Catena Áurea

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"Que si tu mano te es ocasión de escándalo, córtala: más te vale el entrar manco en la vida eterna que tener dos manos e ir al infierno, al fuego inextinguible: en donde el gusano que les roe, o remuerde su conciencia, nunca muere, y el fuego que los quema nunca se apaga. Y si tu pie te hace ocasión de pecado, córtale; más te vale entrar cojo en la vida eterna, que tener dos pies y ser arrojado al infierno, al fuego inextinguible donde el gusano que los roe nunca muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu ojo te sirve de escándalo, o tropiezo, arráncale: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que tener dos ojos y ser arrojado al fuego del infierno, donde el gusano que los roe nunca muere, ni el fuego jamás se apaga. Porque la sal con que todos ellos, víctimas de la divina justicia, serán salados es el fuego: así como todas las víctimas deben, según la ley, de sal rociadas. La sal de suyo es buena; mas si la sal perdiere su sabor, ¿con qué la sazonaréis? Tened siempre en vosotros sal de sabiduría y prudencia, y guardad así la paz entre vosotros". (vv. 42-49)


Beda, in Marcum, 3, 39
Después de enseñarnos el Señor que no debemos escandalizar a los que creen en El, nos advierte con cuánto cuidado debemos evitar a los que nos escandalizan, esto es, que nos llevan con su palabra y su ejemplo a la ruina del pecado. "Que si tu mano te es ocasión de escándalo, córtala".

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom., 59, 4
No habla de nuestros miembros sino de los amigos íntimos, de los que nos servimos como de los miembros, no habiendo nada tan perjudicial como una mala compañía.

Beda, in Marcum, 3, 39
Llama nuestra mano al amigo necesario, de quien nos valemos diariamente, pero si el tal quisiera dañar nuestro espíritu, deberemos excluirle de nuestra compañía, porque si queremos tener parte en esta vida con un ser perdido, juntamente con él pereceremos en la otra. "Más te vale el entrar manco en la vida", etc.

Glosa
Dice manco, esto es, privado del auxilio de algún amigo, porque mejor es ir sin amigo a la vida, que ir con él al infierno.

Pseudo - Jerónimo
O de otro modo: más te vale el entrar manco en la vida, es decir, sin la codiciada primacía, que teniendo dos manos ir al fuego eterno. Las dos manos de la primacía son la humildad y la soberbia, sujetad ésta y tendréis la primacía de la humildad.

Pseudo-Crisóstomo
He aquí el testimonio profético de Isaías: "Cuyo gusano no muere nunca, y cuyo fuego jamás se apagará" ( Is 66, 24). Pero no es del gusano material del que habla, sino del gusano de la conciencia que remuerde al que no ha obrado el bien. Cada cual será su propio acusador, recordando lo que hizo en la vida mortal, y por eso su gusano no morirá nunca.

Beda, in Marcum, 3, 39
Así como este gusano es el dolor interior que acusa, así el fuego es la pena que atormenta exteriormente. O bien: en el gusano se significa la corrupción del infierno, como en el fuego el ardor.

San Agustín, de civitate Dei, 21, 9
Los que quieren referir estos dos dolores, el fuego y el gusano, al espíritu y no al cuerpo, dicen que quema este dolor al espíritu separado del reino de Dios, como arrepentido tarde e infructuosamente, y que puede referirse al fuego, según estas palabras del Apóstol: "¿Quién sufre escándalo sin que yo me abrase?" ( 2Cor 11, 29). Juzgan igualmente que por el gusano se ha de entender el mismo dolor, conforme a lo que se lee en los Proverbios donde dice: "Como la polilla al vestido, y el insecto al madero, así la melancolía daña al corazón del hombre" (Pr 25, 20 Vulg.). Los que no dudan que haya penas para el espíritu y el cuerpo en aquel suplicio, afirman que la del cuerpo es el fuego y el del espíritu la melancolía que a manera de gusano lo roe, por decirlo así. Lo cual es más de creer, porque parece absurdo que no haya allí dolor para el cuerpo o para el espíritu. Aunque yo juzgo más probable que se refieran ambos dolores al cuerpo más bien a que ninguno de los dos, puesto que las Sagradas Escrituras nada dicen del dolor del espíritu, siendo natural que de rechazo, o por repercusión, atormente al espíritu el dolor del cuerpo. El lector puede pensar sobre esto lo que más le plazca, dando al cuerpo la pena del fuego y la del gusano al espíritu, en sentido propio la primera y en figura la última, o refiriendo ambas al cuerpo en sentido propio. Porque los animales pueden vivir también en el fuego, abrasándose sin consumirse, sufriendo sin morir, por un milagro del Creador Omnipotente.

"Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtale", etc.

Beda, in Marcum, 3, 39
Se llama amigo al pie, porque sirve para nuestro movimiento y está acomodado a nuestros usos. "Y si tu ojo te sirve de escándalo, arráncale", etc. Se llama amigo útil al ojo por su solicitud y perspicacia para ver de lejos.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 4, 6
De esto se desprende que aquéllos que se consagran al nombre de Cristo, son más útiles aun antes de contarse en el número de los cristianos, que los que llamándose ya así y conociendo bien sus sacramentos enseñan cosas a los demás que los arrastran consigo a las penas eternas. A éstos, pues, bajo la imagen de los miembros corporales como la mano o el ojo que escandaliza, manda el Señor que los separemos del cuerpo, es decir, de nuestra compañía, para que sin ellos lleguemos a la vida antes que ir con ellos al infierno. Son separados de los otros, cuando aquéllos con quienes están no consienten que les aconsejen mal, esto es, que los escandalicen. Pero deben ser separados de un modo manifiesto de toda asamblea y de la misma participación de los diversos sacramentos, cuando por su perversidad se den a conocer a todos los buenos. Empero si esta perversidad no es conocida de la mayoría -aunque lo sea por algunos- deben ser tolerados, con tal que no se participe de su iniquidad ni se abandone por ellos la compañía de los buenos.

Beda, in Marcum, 3, 39
Hace el Señor mención por tercera vez del gusano y del fuego, para que podamos evitar el tormento de este modo. "Porque la sal, dice, con que todos ellos serán salados, es el fuego". Los gusanos suelen nacer de la corrupción de la carne y la sangre y es por ello que se sala la carne fresca, para impedir que aparezcan gusanos hasta que ésta se seque. Pero lo que se sala con el fuego, es decir lo que se entrega a fuegos cubiertos de sal, no sólo aparta de sí a los gusanos sino que consume la misma carne. La carne y la sangre generan gusanos porque el deleite carnal, que cede ante el condimento de la continencia, engendra la pena eterna para los lujuriosos. Los que quieran, pues, evitar esta corrupción, deben preservar su cuerpo con la sal de la continencia y su espíritu con el condimento de la sabiduría y de este modo se librarán del error y de la mancha de los vicios, porque la sal significa la dulzura de la sabiduría y el fuego la gracia del Espíritu Santo. "Todo hombre será salado con el fuego", dice Jesús, porque todos los elegidos deben purificarse de la corrupción de la concupiscencia carnal con la sabiduría espiritual. O es que habla del fuego de la tribulación, con la cual se ejercita la paciencia de los fieles para que puedan llegar a la perfección.

Pseudo-Crisóstomo
Esto viene a ser lo mismo que lo que dice el Apóstol: "El fuego mostrará cuál es la obra de cada uno" ( 1Cor 3, 13). Después expone como testimonio las palabras del Levítico: "Y toda víctima será salada con sal" (Lv 2, 13).

Pseudo-Jerónimo
La víctima del Señor es el género humano, que se sala en este mundo con la sabiduría mientras se consume la corrupción de la sangre -manantial de gusanos- y que será probado en el otro mundo con el fuego del purgatorio.

Beda, in Marcum, 3, 39
Podemos entender en esto que el altar de Dios es el corazón de los elegidos y que las hostias y sacrificios que se han de ofrecer en este altar son las obras buenas de los fieles. En todos los sacrificios debe ofrecerse la sal, porque no es buena la obra que no esté purificada por la sal de la sabiduría de toda corrupción, de alabanza vana, y de los demás pensamientos malos o superfluos.

Pseudo-Crisóstomo
O bien: se dice esto, porque toda ofrenda hecha por nosotros a Dios en la oración y la limosna se sala con fuego divino, del cual se dice: "Yo he venido a poner fuego en la tierra" ( Lc 12, 49). Y por eso se añade: "La sal es buena", esto es, el fuego de la caridad, porque si la sal fuera insulsa, es decir, si no tuviera la cualidad que la hace buena, ¿con qué la sazonaréis? Hay sales que son saladas, que son las que tienen la plenitud de la gracia, y hay otras que no lo son, asemejándose a ellas como insulsos los que no son pacíficos.

Beda, in Marcum, 3, 39
O bien: la sal es buena, esto es, conviene oír con frecuencia la palabra de Dios y sazonar las profundidades del corazón con la sal de la sabiduría espiritual.

Teofilacto
Como la sal conserva las carnes e impide que engendren gusanos, así la palabra del Maestro conserva a los hombres carnales cuando los estremece e impide que se engendre en ellos el inextinguible gusano. Mas si es insulsa, sin fuerza edificante y generadora, ¿cómo podrá sazonar?

Pseudo-Crisóstomo
O bien: según San Mateo los discípulos de Cristo son sal que conserva a todo el orbe, resistiendo la corrupción de la idolatría y la corrupción del pecado. También puede entenderse que cada uno de nosotros tiene tanta sal cuanto es capaz de la gracia de Dios. De aquí que una el Apóstol la gracia a la sal, diciendo: "Que vuestro discurso sea sazonado en la gracia con la sal" ( Col 4). La sal es también nuestro Señor Jesucristo: El bastó para conservar toda la tierra y producir otras muchas sales, de las que debe separarse la que se echa a perder 1 porque también es posible que lo bueno se corrompa.

Pseudo-Jerónimo
O de otro modo: la sal insulsa es aquél que desea la primacía y no se atreve a enfrentar el mal. "Tened siempre en vosotros sal", añade, etc., para que el amor al prójimo temple lo amargo de la corrupción y la sal de la justicia sazone el amor al prójimo.

San Gregorio Magno, de regula pastoralis, 3 22
O bien: se dice esto contra los que llenos de orgullo por su ciencia se separan de los demás, y que cuanto más saben más se alejan como necios de la virtud de la concordia.

San Gregorio Magno, de regula pastoralis 2, 4
El que se esfuerza por hablar como sabio tiene gran cuidado en no desunir a los que le oyen, para no romper aquel lazo de unión en el momento mismo en que desea pasar por sabio.

Teofilacto
O bien: el que se une estrechamente con el vínculo de la caridad a su prójimo es el que tiene la sal y por ello la paz con su hermano.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 4, 6
San Marcos refiere que el Señor dijo consecutivamente estas cosas y además algunas otras que no refieren los otros evangelistas, algunas que refiere también San Mateo y otras citadas por San Mateo y San Lucas pero colocadas con otro orden y en diferentes ocasiones. Por esto creo que el Señor dijo aquí lo que en otros lugares, porque venía a propósito de la prohibición que hizo de no impedir el obrar milagros en su nombre a todo el que no le siguiera con sus discípulos.

Notas

1. Quizá nos sea desconocida esta experiencia de una "sal que se malogra", ya que ésta en su composición química más pura (NaCl) no es susceptible de sufrir degeneración pasiva. Sin embargo la sal en la antigua Palestina -tal y como se obtenía- contenía otras substancias naturales que de hecho hacían que la sal se malogre, tornándola inservible.

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