Y dicho el himno salieron al monte del Olivar. Entonces Jesús les dijo: "Todos vosotros padeceréis escándalo en mí esta noche. Porque escrito está: Heriré al Pastor, y se descarriarán las ovejas del rebaño. Mas después que resucitare, iré delante de vosotros a la Galilea". Respondió Pedro y le dijo: "Aunque todos se escandalizaren en ti, yo nunca me escandalizaré". Jesús le dijo: "En verdad te digo que esta noche, antes que cante el gallo, me negarás tres veces". Pedro le dijo: "Aunque sea menester morir yo contigo, no te negaré". Y todos los otros discípulos dijeron lo mismo. (vv. 30-35)
Orígenes, in Matthaeum, 35
Enseñaba el Señor a los discípulos que habían recibido el pan de bendición, comido el cuerpo del Verbo y bebido el cáliz de acción de gracias, que por estos dones debían entonar un himno a su Padre; por esto se afirma: "Y dicho el himno, salieron al monte de los Olivos". Para que de lo alto pasasen a lo alto, porque el fiel no puede hacer cosa alguna en el llano.
Beda.
Sabia y magníficamente conduce el Señor a sus discípulos al monte de los Olivos, después de haberles administrado el sacramento de su cuerpo y de su sangre, y de recomendarlos a su Padre con el himno de piadosa intercesión, para señalarnos simbólicamente que por la acción de sus Sacramentos, y por su intercesión debemos ascender a virtudes más altas, y a los dones y carismas del Espíritu Santo, con los que dulcísimamente está perfumado nuestro corazón.
Rábano.
También puede entenderse aquel himno que el Señor cantaba, según San Juan, dando gracias a su Padre; en el que rogaba, con los ojos elevados al cielo, por sí mismo, por sus discípulos y por aquéllos que habían de creer en El, por las palabras de los mismos.
Glosa.
Esto es lo que dice el Salmo ( Sal 21): "Comerán los pobres, y se saciarán y alabarán al Señor", etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, 82, 2
Oigan todos, los que (semejantes a los puercos) sólo se preocupan en solazarse en la comida y terminar con la embriaguez, en lugar de levantarse de la mesa con la acción de gracias; oigan también los que no escuchan la última oración en los sagrados misterios: la última oración (de la Misa) es figura de aquel himno. Dio gracias, pues, antes de administrar los sagrados misterios a sus discípulos, para enseñarnos también a dar gracias, dijo el himno, después que comió, para que nosotros hagamos lo mismo.
San Jerónimo
Según este ejemplo del Salvador, todo aquél que estuviese satisfecho del pan de Cristo y embriagado con su sangre, puede alabar a Dios y subir al monte de los Olivos, en donde está el premio de los trabajos, el consuelo del dolor y el conocimiento de la verdadera luz.
San Hilario, in Matthaeum, 30
Por esto se manifiesta también, que una vez consumadas todas las virtudes de los divinos misterios, los hombres serán elevados a la gloria celestial con un gozo y alegría común.
Orígenes, in Matthaeum, 35
Muy oportunamente es elegido el monte de la misericordia, en donde había de manifestar la debilidad escandalosa de los discípulos; preparado ya entonces a no rechazar a los discípulos que se separasen, sino a recibir los que volviesen. Por esto sigue: "Entonces Jesús les dijo: todos vosotros padeceréis escándalo en mí esta noche".
San Jerónimo
Les predice lo que han de padecer, para que cuando esto suceda, no desesperen de la salvación, sino que se salven haciendo penitencia.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, 82, 2
En lo cual nos da a conocer lo que fueron sus discípulos antes de la pasión y después de ella, porque los que no podían estar con Cristo (cuando era crucificado) después de su muerte eran más fuertes que el diamante. La huida, pues, de sus discípulos y su temor, son una demostración de la muerte de Cristo, para confusión y vergüenza de los marcionistas. Porque si no fue apresado ni crucificado, ¿cómo y por qué se apoderó tan gran temor de San Pedro y de los demás apóstoles?
San Jerónimo
Y añade claramente: "Esta noche", porque a la manera de los que se embriagan, que prefieren la noche, así los que se escandalizan huyen de la luz y buscan las tinieblas.
San Hilario, in Matthaeum, 30
La fe de esta predicción estaba fundada en la autoridad de una antigua profecía; por esto añade: "Porque escrito está: heriré al Pastor y se descarriarán las ovejas del rebaño".
San Jerónimo
Lo mismo que, con diversas palabras, y hablando de Dios en la persona del profeta, Zacarías manifiesta diciendo: "Hiere al Pastor, y las ovejas se descarriarán ( Za 13, 7)". El Pastor bueno es herido, para que dé su alma por sus ovejas, y de muchos rebaños de errores, resulte un solo rebaño y un solo pastor.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.82, 2
Cita, pues, esta profecía, aconsejándoles, al mismo tiempo que crean siempre lo que está escrito, manifestando a la vez, que iba a ser crucificado por determinación de Dios, y revelando en todos conceptos, que El no era ajeno al Antiguo Testamento, y a aquel Dios que en él se anunciaba. Sin embargo, no quiso que continuasen apesadumbrados, y les vaticina cosas alegres, diciendo: "Mas después que resucitare iré delante de vosotros a la Galilea". Después de su resurrección no se apareció a ellos inmediatamente en el cielo, ni eligió un lugar lejano para aparecérseles, sino los mismos lugares y hasta las personas mismas, para que con esto comprendiesen que Aquél que había expirado en el patíbulo de la cruz, era el mismo que resucitó. Por esto les asegura que El irá también a Galilea, para que, libres del temor de los judíos, creyesen lo que les decía.
Orígenes, in Matthaeum, 35
Les predice también, que los que se separan un poco escandalizándose, nuevamente se reunirán cuando resucite Jesucristo y vaya delante de ellos a la Galilea de los gentiles. O de otro modo, si alguno pregunta cómo se escandalizan sus discípulos después de tantas señales y prodigios, sepa que quiere demostrar, por medio de esto, que así como ninguno puede llamar Dios a Jesús, sino en el Espíritu Santo, así ninguno puede vivir sin escandalizarse (o estar libre de escándalos), sino por el Espíritu Santo. Cuando se cumplía esto, que anunciaba Jesucristo: "Todos vosotros padeceréis escándalo en mí esta noche", todavía no había venido el Espíritu Santo, puesto que Jesucristo aun no había sido glorificado. Pero nosotros, después de haber confesado a Jesucristo Nuestro Señor, en el Espíritu Santo, si después nos escandalizamos o lo negamos, no tenemos excusa. Y aquéllos se escandalizaron, como quiera que todavía estaban en las tinieblas de la noche. Mas de nosotros se alejó la noche con su oscuridad, y vino el día con su luz. Todavía más. Aquéllos se escandalizaron en aquella noche, porque el Padre no perdonó a su único Hijo, sino que lo entregó para padecer por nosotros, a fin de que las ovejas del rebaño que padezcan escándalo, se alejen para poco tiempo. Y luego Cristo, que va delante a Galilea, reúna o congregue a todos los que quieran seguirle, como el pueblo gentil que de las tinieblas del error fue sacado a la luz de la fe.
San Hilario, in Matthaeum, 30
Pero San Pedro entre tanto, arrastrado por el afecto y amor de Jesucristo, sin atender a la debilidad de su carne, ni dar fe a las palabras del Salvador, como si no hubiera de realizarse lo que había dicho: "Respondió Pedro y dijo: Aunque todos", etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 82, 3
¿Qué dices, oh Pedro? El profeta vaticinó la dispersión de las ovejas ( Za 13, 7), y Jesucristo confirmó la profecía. Tú, sin embargo, replicas: de ningún modo. Cuando dijo: uno de vosotros me entregará ( Mt 26, 21), temías ser el traidor, aunque de nada te acusaba la conciencia. Ahora terminantemente anuncia que todos os escandalizaríais y le contradices. Pero como había sido sacado de la ansiedad que tenía, acerca de la traición, confiado de lo demás decía: "Yo nunca me escandalizaré".
San Jerónimo
No había, sin embargo, ni mentira ni temeridad en el Apóstol San Pedro, sino una fe y amor ardentísimo hacia el Señor nuestro Salvador.
Remigio
Lo que Jesucristo dice como profeta, San Pedro lo niega como amante. En lo que se nos enseña moralmente, que cuanto confiamos en el ardor de la fe, tanto debemos temer en la fragilidad de la carne. Sin embargo, Pedro parece digno de censura, porque contradijo, porque se antepuso a los demás y porque todo se lo atribuyó a sí mismo, confiado en la fortaleza de su perseverancia. Para curar esto en él, permitió su caída, no impulsándole para que negara, sino dejándolo abandonado a sus propias fuerzas, y convenciendo de fragilidad a la humana naturaleza.
Orígenes, in Matthaeum, 35
Los otros discípulos se escandalizaron en Jesús, pero San Pedro lo hizo a tal punto que negó hasta tres veces. Por esto sigue: "Y Jesús le dijo: en verdad te digo, que esta noche, antes que cante el gallo me negarás tres veces".
San Agustín, de consensu evangelistarum 3, 2
Pueden causar extrañeza y aun mover la curiosidad las diversas palabras y sentencias de los evangelistas acerca de que, avisado Pedro, alardeó presuntuosamente que moriría con el Señor o por el Señor. De manera que fuerzan se entienda haber expresado Pedro esta presunción en diferentes ocasiones con Cristo; y que tres veces el Señor le respondió que su triple negación precedería al canto del gallo. Del mismo modo, después de su resurrección le pregunta tres veces si le ama, y otras tantas le manda apacentar sus ovejas. ¿Qué hay, pues, en las palabras de San Mateo, o en sentencias semejantes a aquellas, o en las que, según San Juan ( Jn 13) o San Lucas ( Lc 22), Pedro dio a conocer su presunción? San Marcos ( Mc 14, 30), a la verdad, hace conmemoración de esto casi con las mismas palabras que San Mateo; si no es que expresa más distintamente que el Señor había manifestado cómo sucedería. "En verdad te digo, que tú, hoy, en esta misma noche, antes que el gallo haya dado dos cantos, me has de negar tres veces"; por lo cual parece a algunos pocos reflexivos, que Marcos no está conforme con los otros evangelistas. Triple es toda la negación de Pedro. Si, pues, ésta empezase después del primer canto del gallo, aparecerían con nota de falsedad los tres evangelistas que afirman que el Señor dijo que antes del canto del gallo Pedro le negaría. Además, si Pedro hiciera toda la negación antes de que el gallo comenzara a cantar, vanamente afirmaría Marcos que el Señor había penetrado lo que sucedería, es decir, que antes de los dos cantos del gallo lo negaría tres veces. Pero como quiera que aquella triple negación empezó antes del primer canto del gallo, los tres evangelistas atendieron, no a cuándo había de completarla, sino a cuántas habían de ser y cuándo habían de comenzar, esto es, antes del canto del gallo. Aunque podría entenderse que la negación ya estaba realizada en Pedro antes del primer canto del gallo, puesto que antes del canto del gallo era tan grande el temor que ofuscaba su mente que pudo conducirle a las tres negaciones. Mucho menos, por lo tanto, debe hacer dudar que la triple negación, con las tres voces del que niega, que comienza antes del canto del gallo, no termina antes del primer canto del gallo. Es como si a alguno se le dijese: Antes de cantar el gallo me escribirás una carta, en la que me injuriarás tres veces. La predicción no sería falsa porque empezara a escribirle antes de cantar el gallo, y la terminara después del primer canto.
Orígenes, in Matthaeum, 35
Preguntarás acaso si era posible que San Pedro no se escandalizase, habiendo dicho el Salvador que todos se escandalizarían respecto de El ( Mt 26, 31); a lo que alguno contestará que era necesario se realizase lo que había predicho el Salvador. Pero otro dice, que quien hizo, rogado por los Ninivitas, que no se realizase la predicción de Jonás ( Jon 3), podía también evitar el escándalo de San Pedro por su petición. Sin embargo su promesa, audaz por efecto de la vehemencia de su afecto, pero también imprudente, fue la causa, no sólo de su escándalo, sino de su triple negación. Mas después de haber jurado, replicará alguno que no era posible el que dejase de negarle. Pues si Jesucristo juraba diciendo "En verdad" ( Amén), ciertamente hubiese mentido diciendo: "En verdad te digo" si Pedro hubiese estado en lo cierto al decir "no te negaré". Parécenme los demás discípulos meditando en lo primero que les había dicho: "Todos vosotros sufriréis escándalo". Pero en cuanto a aquello que dijo a San Pedro: "En verdad te digo", etc., a él solo lo anunciaba igualmente, toda vez que los demás no estaban comprendidos en aquella profecía. Por esto sigue: "Pedro le dijo: Aunque sea menester morir yo contigo, no te negaré". Del mismo modo dijeron todos los demás discípulos. Tampoco sabe San Pedro lo que dice aquí; no había de morir con Jesús, que moría por todos los hombres, puesto que todos vivían en el pecado, y todos necesitaban que otro muriese por ellos, y no ellos por los demás.
Rábano
San Pedro entendía que el Señor había predicho que le negaría por el temor de la muerte, y por lo mismo replicaba que aun cuando le amenazase peligro de muerte, de ningún modo podría separarse de su fe. Del mismo modo los otros apóstoles por el afecto de su corazón no temían el peligro de muerte, pero su humana presunción fue vana sin la protección divina.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 82, 3
Opino que San Pedro dijo aquellas palabras por ambición y por jactancia, y por eso cayó. Porque ya en la cena disputaban cuál de ellos sería el mayor; tal alucinación les producía ya el vano deseo de gloria y Jesucristo, deseando librarle de estas pasiones le retiró su auxilio. Véase cómo, aleccionado por esto, habla a Cristo con mayor humildad después de la resurrección y no vuelve a replicarle. Todo esto lo perfeccionó aquella caída. Pues antes, todo se lo atribuía a sí mismo, habiendo debido decir más bien: yo no te negaré si me ayudas con tu favor. Por el contrario, manifiesta después que todo debe atribuirse a Dios: "¿por qué os fijáis en nosotros, dice, ( Hch 3) como si hubiésemos hecho andar a éste en virtud de nuestro propio mérito?". He aquí, por tanto, la gran lección que se nos da, a saber, la insuficiencia del humano deseo destituido o privado del auxilio divino.