Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer


Piezas de la tradición editorial

El autor
Presentación

Como se explica en la Introducción general (parte 3ª), se designan con este nombre unos textos (El Autor, Presentación, Índice de materias e Índice de textos de la Sagrada Escritura) que acompañan a Conversaciones desde el principio, o casi desde el principio. Forman por eso parte del libro, aunque no del texto. Se reproducen a continuación tal y como quedaron fijados en su momento.

El autor

Los datos biográficos sobre el autor se incluyeron en las primeras ediciones como parte de la Presentación. Como se explica en la Introducción general (p. 86), al reelaborar la Presentación después de la erección del Opus Dei como prelatura, y de cara a la decimocuarta edición (1985), se vio oportuno separar esos datos biográficos, dando origen a una nota especial. Aparece así el apartado "El Autor", que se ha mantenido en todas las ediciones posteriores, con el texto entonces decidido y con pequeños retoques para actualizar datos y fechas.
Reproducimos aquí el texto aparecido en la primera edición que se publicó en España después de la canonización de san Josemaría, es decir, la vigesimoprimera, del año 2003.

San Josemaría Escrivá de Balaguer nació en Barbastro (Huesca, España) el 9 de enero de 1902. A la edad de 15 ó 16 años comenzó a sentir los primeros presagios de una llamada divina, y decidió hacerse sacerdote. En 1918 inició los estudios eclesiásticos en el Seminario de Logroño, y los prosiguió a partir de 1920 en el de S. Francisco de Paula de Zaragoza, donde ejerció desde 1922 el cargo de Superior. En 1923 comenzó los estudios de Derecho Civil en la Universidad de Zaragoza, con permiso de la Autoridad eclesiástica, y sin hacerlos simultáneos con sus estudios teológicos. Ordenado de diácono el 20 de diciembre de 1924, recibió el presbiterado el 28 de marzo de 1925.

Inició su ministerio sacerdotal en la parroquia de Perdiguera –diócesis de Zaragoza–, continuándolo luego en Zaragoza. En la primavera de 1927, siempre con permiso del Arzobispo, se trasladó a Madrid, donde desarrolló una incansable labor sacerdotal en todos los ambientes, dedicando también su atención a pobres desvalidos de los barrios extremos, y en especial a los incurables y moribundos de los hospitales. Se hizo cargo de la capellanía del Patronato de Enfermos, labor asistencial de las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón, y fue profesor en una Academia universitaria, a la vez que continuaba los estudios de los cursos de doctorado en Derecho Civil, que en aquella época sólo se tenían en la Universidad de Madrid.

El 2 de octubre de 1928, el Señor le hizo ver con claridad lo que hasta ese momento había sólo presagiado; y san Josemaría Escrivá fundó el Opus Dei. Movido siempre por el Señor, el 14 de febrero de 1930 comprendió que debía extender el apostolado del Opus Dei también entre las mujeres. Se abría así en la Iglesia un nuevo camino, dirigido a promover, entre personas de todas las clases sociales, la búsqueda de la santidad y el ejercicio del apostolado, mediante la santificación del trabajo ordinario, en medio del mundo y sin cambiar de estado.

Desde el 2 de octubre de 1928, el Fundador del Opus Dei se dedicó a cumplir, con gran celo apostólico por todas las almas, la misión que Dios le había confiado. En 1934 fue nombrado Rector del Patronato de Santa Isabel. Durante la guerra civil española ejerció su ministerio sacerdotal –en ocasiones, con grave riesgo de su vida– en Madrid y, más tarde, en Burgos. Ya desde entonces, san Josemaría Escrivá tuvo que sufrir durante largo tiempo duras contradicciones, que sobrellevó con serenidad y con espíritu sobrenatural.

El 14 de febrero de 1943 fundó la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, inseparablemente unida al Opus Dei, que, además de permitir la ordenación sacerdotal de miembros laicos del Opus Dei y su incardinación al servicio de la Obra, más adelante consentiría también a los sacerdotes incardinados en las diócesis compartir la espiritualidad y la ascética del Opus Dei, buscando la santidad en el ejercicio de los deberes ministeriales, y dependiendo exclusivamente del respectivo Ordinario.

En 1946 fijó su residencia en Roma, donde permaneció hasta el final de su vida. Desde allí, estimuló y guió la difusión del Opus Dei en todo el mundo, prodigando todas sus energías para dar a los hombres y mujeres de la Obra una sólida formación doctrinal, ascética y apostólica. A la muerte de su Fundador, el Opus Dei contaba con más de 60.000 miembros de 80 nacionalidades.

San Josemaría Escrivá de Balaguer fue Consultor de la Comisión Pontificia para la interpretación auténtica del Código de Derecho Canónico, y de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades; Prelado de Honor de Su Santidad, y Académico «ad honorem» de la Pontificia Academia Romana de Teología. Fue también Gran Canciller de las Universidades de Navarra (Pamplona, España) y de Piura (Perú).

San Josemaría Escrivá falleció el 26 de junio de 1975. Desde hacía años, ofrecía a Dios su vida por la Iglesia y por el Papa. Fue sepultado en la cripta de la iglesia de Santa María de la Paz, en Roma. Para sucederle en el gobierno, el 15 de septiembre de 1975 fue elegido por unanimidad monseñor Álvaro del Portillo (1914-1994), que durante largos años había sido su más próximo colaborador. El actual Prelado del Opus Dei es monseñor Javier Echevarría, que también trabajó durante varios decenios con san Josemaría Escrivá y con su primer sucesor, monseñor del Portillo. El Opus Dei, que, desde el principio había contado con la aprobación de la Autoridad diocesana y, desde 1943, también con la «appositio manuum» y después con la aprobación de la Santa Sede, fue erigido en Prelatura personal por el Santo Padre Juan Pablo II el 28 de noviembre de 1982: era la forma jurídica prevista y deseada por san Josemaría Escrivá.

La fama de santidad de que el Fundador del Opus Dei ya gozó en vida se ha ido extendiendo, después de su muerte, por todos los rincones de la tierra, como ponen de manifiesto los abundantes testimonios de favores espirituales y materiales que se atribuyen a su intercesión; entre ellos, algunas curaciones médicamente inexplicables. Han sido también numerosísimas las cartas provenientes de los cinco continentes, entre las que se cuentan las de 69 Cardenales y cerca de mil trescientos Obispos –más de un tercio del episcopado mundial–, en las que se pidió al Papa la apertura de la Causa de Beatificación y Canonización de Josemaría Escrivá de Balaguer. La Congregación para las Causas de los Santos concedió el 30 de enero de 1981 el «nihil obstat» para la apertura de la Causa, y Juan Pablo II lo ratificó el día 5 de febrero de 1981.

Entre 1981 y 1986 tuvieron lugar dos procesos cognicionales, en Roma y en Madrid, sobre la vida y virtudes de Josemaría Escrivá. A la vista de los resultados de ambos procesos, y acogiendo los pareceres favorables del Congreso de los Consultores Teólogos y de la Comisión de Cardenales y Obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos, el 9 de abril de 1990 el Santo Padre declaró la heroicidad de las virtudes de Josemaría Escrivá, que recibió así el título de Venerable. El 6 de julio de 1991 el Papa ordenó la promulgación del Decreto que declara el carácter milagroso de una curación debida a la intercesión del Venerable Josemaría Escrivá, acto con el que concluyeron los trámites jurídicos previos a la beatificación del Fundador del Opus Dei, celebrada en Roma el 17 de mayo de 1992, en una solemne ceremonia presidida por el Santo Padre, Juan Pablo II, en la Plaza de San Pedro. Desde el 21 de mayo de 1992 su cuerpo reposa en el altar de la iglesia prelaticia de Santa María de la Paz, en la sede central de la Prelatura del Opus Dei, continuamente acompañado por la oración y el agradecimiento de numerosas personas de todo el mundo que se han acercado a Dios atraídas por el ejemplo y las enseñanzas del Fundador del Opus Dei.

Después de aprobar, el 20 de diciembre de 2001, un decreto de la Congregación para las Causas de los Santos sobre un milagro atribuido a su intercesión y de oír a los Cardenales, Arzobispos y Obispos reunidos en Consistorio el 26 de febrero de 2002, el Santo Padre Juan Pablo II canonizó a Josemaría Escrivá el 6 de octubre de 2002.

Entre sus escritos publicados se cuentan, además del estudio teológico jurídico La Abadesa de Las Huelgas, libros de espiritualidad que han sido traducidos a numerosos idiomas: Camino, Santo Rosario, Es Cristo que pasa, Amigos de Dios, Via Crucis, Amar a la Iglesia, Surco y Forja, los cinco últimos publicados póstumamente. Recogiendo algunas de las entrevistas concedidas a la prensa se ha publicado el libro Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer.

Presentación

Desde la primera edición, el libro incluía una Presentación en la que se explicaban sus características generales, se ofrecían algunos datos sobre la vida de san Josemaría y se informaba brevemente sobre la realización de las diversas entrevistas y su contenido (cfr. Introducción general, pp. 75-78). Al preparar la decimocuarta edición, poco después de la erección del Opus Dei como prelatura personal, se reelaboró la Presentación, incluyendo algunas explicaciones sobre ese cambio jurídico y sus implicaciones, y separando, para constituir un apartado especial (El Autor), los datos biográficos sobre san Josemaría (cfr. Introducción general, pp. 84-86). Hasta ese momento, la Presentación apareció sin firma; posteriormente, en 1996 (cfr. Introducción general, p. 87), se consideró oportuno que apareciera firmada por alguno de los autores; concretamente, quien había procedido a la reelaboración de 1982.
Reproducimos aquí el texto tal y como aparece en la vigesimoprimera edición española, del año 2003.

Se recogen en este libro los textos de algunas entrevistas concedidas por san Josemaría Escrivá de Balaguer a periodistas de diversas nacionalidades entre 1966 y 1968. Se incluye también el texto de una homilía pronunciada en 1967 por el Fundador del Opus Dei en la Universidad de Navarra (España), con ocasión de la Asamblea de Amigos de la Universidad, a la que asistieron más de 40.000 personas procedentes de España, Italia, Alemania, Francia, Portugal y otros países europeos. La homilía expresa, con otro lenguaje pero de una manera igualmente clara y directa, algunos de los aspectos centrales del espíritu que respiran todas las respuestas dadas por san Josemaría en las diversas entrevistas.

Para muchas personas, el nombre de Josemaría Escrivá de Balaguer está ligado a un libro, Camino, que ha sido llamado el Kempis de los tiempos modernos. Camino, en efecto, es un best seller de la literatura espiritual. Publicado por vez primera en 1934 con el título de Consideraciones espirituales, ha alcanzado ya más de 300 ediciones en 41 idiomas diversos y su tirada supera los cuatro millones de ejemplares. En los consejos llenos de espíritu sobrenatural que componen el libro, gente de los más diversos ambientes de la sociedad ha descubierto el modo de vivir una vida de unión con Dios, en medio del mundo.

Para quienes conocen la vida de la Iglesia, el nombre de san Josemaría Escrivá de Balaguer evoca inmediatamente, sobre todo, el Opus Dei, que, desde su fundación en 1928, ha venido a recordar a los cristianos que la santidad no es cosa para privilegiados, que pueden ser divinos todos los caminos de la tierra. Ha quedado abierto así un cauce para que los hombres y mujeres que viven en el mundo, personas corrientes, busquen eficazmente la santidad y ejerzan el apostolado, con una dedicación auténtica y plenamente secular, con un espíritu específicamente laical.

La importancia del Opus Dei como fenómeno pastoral en la Iglesia, y también como fenómeno sociológico, resulta evidente hoy a los ojos de todos. Al fallecer san Josemaría el 26-VI-1975, el Opus Dei estaba extendido por los cinco continentes y contaba con más de 60.000 miembros de 80 nacionalidades. El 15-IX-1975 fue elegido para sucederle Mons. Álvaro del Portillo, su más cercano colaborador durante 40 años. Al mismo tiempo que seguía impulsando la expansión del Opus Dei y que mantenía fidelísimamente el espíritu del Fundador, Mons. del Portillo continuó los trabajos –ya iniciados por san Josemaría Escrivá con el aliento de Pablo VI– que tenían como fin dar al Opus Dei la forma jurídica adecuada a su carisma fundacional y a su realidad social.

Concluyeron estos trabajos con la promulgación, el 19-III-1983, de la Constitución Apostólica Ut sit de 28-XI-1982, con la que Juan Pablo II erigió la Prelatura del Opus Dei, tal como había deseado muchos años atrás san Josemaría Escrivá. La situación jurídica del Opus Dei es, por tanto, la de una Prelatura personal, con Estatutos propios y de ámbito universal, perteneciente a la organización pastoral y jerárquica de la Iglesia, y con su sede central en Roma. El Opus Dei comprende también la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, como asociación de clérigos intrínseca e inseparable de la Prelatura.

A lo largo de este volumen, se recogen, de labios de su Fundador, varias explicaciones del Opus Dei y numerosas descripciones de algunos de sus aspectos jurídicos y organizativos fundamentales. Esas afirmaciones sólo pueden comprenderse en su pleno sentido si se tiene presente cuanto acabamos de afirmar: que el Opus Dei se encontraba entonces en una situación jurídica inapropiada y que Mons. Escrivá de Balaguer no podía usar, aunque a veces la diera a entender, la terminología adecuada a la actual forma jurídica, que ya preveía, pero a la que aún no se había llegado. En concreto, aparecerán a lo largo de este volumen términos como Asociación y socios para referirse al Opus Dei y a los fieles de esta Prelatura personal; o el de Presidente General para designar al Prelado, etc. Por este motivo, además de estas explicaciones preliminares, se ha visto conveniente también introducir a lo largo del texto algunas breves notas explicativas a pie de página.

Hay que señalar que la dificultad de tener que utilizar una terminología jurídica que no era acorde con la realidad de las cosas es superada por el don de lenguas que poseía san Josemaría; y, por tanto, el lector puede sacar de sus respuestas, además de muchos criterios claros sobre temas actuales de la vida de la Iglesia y de la sociedad, un extenso y profundo conocimiento de la realidad espiritual, pastoral y jurídica del Opus Dei. Sin embargo, la lectura será aún más provechosa si se posee un previo conocimiento del status jurídico actual de esta institución, al que implícitamente se alude en algunas de las respuestas de san Josemaría Escrivá de Balaguer. Esta es la razón de los párrafos que siguen.

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Desde su erección, la Prelatura del Opus Dei está constituida por un Prelado –que es su Ordinario propio–, por el clero o presbiterio de la Prelatura, que son los sacerdotes incardinados en el Opus Dei, y por los seglares que libremente se han incorporado.

Los laicos de la Prelatura son hombres y mujeres, solteros y casados, de toda raza y condición social; sin límite alguno por razones de salud, de edad avanzada, o por circunstancias familiares o profesionales, etc. Los sacerdotes del presbiterio de la Prelatura provienen de los laicos del Opus Dei, que reciben las Sagradas Ordenes después de haber cursado los estudios eclesiásticos necesarios. Por tanto, no se sustraen a ninguna diócesis sacerdotes ni candidatos al sacerdocio.

Para todos los fieles (clérigos y laicos) que pertenecen al Opus Dei la vocación es la misma y única: se trata de una vocación cristiana plena, por la que asumen, de manera adecuada a las distintas circunstancias y al propio estado personal, los mismos compromisos ascéticos y formativos. Asimismo, todos los fieles de la Prelatura participan plenamente en el peculiar apostolado que desarrolla el Opus Dei.

La Prelatura del Opus Dei constituye una unidad pastoral orgánica e indivisible, y lleva a cabo su labor apostólica –entre hombres y mujeres de toda condición– bajo el gobierno y la dirección de su Ordinario propio, el Prelado del Opus Dei, ayudado por sus Vicarios. Cooperan en el ejercicio de las funciones del Prelado unos Consejos, que están formados por clérigos y laicos. Al frente de la Prelatura en cada país hay un Vicario Regional, al que también asisten unos Consejos en su labor de gobierno.

El Prelado tiene una potestad ordinaria de régimen o de jurisdicción, para la específica misión pastoral y apostólica de la Prelatura. Esta potestad no interfiere con la ordinaria cura pastoral de los fieles que compete a los Obispos diocesanos. Además del régimen del propio clero, lleva consigo la dirección general de la formación y de la atención espiritual y apostólica que reciben los laicos incorporados al Opus Dei, con vistas a una intensa dedicación al servicio de la Iglesia. Los laicos, por tanto, están bajo la jurisdicción del Prelado en lo que se refiere al cumplimiento de los compromisos que han asumido al incorporarse a la Prelatura.

Los fieles de la Prelatura del Opus Dei son personas que desean llevar una vida plenamente cristiana, buscando la santidad y ejerciendo el apostolado, en su propio estado y en su propio trabajo en medio de la sociedad civil. La incorporación a la Prelatura del Opus Dei se hace por medio de un vínculo de carácter contractual, mutuo y estable, entre la Prelatura y el fiel laico que libremente desea incorporarse.

La Prelatura se compromete a ofrecer a sus fieles una asidua formación doctrinal religiosa, espiritual, ascética y apostólica, así como la necesaria atención pastoral específica por parte de los sacerdotes del presbiterio del Opus Dei.

Por su parte, los fieles del Opus Dei se obligan a poner en práctica los compromisos ascéticos, formativos y apostólicos que se especifican en el derecho particular de la Prelatura; a cumplir las normas disciplinares que rigen la vida del Opus Dei; y a sostenerse –y mantener a su familia, si es el caso– por medio de su propio trabajo profesional, con el que contribuirán también, en la medida de sus posibilidades, a sostener las labores formativas y apostólicas de la Prelatura.

En el Opus Dei se da la misma variedad de fieles que en las demás estructuras jurisdiccionales de carácter secular (por ejemplo, una diócesis): sacerdotes y laicos, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, solteros y casados, personas de cualquier condición social y de cualquier profesión honrada. El estado de vida propio de cada uno y su condición canónica de comunes fieles seculares no se ven modificados por la incorporación al Opus Dei.

La misión de la Prelatura del Opus Dei es doblemente apostólica o pastoral. De una parte, la Prelatura desarrolla su propia labor pastoral, para atender y sostener a sus fieles en el cumplimiento de sus compromisos. De otra parte, la Prelatura –presbiterio y laicado, conjunta e inseparablemente unidos– lleva a cabo el apostolado específico de difundir, en todos los ambientes de la sociedad, una profunda toma de conciencia de la llamada universal a la santidad y al apostolado, y, más concretamente, del valor santificante del trabajo profesional ordinario.

Por otro lado, algunos fieles del Opus Dei, junto con otras muchas personas también no católicos , suscitan en todo el mundo, movidos por su amor a la Iglesia y su deseo de servir a la sociedad, variadas iniciativas de carácter apostólico. En ocasiones, la Prelatura del Opus Dei, en cuanto tal, les presta una asistencia pastoral específica, asegurando la oportuna atención espiritual de los destinatarios de esas actividades que libremente la deseen. Son siempre labores con fin apostólico, realizadas de un modo profesional y laical, perfectamente insertadas en el tejido social en el que nacen, para cooperar en su desarrollo humano y cristiano.

Además, intrínseca e indisolublemente unida a la Prelatura del Opus Dei, existe la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, que tiene como fin difundir entre los demás clérigos seculares el carisma fundacional del Opus Dei.

El Prelado del Opus Dei es, a la vez, Presidente General de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Son miembros ipso iure todos los sacerdotes incardinados en la Prelatura; y pueden ser admitidos, como socios, otros sacerdotes seculares que siguen incardinados en sus diócesis respectivas y continúan bajo la jurisdicción exclusiva de su propio Obispo, que es su único Superior.

La Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz se propone fomentar la santidad de los sacerdotes –finalidad alabada y estimulada por el Concilio Vaticano II en el Decreto sobre los presbíteros y por el Código de Derecho Canónico (c. 278 §2)– en el ejercicio de su propio ministerio, para lo que les proporciona una atención espiritual y ascética que les lleva, entre otras cosas, a mantener una disponibilidad ejemplar ante los requerimientos de sus Ordinarios y las necesidades diocesanas.

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El desarrollo del Opus Dei y la influencia de su espíritu y de sus apostolados en la vida de la Iglesia y del mundo explican el interés que despierta en la opinión pública. De este interés nació la iniciativa de varias revistas y periódicos de dirigir unas preguntas al Fundador del Opus Dei, afrontando los temas de mayor importancia para los respectivos lectores. San Josemaría contestó por escrito y exhaustivamente a las preguntas que se le habían formulado.

Pedro Rodríguez, director de la revista Palabra (Madrid), se entrevistó con san Josemaría Escrivá, que contaba entre sus títulos el de Doctor en Teología y miembro de la Academia Teológica Romana, para recoger su autorizada opinión acerca de algunos de los problemas más importantes de la Iglesia en nuestro tiempo. La situación actual del catolicismo, el apostolado de los laicos, la presencia del sacerdote entre los hombres, la animación cristiana de lo temporal, son algunos de los temas tratados en esta entrevista. En ella se muestra, a la vez, el papel que el Opus Dei desarrolla en la Iglesia y en el mundo y se glosan algunos rasgos de su espíritu. Una nota dominante de toda esa larga conversación es el sentido de la Iglesia que manifiesta, y que llevaba a san Josemaría Escrivá a captar las necesidades propias del momento y a afrontarlas con espíritu apostólico. Muy unido a esa actitud se encuentra el sentido del pluralismo, que se alimenta no sólo del respeto por los derechos y por la libertad de la Iglesia, sino de la fe en la acción de Dios, que guía a la Iglesia, distribuyendo, con una variedad inagotable, sus dones y carismas.

Las ideas expuestas en esta primera entrevista ofrecen al lector el marco en que se encuadran las preguntas, más concretas y particulares, de las tres entrevistas que siguen, realizadas por Peter Forbath, Jacques Guillemé-Brûlon y Tad Szulc, corresponsales de Time, Le Figaro y The New York Times, respectivamente. Los tres periodistas formulan sus preguntas pensando en los millones de lectores de dos diarios y un semanario de los más difundidos en Estados Unidos y en Francia; los temas son tratados desde una perspectiva de actualidad, muchas veces con referencias a personas y hechos de la vida política internacional, para ofrecer al público un marco familiar que le facilite adentrarse en cuestiones más profundas, de naturaleza espiritual y apostólica, e incluso específicamente teológica y canónica. El espíritu y el apostolado del Opus Dei son también el tema central de la entrevista concedida a L'Osservatore della Domenica. En el semanario vaticano la perspectiva del momento actual de la Iglesia preside el largo diálogo, cuya publicación fue cuidada por Enrico Zuppi, director del semanario, y Antonino Fugardi, miembro de la redacción.

La entrevista del diario parisino Le Figaro fue publicada el 16 de mayo de 1966 y es, por tanto, la primera en orden cronológico de las que se incluyen en este libro; las realizadas por Peter Forbath y Tad Szulc son inéditas, pues sirvieron como background material en la elaboración de diversos servicios periodísticos.

Otra de las entrevistas se refiere a un terna especializado: el de la Universidad. Aquí san Josemaría Escrivá de Balaguer expresa no sólo sus criterios apostólicos de Fundador del Opus Dei, sino también sus personales opiniones sobre un tema que siempre le interesó y al que, además, contribuyó poderosamente, tanto de un modo personal –era, entre otras cosas, Consultor de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades– como a través de la actividad de los fieles del Opus Dei. Una de las primeras labores apostólicas que impulsó fue precisamente la Residencia de Estudiantes de Ferraz en Madrid, durante la segunda República española: se trataba de un colegio universitario, concebido como auxiliar de la labor docente, para conseguir una formación integral de los estudiantes; desde entonces, este tipo de institución educativa se ha extendido con profusión en los más diversos países. Otra labor educativa de gran importancia es la Universidad de Navarra, de la que san Josemaría fue Gran Canciller; creada en 1952, ha alcanzado renombre y repercusión mundial. Por su estructura residencial, su intento de fundir la tradición anglosajona con la latina, el rigor científico de sus enseñanzas e investigaciones, la internacionalidad de su alumnado y de su cuerpo docente, la Universidad de Navarra constituye una experiencia de primera importancia. Conocedor del interés que san Josemaría prestaba a los temas educacionales, el director de la revista estudiantil Gaceta Universitaria, Andrés Garrigó, le dirigió la serie de preguntas que componen la entrevista que recogemos.

La última entrevista, concedida a Pilar Salcedo, directora de Telva (Madrid), una de las más conocidas revistas femeninas de lengua castellana, afronta con gran riqueza de síntesis y con agudos detalles de buen humor los problemas que la sociedad plantea a la mujer y a la familia. Son palabras concretas, cordiales, que tienen en cuenta no sólo los principios de una sociología familiar, sino, además, las cuestiones del momento, la vida del hogar, la participación activa de la mujer en el trabajo social y en la plenitud de la vida de la Iglesia.

Teniendo presente las precisiones hechas anteriormente sobre la distinta situación jurídica en que se encontraba el Opus Dei cuando san Josemaría Escrivá de Balaguer concedió estas entrevistas, el conjunto de los textos incluidos en este libro permite obtener un amplio panorama de algunos aspectos que integran el espíritu, la estructura y el fin apostólico del Opus Dei, y de facetas características de la personalidad de su Fundador.

Los lectores podrán observar en las palabras de san Josemaría Escrivá dos notas relevantes: espíritu sobrenatural y cordialidad humana. Queremos, por eso, acabar esta presentación subrayando una de las ideas centrales de estas conversaciones con el Fundador del Opus Dei: su amor a la libertad, que se manifestaba a la vez en la tenacidad de quien defiende los ideales en los que cree, y en una inagotable capacidad de comprensión y de convivencia.


Manuel Cabello