Catena Áurea

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Jesús, habiendo resucitado de mañana, el domingo primer día de la semana, se apareció primeramente a María Magdalena, de la cual había lanzado siete demonios. Y Magdalena fue luego a dar las nuevas a los que habían andado con El, que no cesaban de gemir y llorar. Los cuales, al oírla decir que vivía, y que ella le había visto, no la creyeron. Después de esto se apareció, bajo otro aspecto, a dos de ellos que iban de camino a una casa de campo. Los que, viniendo luego, trajeron a los demás la nueva; pero ni tampoco los creyeron. (vv. 9-13)


San Agustín, de consensu evangelistarum, 3, 24
Es preciso considerar el modo como se apareció el Señor después de la resurrección. Dice, pues, San Marcos: "Jesús, habiendo resucitado, se apareció primeramente a María Magdalena".

Beda, in Marcum, 4, 45
Cómo y dónde fue esta aparición nos lo dice textualmente San Juan. Se alzó el Señor de mañana del sepulcro, en que fue depositado por la noche, para que se cumpliesen las palabras del Salmo: "Hasta la tarde durará el llanto, y al salir la aurora será la alegría" ( Sal 29, 6).

Teofilacto
O de otro modo: después de las palabras Jesús resucitó pongamos punto, y a continuación las que siguen: "El primer día de la semana, se apareció primeramente a María Magdalena".

San Gregorio Magno, homilia in Evangelia, 21
Así como Sansón no sólo salió de Gaza a medianoche, sino que se llevó las puertas, así resucitando antes del día nuestro Redentor no solamente salió libre del infierno, sino que también destruyó sus barreras. San Marcos dice que el Señor lanzó siete demonios de María, y ¿qué significan estos siete demonios sino los todos los vicios del mundo? Porque así como se comprende todo el tiempo en siete días, se comprenden o representan todas las cosas en el número siete. Por eso los siete demonios que tuvo María significan todos los vicios de que estuvo llena.

Teofilacto
O es que representa el Evangelista en estos demonios a los siete espíritus contrarios a las virtudes, como el espíritu sin temor de Dios, sin sabiduría, sin entendimiento, o sin otro cualquiera de los dones del Espíritu Santo.

Pseudo Jerónimo
Así pues, se manifiesta primero a ella, de quien había lanzado siete demonios, porque las meretrices y los publicanos precederán a la sinagoga en el reino de Dios, como el ladrón precedió a los Apóstoles.

Beda
Al principio la mujer fue también como la conductora de Adán al pecado. Ahora, habiendo sido la primera en gustar la muerte, será la primera que verá la resurrección, a fin de que en su vergüenza no sea perpetuamente culpable ante el hombre, y para que la que le había trasmitido la culpa le trasmitiese la gracia. "Y Magdalena fue a dar las nuevas a los que habían andado con El", etc.

Pseudo Jerónimo
Gimen y lloran, porque todavía no han visto, pero pronto serán consolados: "bienaventurados los que ahora lloran, porque ellos serán consolados" ( Mt 5, 4).

Beda
Con razón, pues, se recuerda que esta mujer, que fue la primera que anunció la alegría de la resurrección del Señor, había sido librada de siete demonios, para que no desespere del perdón de sus pecados ninguno que haga verdadera penitencia, y para hacer ver que donde abundó el pecado sobreabunda la gracia.

Severiano
Anuncia, pues, María, porque ya no es una mujer, sino la figura de la Iglesia y como ésta, anuncia y habla, habiendo callado antes como mujer."Los cuales al oírla decir", etc.

San Gregorio Magno, homilia in Evangelia, 26
La razón de que tardaran en creer los discípulos en la resurrección del Señor no dependió tanto de su flaqueza, como de nuestra futura fortaleza, o por mejor decir, seguridad. ¿Qué otra cosa significa aquí la duda de los Apóstoles sobre la resurrección, que les fue demostrada con multitud de argumentos, que conocemos ahora nosotros por la Historia Sagrada, sino nuestra fe fortalecida en su duda?

"Después de esto se apareció, bajo otro aspecto, a dos de ellos", etc.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 3, 24
De estos dos, de los cuales uno era Cleofás, hace una completa narración San Lucas y muy breve San Marcos. El castillo de que habla San Lucas creemos, no sin razón, que podía llamarse granja, y en los códices griegos se encuentra más la palabra campo que granja. Debe tenerse presente que con el nombre de campo se entiende no solamente los castillos, sino también los municipios y las colonias inmediatas a la ciudad, que era como cabeza y madre de las demás. Lo que dice San Marcos, que el Señor se les apareció con otra figura, lo refiere San Lucas (24, 16) diciendo que sus ojos estaban retenidos y no podían reconocerle. Debió pues, suceder a sus ojos algo, que duró hasta que fue partido el pan.

Severiano
No debemos juzgar, por tanto, que el semblante de Cristo cambió en su resurrección, aunque sí su figura, pues de mortal se había hecho inmortal. Su semblante, que había adquirido la gloria, no había perdido la sustancia. Fueron dos los discípulos que le vieron, porque eran dos los pueblos a quienes había de ser predicada la fe en su resurrección, a saber, el gentil y el judío.

"Los que, viniendo luego, trajeron a los demás la nueva; pero ni tampoco les creyeron".

Beda
Dice San Marcos que "trajeron a los demás la nueva; pero ni tampoco les creyeron". Cuando nos refiere San Lucas que desde entonces decían los discípulos que el Señor había resucitado verdaderamente, y se había aparecido a Simón, no puede entenderse de otro modo sino que había allí algunos que no quisieron creerlo.

Teofilacto
No dice esto de los once Apóstoles, sino de algunos otros a quienes designa con el pronombre los demás.

Pseudo Jerónimo
En sentido místico, se ha de dar a este pasaje la interpretación de que la fe trabaja durante la vida activa en el mundo, y reina en el otro contemplando la visión segura ya. Aquí no vemos más que la imagen de las cosas como en un espejo; allí veremos frente a frente la verdad. Por esto se mostró en otra figura a los que iban de camino, esto es, a los que trabajan. Y no se cree a los que traen la nueva, porque vieron como Moisés lo que no bastaba a éste, por lo que dice: "Muéstrame tu gloria" ( Ex 33, 18). Olvidado de su carne pide en esta vida lo que esperamos recibir en la otra.


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