícito vivir de forma contraria a la ley, corrige esta suposición diciendo: ordeno esto, no para que surja una forma de vida inicua, sino para que la vida cristiana vaya más allá de la ley, pues las ataduras de la ley han sido destruidas.
" No digo todo esto para que seamos pusilánimes, sino para que alcancemos un nivel más alto.. Andad según el Espíritu y no deis satisfacción al deseo de la carne. He aquí que señala otro camino que hace accesible la virtud y que da cumplimiento a cuanto se ha dicho, camino que engendra amor y que viene reforzado por el amor. Pues nada, nada inclina tanto al amor como el ser espiritual, y nada induce al Espíritu a permanecer con nosotros como la fuerza del amor... El que posee el Espíritu, tal y como conviene, apaciguará gracias a él todos los malos deseos. El que se ve libre de estos, no necesita del auxilio de la ley, porque se encuentra en una situación más elevada con respecto a sus preceptos... " (Comentario a la Carta a los Gálatas V,3-6).
– Lc 9, 51-62: Te seguiré adonde vayas. Ante la iniciativa y el llamamiento divino siempre corremos el riesgo de tratar de condicionar nuestra respuesta según los propios intereses personales. De este modo, podemos hacernos indignos del don divino. Comenta San Agustín:
" Escuchad lo que me ha inspirado Dios sobre este capítulo del Evangelio. En él se lee cómo se comportó el Señor distintamente con tres hombres. A uno que se ofreció a seguirlo, lo rechazó; a otro que no se atrevía lo animó a ello; por fin a un tercero que lo difería lo censuró. ¿Quién más dispuesto, más resuelto, más decidido ante un bien tan excelente como es seguir al Señor adonde quiera que vaya que aquél que dijo: "Señor, te seguiré adondequiera que vayas" (Lc 9, 57).
" Lleno de admiración preguntas: ¿Cómo es esto; cómo desagradó al Maestro bueno, nuestro Señor Jesucristo, que va en busca de discípulos para darles el Reino de los cielos, hombre tan bien dispuesto? Como se trataba de un Maestro que preveía el futuro, entendemos que este hombre, hermanos míos, si hubiera seguido a Cristo hubiera buscado su propio interés y no el de Jesucristo.
" Pues el mismo Señor dijo: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos" (Mt 7, 21). Este era uno de ellos; no se conocía a sí mismo, como lo conocía el médico que lo examinaba. Porque si ya se veía mentiroso, si ya se conocía falaz y doble, no conocía a quien le hablaba. Pues Él es de quien dice el evangelista: "No necesitaba que nadie le informase sobre el hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre" (Jn 2, 25). ¿Y qué le respondió? "Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar su cabeza "(Lc 9, 58). Pero, ¿dónde no tiene? En tu fe. Las zorras tienen escondites en tu corazón; eres falaz. Las aves del cielo tienen nidos en tu corazón; eres soberbio. Siendo mentiroso y soberbio no puedes seguirme. ¿Cómo puede seguir la doblez a la simplicidad?... " (Sermón 100, 1).
Libertados por Cristo y para Cristo, nuestra libertad está en defender esa libertad de los hijos de Dios, sin hipotecar nuestra vida a nada que pueda traicionar nuestra vocación a la santidad y nuestra fidelidad al Corazón de Cristo y al Evangelio