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Oraciones
Akathistos
Alma Redemptoris Mater
Angelus
Ave, Maris Stella
Ave, Regina caelorum
Bajo tu protección
Consagración a la Virgen
Dulce Madre, no te alejes
Letanía del Inmaculado Corazón de María
Madre mía amantísima
Magníficat
Novena a la Inmaculada
Para pedir la gracia de la buena muerte
Reina del Cielo
Rosario
Santa María, socorro de los miserables
Stabat Mater Dolorosa
Virgen de la salud
Acordaos
Ave María
Bendita sea tu pureza
¡Oh, Señora mía!
Salve
Misa
Antes de la Misa (1)   (2)
Antes de la Comunión
Después de la Comunión (1)   (2)   (3)
A la Virgen de Guadalupe
Entronización
De San Juan Pablo II
Oración (1)   (2)   (3)   (4)   (5)

Oraciones

  Akathistos

¡Salve, oh Vos, por Quién resplandecerá la alegría!

¡Salve, oh Vos, por Quién cesará la maldición!
¡Salve, Restauración del Adán caído!
¡Salve, Redención de las lágrimas de Eva!
¡Salve, oh Cima inaccesible al humano entendimiento!
¡Salve, oh Abismo impenetrable aún a los ojos de los mismos ángeles!
¡Salve, porque sois el Trono del Rey!
¡Salve, porque lleváis a Aquél que lo lleva todo!
¡Salve, Estrella que anunciáis al Sol!
¡Salve, Seno de la divina Encarnación!
¡Salve, oh Vos, por Quién la Creación es renovada!
¡Salve, oh Vos, por Quién ha tomado carne humana el Creador!
¡Salve, Esposa Virgen!

¡Salve, oh Vos, la secretamente iniciada en el designio inefable!
¡Salve, oh Vos, Fe de los que oran en silencio!
¡Salve, Preludio de las maravillas de Cristo!
¡Salve, oh Suma de Sus dogmas!
¡Salve, Escala celestial por la que Dios bajó!
¡Salve, Puente que conduce a los de tierra hacia el cielo!
¡Salve, oh Maravilla alabadísima por los ángeles!
¡Salve, Azote en gran manera temido por los demonios!
¡Salve, oh Vos, que inefablemente disteis a luz a la Luz!
¡Salve, oh Vos, que a nadie habéis enseñado cómo ello fue realizado!
¡Salve, oh Vos, que sobrepujáis en inteligencia a los sabios!
¡Salve, oh Vos, que ilumináis el entendimiento de los fieles!
¡Salve, Esposa Virgen!

¡Salve, Sarmiento de una cepa incorruptible!
¡Salve, Huerto de perenne fructificación!
¡Salve, Vos que cultivasteis al amoroso Cultivador del género humano!
¡Salve, Campo fértil en abundancias de misericordia!
¡Salve, Ara colmada de ofrendas propiciatorias!
¡Salve, puesto que florecéis transformada en prado de delicias!
¡Salve, ya que preparáis puerto acogedor a las almas!
¡Salve, grato Incienso de la plegaria intercesora!
¡Salve, Expiación del mundo todo!
¡Salve, Benevolencia de Dios para con los mortales!
¡Salve, Confianza de los mortales ante Dios!
¡Salve, Esposa Virgen!

¡Salve, Madre del Cordero y del Pastor!
¡Salve, Redil de las místicas ovejas!
¡Salve, Defensa contra los enemigos invisibles!
¡Salve, Llave de las puertas del paraíso!
¡Salve, Causa del común de regocijo de cielo y tierra!
¡Salve, Armonía de las voces terrenas con los coros celestiales!
¡Salve, Boca nunca muda de los Apóstoles!
¡Salve, Valor invencible de los Mártires!
¡Salve, Soporte inconmovible de la fe!
¡Salve, Señal resplandeciente de la gracia!
¡Salve, oh Vos, por Quién el Hades quedo desnudo y desierto!
¡Salve, oh Vos, por Quién hemos sido revestidos de gloria!
¡Salve, Esposa Virgen!

¡Salve, Madre del Astro sin ocaso!
¡Salve, Aurora del día místico!
¡Salve, oh Vos, que habéis apagado la fogata del error!
¡Salve, oh Vos, que ilumináis a los iniciados en la Trinidad!
¡Salve, oh Vos, que expulsáis del poder al tirano inhumano!
¡Salve, oh Vos, que mostráis a Cristo el Señor, El que ama al género humano!
¡Salve, oh Vos, que nos librasteis de las supersticiones paganas!
¡Salve, oh Vos, que nos libráis de las obras del lodo y de las tinieblas!
¡Salve, oh Vos, que pusisteis fin a la adoración del fuego!
¡Salve, oh Vos, que libráis de las llamas de las pasiones!
¡Salve, Guía de los fieles hacia la sabiduría!
¡Salve, Alegría de todas las generaciones!
¡Salve, Esposa Virgen!

¡Salve, Restauración del género humano!
¡Salve, Ruina de los demonios!
¡Salve, oh Vos, que hollasteis las imposturas del engaño!
¡Salve, oh Vos, que denunciáis la superchería de los ídolos!
¡Salve, oh Mar que sumergió al Faraón espiritual!
¡Salve, oh Peña de la que beben los sedientos de vida!
¡Salve, Columna de fuego que guía los que se hallan en la oscuridad!
¡Salve, Protección que cubre al mundo, más amplia que el manto de las nubes!
¡Salve, Alimento que sustituisteis al maná!
¡Salve, oh Vos que nos procuráis santas delicias!
¡Salve, Tierra de promisión!
¡Salve, de la que brotan leche y miel!
¡Salve, Esposa Virgen!

¡Salve, Flor de incorrupción!
¡Salve, Corona de la continencia!
¡Salve, oh Vos, que hicisteis brillar el arquetipo de la Resurrección!
¡Salve, oh Vos, Espejo de la vida angélica!
¡Salve, Árbol cargado de fruto, alimento de los fieles!
¡Salve, Ramaje frondoso, bajo el que se refugian las muchedumbres!
¡Salve, oh Vos, que habéis llevado en el seno al Guía de los descarriados!
¡Salve, oh Vos, que habéis dado a luz al Redentor de los cautivos!
¡Salve, oh Súplica insistente ante al justo Juez!
¡Salve, oh Perdón de muchos de los que caen!
¡Salve, Túnica de confiada esperanza para los que están desnudos!
¡Salve, Ternura maternal, vencedora de toda pasión!
¡Salve, Esposa Virgen!

¡Salve, Lugar del Dios inmenso!
¡Salve, Umbral del sagrado misterio!
¡Salve, Noticia dudosa para los incrédulos!
¡Salve, Gloria incontestable de los creyentes!
¡Salve, Carro Santísimo de Aquél que se halla por encima de los Querubines!
¡Salve, Palacio excelentísimo de Quién está por encima de los Serafines!
¡Salve, oh Vos, por Quién concuerdan las cosas que eran contrarias!
¡Salve, oh Vos, en Quién la virginidad y la maternidad convergen!
¡Salve, oh Vos, por Quién la trasgresión fue derrocada!
¡Salve, oh Vos, por Quién fue abierto el paraíso!
¡Salve, Llave del Reino de Cristo!
¡Salve, Esperanza de los bienes eternos!
¡Salve, Esposa Virgen!

¡Salve, Vaso de la sabiduría de Dios!
¡Salve, Cofre de Su Providencia!
¡Salve, oh Vos, que mostráis la necedad de los vanos filósofos!
¡Salve, oh Vos, que dejáis sin palabras a los expertos en controversias!
¡Salve, porque ante Vos acabaron como incultos los hábiles discutidores!
¡Salve, porque ante Vos se esfumaron los creadores de fábulas!
¡Salve, oh Vos, que quebrantasteis las maquinaciones de los paganos atenienses!
¡Salve, oh Vos, que llenáis las redes de los Pescadores!
¡Salve, oh Vos, que sacáis afuera del abismo de la ignorancia!
¡Salve, oh Vos, que ilumináis el conocimiento de muchos!
¡Salve, Bajel de los que quieren salvarse!
¡Salve, Puerto de los que por la vida navegan!
¡Salve, Esposa Virgen!

¡Salve, Columna de la virginidad!
¡Salve, Atrio de la salvación!
¡Salve, Iniciadora de nuestra regeneración espiritual!
¡Salve, Canal de la divina bondad!
¡Salve, oh Vos, que habéis regenerado a quienes fuimos concebidos en pecado!
¡Salve, oh Vos, que amonestáis a quienes tienen la mente confundida!
¡Salve, oh Vos, que habéis derogado el poder del corruptor de las almas!
¡Salve, oh Vos, que habéis dado a luz al Sembrador de la pureza!
¡Salve, Tálamo de boda espiritual!
¡Salve, Conciliadora del Señor con sus fieles!
¡Salve, Preceptora de las vírgenes!
¡Salve, Guiadora de los santos a las místicas bodas!
¡Salve, Esposa Virgen!

¡Salve, Rayo del Sol espiritual!
¡Salve, Dardo de luz inextinguible!
¡Salve, Relámpago luminoso que fulgura sobre las almas!
¡Salve, Trueno que asusta a los enemigos!
¡Salve, oh Vos, que habéis dado el amanecer a la esplendorosa claridad de la Aurora!
¡Salve, oh Vos, Símbolo de la pila bautismal!
¡Salve, oh Vos, que borráis la mancha del pecado original!
¡Salve, Fuente en la que se lava la conciencia!
¡Salve, Pozo que derrama alegría!
¡Salve, Efluvio del perfume de Cristo!
¡Salve, Ágape de vida mística!
¡Salve, Esposa Virgen!

¡Salve, Tabernáculo del Dios y Verbo!
¡Salve, Santa mayor que los Santos!
¡Salve, Arca labrada en oro por el Espíritu Santo!
¡Salve, inagotable Tesoro de vida!
¡Salve, Diadema preciosa de los reyes piadosos!
¡Salve, Gloria venerable de los sacerdotes temerosos de Dios!
¡Salve, Torre inconmovible de la Iglesia!
¡Salve, Baluarte inconquistable del reino!
¡Salve, oh Vos, gracias a Quién se erigen los trofeos de victoria!
¡Salve, oh Vos, por Quién son abatidos los enemigos!
¡Salve, Medicina de mi cuerpo!
¡Salve, Salvación de mi alma!
¡Salve, Esposa Virgen!

  Alma Redemptoris Mater

Santa Madre del Redentor,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar
socorre al pueblo que cae
y procura levantarse.

Tú, que engendraste
a tu santo Creador,
ante la admiración de la naturaleza,
Virgen antes y después
del saludo de Gabriel,
ten piedad de los pecadores.

  Angelus

El ángel del Señor anunció a María,
Y concibió por obra (y gracia) del Espíritu Santo.

Ave María…

He aquí la esclava del Señor,
Hágase en mí según tu palabra.

Ave María…

Y el Verbo se hizo carne,
Y habitó entre nosotros.

Ave María…

Ruega por nosotros, santa Madre de Dios,
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas (y gracias) de nuestro Señor Jesucristo.

Oración: Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas; para que los que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por los méritos de su pasión y de su cruz, seamos llevados a la gloria de su resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

  Ave, Maris Stella

Atribuido a Fortunato, obispo de Poitiers († 609).

Salve, del mar Estrella,
de Dios Madre venerable
y siempre Virgen,
feliz puerta del Cielo.

Recibiste aquél "Ave"
de boca de Gabriel:
afiánzanos en paz
cambiando el nombre de "Eva".

Suelta las cadenas de los reos,
da luz a los ciegos,
líbranos de nuestros males,
alcánzanos todos los bienes.

Muestra que eres nuestra Madre
que reciba de Ti nuestras preces
el que por nosotros nació
y quiso ser Hijo tuyo.

Virgen singular,
entre todas humilde.
Haz que, limpios de culpa,
seamos humildes y castos.

Danos una vida pura,
prepáranos un camino seguro.
para que, viendo a Jesús,
siempre nos alegremos.

Alabanza a Dios Padre,
la suma honra a Cristo
y al Espíritu Santo:
a los Tres un mismo honor. Amén.

  Ave, Regina caelorum

Salve, Reina de los cielos,
salve, Señora de los Ángeles,
salve, raíz, salve, puerta,
de quien nació la Luz al mundo.

Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve a Ti, la más hermosa,
ruega a Cristo por nosotros.

  Bajo tu protección

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡Oh Virgen gloriosa y bendita!

  Consagración a la Virgen

De San Luis María Grignon de Montfort.

Soy todo tuyo y todo lo mío es tuyo. Te recibo a Ti en todo lo mío. María, dame tu corazón.

  Dulce Madre, no te alejes

Dulce Madre, no te alejes,
tu vista de mí no apartes
ven conmigo a todas partes
y solo nunca me dejes;
ya que me proteges tanto
como verdadera Madre
haz que me bendiga el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

  Letanía del Inmaculado Corazón de María

Señor, ten piedad de nosotros. R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. R/. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. R/. Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos. R/. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. R/. Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, R/. ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,

Corazón Inmaculado de María, R/. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia
Corazón de María, vaso del amor más puro
Corazón de María, consagrado íntegro a Dios
Corazón de María, preservado de todo pecado
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención
Corazón de María, esposa del Espíritu Santo
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad
Corazón de María, medianera de todas las gracias
Corazón de María, latiendo al unísono con el Corazón de Jesús
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatífica
Corazón de María, holocausto del amor divino
Corazón de María, abogado ante la justicia divina
Corazón de María, traspasado de una espada
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús
Corazón de María, fortaleza de los cristianos
Corazón de María, refugio de los perseguidos
Corazón de María, esperanza de los pecadores
Corazón de María, consuelo de los moribundos
Corazón de María, alivio de los que sufren
Corazón de María, lazo de unión con Cristo
Corazón de María, camino seguro al Cielo
Corazón de María, prenda de paz y santidad
Corazón de María, vencedora de las herejías
Corazón de María, Reina de Cielos y Tierra
Corazón de María, Madre de Dios y de la Iglesia
Corazón de María, que por fin triunfarás
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, R/. Perdónanos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, R/. Escúchanos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, R/. Ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo

Oremos

Oh Dios, que has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada a tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conformes a sus enseñanzas y cumplir en todo Tu voluntad. Por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.

R/. Amén

  Madre mía amantísima

Acróstico

Madre mía amantísima
En todos los instantes de mi vida
Acordaos de mí, miserable pecador

Acueducto de las divinas gracias
Concededme abundantes lágrimas
Para llorar amargamente mis pecados

Reina de cielos y tierra
Sed mi amparo y defensa
En las tentaciones de mis enemigos

Inmaculada Virgen María, Madre de Dios
Alcanzadme de Vuestro Dulcísimo Hijo
Las gracias que necesito para mi eterna salvación

Abogada y Refugio de los pecadores
Asistidme en el trance de mi muerte
Y abridme las puertas del cielo

  Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre…

  Novena a la Inmaculada

Oración inicial para todos los días:

Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por Ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre. A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.


Primer día

María, Madre de Dios

"Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer" (Ga 4, 4).

Santa María, eres la Madre de Dios. El título más grande y el origen de todas tus demás gracias. Gracias a tu respuesta generosa, el Hijo de Dios se encarnó y nos redimió. Y Tú misma estás elevada en el cielo a la mayor dignidad: «Más que Tú, solo Dios» (Camino 496). Comenzamos hoy la Novena venerándote como Madre de Dios, y dándote gracias por todos tus beneficios.

Oración final: Ave María.

Segundo día

María, Inmaculada

"María dijo al ángel: ¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón?" (Lc 1, 34).

«Eres toda hermosa, y no hay en ti mancha» (San Josemaría, Sto. Rosario, 5º Misterio glorioso). Madre nuestra, Dios te concedió la gracia de nacer Inmaculada, sin mancha de pecado. Y Tú supiste guardar esa gracia toda tu vida, crecer más y más en los amores limpios. Enséñanos a nosotros a vivir muy bien la virtud de la santa pureza.

Oración final: Bendita sea tu pureza.

Tercer día

María, siempre fiel

"Dijo entonces María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró de su presencia" (Lc 1, 38).

Santa María, que siempre cumples la Voluntad de Dios, que siempre eres fiel a cuanto Dios te pide, ayúdanos a nosotros a responder con generosidad a nuestra propia vocación, a ser siempre esclavos del Señor.

Oración final: Acordaos.

Cuarto día

María, esclava del Señor

"Glorifica mi alma al Señor, y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador: porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava" (Lc 1, 46-48).

Tu humildad, Madre nuestra, resalta en todos los textos del Evangelio: en la Anunciación, en la visita a tu prima Santa Isabel, en Belén, en Egipto, en Nazaret, en Caná, en la Cruz… Enséñanos a nosotros a no atribuirnos los méritos que son solamente de Dios, a ser humildes de corazón.

Oración final: Magníficat.

Quinto día

María, enamorada del Señor

"José, como era de la casa y familia de David, subió desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, estando allí, le llegó la hora del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el aposento" (Lc 2, 4-7).

María vivía pendiente de Jesús, vivía enamorada de Dios. «Señora, Madre nuestra, el Señor ha querido que fueras Tú, con tus manos, quien cuidara a Dios: ¡enséñame -enséñanos a todos- a tratar a tu Hijo!» (Forja 84).

Oración final:

Salve, Reina de los cielos
y Señora de los Ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve agraciada doncella
y ruega a Cristo por nosotros.

Sexto día

María, maestra de oración

"María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón" (Lc 2, 19).

La Virgen meditaba todos los sucesos de su vida en su oración: todo lo hablaba con Dios. Así hemos de hacer nosotros: «María, Maestra de oración. -Mira cómo pide a su Hijo, en Caná. Y cómo insiste, sin desanimarse, con perseverancia. –Y cómo logra. –Aprende» (Camino 502).

Oración final: Bajo tu protección.

Séptimo día

María, al pie de la Cruz

"Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena" (Jn 19, 25).

El Amor de nuestra Madre -como todo amor- no se detiene ante el sacrificio. Al contrario, allí se purifica, se enrecia y se acrecienta. Aprendamos de la Virgen a saber amar siempre con obras, aunque en ocasiones nos llegue el sufrimiento: «Admira la reciedumbre de Santa María: al pie de la Cruz, con el mayor dolor humano -no hay dolor como su dolor-, llena de fortaleza. -Y pídele de esa reciedumbre, para que sepas también estar junto a la Cruz» (Camino 508).

Oración final:

Madre del Redentor,
virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del arcángel Gabriel
y ten piedad de nosotros, pecadores.

Octavo día

María, Madre nuestra

"Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Después dice al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa" (Jn 19, 26-27).

«Veo tu Cruz, Jesús mío, y gozo de tu gracia, porque el premio de tu Calvario ha sido para nosotros el Espíritu Santo… Y te me das, cada día, amoroso -¡loco!- en la Hostia Santísima… Y me has hecho ¡hijo de Dios!, y me has dado a tu Madre» (Forja 27). Ahora tenemos por Madre a la Madre de Dios, y nos quiere con locura. Acudamos a Ella con confianza, cada día.

Oración final: Dulce Madre, no te alejes.

Noveno día

María, Reina del cielo

"Una gran señal apareció en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas" (Ap 12, 1).

La Virgen ha sido coronada en el cielo como Reina de todo lo creado: «únete a esa fiesta del Cielo. -Yo, a la Madre de Dios y Madre mía, la corono con mis miserias purificadas, porque no tengo piedras preciosas ni virtudes. -¡Anímate!» (Forja 285). Así lo hacemos: Madre nuestra, yo te quiero ver siempre así, como Reina, Reina del cielo, Reina del mundo, y Reina de mi corazón. Tómalo, tuyo es, mío no.

Oración final: Salve.

  Para pedir la gracia de la buena muerte

Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros, que nos refugiamos en Ti. Oh, refugio de los pecadores, Madre de los agonizantes, no nos abandones en la hora de nuestra marcha, antes bien, alcánzanos un dolor perfecto, una contrición sincera, la remisión de nuestros pecados, la digna recepción del Santísimo Viático, el robustecimiento de la Unción de los enfermos, para que podamos presentarnos sin temor ante el trono del Juez justo, pero misericordioso, Dios y redentor nuestro. Amén.

  Reina del cielo

Alégrate, Reina del cielo; aleluya,
Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.

Ha resucitado, según predijo; aleluya,
Ruega a Dios por nosotros; aleluya.

Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya,
Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya.

Oración: Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el goce de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

  Rosario

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor , Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Abre, Señor, mis labios.
Y mi boca proclamará tus alabanzas.

Ven, oh Dios, en mi ayuda.
Apresúrate, Señor, a socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Modo de rezar los Misterios: Para cada misterio se reza: Padenuestro, 10 Avemarías, Gloria. En el Triduo Pascual, Christus factus.

Después se añade:

María, Madre de Gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
María, Madre de Gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos, Madre nuestra.


Misterios Gozosos

1º. La Encarnación del Hijo de Dios.
2º. La Visitación de nuestra Señora a su prima santa Isabel.
3º. El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén.
4º. La Purificación de nuestra Señora.
5º. El Niño perdido y hallado en el Templo.

Misterios Dolorosos

1º. La Oración del Huerto.
2º. La Flagelación del Señor.
3º. La Coronación de espinas.
4º. La Cruz a cuestas.
5º. Jesús muere en la Cruz.

Misterios Luminosos

1º. El Bautismo de Nuestro Señor en el Jordán.
2º. La autorrevelación en las bodas de Caná.
3º. El Anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
4º. La Transfiguración.
5º. La institución de la Eucaristía.

Misterios Gloriosos

1º. La Resurrección del Señor.
2º. La Ascensión del Señor.
3º. La Venida del Espíritu Santo.
4º. La Asunción de nuestra Señora.
5º. La Coronación de María santísima.

Al terminar los cinco misterios, se reza:

Dios te salve, María, Hija de Dios Padre, llena eres de gracia…
Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo, llena eres de gracia…
Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo, llena eres de gracia…

Letanías

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial. Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo
Dios Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Santa María. Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las vírgenes
Madre de Cristo
Madre de la Iglesia
Madre de la Misericordia
Madre de la divina gracia
Madre de la Esperanza
Madre purísima
Madre castísima
Madre virginal
Madre sin mancha de pecado
Madre inmaculada
Madre amable
Madre admirable
Madre del buen consejo
Madre del Creador
Madre del Salvador
Virgen prudentísima
Virgen digna de veneración
Virgen digna de alabanza
Virgen poderosa
Virgen clemente
Virgen fiel
Espejo de justicia
Trono de sabiduría
Causa de nuestra alegría
Vaso espiritual
Vaso digno de honor
Vaso insigne de devoción
Rosa mística
Torre de David
Torre de marfil
Casa de oro
Arca de la alianza
Puerta del cielo
Estrella de la mañana
Salud de los enfermos
Refugio de los pecadores
Consuelo de los migrantes
Consuelo de los afligidos
Auxilio de los cristianos
Reina de los Ángeles
Reina de los Patriarcas
Reina de los Profetas
Reina de los Apóstoles
Reina de los Mártires
Reina de los Confesores
Reina de las Vírgenes
Reina de todos los Santos
Reina concebida sin pecado original
Reina elevada al Cielo
Reina del Santísimo Rosario
Reina de la familia
Reina de la paz

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten misericordia de nosotros.

Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desoigas nuestras súplicas en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas (y gracias) de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración: Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que por el anuncio del Ángel hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y su Cruz, seamos llevados a la gloria de la resurrección. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Por las necesidades de la Iglesia y del Estado: Padre Nuestro, Avemaría, Gloria.

Por la persona e intenciones del Señor Obispo de esta diócesis: Padre Nuestro, Avemaría, Gloria.

Por las benditas ánimas del Purgatorio: Padre Nuestro, Avemaría.
Descansen en paz. Amén.

  Santa María, socorro de los miserables

Santa María, socorre a los miserables, ayuda a los pusilánimes, consuela a los que lloran, ruega por el pueblo, ayuda al clero, intercede por el devoto sexo, para que todos sientan tu socorro, todos los que celebran tu santa memoria.

  Stabat Mater Dolorosa

La Madre piadosa estaba,
junto a la Cruz, y lloraba
mientras el Hijo pendía.

Su alma triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.

¡Oh cuán triste y afligida
estaba la Madre herida,
de tantos tormentos llena!

Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.

¿Y cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo tanto dolor?

¿Y quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?

Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.

Vio morir al Hijo amado
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.

¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.

Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en Él que conmigo.

Y, porque a amarlo me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.

Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.

Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;

porque acompañar deseo
en la cruz, donde lo veo,
tu corazón compasivo.

¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas
que el llanto dulce me sea;

porque su pasión y muerte
tenga en mi alma de suerte
que siempre sus penas vea.

Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;

porque me inflame y encienda
y contigo me defienda
en el día del juicio.

Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén;

porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.

  Oración a la Virgen de la Salud y de la Esperanza

Virgen de la Salud y de la Esperanza, que manifiestas tu compasión a cuantos solicitan tu ayuda: te ruego me concedas gozar siempre de salud de alma y cuerpo. Haz que viva alegre en medio de las dificultades de esta vida y, purificado de mis pecados, alcance la felicidad del Cielo. Con gran confianza, me acojo a tu protección maternal. No me desampares, no te olvides de mí, Madre de Dios y Madre mía. Atiende favorablemente mis súplicas y concédeme el favor que te pido… (pídase). Así sea.

¡Virgen de la Salud y de la Esperanza, socorro de los enfermos y afligidos, ruega por mí!

A la Virgen de Guadalupe

  Entronización de la Virgen de Guadalupe en el hogar o en el lugar de trabajo

Bendición de la imagen de la virgen

Colocada la Imagen la Virgen en un lugar de honor, el ministro (el sacerdote o diácono, el padre de familia, la madre, o la persona más autorizada de la familia o de las amistades, o bien alguno de los que trabajan en el establecimiento), comienza del siguiente modo:

Nuestro auxilio está en el nombre del Señor.
Que hizo el cielo y la tierra.


Si el ministro es sacerdote o diácono, añade:

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.

Oremos: Omnipotente y Eterno Dios que no prohíbes que sean esculpidas o pintadas las imágenes de los santos, para que, cuantas veces las contemplemos con los ojos del cuerpo, otras tantas meditemos sus ejemplos e imitemos sus virtudes; te pedimos que bendigas y santifiques esta imagen hecha para recordar y honrar a la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe: y concede a cuantos quisiesen venerar y glorificar ante ella, a la Bienaventurada Madre de tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo, que por sus méritos e intercesión, puedan obtener tu gracia en la presente vida y después la gloria eterna. Por Cristo Nuestro Señor.
Amén.

Se rocía la imagen con agua bendita si se dispone de ella y se lleva en procesión la imagen por algunos lugares de la casa o lugar de trabajo, acompañados de algún canto mariano.

Oración de entronización

Se coloca la imagen en el lugar que habrá de ocupar y se dice la oración:

Oremos: Dios Todopoderoso y Eterno, que impulsado por tu infinita misericordia, te dignaste dirigir al mundo desde México una mirada de amor, y viéndolo lleno de sombras y miserias, enviaste a la Inmaculada Virgen María para que fuera Apóstol, Reina y Madre nuestra; te rogamos aceptes propicio la ofrenda que por medio de Ella te hacemos de nuestros corazones, familia y hogar. Y haz, por tu infinita bondad, que establezca aquí Nuestra Santísima Madre de Guadalupe, su trono de clemencia y dispensación; nos vea como hijos suyos, nos mantenga lejos del pecado y de todo mal. Y por su intercesión valiosísima alcancemos el perdón y la paz. Por Jesucristo Señor Nuestro.
Amén.

Acto de consagración

Se rezan cinco Avemarías en memoria de las Cinco Apariciones y luego el siguiente acto de Consagración:

Madre del alma, Virgen Santísima de Guadalupe: con toda la ternura de nuestro corazón, te escogemos hoy por Reina y Soberana y Madre de esta casa y de todo lo que ella contiene: los habitantes y las cosas que poseemos. Recibe, Señora, las llaves de cada puerta; no hay secretos ni reservas para ti. Todo es tuyo. Principalmente nuestros corazones. Tú eres la dueña, la Reina Soberana de este hogar; y nosotros, tus vasallos fieles, tus servidores, tus esclavos. Concédenos en cambio la gracia de amarte, de servirte, de imitarte, de vivir íntimamente contigo y de gozarte en el cielo por toda la eternidad.
Amén.

Oración final

Se reza una Salve frente a la imagen y se termina con la siguiente oración:

¡Salve, Reina de los Mexicanos, Madre Santísima de Guadalupe, Salve! Ruega por tu Nación para conseguir lo que tú, Madre Nuestra, creas más conveniente pedir. Amén.

¡Virgen Santísima de Guadalupe, Reina de México, esperanza nuestra, salva a nuestra Patria y conserva nuestra fe!

  Oración de San Juan Pablo II a la Virgen de Guadalupe

¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.

Esperanza nuestra, míranos con compasión, enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver e Él, mediante la confesión de nuestras culpas y pecados en el Sacramento de la Penitencia, que trae sosiego al alma.

Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos Sacramentos, que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.

Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos, Amén.

  Oración a la Virgen de Guadalupe (I)

Dios de poder y de misericordia, bendijiste las Américas en el Tepeyac con la presencia de la Virgen María de Guadalupe. Que su intercesión ayude a todos, hombres y mujeres, a aceptarse entre sí como hermanos y hermanas.

Por tu justicia, presente en nuestros corazones, reine la paz en el mundo. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

  Oración a la Virgen de Guadalupe (II)

Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades. Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: “Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios”, alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tú eres nuestra dulce esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final. Amén.

  Oración a la Virgen de Guadalupe (III)

Virgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios, Señora y Madre nuestra. Venos aquí postrados ante tu santa imagen, que nos dejaste estampada en la tilma de Juan Diego, como prenda de amor, bondad y misericordia. Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan con inefable ternura: “Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo como a un pequeñito y delicado, ” cuando radiante de hermosura te presentaste ante su vista en el cerro del Tepeyac.

Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras. Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la más tierna, la más compasiva. Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el manto de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe.

Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre. Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades. En los peligros, en las enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros.

  Oración a la Virgen de Guadalupe (IV)

Virgen de Guadalupe, Madre de América. Tiende tu protección sobre todas las naciones del Continente y renueva su fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Suscita propósitos de equidad y rectitud en sus gobernantes. Protege a los hermanos de Juan Diego para que no sufran discriminación. Cuida a los niños. Guarda la unidad de las familias… Que desde esta tu Imagen manifiestes siempre tu clemencia, tu compasión y tu amparo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

  Oración a la Virgen de Guadalupe (V)

Virgen Santísima de Guadalupe, Madre y Reina de nuestra patria. Aquí nos tienes humildemente postrados ante tu prodigiosa imagen. En Ti ponemos toda nuestra esperanza. Tú eres nuestra vida y consuelo. Estando bajo tu sombra protectora, y en tu maternal regazo, nada podremos temer. Ayúdanos en nuestra peregrinación terrena e intercede por nosotros ante tu Divino Hijo en el momento de la muerte, para que alcancemos la eterna salvación del alma. Amén.